María Luisa Rodríguez, jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU: “Yo soy María Luisa, el ‘comodín’ de SAMU”

María Luisa Rodríguez Águeda (Tarifa, 1974), jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU, es un ejemplo de afán de superación en su profesión. Posee vocación, profesionalidad, tesón y, sobre todo, compañerismo y capacidad de trabajo en equipo, características decisivas para superar cualquier situación profesional, como ha demostrado desde su llegada a SAMU.

—¿Cuándo comenzó su andadura en SAMU?
—Comencé a trabajar en SAMU en la primera Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) que la organización abrió junto al centro de menores Nuestra Señora del Cobre en Algeciras (Cádiz) en 2007. Allí estuve encargada de la lencería, pero también ayudaba a la cocinera del recurso en la elaboración de los menús. Finalmente, acabé en el puesto de cocinera, turnándome con mi otra compañera. En 2008, SAMU comenzó a gestionar un centro residencial básico y nos trasladamos a Pelayo. Aquí me consolidé profesionalmente hablando. Cocinaba para los menores, además de realizar los pedidos de alimentación y todo lo relacionado con la lencería y limpieza.

—¿Cómo era su relación con los menores?
—Mi relación y trato con los menores era cada vez mayor, lo que hizo que aflorara en mí una vocación hasta entonces oculta a la hora de trabajar en el Sistema de Protección de Menores. Siempre tenía ‘ayudantes en la cocina’. Muchos menores siempre estaban dispuestos a colaborar. Llegó un punto en que ellos solos leían el menú y sabían qué alimentos y qué cantidades tenían que coger para ayudarme a elaborar las diferentes comidas sin necesidad de que yo les dijera nada.

—¿Cómo conoció Fundación SAMU?
—Un vecino que trabajaba en el Centro de Menores del Cobre me habló de la apertura del nuevo recurso que iba a gestionar SAMU y él mismo dejó mi currículum. A los pocos días me llamaron para una entrevista, la cual me realizó el doctor Carlos Álvarez Leiva. Recuerdo con cariño que, al preguntarle cuáles serían mis funciones, don Carlos me dijo que sería “el comodín”, así que el día que me presenté a mis compañeros dije textualmente: “Yo soy Mª Luisa y soy el comodín”. Recuerdo aún como se reía don Carlos.

—¿Qué recuerdos tiene de esos primeros años en SAMU?
—Fueron mis mejores años profesionales. Tengo maravillosos recuerdos de los menores y los compañeros. Ver a un menor llegar al centro y marcharse años después era un motivo de orgullo. La diferencia entre el niño que llegaba y el medio hombre que se marchaba era abismal, y tú sabías que habías formado parte de esa evolución. En cuanto a los compañeros, por ejemplo, trabajar con Nicolás Torres, que por aquel entonces era educador, era muy divertido. Nunca sabías por dónde iba a salir. Sus revisiones de las habitaciones de los menores sin previo aviso eran lo mejor. No quiero decir con esto que lo que hago ahora no me guste. En absoluto. Ahora SAMU me ha dado la oportunidad de crecer profesional y personalmente, y me encanta. Es cierto que el trato directo con los menores ahora es menor, pero sigo disfrutando de ellos cada vez que abrimos un centro. Ellos llegan en patera a España, sin nada, y todos los compañeros nos involucramos en su atención.

