Una oportunidad para jóvenes extutelados migrantes

Moussa, El Aib, Jawhari, Aziz, Sidiki y Bamba son los nombres de seis jóvenes migrantes que han conseguido alcanzar el objetivo por el que iniciaron su viaje migratorio, un sueño que se ha hecho realidad gracias a su gran trabajo y al imprescindible apoyo del Programa de Jóvenes Extutelados Migrantes (JEM).

El Programa JEM surge del concierto de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación con entidades sociales, está cofinanciado por el Fondo Social Europeo y tiene como objetivo proporcionar las herramientas necesarias para la inserción laboral y social de los jóvenes migrantes, con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, que hayan recibido anteriormente medidas del sistema de protección de menores de la Junta de Andalucía a través de los Itinerarios Personalizados de Inserción.

Gracias al Programa JEM, jóvenes migrantes de las provincias de Córdoba y Sevilla pueden recibir atención integral que cubre las necesidades básicas de alojamiento, manutención, acompañamiento socioeducativo, regularización administrativa e inserción social y laboral, garantizando su transición a la vida independiente en condiciones de seguridad e igualdad.

Moussa, El Aib, Jawhari, Aziz, Sidiki y Bamba han completado su proceso de regularización documental con contratos de diferentes sectores laborales, contribuyendo así a la consecución de los objetivos marcados en su itinerario sociolaboral. Ellos son un claro ejemplo de los extraordinarios resultados que alcanzan los menores acogidos al Programa JEM, un proyecto imprescindible que les ha permitido vivir de manera independiente gracias al esfuerzo y el trabajo invertido, tanto por los jóvenes como por el equipo de profesionales que les ha acompañado desde su llegada a España y, por supuesto, gracias a la financiación de los Fondos Sociales Europeos que apoyan económicamente los programas de autonomía, garantizando una salida segura y digna a todas las personas que emigran en busca de un futuro mejor.

Un joven del programa JEM Sevilla

Un joven del programa JEM Sevilla

Desde Fundación SAMU animamos a los chicos que están a punto de alcanzar su emancipación para que sigan el ejemplo de sus compañeros. Para ello, organizamos encuentros y convivencias en las que los jóvenes emancipados tengan la oportunidad de transmitir sus experiencias de primera mano a todos aquellos que están iniciando el mismo proceso que ellos tuvieron que afrontar. Gracias a la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación y a la financiación de los Fondos Europeos por hacer de los sueños de estos jóvenes una realidad ilusionante.

 

El periplo de Mamadou y su experiencia en el JEM SAMU Córdoba

Mamadou Rafiou Balde es uno de los jóvenes beneficiario del Programa de Jóvenes Extutelados Migrantes (JEM) puesto en marcha por SAMU, un programa que surge del concierto de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación con entidades sociales y, está cofinanciado por el Fondo Social Europeo. Mamadou llegó al JEM SAMU Córdoba  en octubre de 2021, después de pasar por diversos dispositivos, fundaciones y recursos. Su intención al llegar era clara: encontrar un trabajo que le permitiese ayudar a su familia en su país de origen, Guinea Conakry. El joven no concibe su viaje migratorio sin ese objetivo.

Mamadou nació en la ciudad de Labé, Guinea Conakry, hace 20 años. Al fallecer su padre, su tío se encargó de su crianza: decidió que Mamadou abandonase la escuela a edad temprana para comenzar los estudios en la escuela coránica. Al acabar dicha formación, el joven comenzó a ayudar a su madre en lo que podía para sacar a sus tres hermanos menores adelante y evitar que abandonasen la escuela. Su madre es la piedra angular en la que Mamadou se apoya para salir adelante cada vez que le flaquean las fuerzas o las certezas: su familia necesita, en gran medida, de toda aportación que él pueda proveer.

“Me fastidia no tener dinero para mandar. No he empezado todavía ¿sabes? Es mucho tiempo. Y si piensas en lo que sufre [su madre] por ti y todo lo que hace…y resulta que tú no te mueves nada para hacer nada por ellos… no está bien”, comenta Mamadou.

En su ciudad natal, Mamadou no veía opciones de una vida estable y con posibilidades de que su familia saliese adelante, por lo que una idea se formó en su mente: migrar para buscar oportunidades más allá de las fronteras guineanas. Corría marzo de 2016.

