II Jornada del Deporte ‘Fútbol es vida’ en Asturias: Las barreras, sólo en las faltas

Fundación SAMU y la Real Federación de Fútbol del Principado de Asturias organizaron de forma conjunta el 24 de mayo la II Jornada del Deporte Fútbol es vida, actividad en la que participaron un centenar de personas, la mayoría, usuarios del Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Cabueñes, del Colegio de Educación Especial (CEE) de Castiello y del alojamiento tutelado El Alfar, gestionado por Fundación SAMU y dirigido por Raquel Prado.

La actividad estaba en un principio programada para el 17 de mayo, pero el mal tiempo obligó a los organizadores a posponerla una semana.
La jornada arrancó a las once de la mañana en los campos federativos de Roces, en Gijón. Al acto inaugural acudieron, entre otros, los concejales de Bienestar Social y Turismo, Deporte, Festejo y Juventud del Ayuntamiento de Gijón, Eva Illán y Jesús Martínez Salvador, respectivamente; la directora general de Servicios Sociales de Proximidad del Principado de Asturias, Lina María Menéndez; y la delegada en la zona norte de Fundación SAMU, Aurora Caicoya.

El objetivo principal de esta jornada deportiva, cuya primera edición se celebró en 2016, es la integración y normalización de las personas con discapacidad en el mundo del deporte y del juego. Con esta iniciativa, dirigida a personas con discapacidad intelectual o física, la organización pretende facilitar una práctica deportiva sin barreras y servir de marco para establecer futuras colaboraciones entre diferentes entidades públicas y privadas, así como concienciar y sensibilizar a la sociedad de la relación beneficiosa del deporte y la discapacidad.

Al igual que ya ocurrió en 2016, cuando la convocatoria fue un rotundo éxito, en esta ocasión se desarrollaron numerosos juegos deportivos adaptados a los participantes y guiados por reconocidos entrenadores de la Federación, como Carlos Herrero, uno de los entrenadores de esta temporada del Sporting femenino.

Divididos en varios grupos bien diferenciados con camisetas de colores, los buenos momentos estuvieron presentes en cada pase, regateo o gol. Los participantes realizaron partidillos, lanzamientos de penaltis o juegos de calentamiento. Algunos monitores de los centros no dudaron en salir al campo de juego junto a sus chicos, así como María Fernández y Silvia Álvarez, dos estudiantes del curso de Integración Social que acudieron a la jornada como voluntarias en una apuesta de Fundación SAMU por la participación de gente joven en este tipo de eventos que sirven para mostrar la cara más humana y solidaria.

Al final de la jornada se entregaron diplomas a todos los participantes, así como una placa conmemorativa a los centros asistentes.

Martes de rugby

Es martes por la tarde, y en la Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla) hoy toca jugar al rugby. El fútbol ya no es el deporte rey en esta residencia en la que viven unas 60 personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Al equipo de fútbol del centro, que juega en la Liga Aprose, le ha salido competencia gracias a un convenio de colaboración entre la Fundación SAMU y el Club de Rugby San Jerónimo, que se ha comprometido a entrenar de forma altruista a los chicos tanto de la Residencia San Sebastián como a los menores del centro de acogida Miguel de Mañara, en Montequinto, ambos centros gestionados por Fundación SAMU.

Son cerca de las seis de la tarde cuando la puerta de la residencia se abre y salen unos 15 chicos, todos ellos con ropa deportiva. El primero de la fila es un exultante Chiquito, dispuesto a comerse el campo de juego. “Mira, mira, me he depilado las piernas para hacer deporte. Mira qué fuerte las tengo”, comenta ilusionado.

Francisco Javier Ginés, presidente del Club de Rugby San Jerónimo, saluda y abraza a todos los jugadores antes de darle las pautas de los primeros ejercicios. “Ésta es una experiencia fabulosa que aporta muchas cosas, tanto a mí como a ellos”, indica Ginés, que acude al centro cada 15 ó 20 días para ver cómo evolucionan los jugadores.

