Equipamiento para la primera línea frente a desastres en Bolivia

La ciudad boliviana de La Paz se ha enfrentado en 2024 a grandes retos debido a las intensas precipitaciones causadas por el fenómeno climático de El Niño. Las constantes lluvias, sumadas a la escarpada orografía del valle en el que se asienta la ciudad, provocaron el desbordamiento de ríos y deslizamientos de tierra poniendo en peligro a miles de ciudadanos. Estos eventos geodinámicos evidenciaron la urgente necesidad de modernizar el equipamiento del Grupo de Atención de Emergencias Municipales.

En respuesta a esta situación, la colaboración entre Cáritas Bolivia y Fundación SAMU ha sido crucial. Con el apoyo del Gobierno de las Islas Baleares ha sido posible financiar un proyecto destinado a renovar con nuevos equipos a los bomberos de la ciudad de La Paz. Esta iniciativa busca mejorar la capacidad operativa del personal mediante la entrega de equipamiento especializado, que sustituye al material obsoleto, y la capacitación para su uso, cuidado y manejo. Esta modernización será un elemento clave para mitigar el impacto de futuros desastres naturales.

En diciembre se realizó la entrega de una importante cantidad de equipos modernos esenciales como arneses y cascos de seguridad de la marca Petzl. En el acto de entrega participaron Elizabeth Zabala, directora ejecutiva de Cáritas Bolivia; el secretario municipal de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades, Juan Pablo Palma; los directores de Gestión de Vulnerabilidades y de Emergencias del gobierno municipal, Andrés Anahua y Vladimir Vargas; Lizeth Aquilar, coordinadora técnica de Emergencias de La Paz; entre otras autoridades.

La emoción entre los trabajadores era palpable. Muchos de ellos destacaron que esta renovación no solo facilitará su trabajo, sino que literalmente salvará sus vidas. Por su parte, el arquitecto Vladimir Vargas, director de Emergencias, resaltó “el agradecimiento de las y los rescatistas por la importancia que tiene el equipamiento recibido para la seguridad de su personal, cumplir estándares internacionales y aumentar la eficiencia del trabajo que realizan”.

También se han desarrollado las capacitaciones necesarias para el uso de los nuevos equipos, en colaboración con el proveedor The Wall, representante de la marca Singing Rock, especializada en cuerdas y poleas. Estos talleres aseguran que los recursos humanos no sólo dispongan de herramientas modernas, sino que también estén preparados para utilizarlas de manera eficiente y segura en las condiciones extremas que frecuentemente enfrentan.

Unión de fuerzas para transformar vidas en Bolivia

Fundación SAMU, en colaboración con la Fundación Alirio Henao, ha lanzado un proyecto crucial para mejorar la calidad de vida de niños y jóvenes con discapacidad en el Hogar San José, ubicado en Warnes, Bolivia. Este proyecto, titulado La alimentación como base para el desarrollo integral de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad del Hogar San José, se centra en proporcionar una nutrición adecuada y servicios esenciales para garantizar el bienestar y desarrollo integral de los beneficiarios. Gracias a la generosa financiación del Ayuntamiento de Cariñena (Zaragoza), se han podido cubrir necesidades tan básicas como los alimentos y un servicio especializado de nutrición.

El Hogar San José atiende a un total de 53 menores con discapacidades físicas, cognitivas y sensoriales, a los que se les brinda atención integral que incluye salud, educación y desarrollo personal.

La iniciativa no solo asegura una alimentación equilibrada, sino que también mejora las capacidades de autonomía y desarrollo de los niños y jóvenes, permitiéndoles alcanzar una mejor calidad de vida.

En esta oportunidad, la financiación del Ayuntamiento de Cariñena (Zaragoza) ha permitido adquirir los alimentos necesarios para cubrir la compra de frutas, verduras, lácteos y granos durante seis meses.

Fundación SAMU colabora desde 2020 con la Fundación Alirio Henao para mantener y mejorar las instalaciones y los servicios del Hogar con el objetivo de ofrecer un entorno seguro y enriquecedor para sus residentes. Con el apoyo del Ayuntamiento de La Rinconada (Sevilla), fue posible impulsar el proyecto Apoyando el derecho a vida digna y desarrollo integral de niños y niñas con discapacidad múltiple del Hogar San José en Bolivia. Este proyecto, dedicado a mejorar el servicio de terapia respiratoria del Hogar San José, benefició directamente a 53 niños, niñas, adolescentes y jóvenes con discapacidad, y ha propiciado un impacto positivo y duradero en sus vidas y en la de sus familias.