Así, el joven decidió que debía probar suerte y llegar a Europa para labrarse un futuro, periplo en el que invirtió dinero, tiempo y sufrimiento.

Mamadou Rafiou

Mamadou Rafiou

Al dejar Guinea se encaminó a Mali, donde cruzó el desierto hasta llegar a Orán, Argelia. Allí desempeñó durante unos meses diversos oficios de subsistencia, no siempre obteniendo la recompensa prometida antes de empezar el trabajo. Esto casi provocó que diera la vuelta y regresara a Guinea: “Cuando llegué a Argelia casi quería cambiar de idea. Normalmente quería llegar a Europa, pero lo que más deseaba era encontrar un sitio para ganar dinero y ayudar a mi familia”, señala el joven.

Aun así, tras cerca de ocho meses, Mamadou consiguió ahorrar lo suficiente para iniciar la siguiente etapa de su viaje. Si bien la idea era dirigirse hacia Libia, por la facilidad de cruce hacia Italia, los conflictos armados de la región y las consecuencias sobre los migrantes desincentivaron esta opción. Por lo tanto, acompañado de un buen amigo que actualmente se encuentra en Francia, Mamadou puso rumbo hacia Marruecos, con idea de atravesar el Estrecho.

Ello, no obstante, tras diversas experiencias que prefiere no rememorar, acabó por recalar en Rabat, donde permaneció durante unos cuantos meses más. Finalmente, desde allí el joven llegó a una ciudad costera marroquí desde donde, tras varios intentos fallidos a lo largo de varios meses, Mamadou arribó a las costas almerienses tras ser interceptada su patera por Cruz Roja en alta mar. Era mayo de 2018.

“Lo intentamos tres veces, pero encontramos a la Marina de Marruecos en el mar y nos atrapó. Cuando te atrapan, te mandan a un pueblo lejos, cerca del desierto, para que tardes en volver”, asegura el joven.

Tras llegar a España, Mamadou recorrió diversos centros en varias Comunidades Autónomas hasta que fue declarado menor de edad con la aportación de su documentación. Es entonces cuando el joven llegó a SAMU, a la UATE de Montemayor, donde permaneció hasta su traslado al C. P. M. Juan de Mairena, en Córdoba capital. “Quería estudiar algo, porque no tengo cursos. Cuando tienes 17 años no puedes estudiar porque no da tiempo. De verdad que quería estudiar, como poco 3 años o algo más o menos, algo de estudios”.

En enero de 2020, al cumplir la mayoría de edad, Mamadou abandonó las instalaciones del Juan de Mairena. A su salida se le propuso como candidato para un piso de mayoría en Baena, pero él la declinó por encontrarse haciendo prácticas, gestionadas por el Programa Labora, en un restaurante de la capital y con perspectivas de contrato, necesario para la renovación de su documentación antes de la reforma del Reglamento de la LO 4/2000. No obstante, como a tantos otros jóvenes, la pandemia impidió cristalizar esta oportunidad. Así, luego que se levantase el confinamiento, consiguió trabajo en Lleida, gracias a un contacto personal, donde permaneció hasta su llegada a Córdoba Acoge, en septiembre de 2021. Finalmente, al cierre del recurso de dicha entidad, Mamadou volvió a SAMU, en el Programa para Jóvenes Extutelados Migrantes, en funcionamiento desde mayo de 2021 en Córdoba.

Una vez en el Programa JEM Córdoba, Mamadou ha retomado su itinerario formativo y laboral, interrumpido en marzo de 2020, a través de diversos cursos de formación y unas prácticas formativas en las que el joven se encuentra cada vez más a gusto. Además, acogiéndose a la reforma del Reglamento de la LO 4/2000, el joven ha podido renovar su documentación, lo que permitirá la inserción laboral en un futuro para nada lejano. Así, mediante las prácticas formativas no laborales en la cocina del restaurante Brote, en Córdoba, Mamadou ha encontrado un hueco donde aprender y crecer profesionalmente: ya no se trata solo de ganar dinero para ayudar a su familia, sino que, con ese objetivo en mente, él mismo puede desarrollarse como persona.

“Cada día hay cosa nueva que veo: me da ganas de aprender más. No es solo trabajar, es aprender, hacerme profesional. La gastronomía es difícil, pero no sé; sacar un plato y que alguien se lo coma y le guste… me gusta saber que lo ha disfrutado”, destaca.