Esta colaboración entre el Club de Rugby San Jerónimo y Fundación SAMU se inició en abril. La idea era fomentar el deporte entre los residentes de San Sebastián a través de entrenamientos de rugby adaptado. Para ello, Ginés formó a varios monitores del centro con estudios en Educación Física. Ellos son los que entrenan cada semana a los chicos, mientras que Ginés acude una o dos veces al mes para revisar los ejercicios, darle nuevas pautas y ver la evolución de los jugadores. “Entrenar a estos chicos es un gran reto, pero a la vez algo muy satisfactorio”, reconoce Ginés.

Rugby adaptado SAMU 2

Rugby adaptado SAMU 2

En el primer ejercicio, los jugadores se dividen en dos equipos y deben correr hacia el lado opuesto del campo y pasar el balón. “Francisco, cuidado, que estás en medio y te van a arrollar”, grita el entrenador. “¡Isidoro, hay que estar más atento! ¡Chiquito, cuidado en la entrega del balón, que no se caiga al suelo!”.

A Francisco le cuesta un poco correr y su entrenador le azuza para que vaya más rápido. “Más rápido, que te pillan”, le grita. Por el contrario, Chiquito coge el balón y sale disparado como una bala y esquivando cualquier obstáculo. No frena hasta llegar a su objetivo.

“Los chicos se están beneficiando mucho de esta actividad porque hemos adaptado este deporte a su nivel. Muchos de los residentes no hacen ejercicio y gracias a este deporte, en los que hay jugadores de ambos sexos y participan de forma conjunta tanto chicos con un mayor nivel de coordinación como otros con un menor nivel, se mueven”, explica Miguel García, monitor del centro que coordina la actividad junto a Alba Garrido. “Para ellos, que venga gente de fuera a realizar con ellos alguna actividad es un gran aliciente. Están muy motivados e ilusionados”.

Tras varios ejercicios en los que se pasan el balón de diferentes maneras y movimientos, Ginés propone jugar al Pañuelito, pero con el balón de rugby como cebo. Divididos en dos equipos, Ismael, por un lado, y Chiquito, por otro, asignan a cada compañero un número. Caídas, risas, carreras y algún despiste marcan el juego. “El 5”, grita Ginés. De uno de los equipos sale Eli disparada hacia el balón, pero del otro equipo no sale nadie. “¿Y el 5? ¿Quién es el 5?”. Los jugadores del equipo capitaneado por Chiquito se miran unos a otros. Nadie sabe quién es el 5. “Soy yo, pero estoy cansado”, dice desde un banco sentado bajo la sombra de un árbol Isidoro, ataviado con una camiseta de Los Vengadores. Todos ríen.

Dirigiendo a los jugadores también está José Manuel Aguilera, estudiante de un ciclo de grado superior de Deportes. Éste es su segundo periodo de prácticas en la Residencia San Sebastián. “El año pasado ya estuve aquí tres meses y me gustó tanto la experiencia que este año he querido repetir otros tres meses”, comenta el joven, muy involucrado con los chicos del centro.

Tras varios ejercicios de pases y coordinación acaba el entrenamiento programado para esta tarde de primavera. Todos los jugadores se abrazan y, en un descuido del entrenador, lo agarran entre todos y lo mantean durante unos segundos de jolgorio. Ginés se despide de ellos y los deportistas se marchan con los balones de rugby en la mano hasta el próximo martes.

Fundación SAMU presenta el proyecto Disfrutamar: actividades náuticas para la integración de personas con discapacidad y/o trastornos de conducta

Fundación SAMU presenta públicamente el viernes 26 de abril a las 11:30 horas en la XV Feria Náutica de Puerto Gelves. que organiza esta semana el Ayuntamiento de Gelves y su empresa municipal Puerto Gelves, su programa Disfrutamar, una iniciativa social que cuenta con el apoyo de la Obra Social la Caixa y que tiene como objetivo acercar el mar y las actividades náuticas a los usuarios de los diferentes servicios de la Fundación, muchos de ellos con discapacidad intelectual y trastornos de conducta.

