La Universidad Pablo de Olavide y SAMU apuestan por la innovación social en el tercer sector

La Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla y SAMU han creado una cátedra para el impulso de la innovación social en el tercer sector. El convenio entre ambas instituciones fue firmado el 20 de junio por el rector de la UPO, Francisco Oliva, y el presidente-director general del SAMU, Carlos González de Escalada.
La nueva cátedra de la Universidad Pablo de Olavide, gracias a la financiación de SAMU, establecerá un marco de colaboración entre ambas entidades para el desarrollo del conocimiento en el área sociosanitaria a través de la innovación social. El objetivo es crear sinergias entre los 40 años de experiencia en el ámbito de la salud y la atención social de SAMU y el equipo investigador y académico del departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad. José Luis Sarasola, profesor titular de este departamento dirigirá la Cátedra.

La Cátedra SAMU de Innovación Social de la UPO permitirá llevar a cabo actividades de formación, tanto reglada como no reglada, y promoverá la cooperación educativa entre ambas entidades para la mejora de la empleabilidad de los estudiantes. Además, está prevista en el marco de la Cátedra la concesión de becas, ayudas y premios.

En el área de investigación, impulsará el desarrollo de nuevas líneas de estudios relacionadas con la innovación social del tercer sector y la elaboración de informes y estudios en los ámbitos de la salud y la acción social, promoviendo proyectos conjuntos de mejora. En divulgación y transferencia del conocimiento, se promoverán los valores y principios que fomenta la Cátedra a través de actividades culturales y de difusión, la publicación de los resultados de las investigaciones llevadas a cabo y la organización de congresos y conferencias.

Francisco Oliva destacó tras la firma del convenio cómo en la Universidad Pablo de Olavide se practica la innovación social tanto interna como externamente. De forma interna gracias a la labor del equipo investigador del área de Trabajo Social y Servicios Sociales; y, externamente, por el trabajo llevado a cabo desde el vicerrectorado de Cultura y Políticas Sociales para impulsarla a través de las actividades de la Universidad. “Es una oportunidad vincularse a una entidad de gran experiencia como SAMU, y la sinergia creada gracias a esta Cátedra traerá muchos beneficios, especialmente para las personas más desfavorecidas”.

Por su parte, Carlos González de Escalada, director general de SAMU, hizo hincapié en la importancia del papel fundamental que desempeñan las universidades y, en este caso, la UPO, en materia de desarrollo científico y académico. Además, destacó el compromiso férreo de SAMU con la UPO, mencionando la constitución del Instituto SAMU de Investigación Científica, una institución que aglutina el patrimonio investigador, académico y divulgativo que SAMU ha generado en los últimos 40 años y que servirá de impulso y soporte para la cátedra recién creada. “Desde SAMU vamos a realizar todos los esfuerzos necesarios para que esta cátedra sea un motor en la investigación y divulgación de nuevos métodos de atender a las personas que más lo necesitan”.

Las cátedras institucionales y de empresa constituyen un medio idóneo para canalizar la cooperación entre la Universidad e instituciones públicas y privadas. Para la comunidad universitaria, estudiantes, profesores e investigadores, este tipo de cátedras facilitan la relación con empresas y entidades, propiciando la colaboración en actividades de formación, la generación y divulgación de conocimiento, la transferencia tecnológica y la investigación.

Psicoterapia en el daño cerebral sobrevenido

El daño cerebral sobrevenido es una lesión cerebral que se produce en un momento concreto de la vida de una persona y que la transforma por completo. Tiene una triple afectación: física, cognitiva y emocional y conductual. Todas estas afectaciones provocan alteraciones en las actividades de la vida diaria y en cómo se relaciona con su entorno más próximo, como puede ser familiar y/o social.

Los cambios conductuales y emocionales pueden ser originados directamente por las lesiones en ciertas áreas cerebrales como son la amígdala, el giro cingulado, la ínsula, el globo pálido, el lóbulo temporal, el córtex orbitofrontal, entre otras. También pueden ser provocados por las modificaciones en la vida de la persona que provoca esa situación: cambio de hogar, pérdida de su trabajo, cambio de relaciones con su familia, amistades o disminución de la autonomía.

Los síntomas psicológicos después de un daño cerebral sobrevenido (DSC) pueden reflejar no solo un proceso cerebral disruptivo, sino también los esfuerzos adaptativos del individuo para afrontar las consecuencias de la lesión (Prigatano). El comportamiento tras el DCS depende de: tipo de gravedad, forma de aparición, localización y extensión de la patología cerebral; la naturaleza de la discapacidad; el significado otorgado a la discapacidad por el sujeto en función de sus experiencias y valores premórbidos; y el medio en el que el comportamiento se manifiesta.

La psicoterapia en DCS es, al fin y al cabo, psicoterapia adaptada a personas con déficits cognitivos y funcionales que además pueden encontrarse inmersos en un duelo patológico, debido a la pérdida de capacidades y los cambios experimentados en su vida.

La finalidad de la psicoterapia es principalmente la mejora de la calidad de las personas a través del alivio de su sufrimiento emocional en cualquiera de las formas en que se exprese: depresión, ansiedad, trastornos de conducta… A través de un adecuado procedimiento psicoterapéutico, conseguiremos mejorar el bienestar y el ánimo de la persona con daño cerebral sobrevenido, y facilitar el proceso de readaptación y de reintegración social y comunitaria. La base de las intervenciones, en un principio, es acompañarles en la redefinición de la identidad. Es importante ayudarles a identificar y a comprometerse activa y positivamente en el logro de sus metas.