Estas iniciativas son un ejemplo destacado de cooperación internacional y ha demostrado cómo el apoyo de entidades locales y la solidaridad de sus habitantes puede tener un impacto significativo en comunidades vulnerables a nivel global.

Tejer redes de cuidado para las personas que cuidan

Fundación SAMU y la Asociación Hanan, en colaboración con otras siete organizaciones de la sociedad civil marroquí dedicadas a garantizar servicios y derechos para las personas con discapacidad, han concluido con éxito un proyecto destinado a mejorar la calidad de vida de las cuidadoras de personas con discapacidad intelectual y/o motora (PcDIM) en los barrios de Jbel Dersa, Jamaa Mezouak y Sidi Talha de la ciudad de Tetuán. Esta iniciativa, financiada por el Ayuntamiento de Sevilla, ha generado un impacto transformador en comunidades gravemente afectadas por la pandemia del Covid-19, especialmente en aquellas personas para quienes las tareas de cuidado se volvieron aún más desafiantes tras la crisis sanitaria.

Antes del inicio de este proyecto, las PcDIM y sus familias hacían frente a grandes desafíos: la falta de atención adecuada, recursos limitados y una carga desproporcionada sobre las cuidadoras, usualmente madres, quienes soportaban soledad, estrés y agotamiento emocional. Esta realidad, agravada por la escasez de profesionales capacitados, limitaba la autonomía y la integración de estas personas en su comunidad.

Por ello, los principales elementos del proyecto se han centrado en la creación de un gabinete de asesoramiento para el cuidado y la autonomía de personas con discapacidad intelectual y/o motora (PcDIM), la formación de alta calidad de más de 60 profesionales de ONGDs y servicios públicos y el diseño e implementación de planes de atención personalizados para 100 familias cuidadoras. Además, los profesionales formados desarrollaron 10 jornadas de enseñanza-aprendizaje para las cuidadoras, quienes participaron en otras cuatro sesiones con enfoque de género en los cuidados y en cuatro actividades de ocio. Todo esto se realizaba con el propósito de empoderarlas, dotarlas de herramientas para reducir la sobrecarga de los cuidados y fomentar la integración social de las PcDIM.

El éxito de este proyecto ha estado marcado por la realización de un diagnóstico al inicio. Esto permitió identificar las necesidades de formación de las y los profesionales de los servicios para PcDIM y las buenas prácticas en los cuidados, para, a partir de ahí, diseñar el programa de formación y las sesiones de orientación a las cuidadoras y familias.

Resultados que inspiran

A lo largo del proyecto, se alcanzaron importantes hitos que han sentado bases sólidas para el cambio. Así, 100 familias cuentan con planes personalizados de atención familiar, fortaleciendo su capacidad para enfrentar desafíos diarios desde un enfoque de género y derechos humanos. Más de 60 profesionales de ONGDs y servicios públicos participaron en 80 horas de formación semipresencial, adquiriendo herramientas prácticas para asesorar a las PcDIM y sus familias. Actualmente cuentan con 6 guías didácticas para mejorar su trabajo cotidiano. Además, 60 cuidadoras cuentan con herramientas para gestionar la sobrecarga de los cuidados e impactar en su propia salud mental y en la corresponsabilidad en el hogar, generando un espacio de empoderamiento y reconocimiento hacia ellas. Se les ha proveído de una guía con técnicas y herramientas prácticas para facilitar su labor.

Las actividades inclusivas de ocio y tiempo libre brindaron a 60 cuidadoras momentos de recreación y aprendizaje en entornos comunitarios, promoviendo su integración social. Y se creo un gabinete de asesoramiento para garantizar la sostenibilidad de estas acciones, fortaleciendo la red de apoyo en la región.

También se ha llevado a cabo un diagnóstico de situación que, además de facilitar información sobre las necesidades formativas del personal de servicios de atención a PCDIM, brinda elementos para adoptar medidas y diseñar políticas públicas más adecuadas, convirtiéndose en un instrumento de incidencia pública a nivel local.

