Una vuelta segura a las aulas para los menores del ISL SAMU Dúrcal

Con la llegada del mes de septiembre, los jóvenes del ISL SAMU Dúrcal se preparan para el inicio del nuevo curso escolar 2020-2021, el cual viene cargado de novedades.

Desde que en marzo el Gobierno decretara el estado de alarma, se han adoptado multitud de medidas preventivas con el fin de evitar la propagación incontrolada del Covid-19. Dichas medidas no han dejado indiferente al sector de la educación, que afronta la entrada del nuevo curso escolar con inquietudes y miedos.

Ante esta situación, desde el ISL SAMU Dúrcal se han propuesto informar y formar a los jóvenes para promover una vuelta a las aulas segura. Para ello se han impartido charlas de concienciación donde se enfatiza en la necesidad del distanciamiento social, el uso de las mascarillas, el lavado continuo de manos, y el acceso y salida a lugares públicos de manera escalonada, entre otros aspectos.

Además, tanto los profesionales del centro como los menores que conviven en él han incorporado a su rutina algunos cambios, entre los que cabe destacar el uso permanente de las mascarillas en las zonas comunes del centro, el lavado diario de ropa tras la llegada de los institutos y la creación de grupos de comidas por tramos horarios, gracias a lo cual minimizan el riesgo de contagio.

También se ha de hacer mención al curso de bioseguridad impartido por Escuela SAMU, a través del cual los profesionales del centro han adquirido una formación acerca de cómo prevenir y afrontar posibles casos de enfermedades infecciosas.

Con todo ello se espera que nuestros menores desarrollen un sentimiento de responsabilidad ciudadana, contribuyendo así al bienestar social. Porque todos unidos, juntando esfuerzos, ganaremos esta batalla.

Autora: Ester Ruiz.

Directora del Centro ISL SAMU Dúrcal.

Pasaporte SAMU: en busca del talento oculto que está en nuestra casa

SAMU se ha propuesto para este curso que acaba de arrancar un nuevo objetivo: hacer brillar el talento oculto de sus propios trabajadores y que tengan la suficiente confianza en sí mismos para postularse y optar a nuevos puestos o proyectos dentro de la organización.

La entidad cuenta con una plantilla de casi 1.800 trabajadores en toda España y Marruecos. Es una organización compleja, en la que concurren sectores como la sanidad, las emergencias y los servicios sociales, por lo que existen perfiles profesionales que abarcan muchas categorías. Desde médicos, enfermeros o técnicos sanitarios, pasando por psicólogos, pedagogos, educadores, cuidadores, auxiliares sanitarios, mediadores, integradores, personal de administración, de asuntos contables, formadores, y un largo etcétera en ámbitos de la salud, discapacidad, acogida de menores o el cuidado de mayores.

“Cada parte del engranaje enfoca a la excelencia su cometido, conformando una institución que cada día apuesta por su trabajo, y cómo no, por su futuro y el de sus profesionales. Como cualquier organización moderna, SAMU apuesta por el desarrollo profesional de su capital humano. No olvidemos que en una empresa de servicios, el principal activo son las personas”, explica José Antonio Trujillo, director del departamento de Desarrollo. “Creemos y sabemos que en SAMU hay mucho talento oculto y queremos que florezca”.

Por esta razón, el departamento de Desarrollo ha puesto en marcha el proyecto Pasaporte SAMU, una plataforma virtual que se encuentra actualmente en fase piloto y que permita a los trabajadores de la organización dar a conocer su currículos, acreditaciones y méritos, y donde los propios trabajadores puedan postularse para determinados puestos o proyectos que les permitan promocionar.

“Saber qué hace cada empleado, cuál es su formación, su experiencia y sus posibilidades de desarrollo profesional está entre las prioridades de SAMU en un doble dirección. Por un lado, trabajar en descubrir el talento en cada área e integrar profesionales valiosos en aquellos proyectos y cometidos que desarrollamos cada día. Y, por otro lado, ofrecer vías de desarrollo profesional y de promoción interna que faciliten la mejora continua e incentiven el sentido de pertenencia en SAMU”, señala José Antonio Trujillo.

Es por ello por lo que SAMU pone en marcha una serie de iniciativas tendentes a hacer aflorar el talento, los conocimientos y la experiencia de su principal activo: las personas.

Siham Khalifa: “Guiamos a los jóvenes hacia su vida adulta”

Siham Khalifa El Abdi (Tetuán, Marruecos, 1978) es desde enero la responsable de los programas de Mayoría de Edad de SAMU en Motril (Granada), además de psicóloga y orientadora del programa de Alta Intensidad de Motril cofinanciado por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo.

—Algunas voces critican la falta de recursos para jóvenes inmigrantes que llegaron a España siendo menores y cumplen la mayoría de edad. Usted que trabaja con este colectivo, cuál es su opinión?
—Rotundamente es así. Desde el sector, siempre hemos demandado más plazas para la atención de los jóvenes que provienen del Sistema de Protección de Menores (SPM) y que han alcanzado la mayoría de edad. En la provincia de Granada, actualmente, sólo hay 80 plazas para estos chicos. Algo insuficiente si tenemos en cuenta el elevado número de menores bajo guarda, tutela o atención inmediata de la Junta de Andalucía.