Para llevar a cabo este tipo de intervención, los profesionales debemos servirnos de distintas técnicas y enfoques psicológicos adaptados a las necesidades de las personas con DCS. Adaptar implica el uso de apoyos para facilitar la comprensión de la información (imágenes, pictogramas, vídeos, contratos conductuales, esquemas, entre otros). También utilizar ayudas compensatorias para recordar la información dada en consulta (diarios, agendas, libretas o grabaciones). Además, implica adaptar las condiciones de consulta (eliminar distractores, cambios en el espacio), adaptar la velocidad del discurso a la VPI de la persona, comunicar de manera concisa y clara, simplificar explicaciones y adaptar nuestro vocabulario, buscar el contacto ocular, verificar que la información ha sido comprendida o dividir las tareas en pasos.

¿En qué medida una persona con daño cerebral sobrevenido puede beneficiarse de la psicoterapia? Es importante en una primera instancia valorar los distintos dominios cognitivos que tiene la persona, de ahí que la psicoterapia vaya unida a la neuropsicología. Identificar los puntos fuertes y débiles nos ayudará a determinar el tratamiento idóneo. No obstante, existen casos en los que, debido a sus rasgos premórbidos de personalidad (déficit deterioro cognitivo, alteraciones graves de la conducta desorientación, estado de conciencia, fabulaciones, anosognosia, alteraciones graves del lenguaje o memoria), la aplicación de una psicoterapia no es posible.

Cuando esto sucede es cuando debemos basarnos en intervenciones terapéuticas. Estas últimas se refieren a una amplia variedad de acciones (asesoramiento, modificaciones del contexto, talleres psicoeducativos, estrategias de sustitución, compensación) que el psicólogo valorará con la finalidad de abordar sus necesidades.

El terapeuta debe iniciar su trabajo por el área (emocional, cognitiva o conductual) de menor resistencia, facilitando la sensación de dominio. Así, por ejemplo, si planteamos ejercicios cognitivos que reflejen sus dificultades a una persona con dificultades en la gestión emocional, aumentaremos su nivel de angustia, por lo que las valoraciones cognitivas deben estar estratégicamente postpuestas.

La reestructuración del yo

Uno de los motivos principales de consulta en daño cerebral sobrevenido se basa en el proceso de aceptación de la reconstrucción de su “yo”. El duelo pone en marcha mecanismos de defensa y de afrontamiento que pueden estar deteriorados debido a zonas cerebrales vitales a funciones psicológicas necesarias para su correcta elaboración. El desafío en psicoterapia será afrontar de lleno la reestructuración del yo. Para ello debemos promover los siguientes facilitadores: Una buena alianza terapéutica, o cómo se logra, desde la propia honestidad, la aceptación incondicional de la persona, con psicoeducación y a través de las habilidades sociales de cada uno. También es crucial el deseo de cambio: es importante proponer un nuevo plan vital u objetivos de participación atractivos para la persona con DCS. Por último, entendemos como decisiva la colaboración activa de la familia: el deseo de cambio por parte de la familia y la colaboración con su familiar en el proceso es importante para alcanzar el bienestar psicoemocional de la persona con DCS.

MAYTE PAREDES. Psicóloga de la Residencia Santa Ana

Pequeñas valiosas acciones en el Día Mundial del Medio Ambiente

El 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Esta efeméride, promovida por las Naciones Unidas, se creó el 15 de diciembre de 1972 con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la necesidad de impulsar la acción a favor del medio ambiente de manera global. Anualmente se celebra este día con diversas actividades de alcance mundial encaminadas a la protección y mejora del entorno.

Desde sus inicios, la Residencia San Sebastián ha demostrado su compromiso con el hábitat que nos rodea con diversas actuaciones en beneficio del entorno cercano a nuestro centro así como en otras actividades diseñadas por organizaciones externas. Tenemos claro e intentamos compartir con nuestros residentes la necesidad de ser responsables en el cuidado de nuestro entorno.

Igualmente, nuestro trabajo viene enmarcado en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) u Objetivos Globales creados por las Naciones Unidas en 2015 para, entre otros objetivos, proteger el planeta. Estos objetivos, por definición, están integrados entre ellos, pero estas actuaciones concretamente están ideadas siguiendo los objetivos número 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles), número 13 (Acción por el Clima) y número 15 (Vida de Ecosistema Terrestre).
Con todo este marco, nuestros residentes han querido sumarse a esta iniciativa con diferentes actividades según los grupos de trabajo. Uno de ellos ha elaborado con materiales reciclados una ciudad de papel y una pecera para ver qué maravillas nos encontramos en el fondo del mar.

Otro de los grupos ha trabajado en labores de huerto. Los residentes se han encargado de la compra de los materiales necesarios y la búsqueda de otros provenientes del reciclado para la plantación de semillas de distintos tipos de verduras y flores. Esta actividad además fomenta valores de responsabilidad y cuidado diario.
Por último, no podemos dejar de lado la atención hacia nuestros pequeños animales. Por ello, otra de las actuaciones llevadas a cabo ha sido la elaboración de varios tipos de comederos para pájaros con cacahuetes, alpiste y materiales reciclados.

