Una acogida integral a los temporeros en Lérida de la mano de SAMU

SAMU se abre paso en Cataluña. Al proyecto SIAD desarrollado en el municipio de Esparraguera (Barcelona) y dirigido a mujeres víctimas de violencia de género o violencia doméstica, Fundación SAMU suma un segundo proyecto en Cataluña por encargo del Ayuntamiento de Lérida. Así, SAMU ha puesto en marcha en esta localidad un servicio integral de acogida social y atención a las necesidades básicas de las personas temporeras que llegan a Lérida en busca de trabajo, en el marco de la campaña agraria de verano.

El servicio, dirigido a mayores de 18 años, se activó el 1 de junio y estará vigente hasta el 15 de septiembre, en unas instalaciones facilitadas por el Ayuntamiento de Lérida con capacidad para un máximo de 122 personas.

Este servicio se presta de acuerdo con las directrices marcadas por el Ayuntamiento de Lérida, en estrecha coordinación con el responsable municipal del Plan de Atención a las Personas Temporeras, y siguiendo las indicaciones específicas de la Oficina Única Municipal de Atención Sociolaboral, encargados de dar el acceso al servicio de acogida y atención a las necesidades básicas.

De este modo, Fundación SAMU gestiona los servicios adecuados para la acogida, la estancia y el descanso de las personas temporeras con empleo o en búsqueda de él, así como la organización y gestión de los servicios de atención a las necesidades básicas, en estrecha coordinación con la autoridad municipal.

Se busca así garantizar una acogida social de calidad en el dispositivo, detectando y valorando las situaciones de riesgo o vulnerabilidad social y/o sanitaria y haciendo la correspondiente derivación a los recursos adecuados.

El servicio contempla las labores de acogida nocturna, así como el acompañamiento necesario en el día a día de las personas acogidas, con servicios tales como duchas, consigna, auto colada, almuerzo y cena. Además, se custodia el equipaje de las personas acogidas, de manera segura y ordenada.

El perfil de las personas asistidas por el servicio son ciudadanos en busca de trabajo llegadas a Lérida para la campaña agraria de verano, que no dispongan de alternativa habitacional y no tengan cubiertas el resto de las necesidades básicas. El servicio se concibe con carácter temporal, para que las personas recién llegadas tengan margen de maniobra y asistencia durante varios días antes de poder gestionar un alojamiento estable.

Fundación SAMU ha puesto al servicio de este dispositivo un total de diez profesionales, en su mayor parte grados superiores en integración social y educadores, según explica Rocío Álvarez, que, junto a Adrián Moreno, coordinan este proyecto desde Lérida.

“La mayoría de las personas que acuden a este servicio son originarias de Argelia, Rumanía, Ghana y Marruecos”, explica Rocío Álvarez. “Todas las personas que atendemos en este recurso son hombres, ya que las mujeres y menores que llegan al municipio y necesitan este tipo de servicios son dirigidos a otros dispositivos.

El servicio cuenta también con un protocolo específico en Covid-19, para detectar y tratar posibles casos de coronavirus, evitando los contagios al resto de personal acogido.

SAMU y el Ayuntamiento de Sevilla firman un convenio para la cesión de viviendas para fines sociales

El Ayuntamiento de Sevilla, a través de Emvisesa, ha suscrito un convenio de colaboración con la Fundación SAMU, en el marco de la convocatoria abierta para la cesión del uso de viviendas para entidades orientadas a fines sociales y al fomento del empleo creada por la empresa municipal de la vivienda. El objetivo de este convenio es la cesión de viviendas para el desarrollo de programas orientados a que personas en riesgo de pobreza o de exclusión tengan la oportunidad de participar de manera plena en la vida social.

Al acto de firma de este convenio asistieron el delegado de Bienestar Social, Empleo y Planes Integrales de Transformación Social, Juan Manuel Flores; el director gerente de Emvisesa, Felipe Castro; y el gerente financiero de SAMU, Diego Gallardo; además de José Miguel Morales, secretario general de Andalucía Acoge, con el que el Ayuntamiento firmó también un convenio de colaboración de características similares al de SAMU.

Se trata de una iniciativa mediante la cual Emvisesa facilita viviendas de su propiedad en condiciones ventajosas de alquiler para que puedan servir de apoyo a proyectos sociales de entidades que, a su vez, fomentan el empleo y la actividad económica, convirtiéndolas así en instrumentos de dinamización sociolaboral, empresarial, económica y cultural.

En este caso, el objeto de estos convenios es la futura cesión en régimen de arrendamiento por parte de Emvisesa de tres viviendas como máximo a cada una de las dos asociaciones. La cesión ya ha sido aprobada por parte de la Comisión de Asignación de Viviendas para Proyectos Sociales. Cuando exista disponibilidad, Emvisesa ofrecerá a SAMU y Andalucía Acoge un máximo de tres viviendas que se ajusten a las necesidades de los programas a desarrollar, a cambio de una renta mensual máxima de 300 euros por cada una de las viviendas.

El delegado de Bienestar Social, Empleo y Planes Integrales de Transformación Social, Juan Manuel Flores, recordó que las entidades a las que se dirige este programa trabajan para facilitar la integración socio laboral de personas con discapacidad intelectual o trastornos del espectro autista; inmigrantes y refugiados; o personas en riesgo grave de exclusión social, entre otros ámbitos.