—¿Qué ocurre cuando un menor inmigrante no acompañado (mena) cumple la mayoría de edad?
—Cuando un joven cumple los 18 años, el SPM de la Junta de Andalucía activa un protocolo de actuación del procedimiento de acceso al Programa de Adquisición de Competencias Socio-laborales (PACs). Previamente, el equipo técnico de cada centro de protección valora a los menores que están próximos de alcanzar la mayoría de edad y estudia cuáles son sus opciones más adecuadas. A continuación, emite un informe de Mayoría de Edad a la delegación territorial, que finalmente resuelve teniendo en cuenta el compromiso que mantiene cada joven con su proyecto educativo y laboral, la ausencia de apoyos familiares, su situación administrativa. La Junta es la que decide si se le deriva o no a un programa de mayoría de edad. La pertenencia a estos programas es voluntaria, pero exige un alto compromiso e implicación por parte de las personas beneficiarias.

—¿Por qué es tan necesario que existan recursos y programas dirigidos a estos jóvenes mayores de edad?
—Los jóvenes que salen del SPM, por lo general, se encuentran en una situación de vulnerabilidad y alto riesgo de exclusión social debido a las dificultades para acceder al mercado laboral y la falta de redes de apoyo. Cuando un centro de protección de menores acoge a un chico, extranjero o no, estamos ante una persona que necesita una especial protección debido a las circunstancias que han motivado su ingreso. Son personas que han vivido situaciones vitales de desprotección y desamparo. Esto implica una atención integral que requiere tiempo.

—Supongo que la situación se complica aún más cuando se trata de jóvenes extranjeros.
—En el caso de los jóvenes migrantes, el desconocimiento del idioma y del sistema educativo agrava estas circunstancias, afectando a su percepción de autoeficacia y a su motivación de logro. Son personas que suelen carecer de hábitos de estudio y de un recorrido académico estable y exitoso, probablemente porque no han recibido una adecuada instrucción, apoyo y acompañamiento en este sentido. A esto hay que sumar las dificultades que encuentran en la Administración para regularizar su situación. Y esta es la norma, no la excepción, por lo que, a mi criterio, la mayoría de los menores necesitaría de un tiempo de transición y acceder a un programa de Alta Intensidad.

—¿Cuáles son las principales necesidades que tienen estos chicos?
—Apoyo, asesoramiento, orientación, acompañamiento. Son jóvenes que no cuentan con formación previa ni experiencia laboral. No han podido acceder a un primer empleo que garantice un mínimo de ingresos para su manutención. Y sin medios económicos ni apoyo social y/o familiar, no se pueden emancipar. Les exigimos una plena emancipación a los 18 años cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa la emancipación de los españoles cerca de los 29 años. De ahí que el acceso al empleo sea el motor de su inclusión.

—Antes ha mencionado el Programa de Adquisición de Competencias Socio-laborales (PACs). ¿Qué es exactamente esto?
—El PACs es un Programa de Alta Intensidad enmarcado en la contratación del servicio de atención en Inserción Social y Laboral de Jóvenes con Necesidades Específicas procedentes del Sistema de Protección de Menores. Está cofinanciado por el Fondo Social Europeo en el marco operativo 2014-2020.

—¿Cuál son sus objetivos?
—La inclusión social y laboral, garantizando la emancipación en igualdad de oportunidades. En el programa del Fondo Social Europeo se realiza una intervención por áreas que van desde la personal, atención psicológica, social y de convivencia, formativa, laboral y de emancipación. En la fase inicial de este programa se trabaja en el proyecto educativo y laboral del chico hasta conseguir los objetivos diseñados con el joven en su Plan Personal de Vida. Una vez alcanzados, pasan a fase de seguimiento. En este punto, oficialmente, ya no están de alta en el programa pero siguen recibiendo atención y asesoramiento para garantizar que los objetivos alcanzados se mantengan e incluso se puedan mejorar. En definitiva, se trata de acompañar y guiar a los jóvenes en su transición a la vida adulta.

—Durante su participación en este programa, ¿dónde residen estos chicos?
—En los llamados ‘pisos de autonomía’, donde se les proporciona una atención integral cubriendo sus necesidades de alojamiento, manutención, formación, de manera que puedan alcanzar su primera experiencia laboral en un entorno formal y estable.

—¿Durante cuánto tiempo pueden beneficiarse de este programa?
—Pueden permanecer en el programa un año y, solo en circunstancias excepcionales, se podrá prorrogar su estancia, previa solicitud de la delegación territorial y la aprobación de la Dirección General de Infancia y Familia. En ningún caso puede superar los dos años.

—¿Cuántas personas disfrutan actualmente de este recurso en Motril?
—El programa dispone de cuatro plazas que en la actualidad están ocupadas.