Estas actuaciones orientadas a la protección y cuidado del medio ambiente se han extendido a otros centros de la entidad como el CAFD El Sauzal. En este centro se trabaja diariamente en la sensibilización hacia las personas usuarias y trabajadores con el objetivo de reducir los residuos vertidos a los océanos tanto desde el uso responsable de materiales como baberos, como en la colocación de cartelería informativa, además del uso de contenedores de reciclaje facilitados por la asociación Ecoembes colocados en puntos estratégicos de los centros.

DOLORES RUIZ MARTÍN. Educadora de la Residencia San Sebastián

IPC SAMU Moriles: Un viaje al origen de los problemas de conducta de un menor

La casa de menores IPC SAMU Moriles es un recurso para jóvenes tutelados por la delegación provincial de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de Córdoba, dependiente de la Junta de Andalucía. Cuenta con ocho plazas para chicos de entre 13 y 18 años cuyos problemas de conducta no les permiten permanecer en otros recursos de acogida en régimen residencial básico. El objetivo de nuestro trabajo es que durante la estancia de estos menores en el IPC se rebajen o desaparezcan esos problemas de conducta, y que los jóvenes adquieran las habilidades básicas para la autonomía, retomen sus estudios y se preparen para incorporarse al mercado laboral. Para ello, contamos con un modelo de intervención multidisciplinar donde tienen mucho peso tanto la intervención psicológica como la pedagogía de la vida cotidiana.

Desde la apertura del centro en 2020, hemos atendido a un total de 18 menores. El equipo de IPC SAMU Moriles está formado en estos momentos por cinco educadores sociales, tres auxiliares técnicos educativos, una psicóloga, una trabajadora social, un mediador intercultural y la dirección.

Los comienzos

Durante el primer año de apertura, el equipo del IPC se centró en crear redes de colaboración con los recursos externos, tanto de la Administración Pública como privados, con el objetivo de dar a conocer el recurso, establecer protocolos de coordinación y mantener una comunicación fluida y cercana. Fue una época dedicada a romper con los estereotipos y creencias que pesan sobre los menores tutelados. Hemos conseguido instaurar protocolos con la Guardia Civil de Moriles; el Ayuntamiento de Moriles; la delegación provincial de Educación, los centros de enseñanza de Montilla, Aguilar, Lucena, Moriles; los juzgados de Aguilar de la Frontera; y centros de salud de Moriles y Lucena.

Otro objetivo a corto plazo fue crear un equipo cohesionado, conocedor del trabajo con problemas de conducta, capaz de poner en práctica los protocolos de intervención y de encontrar el equilibrio entre el afecto y los límites. Actualmente, contamos con un equipo motivado, con un alto nivel de especialización y una implicación máxima en el trabajo. Se respira un buen ambiente, algo muy necesario para gestionar el estrés de una tarea tan difícil como es la nuestra.

Uno de los primeros retos a los que nos enfrentamos fue el de ofrecer a los menores una intervención eficaz para gestionar sus problemas de conducta. Apostamos por interpretar dichos problemas como sintomatología de traumas tempranos y carencias en la crianza, cuya respuesta debía ir más allá que la intervención conductista clásica basada en recompensas y sanciones. En nuestro modelo de intervención, la atención psicológica es protagonista y, el vínculo entre los menores y el equipo, la clave para poder llevarlo a cabo.

La intervención psicológica

Los menores que llegan al IPC arrastran a su corta edad traumas y vivencias cargadas de violencia, desengaños y rupturas con las figuras de apego más relevantes para ellos, que generan incomprensión, inseguridad, necesidad de afecto, frustración y una falta de habilidades sociales que les impide funcionar de manera normalizada. También carecen de hábitos de autocuidado, además de presentar perfiles predelictivos, escaso interés por su formación y suspicacia con respecto al Sistema de Protección, que se traducen en explosiones de ira y violencia, escaso control de impulsos e intolerancia a los límites.

Por este motivo, estos menores reciben atención psicológica especializada de tres maneras. En primer lugar, atención individual en sesiones semanales programadas y a demanda cuando aparecen crisis, (para comprender y aceptar su propia historia, poner nombre a sus emociones, trazar un plan de vida). La segunda fórmula son talleres de terapia grupal donde aprenden a expresarse y resolver los conflictos que surgen en la convivencia de manera no violenta. Y, la tercera, talleres psicoeducativos donde se trabaja el autoconocimiento, la gestión emocional, la flexibilidad cognitiva y otros aspectos relacionados con el crecimiento personal, que incluyen técnicas psicológicas de la corriente Gestalt y de Tercera Generación. Toda la intervención psicológica se hace desde la perspectiva de la Teoría del Trauma, Teoría del Apego y Perspectiva Sistémica.

La intervención educativa

Establecer un vínculo afectivo positivo, un espacio seguro y unos modelos normalizados y saludables de comportamiento son las bases de la intervención que lleva a cabo el equipo educativo del IPC. Se trata de ofrecer un ambiente lo más parecido a un hogar en el que los educadores actúan como modelos y referentes con una autoridad democrática y dialogante.

A pesar de contar con protocolos de funcionamiento, estos se adaptan de manera individual a cada caso concreto, tratando de que las soluciones a los problemas de los menores sean pedagógicas y constructivas, alejadas de los modelos coercitivos o negligentes a los que están acostumbrados y con la intención de romper con la desconfianza que tienen al sistema.