Este proyecto ha evidenciado que mejorar los servicios profesionales dirigidos a las PcDIM es fundamental para aliviar la carga de sus cuidadoras. Profesionales capacitados en enfoques de género y derechos humanos pueden proporcionar atención más integral y efectiva, permitiendo a las cuidadoras enfocarse en su bienestar y desarrollo personal. La corresponsabilidad entre los servicios sociales y las familias es clave para crear un entorno donde las PcDIM puedan alcanzar su máximo potencial, mientras sus cuidadoras experimentan una disminución significativa del estrés y el agotamiento.

Un impacto humano profundo

Durante el evento de cierre del proyecto, desarrollado en diciembre en Tetuán, y que contó con la participación de Nadia Chadi, vicepresidenta del Ayuntamiento de Tetuán y coordinadora de Asuntos Sociales del mismo organismo; María José Tinoco, directora de Acción Social de Fundación SAMU; Abdeslam Bakouri y Fouab Benajiba, presidente y secretario general de la Asociación Hanane, respectivamente; organizaciones de la sociedad civil; miembros del Gabinete de Asesoramiento; profesionales de los servicios de atención a PCDIM, cuidadoras y personas con discapacidad, se tuvo constancia de que, para las familias beneficiarias, este proyecto no solo ha representado un acceso a recursos, sino también el inicio de un cambio cultural en torno a los cuidados de las personas con discapacidad.

Afia Samira, madre y cuidadora de dos niñas con discapacidad, una con Síndrome de Down y la segunda con trastorno del espectro autista, compartió con los asistentes al acto cómo el proyecto transformó su vida: “Conocí a Hanane a través de una profesora de este centro. Desde que hice los talleres con Hanane, me siento más incluida, más valorada y preparada para apoyar a mis hijas. Las salidas de ocio y los talleres con Sonia me han ayudado muchísimo. Gracias a eso, ya no me da vergüenza salir a la calle con mis hijas e ir a diferentes lugares. Antes lo reprimía muchísimo, pero ahora me siento mucho más segura y capaz”.

Por su parte, Muna Harrachi, una joven profesional de los servicios de la Asociación Hanane resaltaba que “este proyecto ha servido muchísimo para las familias”: “Nos hemos dado cuenta de que las cuidadoras quizás necesitan más apoyo, porque es a través de ellas que llegamos a los niños. Tanto los talleres con enfoque de género como las formaciones para cuidadoras han sido fundamentales. Además, las salidas de ocio son un tiempo necesario para que las mamás puedan tener un espacio para ellas mismas, recargar energías y disfrutar. Eso les permite transmitir más energía positiva a sus hijos”.

La difusión posterior de los resultados y materiales del proyecto contribuirá a que las lecciones aprendidas sirvan como modelo para iniciativas similares en Marruecos. Este proyecto, enmarcado en la Agenda 2030, refuerza el compromiso con la justicia social y la promoción de los derechos humanos. Tal como aseguró María José Tinoco, directora de Acción Social de Fundación SAMU, en el acto de cierre: “Fundación SAMU está dedicada a apoyar el logro de las metas de la Agenda 2030 en todos los países donde tenemos presencia. Creemos firmemente en el anhelo de una vida buena para toda la humanidad, y trabajamos incansablemente para contribuir a este objetivo global. La Agenda 2030 nos proporciona un marco claro y ambicioso para abordar los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo”.

La Fundación SAMU muestra su agradecimiento a todos los actores que hicieron posible esta transformación, principalmente al Ayuntamiento de Sevilla, la Asociación Hanan y a las organizaciones locales. Todos juntos han demostrado que la cooperación internacional puede ser un motor de cambio real y duradero, iluminando el camino hacia comunidades más inclusivas y solidarias.

Rocío Álvarez: “Es crucial fortalecer los lazos entre los centros de día y la comunidad”

La Unidad de Estancia Diurna San Lucas abrió sus puertas en 2008. La trabajadora social Rocío Álvarez (Sevilla, 1979) fue su primera directora. Catorce años después y tras una etapa al frente del área de Sostenibilidad, vuelve a dirigir este centro especializado en la atención de personas con discapacidad intelectual.