—¿Qué personas pueden disfrutar de este programa de SAMU?
—Nuestro programa está dirigido a personas jóvenes refugiadas no acompañadas que llegaron a Andalucía siendo menores de edad y que proceden de países en conflictos bélicos, así como, aquellos jóvenes procedentes del Sistema de Protección Solicitantes de Asilo; jóvenes procedentes del SPM sobre los que se tengan fundadas sospechas de ser posibles víctimas de trata de seres humanos o vulnerables de serlo; y jóvenes con circunstancias personales y/o sociales especiales, que dificultan y condicionan su integración social y laboral.

—¿Cuántos programas de estas características gestiona SAMU?
—En la actualidad contamos con tres Programas de Alta Intensidad. Uno de cuatro plazas en Motril, otro con doce plazas en Jaén y un tercero con seis plazas en Almería.

—¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra en su día a día?
—El principal escollo con el que nos encontramos es la regulación administrativa de la situación de estos chicos. Esto retrasa en exceso el inicio de acciones eficaces de cara a la inserción social y laboral de los jóvenes.

—¿Cuál es la actitud de los jóvenes beneficiarios de estos programas?
—En la inmensa mayoría de los casos, excelente. Participan activamente en su proyecto de inserción, con voluntariedad, motivación y compromiso.

—¿Qué aspectos cree la Administración y la sociedad en general debería mejorar para poder ayudar de manera más eficaz a estos chicos?
—Es fundamental visibilizar a este colectivo dándole valor a la diversidad. Hoy esto es más necesario que nunca debido a la criminalización injusta que han sufrido en los últimos meses.

El centro de salud mental de SAMU Hogar San Lázaro cumple su primer año

Hogar San Lázaro, el centro asistencial de salud mental de SAMU en Tenerife, está a punto de cumplir un año. El mejor regalo que va a recibir es que quienes componen el hogar están felices. “Este tipo de usuarios suele ingresar en contra de su voluntad, porque las familias han tomado la decisión, y ellos sienten que están controlando su vida”, cuenta Guacimara Brito, directora del Hogar. Pero eso va cambiando: “El periodo de adaptación suele ser un mes. Entonces comprueban que están bien y tienen libertad, que salen y se fomentan sus gustos. Ven que tienen el apoyo de compañeros, con los que se sienten identificados”. Y entonces comprenden que han llegado a un verdadero hogar. “Ahora todos los que viven aquí quieren seguir”, dice Brito. Eso significa que se está cumpliendo el objetivo.

El Hogar San Lázaro surgió de una llamada de emergencia. El Diputado del Común (equivalente en Canarias al Defensor del Pueblo) pidió a SAMU que se hiciera cargo del centro, que la anterior gestora iba a abandonar. Se trata de un centro para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental de grado 1 y 2, con capacidad para 18 usuarios.

SAMU respondió: acondicionó un centro, que estaba muy deteriorado, y en noviembre de 2019 estaba listo para recibir a los usuarios aplicando los estándares de calidad y bienestar que caracterizan SAMU Wellness, el centro de salud mental de Montequinto (Sevilla). El usuario es el protagonista. “Nuestro proyecto está basado en que se respire armonía y paz. La idea de San Lázaro es la de ser una familia. Que se sientan cómodos y seguros”, explican desde SAMU.

“Una gran familia”

La directora Guacimara Brito dice que se han convertido en “una gran familia”: “Pasas mucho tiempo con ellos, celebras cosas importantes. Es el día a día”. El Hogar San Lázaro les presta asistencia para todas las actividades en su vida diaria y para realizar las gestiones relacionadas con su salud y bienestar: citas, farmacia y orientación laboral en búsqueda de empleo.

También participa en su ocio y tiempo libre según los gustos de los usuarios. “Intentamos adaptarnos a cada persona y variar con actividades que les gusten. Que participen, opinen y se sientan valorados”, cuenta Brito.

Todos los días realizan paseos y ejercicios terapéuticos. Como alguno de ellos es religioso, se han programado excursiones al Cristo de La Laguna o la Basílica de La Candelaria, pero también visitan Puerto de la Cruz o la playa de Las Teresitas. Y cuando se quedan en el hogar, se programan talleres variados para satisfacer todos los gustos: danzaterapia, pintura, cinefórum, escritura terapéutica, manualidades, reiki y relajación…

Están a punto de empezar un taller de terapia canina, y Brito espera que ayude a uno de los usuarios a vencer su miedo a los perros: “Cuando va por la calle tiende a cambiarse de acera y ella ha reaccionado bien porque confía en nosotros”.

Pero además de promover actividades comunes, el objetivo es que no pierdan el contacto con sus familiares y fomentar su independencia, bajo un control que garantice su seguridad. “Tienen capacidad para salir. Les pedimos que lleven su teléfono móvil, salen con un dinero determinado que controlamos nosotros, y tienen un horario”.

Un hogar adaptado contra el virus

El Hogar se ha adaptado a la emergencia sanitaria derivada de la pandemia de Covid-19. Como cualquier centro sociosanitario, debe cumplir unos protocolos para minimizar los riesgos de contagio. Pero además, los usuarios están involucrados para mantener el virus a raya. “Les hemos preparado contra el virus”, dice Brito. Realizan simulacros. Incluso han conseguido que alguno de ellos deje de fumar como medida preventiva.