—¿En qué otros recursos de SAMU ha trabajado?
—En 2012 nos trasladamos de Pelayo a un nuevo centro en San Roque, pero en 2014, la Junta de Andalucía no renovó la concesión del centro a SAMU, lo que supuso un paréntesis en mi carrera profesional. En 2017, Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU, confió nuevamente en mí y me dio una oportunidad. Para ser sinceros, dudé de si aceptar o no. Fue mi hija la que me alentó a hacerlo. “Mamá, súbete al tren, que el tren solo pasa una vez”, me dijo. Y así lo hice. Cuatro días después estaba haciendo macarrones para 40 menores. Esta vez mi cometido fue otro. Fui auxiliar educativo en el nuevo recurso que SAMU abrió en Jimena de la Frontera. Siempre digo que me alegro de haberme subido de nuevo al tren, pero la verdad es que nunca imaginé que el tren iba a ir tan lleno. Con la crisis migratoria de finales de 2017 y principios de 2018, SAMU experimentó una expansión sin precedentes. El ritmo de apertura de recursos dirigidos a menores era frenético y, para poder cubrir las necesidades de los nuevos menores que llegaban a nuestras costas, me dieron la responsabilidad de llevar la logística de estos nuevos centros en cuanto a la relación y control del cátering, pedidos de alimentación, higiene y limpieza, control y pedido de ropa, y todas aquellas otras necesidades que pudieran surgir. Actualmente, también realizo estas funciones en los centros abiertos recientemente en Canarias.

—Supongo que también habrá vivido momentos duros.
—Creo que eso es inevitable. Muchos de los menores que llegaban a la primera UATE y al primer residencial de SAMU lo hacían en condiciones de desnutrición, con piojos, calvas en la cabeza… Su situación era bastante precaria. Recuerdo también el día de la llegada del barco Open Arms y la mirada de esos niños que estaban a bordo, una mirada que impactaba. En los últimos meses, la llegada de chicos a Canarias también ha sido desmesurada.

—Tengo entendido que tiene un mote cariñoso, ‘La bruja’. ¿Cómo surgió este apelativo?
—Cierto, me llaman ‘Bruja’ o ‘Bruji’. No sabría decirle bien cómo surgió. En la primera UATE, un día regañé a un menor por estar en pijama aún a una hora en la que no se podía según las normas del centro. Años más tarde, ese chico, ya adulto, pasó a formar parte de la plantilla de SAMU y una noche en la que estábamos los dos de guardia me recordó aquella regañina y me confesó que en aquel momento le parecí una bruja. No sé si nació ahí, pero lo cierto es que hasta don Carlos Álvarez Leiva alguna vez se ha referido a mí de esta forma y en tono cariñoso. Hasta mi propia hija me llama así.

—¿Qué le ha ofrecido SAMU en estos años?
—Evolución y mucha satisfacción. Gracias a la oportunidad que me ha dado SAMU, soy como soy hoy en día. Me siento muy orgullosa del crecimiento que ha tenido SAMU, y ver crecer cada uno de los recursos en los que he intervenido es muy satisfactorio, pues sé que yo he formado parte de ese crecimiento. Eso sí: toda esta evolución profesional se la debo a mis compañeros, que día a día me han ido enseñando y ofreciendo su ayuda. Son Laura, Karen, Antonio Rodríguez y Palma. Y especialmente se lo tengo que agradecer a Nico y Juan que han confiado en mí hasta llegar aquí.

Un equipo preparado para la llamada de Estados Unidos

SAMU, a través de su filial SAMU Foundation, con sede en Washington DC, sigue trabajando con el objetivo de ofrecer sus recursos para hacer frente a la crisis migratoria que vive el país norteamericano, especialmente, en la atención de menores extranjeros no acompañados y sus familias a través de la operación New Comfort. El objetivo de SAMU Foundation es crear un proyecto educativo residencial cerca de Washington DC, pero la entidad está abierta a participar en cualquier otra iniciativa o proyecto que le permita ayudar a paliar el problema actual, según explica Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

Mientras se solventan los trámites administrativos y burocráticos, y a la espera de obtener luz verde por parte de Estados Unidos, SAMU ya ha puesto su maquinaria en marcha y ha empezado a formar a un equipo de 15 personas, todos ellos profesionales del área de Infancia y Familia de SAMU de diferentes puntos de España, en la implantación de centros de menores en Estados Unidos.

“Desde el área de Infancia y Familia hemos seleccionado a 29 profesionales de SAMU que han mostrado su interés en participar en la Operación New Comfort si el proyecto sale adelante y trabajar durante unos tres meses en EEUU. A esas 29 personas las hemos dividido en dos grupos en función de su nivel de inglés y perfil profesional, y ya hemos empezado a formar al primer equipo”, señala Adrián Moreno, coordinador del curso y responsable del proyecto de implantación de un centro de menores en Estados Unidos.