—¿Cuándo comenzó a trabajar en SAMU?
—Comencé a trabajar en SAMU en 2007 como educadora en el primer centro de acogida inmediata que abrió en Motril dirigido a menores que llegaban a la costa en pateras. Fue una experiencia muy dura e intensa. Yo venía del otro lado, hacía voluntariado en una ONG de Educación y Cooperación para el Desarrollo en Marruecos.

—Justo un año después, SAMU abrió la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas, centro que hoy dirige. ¿Cuál es su historia con este recurso?
—San Lucas es mi campo base. Fui su primera directora, cargo que ocupé durante tres años. Luego me fui de España y estuve trabajando en Chile en el área de salud mental y personas sin hogar como trabajadora social. Cuando regresé a SAMU volví a San Lucas como trabajadora social, labor que, más tarde, compaginé con la dirección del área de Sostenibilidad de SAMU junto con la inestimable ayuda de mi querida compañera Beatriz Estrada Vida. Y en mayo asumí de nuevo la dirección del centro.

—Lleva muchos años vinculada a la organización. ¿Cómo describiría su evolución?
—He participado en gabinetes de crisis de varias misiones de ayuda humanitaria, lo que me ha permitido conocer más y mejor la entidad, a la que considero mi casa. He llevado la coordinación del dispositivo de emergencias para la acogida de personas sin hogar en el polideportivo sevillano de Rochelamber durante la pandemia y la dirección del dispositivo de emergencias para la acogida de personas temporeras, la mayoría extranjeras, en Lleida. Durante este tiempo, he visto a SAMU crecer con pasos de gigante y ampliar los proyectos de acción social, multiplicándose las personas beneficiarias del buen hacer de los profesionales con los que cuenta SAMU. Recuerdo que antes conocías a todos los compañeros. SAMU era una pequeña familia. Y ahora hay muchas caras nuevas y otras no tan nuevas pero que ya no conoces, pero siempre con la misma profesionalidad y cercanía que caracteriza a esta casa. Es la misma familia pero mas grande.

—¿Cómo vive esta segunda etapa como directora de la UED San Lucas?
—Es una gran responsabilidad y conlleva un grado de implicación muy alto. La vivo con entusiasmo y alegría, y también con mucha exigencia. San Lucas es un recurso especializado en la atención de personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta, además de personas con daño cerebral sobrevenido. Aquí es fundamental que esté todo coordinado, sin grietas. De ahí la importancia del trabajo en equipo, todos remando hacia una misma dirección. Por otro lado, me hace especialmente ilusión en esta segunda etapa como directora volver a contar con parte del equipo con el que abrí el centro en 2008. Yo les llamo la resistencia.

—¿Cuáles son sus retos como directora de San Lucas?
—Actualmente, uno de mis objetivos principales es poder cubrir todas las plazas que tenemos a través de una fuerte campaña de difusión del recurso. Sabemos que hay muchas familias que necesitan un recurso como el nuestro. Otro de mis objetivos siempre será cuidar a mi equipo, que cuente con los medios y tiempos necesarios para llevar a cabo la inmensa labor que realiza.

—¿Por qué decidió centrar su carrera profesional en el campo de la dependencia?
—Creo que por la misma razón por la que estudié Trabajo Social. Considero que es una manera de generar un impacto positivo en las vidas de las personas que más lo necesitan. Sé lo complicado que es convivir con personas que presentan una discapacidad intelectual y trastornos de conducta en un domicilio. Por regla general, los progenitores o los cuidadores principales se hacen mayores y, a la vez, la persona dependiente adquiere cada vez más fuerza. En la mayoría de las ocasiones, los cuidadores no pueden, no saben o no cuentan con las herramientas necesarias para abordar una situación difícil en casa. La mayoría de las familias se sienten abrumadas y también desesperadas. Nuestro centro de día tiene un equipo de profesionales que trabaja con la persona usuaria y también con las familias. Trabajar en este ámbito es una oportunidad para promover la inclusión, la autonomía, la igualdad de oportunidades y el respeto por la dignidad de cada persona. Y esto es lo que me motiva. A través de mi trabajo puedo contribuir a que esto pueda ser una realidad, que deje de ser un eslogan, que estas personas tengan una mayor calidad de vida y que puedan alcanzar su máximo potencial.