“Son entidades que acceden en condiciones ventajosas de alquiler a una vivienda pública y devuelven a la sociedad sevillana mucho más de lo que han recibido. Las que actualmente se benefician de este programa atienden en total cada año a más de 1.000 personas, aproximadamente”, señaló el delegado. Además, Flores destacó que estos programas generan empleo para numerosos profesionales que los implantan, supervisan y prestan apoyo a los beneficiarios.

46 viviendas para diferentes asociaciones

El Ayuntamiento de Sevilla, a través de Emvisesa, ha cedido un total de 46 viviendas a diferentes fundaciones y asociaciones sin ánimo de lucro para atender a personas y colectivos en riesgo de exclusión social, 41 de las cuales mantienen contratos en vigor. Esto supone el 1,46% del parque total de viviendas en alquiler con el que cuenta en estos momentos Emvisesa, propiedades que suman un valor de más de cinco millones y medio de euros.

Actualmente, Emvisesa mantiene convenios de colaboración con Paz y Bien, Aturem, Acercando Realidades, Aspanri-Aspanri Down, la Asociación Sevillana Síndrome de Asperger, la Fundación Persán, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), CEPAIM, Sevilla Acoge, Atenea-Realidades, Asociación Síndrome de Down de Sevilla y provincia, Asociación Autismo Sevilla o la Asociación Abrázame, entre otras.

Además, buena parte de los convenios se han venido enmarcando en el Plan de Inversiones y Fomento del Empleo del Ayuntamiento de Sevilla, que está permitiendo rehabilitar viviendas para fines sociales. Gracias a este Plan y, concretamente, a la aportación económica realizada por parte de la Delegación de Empleo y Bienestar Social, Emvisesa ha continuado cediendo viviendas a entidades sin ánimo de lucro, tras detectar el efecto positivo en el empleo directo e indirecto de dichas cesiones.

Área de discapacidad: Guía práctica y positiva para fomentar la inclusión

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, es la primera frase de la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Las personas con discapacidad tienen derecho a la igualdad de oportunidades y a la plena inserción social.

En esta sociedad en la que vivimos es necesario el compromiso, el conocimiento y la lucha para conseguir un mundo más justo para todos. Históricamente, la discapacidad siempre ha sido un tema incómodo para la sociedad y mucho más cuando le pedimos a la comunidad que acepte, respete y normalice la diversidad.

En cuanto a la discapacidad, hemos pasado recientemente de tener un modelo rehabilitador o médico a un modelo social. Es decir: de un modelo en el que la discapacidad era considerada como un defecto que debe curarse, repararse o eliminarse para tener una buena calidad de vida, y que plantea la posibilidad de normalización de las personas con discapacidad a través de un proceso de rehabilitación, a un modelo social donde se pone el énfasis en que las personas con discapacidad contribuyan a la sociedad en iguales circunstancias que las demás desde la valoración a la inclusión y el respeto a la diversidad.

Si reflexionamos nos daremos cuenta de que todos somos diferentes, de que vivimos en una sociedad rodeados de personas con rasgos físicos, habilidades y capacidades distintas. Hay personas que son muy hábiles reparando coches y carecen de cualquier capacidad para la música; hay personas que son increíbles con la pintura o tocando algún instrumento pero no tienen ninguna habilidad deportiva; hay personas muy capacitadas para la economía y con pocas o ningunas habilidades sociales. Podríamos seguir poniendo ejemplos simplemente al analizar a cualquier persona que se encuentre a nuestro lado.

En estos ejemplos hemos querido resaltar el uso de tres palabras: diversidad, capacidad y habilidad, para reflexionar sobre lo poderosas que son las palabras porque con ellas damos forma al pensamiento y condicionamos actitudes. Es muy importante el cuidado de las palabras cuando hablamos de discapacidad. Hay que usarlas en sentido positivo, centrándolas en la capacidad y habilidad, y no en etiquetas basadas en las limitaciones.

¿Qué terminología sería la más adecuada, integración o inclusión? ¿Significan lo mismo ambas palabras? La respuesta es no. La integración se basa en la normalización de la vida de las personas con necesidades especiales. La inclusión plantea el reconocimiento y valoración de la diversidad como un derecho humano, lo cual sitúa sus objetivos como prioritarios a todo nivel.

Una experiencia de diferencia

La discapacidad, entendida en su contexto social, es mucho más que una mera condición: es una experiencia de diferencia. Sin embargo, frecuentemente, es también una experiencia de exclusión y de opresión. Los responsables de esta situación no son las personas con discapacidad, sino la indiferencia y la falta de comprensión de la sociedad. La forma en que una comunidad trata a sus miembros con discapacidad es reflejo de su calidad y de los valores que realza. Las personas con discapacidad y sus organizaciones son un desafío para al resto de la sociedad, la cual debe determinar qué cambios son necesarios para promover una vida más justa y equitativa.

El modelo social actual se relaciona con los valores esenciales que fundamentan los Derechos Humanos como la dignidad de la persona, la libertad y la igualdad, propiciando la disminución de barreras y la inclusión social. La discapacidad es una construcción social creada que limita e impide que las personas con discapacidad decidan y diseñen con autonomía su propio plan de vida en igualdad de oportunidades.

Desde este punto de vista la sociedad debería poner su mirada en las capacidades y habilidades que todos tenemos y que también poseen las personas con discapacidad, y facilitar así su desarrollo e inclusión real permitiendo una vida plena y de bienestar para todos los ciudadanos sin diferencias ni etiquetas.