Todo pasa por el hecho de que entiendan que ellos tienen, como todos nosotros, un papel que cumplir en la sociedad: “Les decimos que tienen que cumplir la norma como todos los demás. Y como quieren sentirse involucrados con la sociedad, quieren ser parte activa, pues colaboran”. Eso sí, se intenta evitar episodios de ansiedad limitando la exposición a noticias a una vez al día.

La mayoría de los usuarios entraron a vivir en el Hogar San Lázaro después del estado de alarma. “Tener los familiares en casa las 24 horas ha hecho que cambie la mentalidad, y que algunas familias se den cuenta de que quizá no podían atenderlos bien”. Algunas familias no viven en casas preparadas para atender a estas personas; otras no disponen del tiempo suficiente; otras no tienen la preparación suficiente para atender a sus familiares todo lo bien que querrían. “Se dieron cuenta de que necesitaban ayuda personalizada”.

Eso es, precisamente, lo que ofrece San Lázaro: un hogar donde cada usuario pueda sentirse cómodo y seguro en familia.

Deporte para transformar la realidad

El deporte y la actividad física en general provocan un cambio en la salud y la calidad de vida de las personas que lo practican, pero sus beneficios van mucho más allá para generar grandes cambios relacionados con el ámbito social y valores como la responsabilidad personal y colectiva, la inclusión, el compañerismo o la capacidad de superación, entre otros muchos. Por esta razón, el deporte, en sus múltiples y muy variadas manifestaciones, se ha convertido para Fundación SAMU en una herramienta clave de trabajo y en una de sus actividades con mayor arraigo y capacidad de movilización social.

Desde 2013, Fundación SAMU, a través del departamento SAMU Idilio, ha puesto en marcha numerosos proyectos y programas deportivos inclusivos, algunos de ellos pioneros a nivel nacional. Gracias a estas iniciativas, personas con y sin discapacidad y otros colectivos en riesgo de exclusión social practican deporte de manera simultánea persiguiendo con ilusión la misma meta: la normalización de sus vidas.

El deporte es un factor corrector de desequilibrios sociales que contribuye al desarrollo de la igualdad entre las personas y crea hábitos favorecedores de la inserción social. El deporte moviliza y despierta a la sociedad”, manifiesta Francis Ruiz, responsable del departamento SAMU Idilio, impulsor de estas iniciativas.

Entre los proyectos y programas deportivos inclusivos más destacados llevados a cabo en los últimos años figuran el proyecto Disfrutamar, el programa Cuatro Estaciones por la Integración, los programas de rugby dirigidos a menores y a personas con discapacidad, la Carrera Popular Inclusiva Aljarafe Integra, las Jornadas Deportivas Inclusivas y dos proyectos de I+D+i llevados a cabo junto con la Universidad de Sevilla.

Proyecto Disfrutamar

Este proyecto pionero en el ámbito de la discapacidad intelectual, la náutica y las actividades acuáticas inclusivas nació en 2017 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los colectivos más vulnerables en riesgo de exclusión social con los que Fundación SAMU trabaja de diariamente.

Desde su puesta en marcha, se han realizado un total de 53 salidas terapéuticas, tanto fluviales como marítimas, de las cuales se han beneficiado más de 280 personas (personas con discapacidad intelectual, con daño cerebral sobrevenido, menores extranjeros no acompañados y pacientes de la clínica de salud mental SAMU Wellness). Este proyecto se desarrolla en colaboración con la Obra Social “la Caixa”.

Además, Fundación SAMU ha financiado la formación de más de 20 patrones náuticos (Patrón de Embarcaciones de Recreo PER), todos ellos trabajadores de la organización. Para 2021, ya hay previstas 21 salidas más a bordo de Bantayán, el velero que hace posible esta actividad.

Cuatro Estaciones por la Integración

Este proyecto pionero a nivel nacional en los ámbitos de la discapacidad, educación e inclusión social se puso en marcha en marzo de 2015. Desde entonces, se han desarrollado 13 eventos y jornadas deportivas inclusivas de diferente naturaleza bajo el sello de Cuatro Estaciones. Los beneficiarios de estas actividades ascienden a más de 4.550 personas.

El proyecto, como su propio nombre indica, se divide en cuatro estaciones: Primavera, dedicada a jornadas multideportivas; Verano, con jornadas acuáticas inclusivas; Otoño, que se basa en jornadas multiaventura en el medio natural; e Invierno, estación dedicada a jornadas científicas y el desarrollo de congresos.

RugbyES

La Fundación SAMU inició en 2019 en colaboración con el Club de Rugby San Jerónimo el proyecto RugbyEs, que cuenta con dos partes diferenciadas: una dirigida a los Menores Extranjeros No Acompañados (menas) que residen en los centros de protección gestionados por Fundación SAMU, y una segunda dedicada a otros colectivos vulnerables, principalmente discapacidad.