Al salir de su casa, Mamadou sabía que el camino no iba a ser fácil. Aun así, cada vez que hay un nuevo tropiezo, al mirar atrás el joven se da cuenta de que ha soportado mucho más de lo que pensaba y que podrá superar también lo que se le presente en el futuro. Para ello, la renovación de la documentación ha sido un paso clave: a partir de ahora, únicamente queda seguir trabajando para la inserción final.

Andalucía ensalza la labor internacional de SAMU

Destacados miembros de la Junta de Andalucía visitaron el 22 de febrero las instalaciones de Escuela SAMU y participaron en un desayuno empresarial que se celebró en el nuevo aulario modular de la escuela. Esta visita institucional estuvo encabezada por la viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, María del Carmen Cardosa, y por el consejero delegado de Extenda-Andalucía Exportación e Inversión Extranjera, Arturo Bernal, quienes conocieron de primera mano los proyectos de cooperación internacional en los que está embarcada SAMU, y que la ha llevado a tener presencia en EEUU, Marruecos y Ecuador.

La visita fue la antesala de un desayuno empresarial, que estuvo protagonizado por María del Carmen Cardosa, viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía; y por María de la Luz Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID). Ambas responsables reflexionaron sobre El rol de las empresas en la agenda 2030 y las alianzas público-privadas para el desarrollo sostenible.

También participaron en el evento, entre otros, Antonio Sanz Cabello, viceconsejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior; Agustín Muñoz, director general de Emergencias y Protección Civil de Andalucía; Carlos Arturo Bernal, consejero delegado de Extenda; Mauricio Chacón jefe de Costa Rica del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE); José Álvarez Calderón, director territorial del Instituto de Comercio Exterior-ICEX; Blanca Crespo, del Club Multilateral de Extenda; Olga Pozo, jefa de departamento Unidad de Iberoamérica de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo; y representantes de diferentes empresas. Además, también estuvieron presentes diferentes miembros de SAMU como Carlos Álvarez Leiva, presidente y director general de SAMU; Juan González de Escalada, director de Emergencias de SAMU; Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; y José Antonio Trujillo, adjunto a la dirección general de SAMU; entre otros.

Desayuno empresarial en Escuela SAMU

Desayuno empresarial en Escuela SAMU

Esta actividad se enmarca dentro del programa del Club Multilateral de Andalucía de Extenda-Andalucía Exportación e Inversión Extranjera. Este club está constituido por un grupo de empresas andaluzas que destacan por su actividad en el campo internacional, en particular en proyectos financiados por organismos multilaterales y bancos regionales de desarrollo. En su duodécima edición, el club está formado por 26 empresas andaluzas, entre las que se encuentra SAMU.

SAMU, un “extraordinario valor” para las empresas del Club Multilateral

El viceconsejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, fue el encargado de abrir este desayuno empresarial por videoconferencia, momento que aprovechó para alabar el trabajo de la entidad. “SAMU cuenta con una amplia experiencia en la gestión de grandes proyectos sanitarios y sociales. Es un extraordinario valor para las empresas que forman parte de Club Multilateral. Os agradecemos la confianza que habéis depositado en Extenda a la hora de colaborar en vuestro desarrollo internacional y os felicitamos por los 40 años de actividad que habéis cumplido en una época difícil, pero en la que vuestra labor ha sido más necesaria que nunca”.

“Vivimos una época compleja por la crisis sociosanitaria que ha generado la pandemia, con muchos inconvenientes pero también con nuevas oportunidades. Éste es un momento en el que gobiernos e instituciones multilaterales están potenciando proyectos para fomentar el desarrollo sostenible y cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, especialmente en países de Asia, África o Latinoamérica. Todo ello mueve un mercado de grandes dimensiones abierto a la participación de empresas de todo el mundo”, mencionó Sanz durante su intervención.

“Una entidad puntera a nivel mundial”

María del Carmen Cardosa, viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, también destacó las infraestructuras de Escuela SAMU tras la visita. “No conocía las instalaciones. He intervenido en el desayuno teniendo solo como base la información con la que contamos en la Administración por todo lo que trabajamos con SAMU de manera tan estrecha. Pero después de ver estas instalaciones, me reafirmo firmemente en que SAMU es una entidad puntera, no solo en Andalucía, sino a nivel mundial. SAMU tiene unas instalaciones envidiables para otras muchas empresas. Debe ser el espejo en el que se miren otras muchas entidades como referente porque aporta mucho valor, no solo en Andalucía, sino también fuera de nuestras fronteras. Me voy mucho más firme y convencida de que SAMU es una apuesta segura”.