Para incluir a las personas con discapacidad en la sociedad hay que cambiar la mentalidad y, para ello, es necesario un compromiso social. El medio para poder llevar a cabo este objetivo es a través de la sensibilización.

La sensibilización es un proceso que ofrece a las personas información directa de situaciones sociales para conseguir que los individuos tomen conciencia, es decir, conozcan, conecten y se sientan identificados con esa realidad social, dándoles la posibilidad de participar e interactuar planteando acciones para mejorar esa realidad.

A través de la sensibilización podemos impulsar una evolución de la sociedad hacia la inclusión real de las personas con discapacidad, garantizando sus fines temporales (formación, trabajo, relaciones personales…). Veamos algunos ejemplos, aplicables a su vida cotidiana:

  • Cuando entable una conversación con una persona con discapacidad, diríjase directamente a ella y no a su acompañante.
  • Cuando indique un lugar o una dirección a una persona con discapacidad, adviértale sobre los obstáculos y las distancias que puede encontrar.
  • Prestar atención, pero no a la limitación; actuar con naturalidad y amabilidad.
  • No usar lenguaje infantilizado, proteccionista o paternalista.
  • Respete el tiempo que cada persona necesita para comunicarse o actuar.
  • Si desea ayudar a una persona con discapacidad, espere a que éste solicite asistencia.

Todas estas pautas son estrategias a usar con personas con discapacidad. Hay que ser consciente de que la sensibilización es un arma social poderosa para mejorar nuestra sociedad. Es una actividad que forma parte de la cultura inclusiva y promueve la creación de actitudes positivas de respeto, solidaridad, valoración y tolerancia frente a la discapacidad. Estas actitudes van a ayudar a fomentar la convivencia y la aceptación de estas personas en la sociedad.

Para llegar a tener concienciación social sobre la discapacidad se pueden realizar acciones de diversas índoles como charlas, exposiciones, formaciones grupales, eventos deportivos, y un largo etcétera.

Fundación SAMU está comprometida con la sensibilización de las personas con discapacidad a través de diversos proyectos como Idilio Escénico (dedicado al teatro), jornadas inclusivas deportivas (dando una visión al mundo de un deporte sin barreras), exposiciones fotográficas en los diferentes distritos (normalizando sus vidas y acercando a los ciudadanos momentos de trabajo, ocio o salidas de las personas con discapacidad) o charlas en los institutos (sensibilizando a los más jóvenes de nuestro entorno con el fin de conseguir un futuro más inclusivo para las personas con discapacidad).

También los profesionales de SAMU están comprometidos con la búsqueda de recursos y educación no formal fuera de sus centros, en el barrio y en el medio exterior más cercano. Realizar actividades propuestas por una entidad pública, por ejemplo, permite a los profesionales fomentar la inclusión social y las habilidades sociales incluyendo a las personas con discapacidad en grupos de trabajo con ciudadanos del barrio y generando un conocimiento de la discapacidad, empatía y actitud positiva y de inclusión.

Todo ello persigue un objetivo común importante: “darnos a conocer”. Es necesario hacer saber a la sociedad que estamos aquí, quiénes somos y cómo actuamos para que, poco a poco, esas miradas de desconfianza o, en ocasiones, de pena, esas barreras no solo arquitectónicas sino también psicológicas, y esa actitud social de minusvalorar las capacidades y habilidades de una persona desaparezcan.

“La única discapacidad realmente peligrosa está en el cerebro de quienes creen que ser diferente es menos”, Robert. M. Hensel.

Autoras: Susana Carrera Palacios y Ana Marrón García. Educadoras de la Residencia Santa Ana (Sevilla).

Driss Chaimiti: un ejemplo de integración comunitaria

Hoy mismo podemos darnos cuenta de cómo gran parte de nuestra sociedad aún sigue presentando dificultades en el entendimiento de que aquellos que vienen a nuestro país solo buscan encontrar una vida mejor para obtener una estabilidad personal y familiar de las que carecen en su país. Se sigue teniendo la creencia de que estas personas llegan para quitarnos el trabajo, invadirnos o imponernos sus valores y normas.

Driss Chaimiti es uno de tantos chicos que han venido a nuestro país en patera, jugándose la vida y endeudando a su familia para, posteriormente, tener que enfrentarse a una realidad muy distinta a la que la que pensaban. Un país y una sociedad con valores, costumbres, religión e idioma diferentes. Él relata cómo en muchas ocasiones se sintió desprotegido e incluso inferior a los demás.

Todo comenzó cuando llegó a nuestras costas e ingresó en el CEPA SAMU Algeciras (Albergue Los Canutos) un 18 de marzo de 2019, pasando después por el ISL SAMU Bornos y finalizando su recorrido en nuestro centro JEM EL Castillejo el 1 de Junio de 2020.

Como el propio Driss reconoce, el llegar hasta aquí no ha sido nada fácil aunque dado su carácter, personalidad y perseverancia finalmente ha logrado integrarse en la comunidad, tanto social como laboralmente, emanciparse y alcanzar el sueño de su vida. Prueba de ello ha sido su excelente bagaje formativo y laboral. “Sin la ayuda de Fundación SAMU nada hubiera sido posible”, agradece.

Driss obtuvo formación sobre hostelería en el ISL Bornos. Fue ayudante de cocina en el Restaurante Alma (Villamartín, Cádiz), donde realizó sus prácticas. Al poco de su ingreso en el JEM El Castillejo comenzó un periodo de prácticas formativas laborales como ayudante de cocina en Mesón Bar La Peña de Ely, donde estuvo un periodo de tres meses. Allí consiguió un contrato como ayudante de cocina que se prolongará hasta octubre.