—¿Cuántas personas han pasado por San Lucas desde su apertura en 2008?
—En total hemos atendido a 144 personas. Actualmente, contamos con 43 plazas, de las cuales 33 están ocupadas.

—¿Cómo promueve el centro la autonomía y la inclusión social de los usuarios?
—Participamos en los talleres del distrito como cualquier otro vecino. Realizamos excursiones y salidas a muchos lugares de interés para ellos y propuestos por ellos. En estas actividades, los profesionales procuramos no llevar el uniforme porque, de alguna manera, con él estamos señalando a las personas que necesitan apoyo. Ya nos ha pasado que en una cafetería el camarero ha invisibilizado a las personas usuarias preguntando directamente al monitor qué querían tomar ellos. Igualmente, participamos en los eventos organizados por otras entidades dedicadas a la atención de la discapacidad. Y asistimos a los grandes eventos de la ciudad, como la Feria, la Navidad o la Semana Santa como cualquier otro ciudadano. Uno de nuestros principios es no hacer aquello que ellos pueden realizar por sí mismos. De hecho, muchos de nuestros usuarios utilizan de manera independiente el transporte público. Esto supone el manejo de dinero, orientación, conocer los medios de transporte, su recorrido. Trabajamos para que otros usuarios puedan hacerlo también.

—¿Cuáles son los principales desafíos a la hora de ofrecer una atención de calidad?
—Uno de los principales desafíos es adaptar las intervenciones con los usuarios. Cada uno tiene un perfil único y esto implica adaptar constantemente los apoyos, los espacios y talleres de una manera personalizada. La formación continua del personal es otro de los desafíos al que nos enfrentamos, ya que aunque el equipo de trabajo está muy cualificado y cuenta con una larga trayectoria en la unidad, una atención de calidad requiere constantemente una actualización de los enfoques terapéuticos y de la metodología. De igual forma, los trastornos de conducta exigen manejar situaciones complejas, de estrés y, en la mayoría de las ocasiones, estas situaciones son imprevisibles. Esto requiere unos protocolos bien establecidos y la capacidad de adaptarnos rápidamente en cada caso sin comprometer la seguridad ni la dignidad de las personas usuarias. Por último, la sensibilización social sigue siendo un aspecto critico de nuestro trabajo, así como facilitar la participación activa de las personas en su entorno comunitario.

—¿Cómo cree que la sociedad podría mejorar la integración y el apoyo a las personas con discapacidad?
—Es crucial fortalecer los lazos entre los centros de día y la comunidad. Esto genera más oportunidades para que las personas con discapacidad participen en actividades educativas, culturales y recreativas en igualdad de condiciones. Es fundamental promover la sensibilización y la educación para derribar los estigmas y prejuicios que aún existen. Esto implica campañas de concienciación que muestren las capacidades y el valor de estas personas. Además, los centros de día deben apoyar a las familias que cuentan con un miembro con una discapacidad, las cuales no se encuentran preparadas psicológica ni económicamente. Tenemos la responsabilidad de proveer un paraguas protector que les permita a muchos sobrevivir en la comunidad. Se necesitan políticas publicas sociales sólidas que garanticen recursos adecuados a centros de días y otros servicios de apoyo. Y, por último, recae en cada uno de nosotros poder contribuir adoptando una actitud mas empática, abierta y libre de prejuicios. La inclusión no es solo responsabilidad de las instituciones, es un esfuerzo colectivo que beneficia a toda la sociedad.

ResurgeMujer transforma la vida de mujeres migrantes

Fundación SAMU ha puesto en marcha la iniciativa ResurgeMujer, un programa de inserción sociolaboral subvencionado por el Instituto Andaluz de la Mujer cuyo eje central es el empoderamiento de mujeres migrantes en situación de vulnerabilidad. Este programa contribuye de manera conjunta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 (lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres), 8 (promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo), 10 (asegurar un empleo productivo y decente, mediante acciones integrales centradas en la persona) y 17 (el trabajo en red a través de alianzas y colaboraciones).

“El nombre Resurge refleja la resiliencia, el empoderamiento y la capacidad de superación de las mujeres participantes”, apuntan desde el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer de SAMU.