Ambos programas están enfocados a mejorar la calidad de vida de estas personas a través del rugby como deporte inclusivo.

El primero de los programas de RugbyEs cuenta con un equipo compuesto por jugadores residentes en diversos centros de menores gestionados por la Fundación SAMU y que compite en la liga de Desarrollo Sub 18 de la Federación Andaluza de Rugby.

“El magnífico y extenso grupo de profesionales del Club de Rugby San Jerónimo de Sevilla se encarga de la preparación técnico, táctica y física de este equipo de rugby, así como de los aspectos psicomotrices de la iniciación y perfeccionamiento del deporte”, explica Francis Ruiz.

El trabajo específico terapéutico y educativo del proyecto, por otro lado, está diseñado por profesionales de la Fundación SAMU, constituido por el equipo interdisciplinar formado por psicólogos, psicoterapeutas, trabajadores sociales, pedagogos y educadores.

El 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, está prevista la celebración (virtual) de las Jornadas Nacionales sobre Rugby Inclusivo donde se analizarán los trabajos que se han desarrollado sobre esta materia en el ámbito nacional y se dará a conocer las conclusiones de la primera temporada del Proyecto RugbyES.

Carrera Popular Inclusiva Aljarafe Integra

Hasta la fecha se han desarrollado dos ediciones de la Carrera Inclusiva Aljarafe Integra, en 2016 y 2018, y la tercera está programada en octubre de 2021. En ellas han participado un total de 2.580 personas, entre las cuales había personas con con discapacidad física, intelectual y/o orgánica, hombres y mujeres pertenecientes a asociaciones en riesgo de exclusión social, personas sin hogar y alumnos de institutos de Mairena del Aljarafe, entre otros colectivos.

Esta propuesta deportiva-inclusiva, impulsada y diseñada por SAMU Idilio-Fundación SAMU, cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe, la Universidad Pablo de Olavide, la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, la Fundación San Pablo Andalucía CEU y Special Olympics España.

Jornadas Deportivas Inclusivas

El programa Jornadas Deportivas y Talleres Inclusivos es una herramienta práctica de trabajo y de formación, actualización y acercamiento al deporte de las personas con discapacidad, sirviendo como medio para trabajar la sensibilización hacia la misma, los deportes adaptados e inclusivos y el fomento de la participación activa de personas con discapacidad, en la iniciación deportiva.

Sus objetivos son visibilizar y practicar deportes adaptados, concienciar sobre la discapacidad, sensibilizar y reconocer, desde las experiencias de deportistas, los logros conseguidos y las dificultades que han tenido que superar.

En 2021, año olímpico, SAMU Idilio tiene previsto organizar 21 nuevos eventos y jornadas deportivas inclusivas y llegar al menos a las 2.021 personas beneficiarias.

SAMU Dis-Fit

La Fundación SAMU ha colaborado junto con la investigadora Ruth Cabeza, profesora del departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, en dos proyectos de investigación en los que se profundiza en la condición física de las personas con discapacidad intelectual.

Estas investigaciones dieron como resultado la tabla de ejercicios SAMU Dis-Fit, compuesta por ocho ejercicios diferentes, que permite evaluar de forma eficaz, fiable y viable la condición física de las personas con discapacidad. Para ello, el equipo de investigadores de Ruth Cabeza evaluó a más de 500 personas.

Proyecto ExpreSamUS

Con el fin de profundizar en los campos de la investigación e inclusión, en 2019, Fundación SAMU puso en marcha el proyecto ExpreSamUS junto a la Facultad Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (US). Se trata de un programa para la mejora de la percepción de la discapacidad intelectual en la asignatura de Expresión Corporal en el Grado de Primaria junto a la doctora Nuria Castro Lemus.

Bajo este marco, en octubre de 2019 se firmó un convenio de colaboración académica, científica y cultural entre la Universidad de Sevilla y la Fundación SAMU. En este convenio, ambas instituciones se comprometen a desarrollar de forma conjunta proyectos de investigación.

“Creamos momentos de encuentros entre usuarios de la Fundación SAMU y alumnos de la Universidad de Sevilla, los cuales incidirán en la mejora de la percepción de la discapacidad intelectual y conseguir una educación de calidad”, detalla Francis Ruiz.

Este proyecto persigue dos claros objetivos: sensibilizar sobre la inclusión de personas con discapacidad intelectual en el ámbito educativo; y dotar de herramientas prácticas al futuro profesorado para el diseño de prácticas de Expresión Corporal Inclusivas.

En esta misma línea de investigación, destaca también la organización de cuatro eventos deportivos/científicos: I Jornadas Deportivas de Motivación y Superación para Personas con Discapacidad (2013); II Jornadas Científicas de Discapacidad, Salud y Actividad Física (2014), I Jornadas Nacionales sobre Discapacidad Intelectual y Deporte (2015); y el II Congreso Internacional de Discapacidad Intelectual, Actividad Física y Salud (2017).