Como equipo de trabajo nos sentimos orgullosos de Driss y de que él sea nuestro undécimo usuario emancipado y el quinto que lo consigue con empleo y vivienda. Su perfil como residente ha sido ejemplar por su capacidad de liderazgo, superación, continua motivación y referente de entrega y ayuda para los demás compañeros. En un pueblo pequeño como es El Bosque, en plena Sierra de Cádiz, la mayoría de los residentes le conocen, saben de sus virtudes y además le tienen aprecio.

Aunque en abril dejó definitivamente el centro El Castillejo, nos alegra saber que comienza una nueva etapa en su vida que le ayudará sin lugar a dudas a seguir completando su proyecto personal.

ISL Dúrcal: Un nuevo proyecto de vida para Rachid

Desde ISL SAMU Dúrcal nos enorgullece contar que recientemente, Rachid, uno de nuestros jóvenes más queridos, ha sido destinado a un recurso de Alta Intensidad, situado en la provincia de Cádiz. Este joven, que siempre ha mostrado un comportamiento impecable, deberá convivir con otros jóvenes extutelados procedentes de diversas nacionalidades, los cuales comparten un mismo objetivo: esforzarse para lograr un proyecto de vida mejor, donde sus necesidades básicas estén cubiertas y donde puedan hacer gala de su autonomía e independencia.

Además, en este tipo de recursos es imprescindible tener una actitud proactiva, por lo que deberá continuar con su formación, incrementando así las posibilidades de búsqueda efectiva de empleo.

Todo ello será posible bajo el asesoramiento y supervisión de diversos profesionales, los cuales se encargarán de velar por sus derechos de los menores pero sin descuidar el cumplimiento de sus obligaciones.

Para los jóvenes, alcanzar la mayoría de edad es generalmente motivo de celebración. Sin embargo, en el caso de los Menores Extranjeros No Acompañados, la llegada de los dieciocho años suele causar miedo y angustia ante un futuro incierto. En ISL SAMU Dúrcal contamos con una plantilla de profesionales que se esfuerzan a diario para garantizar que todos nuestros menores tengan la opción de optar a un recurso de alta intensidad, una vez hayan cumplido la mayoría de edad, alejándoles así de una vida marcada por la precariedad y el desamparo.

En el caso de Rachid, el menor afirma estar muy agradecido por la oportunidad que se le ha brindado, la cual le abrirá las puertas hacia un futuro mejor. Desde ISL SAMU Dúrcal, le deseamos mucha suerte en esta nueva y prometedora etapa de su vida, en la que seguro logrará todas las metas que se proponga.

Un equipo de 13 voluntarios se une al dispositivo de Ceuta

Un contingente de especialistas voluntarios de la Fundación SAMU, entidad sevillana líder en España en la gestión de centros de menores extranjeros no acompañados, se ha desplegado en Ceuta para apoyar a los dispositivos de atención a los menores que han llegado desde Marruecos en las últimas horas, y que ha derivado en una crisis humanitaria.

Concretamente, son seis los profesionales que han acudido a ofrecer su ayuda, de los que dos de ellos son migrantes extutelados, hoy integrados en la plantilla de la Fundación SAMU y que ofrecerán su experiencia a los menores que permanecen en Ceuta. Otros dos voluntarios son profesionales con una larga experiencia en implantaciones y dispositivos de emergencia, y uno de ellos es director de centros de menores extranjeros no acompañados. Durante la jornada de hoy, se unirán al contingente cinco especialistas más y un equipo de bioseguridad para sectorizar. Todos ellos se han puesto a disposición de los responsables de gestionar los recursos donde están alojados temporalmente los menores recién llegados.

Esta misión humanitaria desarrollada con carácter urgente por la Fundación SAMU se produce después de que la entidad se pusiera a disposición del Gobierno de la ciudad autónoma, brindando sus recursos para aliviar la situación que padece Ceuta desde hace varios días.

Hace algunos meses, concretamente en noviembre de 2020, Fundación SAMU desplegó también en las Islas Canarias un dispositivo de atención a los menores no acompañados que llegaron de forma masiva a la localidad de Puerto Rico y que se materializó en otra crisis migratoria que aún está activa.

Fundación SAMU es la entidad que más centros de protección de menores extranjeros no acompañados gestiona en España. Así, durante 2020, la Fundación atendió a más de 1.000 menores no acompañados. Actualmente, la Fundación gestiona 36 centros en toda España, con una plantilla movilizada superior a los 500 profesionales. En todos los casos, el servicio de Fundación SAMU tiene un carácter integral, que persigue no sólo la atención asistencial de los menores sino su desarrollo social, psicológico y laboral.

España y Marruecos entraron el 18 de mayo en su mayor crisis diplomática en los últimos veinte años, con la llamada a consultas por parte de Rabat de su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, tras la entrada en Ceuta de casi 8.000 emigrantes irregulares llegados desde Marruecos en poco más de 24 horas.

La gran mayoría de estas personas llegaron a Ceuta a nado a través de huecos abiertos en el espigón que prolonga la frontera de Tarajal hasta el mar. Mujeres con niños pequeños de la mano, ancianos, adolescentes y jóvenes se dirigieron durante varios días en un reguero imparable hacia Ceuta con lo puesto, tras recibir informaciones que aseguraban que la frontera estaba abierta.