En los talleres educativos, el equipo trabaja aspectos tan importantes como la prevención de adicciones, el ocio saludable, la educación afectivo sexual, las masculinidades desde la perspectiva de género y la comunicación no violenta, temas que además son transversales y se abordan indirectamente en el día a día del IPC.

Formación y empleo

Todos los menores son escolarizados. Los mayores de 16 años se matriculan en Formación Profesional Básica, que les permite, a la vez que se forman para un empleo, la consecución del título de Enseñanza Secundaria Obligatoria. Los menores de 16 años se matriculan en la ESO, de manera presencial aquellos que presentan mayor estabilidad emocional y conductual, y en modalidad IPEP (a distancia) aquellos que aún mantienen un alto grado de conflictividad. Esta modalidad solo puede llevarse a cabo con mayores de 16, sin embargo, mediante conversaciones con la delegación provincial de Educación de Córdoba, se ha podido matricular a un menor de 14 años en esta modalidad, lo que ha supuesto un hito que se llevó a unas jornadas organizadas por la Universidad de Córdoba, destinadas a docentes de la provincia.

Los mayores de 16 años, asimismo, comienzan un itinerario de inserción laboral, a través del Programa Labora y Andalucía Orienta. Es inusual que los chicos residentes en IPC consigan la estabilidad suficiente para acceder a un empleo. En nuestro centro, ya son tres los menores que han logrado este objetivo tras participar en el Programa Labora (dos de ellos) y en las prácticas del módulo superior que han estudiado (uno de los menores).

A los menores extranjeros se les gestiona toda la documentación: pasaporte, NIE y nacionalidad.

Los retos

En esta nueva etapa, queremos centrarnos en afinar aún más la intervención con los menores y lograr un cambio profundo en su historia personal y expectativas de futuro. Estamos innovando continuamente y revisando los protocolos y las herramientas de la acción educativa. También seguimos estableciendo redes de colaboración con otras entidades que pueden complementar la labor educativa que hacemos, ofreciendo talleres fuera y dentro del IPC.

Otra línea de trabajo que nos proponemos es seguir sensibilizando a la población sobre la realidad de los menores tutelados, romper los estereotipos que giran en torno a los adolescentes con problemas de conducta y los inmigrantes. Queremos fomentar el voluntariado de nuestros menores en entidades locales y su participación en actividades de ocio y culturales del entorno, con el fin de que conozcan las redes comunitarias y a la vez se den a conocer y demuestren su valía.
Por último, queremos compartir la felicidad que sentimos cada vez que uno de nuestros menores logra alcanzar sus objetivos y sale de nuestro recurso, o cuando vemos mejoría en su forma de gestionar los conflictos. Es entonces cuando nos damos cuenta de que todo el esfuerzo diario merece la pena.

Khadija hornea su futuro en SAMU Esperanza

Desde el día de la llegada de Khadija al piso tutelado SAMU Esperanza, allá por diciembre de 2021, pudimos ver en ella un ejemplo de lucha y superación, pues, a pesar de todo el bagaje que llevaba consigo superando obstáculos y todo tipo de adversidades en su proceso migratorio, por fin había conseguido una estabilidad en el que hoy es su hogar.

Apenas lleva dos años en España y durante ese corto periodo de tiempo ha vivido en varias ciudades, pasando por numerosos obstáculos y superando todo tipo de dificultades en situación de calle. Una vez asentada en Madrid fue alojada en el centro de primera acogida de Hortaleza hasta que se le adjudicó plaza en nuestro piso. Desde su ingreso, su mayor objetivo ha sido poder formarse para tener un futuro mejor y llegar a integrarse en nuestro país.

La adaptación de Khadija siempre ha sido positiva, y la labor del equipo educativo no ha sido otra que acompañarle en esta andadura. Nos enfrentamos a un reto, pues apenas en ocho meses ella alcanzará la mayoría de edad.

La menor compagina varios recursos durante la semana. Todas las mañanas se despierta a las siete. Lo primero que vemos en ella es una sonrisa y unas ganas de afrontar el día con entusiasmo y motivación. A primera hora acude a su recurso de cocina, donde cursa un ciclo formativo en la Unidad de formación e inserción laboral (UFIL). Con gran esfuerzo y dedicación, al acabar su jornada allí y, dependiendo del día de la semana, participa en un programa de alfabetización en castellano de la organización Somos Acogida, donde se destaca su gran evolución y mejoría con el idioma. Con el fin de acelerar su proceso de inserción sociolaboral y de tener un contacto directo con el empleo previo a su mayoría de edad, Khadija acude de manera voluntaria al programa formativo trimestral de hostelería en la Fundación Tomillo. Allí ya ha participado con gran orgullo y esmero en un servicio real para los profesionales de los pisos, que pudimos acompañar a los menores con el mismo sentimiento.

SAMU Esperanza ha tenido la oportunidad de ser testigo de la gran evolución de Khadija. Durante el evento mencionado, tanto la menor como sus compañeros demostraron el trabajo aprendido durante estos meses de formación. Dicho servicio también le ha valido para enfrentarse a una situación real de cara a su futura inserción en el mercado laboral. No solo hemos observado los conocimientos, la profesionalidad e implicación de la joven, sino también la gran dedicación y motivación que tiene por superarse cada día.