Frente a la angustia, determinación: así se vive la crisis sanitaria en las residencias de SAMU dirigidas a personas con discapacidad intelectual

La crisis sanitaria llegó a los centros de atención a personas con discapacidad de Fundación SAMU como a todos, de imprevisto, y nos tuvimos que adaptar sin tiempo a asimilar una situación sin precedentes. Nuestros residentes y usuarios de unidad de día lo aceptaron. En algunos casos lo hicieron sin saber qué estaba pasando y sin saber por qué no podían ver a sus familiares o asistir al centro de día como siempre. Pero, aun así, aceptaron la situación y su actitud fue ejemplar.

La Unidad de Día de San Lucas (Sevilla) suspendió su actividad con la declaración del estado de alarma. En ese momento las personas usuarias comenzaron a echar de menos el servicio, a sus compañeros y compañeras de diario, y a los trabajadores. Estos comenzaron a realizar un seguimiento y orientación a distancia con las familias y se iniciaron paseos en los entornos del domicilio de los usuarios.

En el alojamiento tutelado de Gijón, los chicos no gestionaron muy bien el confinamiento, ya que ellos pueden salir de forma autónoma y, en esos momentos, tuvieron que abandonar la asistencia a centros ocupacionales y otras actividades formativas. Estas actividades fueron sustituidas por otras en el centro y con aumento de tiempo ante el televisor, como en la mayoría de las casas.

Mientras tanto en Santa Teresa (Villafranca de los Caballeros, Toledo) se debatían en una lucha continua contra el coronavirus. Un equipo de SAMU desplegó sus mejores conocimientos, técnicas y personal formado para atender a las personas residentes y apoyar incondicionalmente al equipo, sosteniéndolo y cuidándolo. Todos lo hicieron genial, aunque fue muy duro, teniendo que despedir a una usuaria a la que querían mucho.

En Santa Ana (Sevilla) protegían a sus usuarios por encima de todas las cosas, ya que el estado de salud de algunos de ellos es crítica. Sufrimos algunos sustos.

El centro de discapacidad física El Sauzal (Tenerife) mantenía una extraña calma, intentando que sus usuarios estuvieran preservados del virus por encima de todo. No se podían permitir que fuera de otra manera. En Cantillana (Sevilla) el equipo se organizó para distribuir los tiempos y mantener ocupados a los usuarios, ya que, por sus características, el virus afectaría al cien por cien de las personas. Teníamos claro, y aún lo tenemos, que el virus no debe entrar en el centro bajo ningún concepto.

Fue una primavera muy difícil, en unos centros más que en otros, y para unos compañeros más que para otros. Algunos residentes tuvieron que estar en aislamiento preventivo por diferentes visitas al hospital o algún síntoma aislado, pero por suerte no tuvimos ningún caso confirmado de Covid-19 en el resto de los centros. Con el paso del tiempo vinieron los primeros conflictos, donde los residentes ya se dieron cuenta de que esto se estaba alargando más de la cuenta y seguían sin poder salir a dar un paseo o ver a sus familiares, sin poder realizar actividades que tenían programadas o, simplemente, sin poder hacer su rutina diaria con normalidad.

El simple hecho de no poder compartir mesa en el comedor con su compañero habitual, que para ellos es algo muy importante, les causaba un malestar. Aun así ellos seguían dándonos una lección de comportamiento y de saber estar en una situación “extraña”. Consiguieron normalizar el lavado constante de manos, el tener que llevar mascarilla según la situación, el no poder estar sentados en el taller junto a su compañero de siempre… Hasta que llegó “la nueva normalidad”.

Esta nueva normalidad no fue igual para todos. A ellos les afecto más que el propio confinamiento. No comprendían por qué veían en la televisión a la gente yendo a los bares, en la playa, en muchos lugares, mientras que ellos solo podían ser visitados por un familiar durante una hora, tenían que realizar las visitas a casa sin poder dormir allí o no podían disfrutar de sus vacaciones anuales.

Nos tocó vivir una situación que hoy por hoy seguimos teniendo y llevando lo mejor que se puede. Ha sido un verano diferente, donde los usuarios no han tenido las actividades deportivas que solían tener en esta fecha, no han podido realizar su excursión anual a la playa o de turismo interior, donde se hacía una convivencia, y no han podido disfrutar de la piscina municipal, la cual visitamos todos los años diariamente.

Cada centro ha buscado el modo de realizar paseos o actividades distendidas en el propio jardín, parques cercanos, paseos urbanos…

Nosotros, como trabajadores, hemos vivido esta situación con mucha incertidumbre, y con mucho respeto y cierto “miedo” a que el virus entre en los centros. Desde el primer momento en el que se declaró el estado de alarma nos hemos ido adaptando a todas las medidas que nos indicaban desde las diferentes autoridades y todos los trabajadores se han implicado en que estas medidas se lleven a cabo.

Debíamos aprender a gestionar el material de protección, ya que en un principio hubo mucha escasez y miedo a no disponer de él. El distanciamiento social, que ha provocado que nuestros desayunos, almuerzos y cenas se distancien en el tiempo. Las mascarillas, siempre colocadas correctamente. Y, por supuesto, la higiene de manos con agua y jabón y gel hidroalcohólico.