De estas 8.000 personas, unos 1.500 son menores de edad. Algunos de ellos cruzaron a España sin informar a sus familiares, que los buscan desesperadamente desde entonces. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, al cierre de esta edición unas 6.500 personas habían sido ya repatriadas de Ceuta a Marruecos.

ISL Castillo de las Guardas: Una riqueza personal que salta a la vista

La emancipación para los menores inmigrantes no acompañados es todo un reto. Son muchas las dificultades a la que se enfrentan para encontrar un puesto de trabajo. Atravesar la puerta de entrada al mercado laboral no es fácil. Aunque algunas personas lo consiguen con menos dificultad, lo normal es que esa puerta se haga tan pequeña que sea prácticamente imposible atravesarla.

Fundación SAMU, a través de los programas de Inserción Sociolaboral (ISL), apuesta por ofrecer prácticas formativas para mejorar la preparación de los menores residentes en centros de protección, colaborando con empresas dispuestas a conocer nuevos talentos. Este periodo es importante para que los chicos encajen y consigan una ocupación que les ayude a complementar su vida autónoma. La acción del equipo educativo y técnico de SAMU va encaminada a acompañar y guiar a los beneficiarios de estas prácticas para fortalecer sus virtudes y favorecer su contratación.

A veces surgen oportunidades únicas, como es el caso de la ofrecida por un vecino y empresario de El Castillo de las Guardas que ofreció un contrato de trabajo a uno de los jóvenes residentes en el centro de menores de la localidad. Su experiencia está llena de enriquecimiento mutuo que ha hecho posible dar un gigantesco paso en el camino de la autonomía de uno de los jóvenes de nuestro centro.

Este vecino, dentro del periodo de prácticas formativas, tuvo la suerte de conocer a un menor subsahariano con un carisma y “unas ganas de trabajar incomparables con otro chico de la localidad”, según afirma el propio empresario. Señala que su experiencia y recorrido de más de veinte años con su empresa le ha llevado a conocer diversos perfiles dentro de su plantilla. Por eso, sabe perfectamente apreciar la alta motivación y la superación de un trabajador. Palabras como “disposición, responsabilidad, aprendizaje y esfuerzo por su puesto de trabajo” son las que el empresario utiliza para definir las facultades del menor. “Muchas veces lo tienes que frenar”, asevera.

La práctica dentro del programa de inserción sociolaboral nos dice que existen empresarios que piensan que contratar a una persona de origen extranjero supone un obstáculo y un problema para su negocio. De esta manera, se dejan a la sombra los talentos y las capacidades de muchas personas, perjudicando también su situación individual en el país.

Lejos de este pensamiento, prevalece la actitud de nuestro vecino, que valora las potencialidades de este joven y de otros muchos. El importante bagaje que traen desde sus países de origen en cuanto a vivencias y situaciones es un valor que se transforma en talento y diversidad, y una riqueza personal que resalta a la vista.

María Luisa Rodríguez, jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU: “Yo soy María Luisa, el ‘comodín’ de SAMU”

María Luisa Rodríguez Águeda (Tarifa, 1974), jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU, es un ejemplo de afán de superación en su profesión. Posee vocación, profesionalidad, tesón y, sobre todo, compañerismo y capacidad de trabajo en equipo, características decisivas para superar cualquier situación profesional, como ha demostrado desde su llegada a SAMU.

—¿Cuándo comenzó su andadura en SAMU?
—Comencé a trabajar en SAMU en la primera Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) que la organización abrió junto al centro de menores Nuestra Señora del Cobre en Algeciras (Cádiz) en 2007. Allí estuve encargada de la lencería, pero también ayudaba a la cocinera del recurso en la elaboración de los menús. Finalmente, acabé en el puesto de cocinera, turnándome con mi otra compañera. En 2008, SAMU comenzó a gestionar un centro residencial básico y nos trasladamos a Pelayo. Aquí me consolidé profesionalmente hablando. Cocinaba para los menores, además de realizar los pedidos de alimentación y todo lo relacionado con la lencería y limpieza.

—¿Cómo era su relación con los menores?
—Mi relación y trato con los menores era cada vez mayor, lo que hizo que aflorara en mí una vocación hasta entonces oculta a la hora de trabajar en el Sistema de Protección de Menores. Siempre tenía ‘ayudantes en la cocina’. Muchos menores siempre estaban dispuestos a colaborar. Llegó un punto en que ellos solos leían el menú y sabían qué alimentos y qué cantidades tenían que coger para ayudarme a elaborar las diferentes comidas sin necesidad de que yo les dijera nada.

—¿Cómo conoció Fundación SAMU?
—Un vecino que trabajaba en el Centro de Menores del Cobre me habló de la apertura del nuevo recurso que iba a gestionar SAMU y él mismo dejó mi currículum. A los pocos días me llamaron para una entrevista, la cual me realizó el doctor Carlos Álvarez Leiva. Recuerdo con cariño que, al preguntarle cuáles serían mis funciones, don Carlos me dijo que sería “el comodín”, así que el día que me presenté a mis compañeros dije textualmente: “Yo soy Mª Luisa y soy el comodín”. Recuerdo aún como se reía don Carlos.