Cardoso también realizó una reflexión sobre lo importante que ha sido la labor de las empresas del tercer sector durante los momentos más duros de la pandemia. “La Administración llega hasta donde llega, y durante la pandemia se ha demostrado. Hemos sabido reciclarnos y adaptarnos en 48 horas, pero si no hubiera sido por el tercer sector, por todas aquellas entidades, como SAMU, que están a pie de calle, no hubiéramos podido prestar la atención necesaria en esos momentos tan complicados. Por eso es tan importante trabajar en red, es fundamental. Ahí está la clave. Solos no llegamos a ningún sitio y el tercer sector aquí es fundamental para que esto funcione”.

Cooperación internacional

María de la Luz Ortega, directora de la AACID, por su parte, reflexionó sobre el papel de SAMU en particular y de Andalucía en general en la cooperación internacional: “Creo que el papel de las organizaciones y las instituciones andaluzas en la cooperación internacional es muy valioso. Hay una trayectoria muy importante. En comparación con otras comunidades autónomas, nosotros lo tenemos incorporado como principio en el Estatuto de Autonomía, por lo cual no estamos hablando de una voluntariedad, sino de un principio que mana de lo que los andaluces queremos. Estamos trabajando mejor que en otros territorios”
Ortega también quiso destacar los recursos con los que cuenta SAMU: “Las infraestructuras que tiene Escuela SAMU son magníficas. Creo que es importante, desde la perspectiva de la cooperación internacional, poner al alumnado en la piel de lo que se va a encontrar. SAMU interviene en situaciones de emergencias complejas y es muy importante que los profesionales se formen en escenarios lo más reales posibles”.

ISL Jimena: Preparar el desembarco en la vida adulta

El 3 de noviembre, Amine dio un paso de gigante en dirección a su futuro. Ese día cumplió 18 años y lo hizo como quería: trabajando. Después de formarse en jardinería y mantenimiento, Amine se ha hecho mayor y ha empezado a trabajar con Fundación SAMU en el centro de San Juan de Aznalfarache.

Pocos días antes de su cumpleaños aún no se lo había dicho a su familia, a la que dejó en Beni Melal, en pleno Atlas marroquí. Antonio Rodríguez, una de las personas que mejor le conocen en España, dice que él es así: reservado, prudente, constante. Y Amine lo resume de otro modo: “Yo busco un futuro bueno y ayudar a mi familia. De momento estamos subiendo paso a paso”. Un paso no se da hasta que se completa el anterior.

El suyo es otro caso de éxito en el centro de Inserción Sociolaboral de SAMU en Jimena de la Frontera (Cádiz), localizado en las instalaciones del hostal Los Arcos. El centro cuenta con 22 plazas. SAMU tiene la misión de trazar un itinerario personalizado de inserción para cada uno de los chicos que llega aquí.
Es un trabajo en equipo. Educadores, trabajadores sociales, psicólogos y auxiliares trabajan para que tengan sus papeles en regla, aprendan español y, en definitiva, que al cumplir los 18 años cuenten con todas las herramientas para desenvolverse en la vida adulta. “Sin ellos no sería posible”, resalta Antonio Rodríguez, el director del ISL Jimena de la Frontera.

“Penurias, hambre, sed… y esclavitud”

Cada uno de estos niños llega con una pesada mochila a la espalda. Todos han completado un viaje de cientos de kilómetros por desiertos y países en guerra, con el mar a modo de obstáculo final. “Aquí puedes encontrar de todo. Son chicos que llegan después de meses de viaje, en el que han sufrido penurias, hambre, sed, falta de higiene, malos tratos o, incluso, esclavitud”, cuenta Rodríguez, que ha escuchado de ellos las historias más duras.

Por ejemplo, la de un chico que, junto con sus compañeros de viaje, fue secuestrado por las mafias que pululan por el desierto. “Tiene en su mente la imagen de cómo a sus compañeros les han dado palizas, incluso han matado a gente, porque no hacían lo que les pedían”. Para evitar represalias, el chico se convirtió en una persona dócil y sumisa. “Él sigue con ese pensamiento de que tiene que ser un sirviente para agradar a los demás”.