“Con 8.000 kilómetros de costas, España es un país donde tenemos una gran orientación al mar, especialmente en Andalucía, gracias a su clima y a su instalación náutica de primer orden”, afirma Borja González de Escalada, vicepresidente de la Fundación SAMU. “Con esta iniciativa, queremos que las personas discapacitadas adquieran nuevos aprendizajes referidos tanto a la comunicación con los demás como a la expresión y el reconocimiento de sus propias sensaciones”.

El programa, que nació hace casi dos años como prueba piloto, quiere aprovechar las ventajas de la náutica para propiciar el desarrollo de los vínculos personales e interpersonales y de las habilidades de comunicación entre terapeuta, instructor y el deportista y entre ellos mismos en un ambiente de dispersión y relajación.

 

Fecha: Viernes 26 de abril

Hora: 11:30 horas

Lugar: Instalaciones deportivas del Puerto de Gelves (Sevilla)

Nuevo curso de Patrón de Embarcaciones de Recreo

Como parte del desarrollo del programa Disfrutamar, impulsado en colaboración con Obra Social La Caixa, Fundación SAMU ha puesto en marcha un nuevo curso de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER) con el objetivo de formar a profesionales de nuestro equipo para que puedan participar en las propias actividades del programa y patronear las embarcaciones. Siete personas están participando en este curso, del que se celebra la segunda edición. Tres compañeros ya cuentan con el título.

Disfrutamar es un proyecto pionero en el ámbito de la discapacidad intelectual enfocado a la mejora de la calidad de vida de las personas a través de la náutica y el deporte. A través de expediciones marítimas, las personas con discapacidad pueden adquirir nuevos aprendizajes referidos tanto a la comunicación con los demás como a la expresión y el reconocimiento de sus propias sensaciones.

“Gracias al apoyo de La Caixa, al que se han sumado varios propietarios de barcos, el programa Disfrutamar nos permite ampliar las actividades deportivas al campo de la náutica, haciendo que los chicos vivan experiencias inolvidables”, explica Carlos González de Escalada, director general de SAMU e impulsor de la iniciativa.
El curso de PER empezó el 28 de enero y durará hasta el 1 de abril, con clases todos los lunes en horario de tarde. Las clases teóricas se desarrollan en las oficinas de SAMU y también se efectuarán 18 horas de prácticas con embarcación a motor en Chipiona.

El temario del curso incluye temáticas como nomenclatura náutica, elementos de amarre y fonde, seguridad en la mar, legislación, balizamiento, maniobra y navegación, emergencias en la mar, meteorología, teoría de navegación y carta de navegación.

Para la obtención del título será necesario pasar una prueba teórica que constará de 45 preguntas tipo test y tendrá una duración de una hora y media.

Para elegir a los participantes, la dirección ha recibido una lista de candidatos y ha seleccionado a los aspirantes por antigüedad y oportunidad del servicio. Acción social y escuela tienen prioridad.

“Mi mayor satisfacción es recibir la confianza de estas personas”

Alba Garrido Gata (Sevilla, 1993), dirige desde hace un año la compañía de teatro Idilio Escénico, un proyecto que desarrolla junto a usuarios de la Residencia San Sebastián, en Cantillana (Sevilla).

—¿Cómo surgió la idea de crear una compañía de teatro?

—Antes de trabajar para la Fundación SAMU llevé a cabo varios proyectos en los que utilizaba la danza como herramienta de transformación social con diferentes colectivos. La danza, disciplina en la que comencé a formarme cuando tenía tres años, siempre ha estado presente en mis intervenciones educativas, por lo que al llegar a la Residencia San Sebastián expuse la posibilidad de llevar a cabo un taller de expresión corporal como una parte más del trabajo diario. La acogida, tanto por parte de la dirección como por la de los usuarios, fue excelente, lo que ha permitido desarrollar la actividad de manera ininterrumpida desde mis primeros días en el centro hasta hoy.

—¿Cuándo fue el debut del grupo?