—¿Qué recuerdos tiene de esos primeros años en SAMU?
—Fueron mis mejores años profesionales. Tengo maravillosos recuerdos de los menores y los compañeros. Ver a un menor llegar al centro y marcharse años después era un motivo de orgullo. La diferencia entre el niño que llegaba y el medio hombre que se marchaba era abismal, y tú sabías que habías formado parte de esa evolución. En cuanto a los compañeros, por ejemplo, trabajar con Nicolás Torres, que por aquel entonces era educador, era muy divertido. Nunca sabías por dónde iba a salir. Sus revisiones de las habitaciones de los menores sin previo aviso eran lo mejor. No quiero decir con esto que lo que hago ahora no me guste. En absoluto. Ahora SAMU me ha dado la oportunidad de crecer profesional y personalmente, y me encanta. Es cierto que el trato directo con los menores ahora es menor, pero sigo disfrutando de ellos cada vez que abrimos un centro. Ellos llegan en patera a España, sin nada, y todos los compañeros nos involucramos en su atención.

—¿En qué otros recursos de SAMU ha trabajado?
—En 2012 nos trasladamos de Pelayo a un nuevo centro en San Roque, pero en 2014, la Junta de Andalucía no renovó la concesión del centro a SAMU, lo que supuso un paréntesis en mi carrera profesional. En 2017, Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU, confió nuevamente en mí y me dio una oportunidad. Para ser sinceros, dudé de si aceptar o no. Fue mi hija la que me alentó a hacerlo. “Mamá, súbete al tren, que el tren solo pasa una vez”, me dijo. Y así lo hice. Cuatro días después estaba haciendo macarrones para 40 menores. Esta vez mi cometido fue otro. Fui auxiliar educativo en el nuevo recurso que SAMU abrió en Jimena de la Frontera. Siempre digo que me alegro de haberme subido de nuevo al tren, pero la verdad es que nunca imaginé que el tren iba a ir tan lleno. Con la crisis migratoria de finales de 2017 y principios de 2018, SAMU experimentó una expansión sin precedentes. El ritmo de apertura de recursos dirigidos a menores era frenético y, para poder cubrir las necesidades de los nuevos menores que llegaban a nuestras costas, me dieron la responsabilidad de llevar la logística de estos nuevos centros en cuanto a la relación y control del cátering, pedidos de alimentación, higiene y limpieza, control y pedido de ropa, y todas aquellas otras necesidades que pudieran surgir. Actualmente, también realizo estas funciones en los centros abiertos recientemente en Canarias.

—Supongo que también habrá vivido momentos duros.
—Creo que eso es inevitable. Muchos de los menores que llegaban a la primera UATE y al primer residencial de SAMU lo hacían en condiciones de desnutrición, con piojos, calvas en la cabeza… Su situación era bastante precaria. Recuerdo también el día de la llegada del barco Open Arms y la mirada de esos niños que estaban a bordo, una mirada que impactaba. En los últimos meses, la llegada de chicos a Canarias también ha sido desmesurada.

—Tengo entendido que tiene un mote cariñoso, ‘La bruja’. ¿Cómo surgió este apelativo?
—Cierto, me llaman ‘Bruja’ o ‘Bruji’. No sabría decirle bien cómo surgió. En la primera UATE, un día regañé a un menor por estar en pijama aún a una hora en la que no se podía según las normas del centro. Años más tarde, ese chico, ya adulto, pasó a formar parte de la plantilla de SAMU y una noche en la que estábamos los dos de guardia me recordó aquella regañina y me confesó que en aquel momento le parecí una bruja. No sé si nació ahí, pero lo cierto es que hasta don Carlos Álvarez Leiva alguna vez se ha referido a mí de esta forma y en tono cariñoso. Hasta mi propia hija me llama así.

—¿Qué le ha ofrecido SAMU en estos años?
—Evolución y mucha satisfacción. Gracias a la oportunidad que me ha dado SAMU, soy como soy hoy en día. Me siento muy orgullosa del crecimiento que ha tenido SAMU, y ver crecer cada uno de los recursos en los que he intervenido es muy satisfactorio, pues sé que yo he formado parte de ese crecimiento. Eso sí: toda esta evolución profesional se la debo a mis compañeros, que día a día me han ido enseñando y ofreciendo su ayuda. Son Laura, Karen, Antonio Rodríguez y Palma. Y especialmente se lo tengo que agradecer a Nico y Juan que han confiado en mí hasta llegar aquí.

Un equipo preparado para la llamada de Estados Unidos

SAMU, a través de su filial SAMU Foundation, con sede en Washington DC, sigue trabajando con el objetivo de ofrecer sus recursos para hacer frente a la crisis migratoria que vive el país norteamericano, especialmente, en la atención de menores extranjeros no acompañados y sus familias a través de la operación New Comfort. El objetivo de SAMU Foundation es crear un proyecto educativo residencial cerca de Washington DC, pero la entidad está abierta a participar en cualquier otra iniciativa o proyecto que le permita ayudar a paliar el problema actual, según explica Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

Mientras se solventan los trámites administrativos y burocráticos, y a la espera de obtener luz verde por parte de Estados Unidos, SAMU ya ha puesto su maquinaria en marcha y ha empezado a formar a un equipo de 15 personas, todos ellos profesionales del área de Infancia y Familia de SAMU de diferentes puntos de España, en la implantación de centros de menores en Estados Unidos.

“Desde el área de Infancia y Familia hemos seleccionado a 29 profesionales de SAMU que han mostrado su interés en participar en la Operación New Comfort si el proyecto sale adelante y trabajar durante unos tres meses en EEUU. A esas 29 personas las hemos dividido en dos grupos en función de su nivel de inglés y perfil profesional, y ya hemos empezado a formar al primer equipo”, señala Adrián Moreno, coordinador del curso y responsable del proyecto de implantación de un centro de menores en Estados Unidos.