Este curso, de 10 horas de duración, tiene como objetivo principal que los participantes adquieran toda la información necesaria sobre cómo implantar un centro de menores desde cero y fuera de España, así como la documentación y licencias requeridas, y el conocimiento sobre las diferentes tipologías de recursos dirigidos a menores, sus necesidades y gestión. “No es lo mismo poner en marcha un recurso de emergencias y acogida inmediata con 100 ó 150 plazas, que un centro residencial, con 30 ó 50 plazas. El funcionamiento del mismo y las necesidades de los menores son diferentes”, subraya Moreno.

En este curso de nivel avanzado, además de Adrián Moreno, también participan como formadores José Manuel Román, director del JEM Polanco (Sevilla); Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU; y Karen Gil, directora del Recep Campo de Gibraltar. El 11 de mayo se celebró la inauguración del curso, acto al que acudieron Adrián Moreno; Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU; Juan González de Escalada; director de Escuela SAMU y del área de Emergencias; y Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

De forma paralela, este mismo día se inauguró el curso de Especialización en Centros de Menores dirigido a alumnos de Técnico en Integración Social y Técnico en Emergencias Sanitarias, así como a cualquier persona interesada en este campo profesional, con el fin de acercarles a la realidad laboral en los centros de menores y poder cubrir así las ofertas de empleo de Fundación SAMU en este campo. Este curso trata tanto aspectos culturales del colectivo en el que se van a sumergir, así como estrategias de resolución de conflictos emocionales tanto del educador como del residente. Todos ellos son contenidos decisivos para un primer encuentro con menores. El fin de esta formación es que el alumno adquiera los conocimientos, competencias y habilidades necesarias para trabajar en centros de menores.

El curso, que se divide por bloques, tiene una duración de 36 horas (11 sesiones), del 11 de mayo al 24 de junio, y cuenta con la acreditación de Escuela SAMU. El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, se dirigió a los alumnos el primer día de clase junto con el director del curso y del área de Infancia y Familia de SAMU, Nicolás Torres. Este primer día, Abderrahim, mediador en el ARB Miguel de Mañara (Montequinto, Sevilla), fue el encargado de acercar a los alumnos a este colectivo por primera vez.

Otros instructores del curso son Daniel Cobos, director del COISL Motril (Granada), encargado de explicar a los alumnos cuál es el modelo de trabajo en un centro de menores; el bombero Pablo Álvarez, que aborda el tema de la protección personal, extinción de incendios y evacuación; Manolo Calvente, psicólogo del Centro El Bosque (Algeciras, Cádiz), que aborda los problemas conductuales de los menores; Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU, que trata sobre la organización interna de un centro de menores y de temas relacionados con la legislación; Siham Khalifa El Abdi, responsable del PAI SAMU Motril, encargada de los temas relacionados con la inserción socio-laboral de los menores; Palma Díaz, directora del ARB El Bosque, que habla de los trámites administrativos y del trabajo social; Julia Roldán Mariscal, psicóloga del ARB Miguel de Mañara, que aborda la gestión de conflictos en el entorno de trabajo; Ana Solís Cuadrado, psicóloga y docente en Escuela SAMU, que aborda la gestión de emociones; y Lucía Gómez Herrero, pedagoga y docente en Escuela SAMU, que es la encargada de organizar la parte práctica del curso, que consiste en la visita a un centro de menores.

El objetivo general de este curso es mejorar la capacitación profesional del personal de nueva contratación en los centros de menores de Fundación SAMU, además de acercar a las personas interesadas de otros campos profesionales los conocimientos básicos necesarios para poder intervenir con personas en situación de riesgo de exclusión social. También se busca capacitar al alumnado con recursos y estrategias de intervención, resolución de conflictos y socialización de manera que se sienta seguro al desempeñar las labores propias de esta profesión; y transmitir conocimientos sobre los distintos colectivos, para que puedan empatizar y comprender su cultura, así como aquellos aspectos legales y protocolos de actuación que les afectan directamente.