—Los residentes mostraron por primera vez el contenido del taller de expresión corporal en diciembre de 2017 durante una gala con motivo del Día de la Discapacidad. A partir de ese día, comenzamos a fantasear con formar una compañía con los chicos de la residencia. El primer espectáculo se denominó Sinergia y se representó por primera vez bajo el nombre de compañía Idilio Escénico en el CEIP Aníbal González en la primavera de 2018.

—¿Cuántos residentes participan en la compañía de teatro?

—Nuestro trabajo se basa en la metodología de la danza comunitaria. Una de sus características fundamentales es que los grupos son flexibles y nadie está obligado a pertenecer a él. Por ello, el número de personas que componen la compañía desde sus inicios hasta hoy siempre ha sido variable. Los participantes entran y salen según las circunstancias personales del momento.

—¿Cómo beneficia esta actividad a los residentes que participan en ella?

—Los beneficios que aporta esta actividad a los residentes son diversos: Aumento de la autoestima (valoración y sentimiento de competencia con el trabajo realizado), reconocimiento (recompensa al esfuerzo realizado, sentirse realizado, útil y competente), admiración (reconocimiento de las habilidades de las personas de su entorno, así como la del propio individuo por su crecimiento y superación), emoción (reviven recuerdos, sentimiento de pertenencia al grupo), empatía y valores como la constancia y la responsabilidad individual y grupal.

—¿Y a usted, qué le aporta?

—Mi mayor satisfacción en las sesiones es recibir su confianza. Se muestran trasparentes ante mí, con sus virtudes y defectos, y exponen sus sentimientos al grupo sin prejuicios y gran generosidad. Para mí, ese es el mayor tesoro que poseo, y lo intento cuidar con gran responsabilidad.

—¿Cómo trabaja con los actores? ¿Cómo memorizan su papel?

—Todo montaje se inicia con un periodo de exploración en el cual se exponen temas de interés, se experimenta e indaga en las experiencias personales y en los sentimientos asociados. Cuando pasamos a la segunda parte, la creación coreográfica, ya tienen adquiridos un gran número de movimientos que parten del propio individuo, lo que facilita su memorización ya que no es un movimiento impuesto ni aprendido.

—Además de Sinergia, ¿tenéis en marcha otros proyectos teatrales?

—El pasado verano iniciamos una nueva exploración sobre la infancia de nuestros participantes. La experiencia de un año realizando actividades de expresión corporal se palpó desde los primeros movimientos produciéndose un salto importante en la complejidad de las propuestas, incluyendo un importante sentido rítmico, así como también un salto en la coordinación de los movimientos. A principios de año continuábamos inmersos en esta nueva vía de exploración, y nos llegaron propuestas para participar en diferentes actividades culturales, por lo que decidimos incluir el nuevo montaje como parte del ya existente, Sinergia, ya que iba perfectamente en la temática y aportaba mayor profundización a la historia.

—¿Cuál es el próximo reto de la compañía?

—El reto que nos planteamos es convertir la actividad en inclusiva. De momento, el 19 de marzo estuvimos en la Universidad de Sevilla compartiendo un taller con los alumnos del Grado de Educación Primaria; y el día 27 celebramos el Día Mundial del Teatro compartiendo escenario con los alumnos anteriormente mencionados y usuarios de la asociación Paz y Bien. Esperamos continuar en esta línea y poder seguir abriendo esta actividad a la inclusión.

—Hace unos días participó en una ponencia en la Fundación San Pablo Andalucía CEU. ¿Cómo fue la experiencia?

—Sí, el pasado día 20 participé en el programa Miércoles culturales de esta Universidad con la ponencia La conciencia del cuerpo, en la que describo cómo se lleva a cabo esta actividad, en qué se fundamenta y cuál es la metodología empleada, además de hablar sobre cómo se creó Idilio Escénico y cuáles son los beneficios que otorga  este modelo de intervención educativa.