ISL Jimena

ISL Jimena

 

Meses después, sigue obsesionado con aquello de lo que fue privado. “Para él lo más importante es la comida y después la ropa, porque se ha pasado mucho tiempo desnudo, sin ducharse”. Los psicólogos de SAMU trabajan para que el joven, que cursa 4º de ESO, module una conducta enfocada durante meses a la esclavitud.

Itinerarios personalizados

Aunque todos comparten un pasado duro, cada itinerario se personaliza con mimo. El equipo técnico da instrucciones al equipo educativo para procurar a los chicos las herramientas más adecuadas a sus capacidades y motivaciones.

La tarea comienza con el proceso de legalización de su estancia en España, que puede llevar hasta casi un año. A veces llegan con documentación, pero otras veces no traen ni un solo papel. Por eso, muchos cumplían los 18 sin tener ni siquiera los papeles en regla y la opción de lograr un contrato de trabajo al cumplir la mayoría de edad (complicada de por sí) se desvanecía. “Se pasa bastante mal al ver que a un niño que viene a ganarse la vida y ayudar a su familia le quitan de golpe la posibilidad de hacerlo de manera legal”, lamenta el director, que espera que la reciente reforma legal corrija este grave problema.

En función de sus circunstancias y de su situación documental, se traza para cada uno un itinerario de inserción. En ocasiones serán escolarizados; en otras, realizarán prácticas formativas en empresas de carpintería metálica, electricidad o restauración. Si ninguna de esas opciones es viable (por ejemplo, porque no tengan pasaporte), aprenderán un oficio en la escuela de adultos. Muchos de ellos aprenden un oficio en Cortijo Román, un alojamiento rural en el corazón de Los Alcornocales, o en otras empresas colaboradoras, como La Pequeña África, una reserva animal en Jimena, donde ahora mismo dos chicos realizan sus prácticas.
Aprendiendo a convivir

Entre tanto, deberán aprender a convivir con jóvenes en su misma situación. “Le inculcamos que el centro es su casa y tienen que cuidarla como si fuese suya”, cuenta Rodríguez. Como en cualquier hogar, es imprescindible que haya comunicación, respeto y confianza. “Para ellos la figura de referencia aquí somos nosotros. Al mismo tiempo que tenemos que guardar la figura de autoridad, hacemos de padres, hermanos, psicólogos…”.

Algunos de ellos acaban colaborando con SAMU en situaciones de crisis y trabajando finalmente con la entidad. Este será también el caso de Amine, que cuando tenga su contrato en la mano podrá contarlo a sus padres. Tres años después de jugarse la vida en el mar, ha alcanzado su primer objetivo cuando llegó: trabajar. “Es una buena noticia para mí y para ellos”, dice, todavía tímido, pero sin disimular el orgullo por dado un paso más en dirección a su futuro.

Directivos todoterreno preparados para liderar

Fundación SAMU, con el apoyo de Funddatec (Fundación para el Desarrollo Tecnológico, Sostenible y Circular), ha puesto en marcha su Curso de Experto en Desarrollo Directivo que, en esta edición, servirá para impulsar las habilidades y conocimientos de directores de los centros de menores, discapacidad, salud mental, emergencias y atención sanitaria de Fundación SAMU.

Carolina González Vigo, vicepresidenta de Funddatec, participó el 11 de enero en la primera jornada formativa de este curso, que combina formación online y presencial en las instalaciones de esta Fundación en San Juan de Aznalfarache. González destacó el trabajo realizado por ambas fundaciones en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. “Inclusión social, igualdad, sostenibilidad y digitalización son valores fundamentales de las acciones que llevamos a cabo en nuestra sede social y que compartimos con nuestros patronos al servicio de las personas, por un mundo mejor”, apuntó la vicepresidenta de Funddatec.

El presidente de Fundación SAMU, Carlos Álvarez Leiva, destacó la relevancia de este plan formativo para impulsar las competencias y el liderazgo de los profesionales que están al frente de los numerosos y variados recursos de la organización, con una vocación de excelencia.

Este programa permitirá desarrollar las habilidades de dirección necesarias para el desarrollo directivo en SAMU. Contempla una formación teórico-práctica que situará a los alumnos ante problemas reales de la empresa con el objetivo de que se haga un trabajo de análisis y de toma de decisiones.