Este curso, de 10 horas de duración, tiene como objetivo principal que los participantes adquieran toda la información necesaria sobre cómo implantar un centro de menores desde cero y fuera de España, así como la documentación y licencias requeridas, y el conocimiento sobre las diferentes tipologías de recursos dirigidos a menores, sus necesidades y gestión. “No es lo mismo poner en marcha un recurso de emergencias y acogida inmediata con 100 ó 150 plazas, que un centro residencial, con 30 ó 50 plazas. El funcionamiento del mismo y las necesidades de los menores son diferentes”, subraya Moreno.

En este curso de nivel avanzado, además de Adrián Moreno, también participan como formadores José Manuel Román, director del JEM Polanco (Sevilla); Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU; y Karen Gil, directora del Recep Campo de Gibraltar. El 11 de mayo se celebró la inauguración del curso, acto al que acudieron Adrián Moreno; Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU; Juan González de Escalada; director de Escuela SAMU y del área de Emergencias; y Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

De forma paralela, este mismo día se inauguró el curso de Especialización en Centros de Menores dirigido a alumnos de Técnico en Integración Social y Técnico en Emergencias Sanitarias, así como a cualquier persona interesada en este campo profesional, con el fin de acercarles a la realidad laboral en los centros de menores y poder cubrir así las ofertas de empleo de Fundación SAMU en este campo. Este curso trata tanto aspectos culturales del colectivo en el que se van a sumergir, así como estrategias de resolución de conflictos emocionales tanto del educador como del residente. Todos ellos son contenidos decisivos para un primer encuentro con menores. El fin de esta formación es que el alumno adquiera los conocimientos, competencias y habilidades necesarias para trabajar en centros de menores.

El curso, que se divide por bloques, tiene una duración de 36 horas (11 sesiones), del 11 de mayo al 24 de junio, y cuenta con la acreditación de Escuela SAMU. El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, se dirigió a los alumnos el primer día de clase junto con el director del curso y del área de Infancia y Familia de SAMU, Nicolás Torres. Este primer día, Abderrahim, mediador en el ARB Miguel de Mañara (Montequinto, Sevilla), fue el encargado de acercar a los alumnos a este colectivo por primera vez.

Otros instructores del curso son Daniel Cobos, director del COISL Motril (Granada), encargado de explicar a los alumnos cuál es el modelo de trabajo en un centro de menores; el bombero Pablo Álvarez, que aborda el tema de la protección personal, extinción de incendios y evacuación; Manolo Calvente, psicólogo del Centro El Bosque (Algeciras, Cádiz), que aborda los problemas conductuales de los menores; Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU, que trata sobre la organización interna de un centro de menores y de temas relacionados con la legislación; Siham Khalifa El Abdi, responsable del PAI SAMU Motril, encargada de los temas relacionados con la inserción socio-laboral de los menores; Palma Díaz, directora del ARB El Bosque, que habla de los trámites administrativos y del trabajo social; Julia Roldán Mariscal, psicóloga del ARB Miguel de Mañara, que aborda la gestión de conflictos en el entorno de trabajo; Ana Solís Cuadrado, psicóloga y docente en Escuela SAMU, que aborda la gestión de emociones; y Lucía Gómez Herrero, pedagoga y docente en Escuela SAMU, que es la encargada de organizar la parte práctica del curso, que consiste en la visita a un centro de menores.

El objetivo general de este curso es mejorar la capacitación profesional del personal de nueva contratación en los centros de menores de Fundación SAMU, además de acercar a las personas interesadas de otros campos profesionales los conocimientos básicos necesarios para poder intervenir con personas en situación de riesgo de exclusión social. También se busca capacitar al alumnado con recursos y estrategias de intervención, resolución de conflictos y socialización de manera que se sienta seguro al desempeñar las labores propias de esta profesión; y transmitir conocimientos sobre los distintos colectivos, para que puedan empatizar y comprender su cultura, así como aquellos aspectos legales y protocolos de actuación que les afectan directamente.

Un horizonte para los extutelados

Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostats), la edad media de emancipación en España es de 29 años. Vivimos en una sociedad en la que, debido a distintas circunstancias socioeconómicas, se ha comprobado y demostrado estadísticamente que el paso a la vida independiente de los jóvenes se produce a unas edades cada vez más tardías. Los chicos y las chicas que proceden del Sistema de Protección de Menores ingresan en los centros con una “fecha de caducidad” marcada por los 18 años. A esta edad, la ley les reconoce oficialmente la mayoría de edad y les exige autonomía demostrable. Poder cumplir esta obligación legal implica numerosas dificultades, ya que estos jóvenes carecen de los apoyos necesarios para afrontar la nueva situación, máxime cuando las circunstancias que originaron su ingreso en el Sistema de Protección de Menores no han desaparecido e incluso se ven agravadas. Dentro de las distintas tipologías de menores atendidos en el Sistema de Protección también se hallan jóvenes inmigrantes que llegaron solos a España, sin adultos de referencia y con un proyecto migratorio erróneo o sin definir.