Khadija es un ejemplo de trabajo diario y optimismo. Es un referente para el resto de los compañeros de SAMU Esperanza, desde donde apostamos por la inserción laboral de nuestros chicos para que crean en sus capacidades y para que sean conscientes de que, con esfuerzo y sacrificio, pueden conseguir aquello que se propongan sirviendo a la vez de ejemplo para que otros puedan seguir sus pasos hacia un futuro mejor.

Equipo Piso tutelado SAMU ESPERANZA (Madrid)

ISL SAMU Lucena: Youssef encontró su lugar

Desde los inicios del ISL Lucena, anteriormente UATE Lucena, han sido muchos los menores que han compartido su vida con nosotros. Los hemos visto crecer, madurar, soñar y decaer. Todos, con un objetivo común: alcanzar la inserción laboral y poder ayudar a sus familias que permanecen en el país de origen. La lucha para alcanzar este objetivo es una lucha compartida, en la que es muy importante que los chicos se esfuercen diariamente y sean constantes para alcanzar sus metas puesto que la mera ayuda de las educadoras y los educadores no es suficiente. Hoy nos gustaría exponer el caso concreto de Youssef como un ejemplo de constancia para conseguir ese ansiado deseo de lograr una inserción plena.

Youssef es un chico de 17 años que proviene de la ciudad marroquí de Kenitra. Llegó al recurso con tan solo 15. En sus primeros meses fue un chico al que le costaba adaptarse a la dinámica del recurso así como a las normas de funcionamiento. Acarreaba problemas de convivencia y faltas de respeto, y tenía una desmotivación total por el estudio.

Debido a su corta edad, fue matriculado en la Educación Secundaria Obligatoria en modalidad PMAR. A pesar de la poca motivación por el estudio y su bajo rendimiento, se continuó insistiendo en que Youssef continuase estudiando, ya que al poder permanecer tanto tiempo en el recurso debía generar resultados.
Pasados seis meses, en febrero de 2020, el centro cambió su ubicación, lo que provocó también un traslado de expediente. Youssef tuvo que volver a adaptarse a un nuevo instituto, nuevos compañeros y nuevo profesorado. El cambio fue positivo para el menor. Se adaptó correctamente y poco a poco su motivación hacia las clases fue aumentando.

De cara al siguiente curso, el consejo orientador valoró que el menor podría matricularse e iniciar una Formación Profesional de Agrojardinería y Composiciones Florales con el fin de que obtuviese un título específico. Youssef cada vez estaba más motivado. Sus profesores destacaban su implicación en el curso y eso se trasladó a la mejora de sus calificaciones, obteniendo sobresalientes.

Youssef ha logrado crear una potente red de apoyo más allá del recurso, creando vínculos positivos con sus compañeros y compañeras de clase, así como con sus familias. Ahora suele tener permisos en el fin de semana para disfrutar junto a ellos. Dada la implicación del menor por su futuro, se le propuso la posibilidad de compaginar sus estudios con unas prácticas formativas no laborales en una empresa lucentina de chapa y pintura. Pasados los tres meses de prácticas, Youssef no consiguió un contrato laboral, lo que para él supuso una decepción, ya que esperaba poder conseguirlo.

A pesar de esto, Youssef continuó con sus estudios y, poco tiempo después, se le propuso para realizar otras prácticas aprovechando el verano. El menor aceptó y se incorporó a Cima Cableados (ahora llamada Arancalo). Tras el tiempo de prácticas, el empresario decidió contratar temporalmente a Youssef. Para que pudiese compaginar el curso escolar con el trabajo, el centro educativo colaboró y flexibilizó los horarios. Del mismo modo, la empresa también se ha mostrado flexible y ha adaptado a los horarios del joven, ya que Youssef permanece fijo en un turno de tarde mientras el resto de sus compañeros realizan turnos rotativos. Recientemente, debido a la constancia e implicación que ha mostrado desde su llegada a la empresa, Youssef ha firmado un contrato indefinido lo que ha supuesto todo un éxito para él.

Youssef vive con una rutina muy marcada. Se levanta, recoge su habitación, desayuna y acude a sus clases en el instituto. Actualmente se encuentra realizando la parte práctica de la formación en horario de 8:00 a 14:00 horas. Sale de clase, regresa al recurso, almuerza y a las 15:00 horas comienza su jornada laboral, hasta las 22:00 horas, cuando vuelve al centro, cena, revisa las tareas pendientes y duerme. Así ha superado todas las materias de la formación con calificaciones extraordinarias, y tan sólo le queda pendiente la finalización de la parte práctica para poder obtener la titulación.

Otro éxito importante para Youssef reside en el ámbito administrativo, ya que ha conseguido renovar su tarjeta de residencia por tres años. Además, se ha comenzado a tramitar la nacionalidad española del menor. Él tiene un claro proyecto de vida, tras su mayoría de edad pretende permanecer en la misma localidad, ya que es donde se ubica su lugar de trabajo y donde ha logrado establecer sus amistades, y en general, su vida.