Los objetivos del curso incluyen conocer la empresa y sus protocolos institucionales; conocer estrategias de marketing y el trabajo en comunicación de SAMU; identificar los procedimientos de gestión jurídica y financiera; desarrollar habilidades de liderazgo; gestionar el estrés y la frustración; aplicar técnicas de resolución de conflictos y mediación; conocer la función del compliance en la institución; gestionar el conocimiento e identificar las nuevas áreas de innovación, sostenibilidad e igualdad.

Las clases ya han comenzado y se prolongarán hasta mediados de mayo en un programa de 750 horas lectivas. El profesorado está formado, en su mayoría, por profesionales vinculados a SAMU y especializados en las distintas áreas de gestión de la organización.

“Yo sé quién soy: Barakissa”

Barakissa Doumbia, natural de Costa de Marfil, ingresó en septiembre en el programa de autonomía Horizontes Sevilla de Fundación SAMU. Es una chica que, a pesar de estar llena de miedos e incertidumbres, poco a poco se abre camino en la sociedad, demostrando que sus ganas de aprender y superarse así misma pueden más que cualquier barrera que se le pueda presentar.

—¿Cuánto tiempo lleva en España? ¿Qué ha aprendido en todo este tiempo?
—Llevo ya casi tres años en España. Cuando llegué, no sabía nada de español y los policías que me interceptaron me daban mucho miedo. Después, entré en un centro de menores y ya estuve más tranquila. En este centro de menores aprendí a hablar español e hice un curso para trabajar de camarera. Ahora que ya soy mayor de edad, estoy recibiendo clases de español para aprender más el idioma, ya que quiero sacarme el título de ESA (Educación Secundaria para Adultos) y quiero trabajar como mis compañeras. Además, estoy aprendiendo cosas de la casa y soy voluntaria en Cruz Roja, donde trabajo con niños.

—¿Qué expectativas tiene ahora que ha cumplido la mayoría de edad?
—Quiero arreglar mis papeles y trabajar para poder irme a Francia con mi hermana menor, pero, hasta que no tenga los papeles en regla, sé que no puedo trabajar y eso me pone triste.

—¿Por qué aún no ha podido arreglar su situación documental?
—En el centro de menores en el que estuve, la educadora habló con mi madre porque necesitaba un papel para saber que soy Barakissa. Yo sé quién soy, Barakissa Doumbia, pero la policía necesita un papel para identificarme. Mi educadora se lo pidió muchas veces, pero mi madre dice que no tiene ningún papel en mi país. Ahora que soy mayor de edad, mi nueva educadora ha hablado de nuevo con mi madre, y sigue diciendo que no tiene ningún documento oficial. Yo no sé si nací en un hospital o en mi casa, pero sí recuerdo haber ido a la escuela. La educadora me ha pedido que le diga a alguien que pregunte en mi país sobre estos papeles, pero yo no confío en nadie.

—¿Cómo le afecta esta situación?
—Me pone muy triste. Yo quiero llevar una vida normal como mis compañeras, pero no sé cómo hacerlo. Sé que me están ayudando para poder arreglar mis papeles de otra manera, pero el no saber qué va a pasar conmigo me pone muy nerviosa. Yo sé que mi madre quiere lo mejor para mí, por eso tengo que obedecerla e irme a Francia, pero sé que sin papeles no puedo. Tampoco entiendo por qué no quiere mandar mis papeles. Se lo he pedido muchas veces y no quiere. Confío en que mi educadora pueda ayudarme.

Conclusión del autor

Como se puede observar, Barakissa Doumbia padece desde su llegada a España una situación de frustración constante. El hecho de embarcarse en un viaje, el temor del mismo, el no saber a dónde va ni qué se va a encontrar cuando llegue, el adaptarse a una nueva vida compartida en un centro de menores, los cambios al haber cumplido su mayoría de edad… Todo esto requiere un procedimiento que los jóvenes llevan a cabo con la ayuda de los profesionales que conformamos esta gran familia que es SAMU para que estos chicos sientan que su esfuerzo ha merecido la pena. El objetivo principal de los recursos de mayoría de edad es que estos jóvenes alcancen la autonomía plena, abandonen este recurso y otros similares dedicados a jóvenes extutelados con un puesto de trabajo, con la documentación en regla, con habilidades adquiridas y con la capacidad de emanciparse.

El caso de Barakissa Doumbia se está alargando en el tiempo debido a los continuos baches encontrados en el camino y que arrastra desde que era menor de edad. A pesar de las dificultades y controversias, la joven no pierde la esperanza de que su situación irregular pueda cambiar. Barakissa se involucra con el equipo ante las alternativas que se le plantean para conseguir la documentación necesaria y estamos seguros de que, con su entrega y ganas de progresar, conseguirá superar todos estos obstáculos.