Ante esta situación, y dada la dilatada experiencia que tiene SAMU en la atención a menores tutelados, su fundación, a través del área de Menores y Familia, ha puesto en marcha el Programa Horizontes (Modalidad Alta Intensidad), dirigido a jóvenes procedentes del Sistema de Protección de Menores de Andalucía entre 18 y 25 años con un perfil determinado. Son jóvenes que carecen de apoyo familiar, de vivienda, de los recursos personales, sociales y económicos necesarios para llevar una vida independiente, y presentan una serie de características especiales que les dificultan acceder al mercado laboral, encontrándose en un alto riesgo de exclusión social si no se les presta un apoyo intensivo y un acompañamiento individualizado.

El objetivo principal no es la emancipación en sí misma, sino la plena integración en nuestra sociedad dotándoles de recursos y medidas de discriminación positiva. “Horizontes sigue la misma línea que los Programas de Alta Intensidad (PAI) que SAMU desarrolla desde hace años en diferentes puntos de Andalucía. Pero mientras que éstos están financiados por el Fondo Social Europeo, Horizontes se financia gracias a la subvención con cargo al 0’7% del IRPF, ayuda del Estado dirigida a proyectos sociales”, explica Pilar Laguna, coordinadora del Programa Horizontes.

Este proyecto, de un año de duración, arrancó en enero y cuenta con cinco viviendas, con seis plazas cada una, en las provincia de Granada, Málaga, Sevilla, Córdoba y Cádiz. Sevilla es el único de los cinco centros dirigido exclusivamente a mujeres. Todos los demás recursos son masculinos, con la excepción de Málaga, que varía entre un centro masculino o femenino según la demanda.

“El Programa Horizontes, en su concepción y desarrollo, parte de las necesidades y situación personal de cada joven y, sobre todo, de sus proyectos de futuro, por lo que desarrollamos itinerarios personalizados de inserción”, señala Pilar Laguna. “Una parte de nuestra misión es orientar, facilitar, formar y participar con ellos y ellas en todo este proceso, ofreciendo además un recurso para lograr su plena autonomía y normalización, como son las viviendas que ofertamos, donde tendrán la garantía de cubrir todas sus necesidades. No obstante, es necesario que cooperen y colaboren, pero sobre todo que participen generando grupo y sintiéndose parte de éste. La participación en el programa es voluntaria”.

Según explica Laguna, los profesionales de SAMU trabajan con estos jóvenes en cinco áreas fundamentales: actividades de la vida diaria (tareas domésticas, cómo llevar una casa, facturas, reparaciones básicas…); salud e higiene (enfermedades comunes, cómo funciona el sistema sanitario público, cómo pedir una cita con el médico de familia, qué enfermedades o dolencias incapacitan para ir a trabajar y cuáles no, formación sexual y en relaciones sanas…); economía y recursos (documentación administrativa, contratos de alquiler, empadronamiento, cómo funciona una comunidad de propietarios…); formación laboral (itinerarios personalizados de inserción sociolaboral en función de sus capacidades, actitudes y motivación, búsqueda de prácticas formativas); y personal y relacional (tutorías individuales donde se tratan temas personal como su propia historia y cómo les afecta).

“Todos los chicos viven el mismo proceso, por ello intentamos generar un ambiente de equipo entre todos, y que los éxitos y fracasos de uno de ellos se vivan como algo del equipo”, destaca Pilar Laguna. “Los chicos participan activamente en la toma de decisiones sobre su futuro. Nosotros les acompañamos y los orientamos, pero la decisión final siempre es de ellos. Tiene mucho mérito lo que hacen estos chicos teniendo en cuenta la mochila tan pesada que llevan encima. ¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vidas hemos tomado decisiones erróneas? Muchas. A ellos no se les permite equivocarse”.

A pesar de que el Programa Horizontes sólo lleva cuatro meses en funcionamiento, ya existen casos de éxito, en un contexto de limitaciones en el mercado laboral como consecuencia de la crisis sanitaria.

En el Programa Horizontes de Sevilla hay dos chicas que han conseguido su primera oportunidad laboral. Para estas mujeres -algunas con baja formación académica, otras con dificultad en el lenguaje, y la mayoría sin experiencia profesional- la inserción laboral es un reto complicado que requiere de mucho compromiso y constancia.

Imane ha sido la primera chica del Programa Horizontes de Sevilla en firmar un contrato de prácticas formativas en el sector de la hostelería. “Imane es una joven tímida, sin experiencia profesional, pero con unas inmensas ganas de aprender y de desarrollarse profesionalmente. Su principal objetivo es integrarse en el mundo laboral y regularizar su documentación, algo que ya está logrando. Después de más de un mes de prácticas, Imane es un ejemplo de superación día a día, de motivación y de compromiso. Si sigue por ese camino conseguirá todo lo que se proponga”, destaca Celia López, técnico responsable del Programa Horizontes Sevilla.

Otro ejemplo de éxito en Sevilla es el de Sabrine Essaki. La joven desciende de una familia de peluqueros y, desde su llegada a España siendo menor de edad, tenía claro que quería seguir con esta tradición familiar y formarse para ello. Después de casi dos años de formación teórica-práctica en una academia de peluquería, la joven es consciente de que está un paso más cerca de conseguir su sueño. “Sabrine ha demostrado que la perseverancia del día a día gratifica personalmente. La joven asegura sentirse feliz y realizada con su trabajo. Y a pesar de que se le hace largo este recorrido formativo, nunca ha desistido en alcanzar su meta, y es esta la que la fortalece para no desistir”, señala Celia López. “La constancia es la clave del éxito y estamos seguros que Sabrine va por buen camino para conseguirlo”.