ISL SAMU Lucena

 

ISL SAMU Dúrcal: Los beneficios de trabajar con la actividad artística

Durante los años escolares se nos intenta formar en lo útil, en lo práctico, en lo que se puede medir… Pero, ¿dónde quedan el placer por descubrir, y el placer por conocer y sentir? ¿Acaso eso carece de utilidad? La autora Marián López plantea cómo el arte puede utilizarse para construir nuevas formas de relacionarse, nuevas formas de entendimiento, poniendo en valor el proceso y no solo el objetivo final. La pregunta que debemos hacernos para buscar una justificación en el uso del arte como herramienta transformadora es: ¿Qué beneficios podemos obtener al trabajar la actividad artística con los jóvenes?

A nivel individual podemos trabajar diferentes aspectos. Por un lado, generar cambios a nivel individual, relacional y social. Ser honestos con nosotros mismos y con nuestra realidad permitirá identificar aquellos aspectos de la vida que pretendemos modificar.

Por otro lado, podemos trabajar el autoconocimiento y la autoestima, haciendo un recorrido por nuestra historia y los sentimientos que nuestras vivencias nos han producido. Identificando las capacidades, habilidades, defectos y aquello que nos caracteriza podemos crear una imagen simbólica de lo que somos y el lugar que ocupamos en la sociedad. Esa imagen simbólica nos servirá como diagnóstico para, a posteriori, producir cambios en nosotros mismos y enfrentar los conflictos de nuestra situación de la manera más resolutiva posible.

La actividad artística también nos puede ayudar a gestionar las emociones: la violencia, la desmotivación, la depresión, frustración, tristeza, pérdida de identidad… Identificar y entender el origen de las emociones nos permitirá trabajar en base a aquellas que nos generan sentimientos positivos y de realización personal, y controlar aquellas que nos producen malestar.

En cuanto a las relaciones interpersonales, en contextos de riesgo se generan actitudes competitivas y de desconfianza. Mediante las dinámicas artísticas participativas y de cooperación esperamos poder trabajar esas habilidades que sirvan para crear vínculos de apoyo, de corresponsabilidad y de confianza. Para ello será necesario hacer hincapié en una comunicación basada en el respeto, la aceptación y el entendimiento de ideas diferentes a las nuestras desarrollando aptitudes como la empatía, la asertividad o la escucha activa.

Por último, cuando trabajamos colectivamente creamos una identidad grupal que nos representa en sociedad. Esto permite al colectivo encontrar un hueco dentro de una realidad social de la que no se siente partícipe. Los jóvenes pueden presentarse como personas capaces. Al mismo tiempo, este trabajo visibiliza la situación de exclusión con el objetivo de que la comunidad tome consciencia y ejerza presión a las instituciones para la implantación de políticas inclusivas y de justicia social.

MARINA TORAL FAJARDO. Auxiliar Técnico Educativo. ISL SAMU Dúrcal

Recep Campo de Gibraltar: El balonmano como herramienta de integración

En el centro de acogida inmediata Recep Campo de Gibraltar, a través del deporte, reforzamos positivamente a los chicos y favorecemos las relaciones interpersonales y la comunicación entre ellos. La asistencia a encuentros deportivos consigue romper con su rutina diaria.

El año pasado, el Club Balonmano Ciudad de Algeciras invitó, en varias ocasiones, a nuestros chicos de Recep a asistir a algunos partidos de la liga. Los menores pudieron presenciar varios partidos del equipo masculino y femenino, que juegan en la Primera División Nacional, que corresponde a la categoría Bronce del Balonmano Español.

Fruto de la buena relación entre la directiva de este Club y alguno los compañeros del recurso, que militan en ese Club como jugadores y entrenadores desde hace mucho tiempo, este año los menores de Recep han podido disfrutar de todas las jornadas de la liga, asistiendo gratuitamente a los partidos tanto de la categoría masculina como femenina.

Estamos muy agradecidos, porque de manera altruista y sin ningún tipo de compromiso por parte de la directiva de este Club, nuestros menores han tenido la posibilidad de ver equipos de primera categoría, procedentes de distintas regiones de Andalucía, Madrid, Extremadura, Castilla La Mancha …

Los chicos no solo han disfrutado viendo los partidos, sino que han tenido la oportunidad de animar y ver a sus educadores fuera del centro y en su tiempo libre. Además, con esta actividad conseguimos inculcar valores relacionados con el deporte y los hábitos de vida saludable.

Tenemos que destacar que, gracias a nuestra relación con este Club y su buena voluntad, también nos permitieron asistir a un partido de fútbol entre el Algeciras y el Albacete en el Estadio Nuevo Mirador.

Desde Fundación SAMU, queremos dar nuestro más sincero agradecimiento a este Club y a todas las personas que lo componen por su esfuerzo e implicación con los menores, ya que sabemos que subsiste gracias a la colaboración de algunas entidades y al trabajo de todos ellos.

Equipo Recep Campo de Gibraltar

Concepción Pérez: “En SAMU dan oportunidades. Estés donde estés, eres visible”

Concepción Pérez Carrera (Sevilla, 1976), directora del área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, es un claro ejemplo del talento SAMU y de proyección meteórica. Llegó subrogada como coordinadora del servicio educativo de la Junta de Andalucía y, cinco años después, dirige tres proyectos que abarcan en torno al 40% de la plantilla de SAMU.