Hubo que adecuar un “circuito Covid” reflejado en un plan de contingencia y en un protocolo de actuación interno con el conocimiento de todos los trabajadores. Esta normativa establecía que teníamos que disponer de algunas habitaciones para el aislamiento, tanto para sospechas de coronavirus como para casos confirmados, y una sala para la zona limpia.

En los casos de sospecha que hemos tenido, lo primero que hemos hecho ha sido aislar a la persona en cuestión e, inmediatamente, avisar a la enfermera de enlace o profesional externo correspondiente (según las comunidades autónomas), que era la persona que nos indicaba cómo proceder en todo momento. Si esta persona empeoraba sus síntomas, había que ir comunicándolo en todo momento.

En el caso de que un trabajador sea sospechoso de Covid o contacto estrecho, permanece en casa hasta realizarse la PCR. Si los síntomas se dan en el centro de trabajo, esta persona inmediatamente abandona el centro y comunica la situación al centro de salud o 112. Por otro lado, cuando una persona, trabajador o usuario, permanece más de siete días fuera del centro, debe practicarse un test PCR para volver.

En cuanto a cómo hemos vivido el aumento de positivos, últimamente nos preocupa más, por lo que hemos extremado las medidas de protección. De nuevo Sanidad ha vuelto a cerrar las residencias en septiembre, volviendo a las situaciones del estado de alarma. Volvemos a las videoconferencias con las familias y allegados, a replantear las actividades dentro de los centros y a suspender de nuevo la actividad en los centros de día.

Nos vamos enterando cómo constantemente el virus irrumpe en residencias de todo el país y esta situación nos preocupa mucho, llegando a pensar que en algún momento podría entrar también en cualquiera de nuestros centros, por lo que tenemos que estar totalmente preparados por si esta situación se produce. Tenemos claro que todos los trabajadores tenemos que ir a una y cuidarnos cada uno lo máximo posible. Y también tenemos claro que, si llega el caso, SAMU va a responder cuidando de nosotros y de nuestros usuarios, como un paraguas protector.

Desde el área de Formación se está reforzando la cualificación de los trabajadores a través de actividades formativas específicas, y desde Escuela SAMU se imparten cursos en bioseguridad focalizados en la protección y actuación ante el coronavirus.

¡Siempre fuertes! Esta situación pasará y, mientras tanto, nuestro trabajo es hacerlo bien.

Autora: María José Tinoco.

Directora del área de Discapacidad de SAMU

Cheikh T Ndour: un centrocampista con futuro

El Coria CF ha fichado al joven senegalés Cheikh T. Ndour, de 17 años, que jugará este año con el equipo juvenil ribereño que milita en Liga Nacional, aunque es cuestión de tiempo que acabe debutando en el primer equipo que juega en el Grupo X de Tercera división, según aseguran desde el área deportiva del club.

Cheikh T. dejó su país natal en 2018, con apenas 15 años, con el propósito de encontrar un futuro mejor. Recorrió unos 2.500 kilómetros hasta llegar a Marruecos, donde estuvo trabajando durante seis meses hasta que logró ahorrar el dinero necesario para subirse a una patera que lo llevara hasta España, en concreto a La Línea de la Concepción, donde arribó. Una vez en Andalucía, estuvo en varios centros. Escapó de algunos de ellos hasta que llegó al centro ARB Miguel de Mañara de la Fundación SAMU, en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla).

El joven estudia un curso de FP de Electricidad y Electrónica en Dos Hermanas, pero él siempre ha querido ser futbolista. Estuvo jugando en el CD Los Caminantes y en el Ibarburu, ambos equipos de Dos Hermanas, hasta que un día el director deportivo del Coria, Francisco Muñoz, le vio jugar y decidió llamarle. Por aquel entonces, tenía una oferta para ir a hacer una prueba con el Rayo Vallecano. El joven decidió rechazar esta propuesta, ya que en muy poco tiempo se habían producido muchos cambios en su vida y quería terminar sus estudios. Necesitaba un periodo de sosiego.

El club sevillano le ha ofrecido la oportunidad de vivir en un piso junto a otros chicos futbolistas como él que proceden de otras ciudades, y así poder concentrarse en sus estudios y en los entrenamientos.

“Cheikh tiene dentro algo especial, así que, con un poco de suerte, y cuidándole bastante, podría encontrar una vía de solución con el fútbol en el futuro”, explica el director deportivo del Coria CF, Francisco Muñoz en un reportaje para ABC, al mismo tiempo que relata cómo conoció al joven senegalés. “Un día salí a correr por Montequinto y le vi jugando con otro chico. En una de ésas, le pregunté qué tal estaba. Me dijo que jugaba al fútbol, era muy tímido. Así que un día me acerqué a verle jugar en Los Caminantes. Y le vi cosas. Le vi tres ratillos. Así que en cuanto me nombraron director deportivo del Coria, se lo ofrecí al club. Dije que teníamos al mejor jugador que podíamos ver esta temporada. Tras hacer las pruebas con el Liga Nacional, poco a poco ha ido cogiendo más confianza en su juego”.