Nuestros campeones: así fue el partido por la integración de Fundación SAMU

En una escena de la película Campeones, de Javier Fesser, minutos antes de disputarse un partido de baloncesto, el entrenador Marcos Montes, papel interpretado por Javier Gutiérrez, le dice a sus jugadores, todos ellos con discapacidad intelectual: “No preocuparos. Los jugadores del otro equipo son muy malos. Vamos a machacarlos”. A lo que Collantes (Gloria Ramos), la líder del equipo, contesta: “Vamos a salir a ganar, no a humillarlos”. Con ese espíritu salieron al campo de fútbol del Pabellón Municipal de Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla) los jugadores de los equipos de la Residencia San Sebastián, la UED San Lucas y sus monitores en el partido de fútbol inclusivo que la Fundación SAMU organizó el 7 de marzo con la colaboración del Ayuntamiento de Dos Hermanas.

Al igual que Collantes en Campeones, Celia, usuaria de la UED San Lucas, era la única mujer que había en el campo de juego, pero su integración en el equipo era total y su papel fue clave para sus compañeros.

“Este tipo de actividades beneficia mucho a nuestros chicos, que juegan en la Liga Aprose, en la que participan diferentes entidades y asociaciones especializadas en la atención a personas con discapacidad intelectual”, explicaba minutos antes del comienzo del partido Sergio Carayol, educador en la UED San Lucas, cuyo equipo de fútbol va segundo en la liga Aprose en su categoría. “A través de esta actividad, los chicos se relacionan entre ellos, forman equipo, salen de la rutina, se olvidan de sus problemas y dificultades y aprenden a ganar y, sobre todo, a perder”, continuaba su compañero Alejandro Sánchez-Quiñones. “Ellos se frustran mucho y se vienen abajo emocionalmente con facilidad. El deporte les ayuda a canalizar estos sentimientos”.

“Vamos a hacer todo lo posible para que este partido amistoso acabe en empate”, comentaba durante el descanso Francis Ruiz, trabajador de la Residencia San Sebastián, cuando el encuentro iba 2-2. “Este tipo de actividad les beneficia en todos los sentidos, y si es inclusiva, si participan personas con y sin discapacidad, más aún”.

Fuera del campo, varios usuarios de la Residencia Santa Ana animaban a los jugadores, entre ellos, Kone Yossodjo, joven promesa del atletismo y monitor de este centro que no dudó en colocarse un chaleco amarillo y saltar al campo de juego para igualar el número de participantes de ambos equipos.

“Chiquito, pasamos la pelota, siempre la pasamos”, le indicaba uno de los trabajadores de la Fundación SAMU a uno de los usuarios de la Residencia San Sebastián que antes, en una pequeña confusión, le había quitado la pelota a un miembro de su propio equipo. “Lo importante aquí es compartir, el trabajo y el juego en equipo y la generosidad”, señalaba Francis Ruiz.

Iban cuatro iguales cuando Chiquito le hizo falta a Kone. “Penalti”, gritaban algunos. Kone, del equipo de la UED San Lucas, se dispuso a tirar el penalti. Lanzó el balón y el portero, Paniagua, se tiró al suelo pero no consiguió evitar el gol que puso por delante a la UED San Lucas. El partido llegó a su fin con el resultado 5-4, aunque eso fue lo de menos cuando todos emprendieron el camino hacia el Parque de los Pinos para almorzar juntos.

Rayos de luz tras el paso del tifón Haiyan

Hace cinco años, el tifón Haiyan (también conocido como Yolanda) azotó la isla de Bantayan, en Filipinas, dejando a su paso numerosas víctimas mortales y una isla devastada. Más de 16 millones de personas sufrieron las consecuencias de este fenómeno, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tras el paso de Haiyan, la situación de muchas familias empeoró, pero no sólo porque habían perdido sus viviendas, sino también por las deficientes condiciones de salubridad en las que se veían obligados a vivir. Ante esta situación, Fundación SAMU, en colaboración con la Escuela de Emergencias SAMU y otras organizaciones, puso en marcha una misión al norte de la Isla de Cebú que permaneció en zona más de cinco meses, desde el 15 de noviembre de 2013 hasta el 25 abril de 2014, con un total de 27 médicos, enfermeros y logistas divididos en cinco contingentes.