—Como curiosidad le diré que está usted involucrada en tantos proyectos de SAMU que no hay edición de Revista SAMU en la que no aparezca alguno de sus negociados.
—Es cierto, en la revista siempre sale algo mío. Soy directora del área de Intervención Socieducativa y de la Mujer de SAMU, una de las áreas más grande de la organización, además de directora de la Escuela de Oficios (EOF) desde enero de 2021. Entre mis proyectos está también el liderazgo de iniciativas que aporten nuevos servicios en SAMU desde la diversificación de servicios auxiliares de alto valor añadido en nuestra organización. A mi cargo hay, entre estos tres proyectos, unos 1.100 trabajadores, en torno al 40% de la plantilla de SAMU. Llevo toda la vida gestionando grandes equipos, me resulta fácil y muy motivador. Nunca me aburro.

—Vayamos al principio de la historia. ¿Cuándo y cómo comenzó a trabajar en SAMU?
—En marzo hice cinco años en SAMU. Llegué de la mano del servicio de necesidades educativas especiales de la Junta de Andalucía del que yo era coordinadora y que SAMU ganó por licitación pública. Llegué subrogada, como todo el equipo. Llevaba alrededor de 14 años coordinando este servicio en la provincia de Sevilla y estaba acostumbrada a pasar de empresa en empresa. Pero SAMU fue diferente. Parecía que llevaba años trabajando aquí, me sentía como en casa. Todo fluía.

—¿Cómo dio el salto a otros proyectos de la casa?
—Por mi espíritu inquieto, siempre me he involucrado en todo, en lo mío y en lo que no es lo mío. Sentía que mi servicio se me quedaba corto. Después de tantos años, lo controlaba muy bien. Recuerdo que a Valme López siempre le decía: ‘Si sale algo más, cuenta conmigo. Quiero involucrarme más, quiero formar parte de SAMU en todo’. Todos aquellos que fueron primero mis jefes, como Valme López, Alejandro Lerín o Enrique Yrazusta, vieron en mí ese compromiso y apostaron por mí. Por este motivo, además de seguir coordinando mi servicio, me propusieron crear el departamento de selección de personal de SAMU. De hecho, yo misma seleccioné a Lola Lazo, que hoy lidera este departamento.

—¿Cómo afectó la pandemia a su trabajo en SAMU?
—Durante la pandemia se cerraron los centros educativos, por lo que mi área de servicios educativos apenas tenía actividad. Yo tenía claro que no me iba a quedar en casa, así que me pusieron al frente del taller de confección de mascarillas y, luego, con la selección de voluntarios para los dispositivos Covid de SAMU.

—Su ascenso en SAMU ha sido meteórico.
—Empecé como coordinadora del servicio educativo de Sevilla y Alejandro Lerín, mi jefe entonces, me ascendió a supervisora de toda Andalucía. Después, Enrique Yrazusta me nombró jefa del área de Servicios Educativos y, cuando ésta se transformó en el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, directora de la misma. Además, de forma paralela, hace más de un año asumí la dirección de la Escuela de Oficios con el reto de darle un impulso.

—Algunos de sus compañeros la consideran la mejor representante del programa Talento SAMU.
—Mis compañeros son maravillosos y es un honor que hayan pensado en mi para ser la ‘embajadora’ de este magnifico proyecto. Desde aquí, quiero animar a todos los compañeros a que se inscriban, ya que en SAMU dan oportunidades, eres visible. Estés donde estés, te ven, y eso ha sido clave para mi ascenso, independientemente de mi compromiso con la entidad. En ocasiones, por muy involucrado que tú estés, no hay feedback. Éste no es el caso.

—¿Cree que ha tocado techo en SAMU?
—Estoy muy feliz de ser la directora del área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, pero tocar techo, no, nunca. Me queda mucho por aprender y por trabajar.

—¿Cuáles son sus retos profesionales?
—Ahora mismo, para mí lo más importante es impulsar el área de la Mujer y poder prestar servicios en violencia de género, acogimiento residencial… Me siento muy identificada con este proyecto porque creo que las mujeres tenemos aún mucho que decir y que hacer. Siento que estoy en el sitio adecuado para aportar mi granito de arena y llevar a cabo esa transformación que necesita SAMU en este ámbito. Mi reto es seguir creciendo, consolidar el área que dirijo y que sea una de las más grandes y potentes de SAMU.

—¿Qué dificultades ha encontrado durante su progreso profesional?
—Todo crecimiento conlleva un esfuerza y un sobreesfuerzo y, a veces, es difícil conciliar la vida laboral y personal, pero yo eso no lo considero una dificultad. SAMU es adictivo. No puedo estar ni un solo día desconectada. Sé que es necesario desconectar, pero confieso que yo no lo aplico y soy feliz. Siempre me he sentido escuchada y apoyada.

—¿En algún momento ha sentido que no la trataban, profesionalmente, igual que a sus compañeros masculinos?
—Aquí no hay ninguna distinción entre hombres y mujeres. La igualdad en SAMU es una realidad. De hecho, casi el 55% de los cargos directivos de la entidad están ocupados en estos momentos por féminas. Tengo que decir que nunca en mi vida laboral he sentido ese techo de cristal para mi progreso profesional, aunque, desde que formo parte del equipo de SAMU, me he sentido más respaldada que en otras empresas.