Quienes conocen a este joven dicen que es un chico responsable, un trabajador infatigable, un muchacho educado y formidable.

Para el responsable del área deportiva del club coriano, Cheikh, con una altura de 1,96 metros , es un chico “muy atlético, con la fisonomía de un futbolista espigado y además no es nada descoordinado”. “Juega de centrocampista. Yo lo considero un jugador de ida y vuelta, de área a área. Es muy versátil. También puede jugar de pivote defensivo o de delantero, pero para no volverlo loco, creo que su sitio es el carril del ocho. Quizá podría ser un Sergio Busquets”, manifiesta Francisco Muñoz.

Cheikh estaba en la prelista de canteranos que harían la pretemporada con el primer equipo, pero por el protocolo de la Federación Española, que limita la cantidad de jugadores, aún habrá que esperar para verlo debutar en Tercera División.

Sidiki, el aplicado compañero del taller de BMW

En el taller de Todomoto Sevilla, el joven Sidiki C. pone a punto una de las motos BMW que han llegado desde fábrica para su venta en este prestigioso concesionario. Sobre una plataforma, Sidiki coloca algunos de los accesorios, como los espejos retrovisores y el cofre. A su alrededor hay otras 20 motos de gran cilindrada, todas de la marca BMW, aunque también se ven algunas clásicas Harley-Davidson.

Sidiki C. realiza prácticas profesionales en esta casa de motos de Sevilla capital desde el 11 de agosto gracias a un acuerdo de colaboración entre Fundación SAMU y Todomoto Sevilla. Natural de Guinea Conakry, Sidiki llegó a las costas andaluzas de manera irregular hace dos años. Desde entonces ha pasado por varios centros de acogida de Granada, Cádiz y Sevilla, hasta llegar al ISL de Alcalá de Guadaíra (centro de inserción sociolaboral) gestionado por Fundación SAMU.

“Pasar por tantos centros por un lado es bueno, pero por otro, no. Cuando consigues hacer amigos y te cambias de centro, tienes que empezar de nuevo”, cuenta el joven, de 17 años. “Los primeros meses fueron difíciles, no sabía nada de español. No entendía nada. Pero tenía muchas ganas de aprender y gracias a que hablo francés, no me resultó muy difícil”.

Durante su estancia en el centro de Fundación SAMU, Sidiki ha realizado un curso profesional de jardinería pero actualmente está realizando prácticas profesionales en este taller de motos. Por la tarde, estudia para sacarse el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

La jardinería no me gustaba mucho pero tenía que estudiar algo, necesitaba un oficio. Lo que estoy haciendo ahora me gusta mucho más, he tenido mucha suerte”, admite el joven. “Me encantan las motos y la mecánica en general. Mi padre era chófer y en casa teníamos una moto pequeña”.

Sidiki trabaja seis horas diarias en el taller. Cada mañana, Jordi Luque Sánchez, jefe de Postventa del Grupo Todomoto, le recoge en coche en el ISL Alcalá para que el joven no tenga que ir hasta Sevilla en autobús. Estos viajes en coche le han permitido a Jordi ganarse la confianza de Sidiki y ser alguien más que su tutor de prácticas. “Sidiki es un 10. Es un chico maravilloso, es especial”, asegura Jordi Luque. “Tiene muy buena actitud en el trabajo. Sabe lo que quiere en la vida y es muy aplicado. Estamos muy contentos con él, sobre todo teniendo en cuenta que cuando llegó no tenía ninguna experiencia en mecánica”.

El trabajo de Sidiki en Todomoto Sevilla consiste en mover las motos dentro del taller, lavarlas, subirlas a las plataformas y montarlas para su pre-entrega. “Sidiki lava las motos como nadie”, manifiesta su tutor de prácticas. “Estamos muy contentos con la experiencia y, si todo va bien, la idea es que se quede con nosotros trabajando. Chicos como él necesitan una oportunidad, y si podemos dársela, se la daremos”.

“Sidiki es muy buen chaval. Lo mejor que tiene es que es muy constante. Tiene mucha hambre de aprender”, comenta Fernando, uno de los compañeros del joven en el taller, mientras trabaja en otra moto. “Yo le enseño todo lo que sé. Entre los compañeros hay muy buen clima. Se ha adaptado bien y le hacemos bromas”, continúa el trabajador. “Temo que alguien le coja y le lleve por el mal camino, me daría mucha pena porque es buen chaval y se merece una oportunidad”.

Jordi Luque no descarta, una vez que termine Sidiki sus prácticas, acoger a otro menor en su taller. “Quizás no inmediatamente, pero la experiencia ha sido muy buena y no descartamos repetir si dentro de unos meses necesitamos a alguien más. Así también le ayudamos a formarse en esta profesión”.

Para Sidiki, contar con un contrato de trabajo sería una gran oportunidad. El 5 de febrero cumplirá 18 años, una edad que muchos menores inmigrantes temen. Es el momento en el que, por ley, deben abandonar los centros de acogida y cuando su proceso migratorio se ve más comprometido.