Durante la estancia de SAMU en Filipinas se realizaron múltiples misiones sanitarias tanto en bases temporales como con equipos itinerantes, colaborando con otras organizaciones presentes en la zona en el reparto de alimentos y gestiones logísticas así como acciones de formación en materia sanitaria para la población en zona.

Misión SAMU Filipinas

SAMU atendió a cerca de 7.500 personas en poblaciones como Panitugan, Atop-atop, Baigad, Biagayag, Baod, Biactos, Bunakan, Kabac, Doong, Hagdan, Hilotongan, Guiwanon, Kabangbang, Kampingganon, Kaongkod, Kodia, Mojon, Okoy, Patao, San Agustin, Sillon, Sungko, Suba, Sulangan, Tamiao y Tabagak, entre otras.

Borja González de Escalada llegó a Filipinas en el segundo contingente y permaneció en la zona hasta el final de la misión, cinco meses en total. Era el responsable del equipo. Su labor consistía en que sus compañeros pudieran desarrollar su trabajo en las mejores condiciones posibles, los contactos institucionales y políticos, repartir tareas, facilitar los aspectos financieros y coordinar toda la logística de la misión.

“Siempre había visto las misiones humanitarias de SAMU desde la barrera, en el equipo retrasado. En esta ocasión, la necesidad de hablar inglés fue determinante a la hora de poder ejercer un mando en zona efectivo. Tenía ganas de participar en una misión con don Carlos Álvarez Leiva, fue una oportunidad única con el maestro de la materia, un privilegio”, comenta Borja con motivo del quinto aniversario de la misión.

“Cuando llegamos atendimos a las personas que no tenían ningún acceso a la sanidad. Nuestra asistencia era gratuita y la local, bajo pago. La situación económica de la población, ya de naturaleza humilde, era muy precaria a causa del tifón, por lo que pasábamos consulta durante horas. No parábamos para comer. No dejábamos a la gente al sol mientras nosotros comíamos. Se paraba al acabar. Nos levantábamos a las seis de la mañana, y a las nueve de la noche, todos a la cama. Sin electricidad… El ritmo lo marcaba el sol”.

Trabajo en todos los frentes

El médico Alejandro Álvarez Macías fue otro de los miembros de SAMU que acudió a Filipinas, aunque por entonces aún era estudiante de 5º de Medicina. “La medicina que practiqué allí fue totalmente distinta a la que practicaba en España como estudiante habitualmente en el hospital. Igual administraba antibióticos para una infección que realizaba una cirugía menor. Todo ello en nuestro hospital de campaña, con recursos limitados. También realicé labores de formación en RCP básica a la población local”, comenta el joven. “Siempre había tenido ganas de participar en una misión. Siendo pequeño acostumbraba a visitar a mi padre en este tipo de misiones. Cuando salió la oportunidad estaba muy decidido a ir, aunque tuve que pedir permiso a mi universidad para las faltas de asistencia”.

Borja González de Escalada reconoce que lo que más le impactó fue la capacidad de resiliencia de la gente, “cómo los afectados son capaces de salir del caos y continuar con su vida, aun habiéndolo perdido todo, incluso a sus seres queridos”. Lo más duro fue estar separado de la familia, sortear a los políticos para poder trabajar, las dificultades logísticas y “la sensación que dejas al irte en la que piensas que no has dejado más que una raya en el agua de estas pobres gentes, sin poder dejar una estructura detrás”.

Para Alejandro Álvarez, sin embargo, lo más duro fue “no contar con recursos hospitalarios adecuados para resolver patologías que en tu medio de trabajo habitual si acostumbras a tener”. “Estas carencias cuestan vidas y te crean cierta impotencia. No obstante, ha sido una de las experiencias personales más enriquecedoras que he tenido en mi vida.”, reconoce el médico.

Tanto Alejandro como Borja aseguran “sin dudarlo un solo minuto” que repetirían la experiencia de Filipinas. “Tengo una mochila preparada en mi altillo con todo preparado para cuando sea necesario”, concluye Borja González de Escalada.