—También es directora de la Escuela de Oficios de SAMU, ¿qué nuevos retos asume esta escuela?
—La Escuela de Oficios está en estos momentos en pleno proceso de transformación. Esta escuela nació para dar respuesta a las necesidades formativas específicas de los menores acogidos en los centros de Fundación SAMU mientras lograban regular su situación en España, con un enfoque total a su empleabilidad. Sin embargo, cada vez, gracias al esfuerzo y trabajo de los profesionales de estos recursos, estos menores se escolarizan antes y acceden a una formación reglada y profesional, por lo que la Escuela de Oficios pierde un poco su esencia. En estos momentos, centramos nuestro trabajo en los recursos de menores de urgencia y temporales que abre Fundación SAMU, como los habilitados en Ceuta y Canarias. Digamos que la Escuela de Oficios ahora se traslada ahora allí donde más se necesita su labor para impartir cursos de muy distinta naturaleza: mantenimiento de edificios, jardinería, sostenibilidad y medio ambiente, o pinche y cocina, como ejemplos. Nos estamos adaptando a las necesidades de estos menores allí donde estén.

—Antes ha mencionado que también dirige Nuevos Medios Logísticos. ¿En qué consiste esta iniciativa exactamente?
—SAMU trata de dar respuestas a necesidades que la entidad precisa y respecto a las que se siente preparada para autogestionarlas. Son iniciativas de apoyo a los recursos de Fundación SAMU de alto valor añadido desde fuera de la organización y que somos capaces de asumir con mayores índices de calidad y servicio que lo que ofrece el propio mercado. Se trata de proyectos con enorme recorrido dentro y fuera de SAMU que queremos ofrecer en ámbitos de salud y en servicios sociales más allá de nuestra actividad troncal desde una organización con 40 años de experiencia en estos sectores.

—¿Cómo logra liderar y gestionar tantos proyectos diferentes?
—Por mi equipo, sin duda. Sin mi equipazo sería imposible sacar adelante tanta iniciativas. Tengo gente muy buena a mi alrededor.

Un impulso a la convivencia escolar en Vallecas (Madrid)

La presencia de SAMU en Madrid adquiere cada vez más peso gracias a los diferentes proyectos sociales puestos en marcha en la capital española. El último de ellos viene de la mano del área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, que desde noviembre trabaja en un programa de convivencia escolar en el distrito madrileño de Vallecas. El objetivo de esta nueva iniciativa es la creación de un espacio de reflexión para la convivencia que impulse el desarrollo de competencias escolares y personales de los alumnos de Primaria y Secundaria del distrito, con el fin de fomentar la corresponsabilidad de la convivencia en su centro escolar y ofrecerles herramientas para la resolución de conflictos y que les permitan mejorar su relación con sus iguales, con el personal del centro educativo y con su entorno.

Desde su puesta en marcha hace ya seis meses, el equipo de profesionales, compuesto por dos educadores y dos psicólogos, ha realizado talleres de resolución de conflictos, prevención del acoso, cyberbullyng, habilidades sociales y habilidades comunicativas, inteligencia emocional, autoestima y autoconcepto a más de 70 escolares (53 chicos y 19 chicas). Además, se han desarrollado píldoras informativas dirigidas a las familias para ayudarles en la gestión de conflictos.

Según explica Concepción Pérez, directora del área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, este espacio de reflexión se ha creado con carácter formativo y preventivo y cuenta con tres fases. La primera de ellas es la de intervención. “Se crea un espacio fuera del instituto para dar respuesta a los alumnos sancionados con la medida de suspensión del derecho de asistencia al centro escolar. Aquí se trabajan tanto las competencias escolares como las personales para su adecuada reincorporación a la comunidad educativa”, explica Pérez.

La segunda fase es la de seguimiento de la intervención llevada a cabo tanto a nivel grupal como de forma individual. Mientras que la tercera fase está dedicada a la formación de las familias. “Se crean espacios para proporcionar a las familias apoyo, dotándolas de las herramientas necesarias para mejorar la educación de sus hijos. Con ello se pretenden mejorar las habilidades sociales y la gestión de los conflictos del alumnado para favorecer la convivencia en los centros escolares”, continúa Concepción Pérez. De manera paralela, también se realizan intervenciones con las familias y el centro, a nivel de mediación, tras el conflicto. “Todo desde un enfoque integrado de género en el programa”.

Entre los objetivos de este servicio de convivencia escolar destacan ofrecer un lugar para la reflexión el encuentro y el cambio; evitar que el periodo de expulsión suponga una pérdida de formación, de ritmo académico o de interés por los estudios (responsabilizando al alumnado en que la expulsión también conlleva la continuación de los estudios); y dar una respuesta a aquellas familias que en los periodos de expulsión no pueden conciliar su vida laboral y familiar. Además, se busca generar un espacio donde las familias y educadores puedan encontrar posibles respuestas ante los conflictos con los alumnos, promoviendo así la colaboración de las familias en el proceso educativo de sus hijos; mejorar las competencias personales y escolares del alumnado expulsado; facilitar la reincorporación al grupo de clase de referencia y a la comunidad escolar; trabajar con las familias para dotarles de herramientas para la convivencia; elaborar un plan de actuación con las familias encaminado a la reducción y/o desaparición del absentismo; implicar a las familias en los estudios del alumnado y en la importancia de mantener un buen clima en casa y en la escuela; establecer un vínculo de comunicación positiva entre las familias y el centro; conocer los principales factores que afectan el clima escolar en la escuela; y fomentar la participación del profesorado y el uso de sus ideas, entre otros objetivos.