 

CELIA LÓPEZ GONZÁLEZ. Técnico responsable del programa Horizontes Sevilla

Mamadou Jawara: un ejemplo de lo que es posible

Son muchas las diferentes historias de vida que han pasado por el centro ISL Alcalá (Alcalá de Guadaíra, Sevilla), pero la mayoría de ellas se cruzan en un mismo deseo: el de ayudar a la familia. Es sabido que la inmigración en España se mueve principalmente por el deseo de encontrar un futuro mejor, pero no siempre buscando el progreso vital como objetivo único, pues éstos menores vienen acompañados de la necesidad de mantener a las familias que han dejado atrás en sus países de origen. Jóvenes de entre 15 y 18 años que se ven obligados a asumir la responsabilidad de que sus hermanos pequeños puedan comer. Hablamos de una realidad antinatural, de niños que no pueden serlo.

Muchos de los relatos que nos ocupan cuentan cómo estos chicos abandonan sus estudios o ni siquiera los inician para empezar a pensar como “padres de familia”. Algunos deben paralizar su formación educativa cuando los padres se van de sus casas, desentendiéndose del cuidado de sus hijos. Es entonces cuando las madres no son capaces de conseguir un sustento familiar suficiente y los niños adquieren un rol equivocado. Buscan trabajos en el campo, la construcción, fontanería, tapicería o peluquería. Al final, se convierten en niños que, por supervivencia, han aprendido a desempeñar todo tipo de profesiones al coste de sacrificar su infancia.

Desde Fundación SAMU, en el centro de Inserción Sociolaboral de Alcalá de Guadaíra, caminamos junto a estos menores extranjeros no acompañados, ayudándolos a lograr sus metas.

Su formación educativa y/o laboral se nos presenta como reto principal en el trabajo que realizamos con ellos. La tarea no es sencilla; dificultades con el idioma, una nueva cultura que arrastra costumbres completamente desconocidas para ellos y en muchos casos contrapuestas a todo lo que han aprendido como “lo correcto”. Nuestros chicos deben hacer un gran esfuerzo de construcción para integrarse en nuestra sociedad, la cual no siempre les acepta, señalándoles como intrusos no merecedores de oportunidades.

En el equipo educativo de ISL Alcalá creemos en la meritocracia como motor de motivación. Y aunque la realidad pueda presentar circunstancias que escapen de nuestro control, consideramos este concepto como el pilar imprescindible desde el que deben trabajar los menores.

Mamadou Jawara es un claro ejemplo de perseverancia y sacrificio. Procedente de Mali, con 17 años llegó a España sin saber leer ni escribir. Un chico que dedicó su infancia a trabajar en el campo con su padre, anulando toda formación educativa debido a las necesidades familiares. Desde su llegada a nuestro centro de Alcalá ha demostrado tener claro su objetivo. Su interés por la cocina lo llevó a realizar una formación reglada. Tras adquirir unos conocimientos básicos culinarios, al mismo tiempo que aprendía nuestra lengua, inició sus prácticas como ayudante de cocina en El Paladar, un comercio dedicado a la venta de comidas caseras tradicionales. Sus dos meses de prácticas se le hicieron cortos al empresario que lo dirigía. En poco tiempo se integró con sus compañeros de trabajo y demostró su implicación laboral. La empresa nos expuso su interés por contratar a Mamadou, pero la situación documental del menor no se encontraba acabada para poder aceptar la oferta. Así pues, realizó unas segundas prácticas como auxiliar de lacados y barnizados, hasta conseguir completar toda burocracia.

Hace menos de dos meses que nuestro chico de Mali volvió con unas nuevas prácticas a El Paladar y para nuestra familia de ISL Alcalá es un verdadero orgullo poder decir que Jawara ha conseguido su primer contrato de trabajo en España, que está firmando en la fotografía que ilustra este reportaje. El menor está repleto de felicidad por haber conseguido su propósito y poder continuar ayudando a su familia. Su historia se ha convertido en una satisfacción enorme para nuestro equipo de profesionales y en un referente para el resto de menores de nuestro centro y de otros recursos de Fundación SAMU.

 

MARÍA ARCAS APARICIO.
Educadora de ISL Alcalá