El programa cuenta con un equipo interdisciplinar compuesto por una coordinadora (socióloga), una técnica de inclusión (educadora y trabajadora social), una psicóloga sanitaria y un auxiliar administrativo, además de personas voluntarias que enriquecen las actividades: una profesora de español, una educadora infantil que ofrece asesoramiento en temas relacionados con la crianza positiva, la promoción de hábitos saludables para la infancia, una abogada que ofrece asesoramiento legal en extranjería, y una enfermera que aborda temas de salud sexual y reproductiva y ofrece información sobre el sistema sanitario andaluz.

Un espacio seguro y transformador

ResurgeMujer es un espacio seguro, de confianza y libre de prejuicios, donde las mujeres pueden compartir sus vivencias, sentirse apoyadas y trabajar en sus procesos personales y profesionales. Destaca por su metodología interseccional con perspectiva de género, donde el diseño personalizado de las intervenciones se consideran las múltiples identidades de cada persona (género, orientación sexual, estatus migrante), y cómo interactúan para generar experiencias únicas. Este enfoque facilita la comprensión de sus realidades y necesidades, impulsando acciones que aseguren el acceso a oportunidades y recursos.

Se distingue también por su compromiso con la inclusión, acogiendo a mujeres independientemente de su situación legal administrativa: solicitantes de protección internacional, mujeres con protección internacional concedida, mujeres en situación irregular, apátridas o aquellas con residencia regularizada. Actualmente, el programa cuenta con participantes de diversas nacionalidades, como Ucrania, El Salvador, Marruecos, Costa de Marfil y Colombia, lo que refleja la diversidad y riqueza cultural de las participantes.

Los ejes de trabajo de este programa combinan la atención directa a las mujeres participantes con acciones dirigidas a lograr cambios estructurales, partiendo del principio de que, sin bienestar personal y empoderamiento, no puede haber una inserción laboral sostenible y real. Por esta razón, se prioriza el abordaje de aspectos sociales y emocionales antes de trabajar directamente en la empleabilidad. Este enfoque integral reconoce que el bienestar psicológico, la construcción de redes de apoyo y la recuperación de la confianza son esenciales para que las mujeres puedan acceder y mantener un empleo en el tiempo.

Los servicios que se ofrecen son: acompañamiento individualizado (con derivaciones a otras entidades y organismos cuando se requiere), terapia psicológica y talleres grupales que fortalecen el bienestar emocional y fomentan el empoderamiento. Un ejemplo de ello es el Café-Cháchara, un taller que nace para favorecer la creación de redes y fomentar espacios de aprendizaje del idioma. Se trata de unos encuentros semanales en español dirigidos a mujeres no hispanohablantes y se imparten en torno a un café o té. Además, se imparten formaciones orientadas al empleo, que constituyen otro pilar fundamental.

Paralelamente, el programa ResurgeMujer trabaja intensamente en la sensibilización empresarial, un área clave que busca involucrar a las empresas como agentes de cambio y espacios de inclusión. Aquí las empresas no solo son vistas como lugares de empleo, sino como aliadas estratégicas en el proceso de integración. Se llevan a cabo acciones para concienciarlas sobre la importancia de contratar mujeres en sectores tradicionalmente masculinizados, promoviendo un cambio en sus culturas organizacionales y fomentando la igualdad de género. “Uno de nuestros trabajos prioritarios es lograr que las empresas en las que realicen prácticas formativas consideren las necesidades de las mujeres participantes, teniendo muy presente el momento vital del que parten. Este enfoque permite que el proceso de inserción esté acompañado de confianza y seguridad, tanto para la empresa como para las mujeres, asegurando un acompañamiento real durante el periodo de inserción, lo que facilita que adquieran las habilidades y la confianza necesarias para mantener un empleo a largo plazo”, apuntan.

Otro aspecto destacado del programa es la valorización del pequeño comercio, otorgando un papel relevante al comercio de proximidad. Generar alianzas con pequeños negocios no solo apoya la economía local, sino que también permite un acompañamiento más personalizado y cercano en el proceso de inclusión laboral. Cuando las empresas se involucran, el impacto se refleja directamente en las mujeres.
Por último, cabe mencionar el espacio de ludoteca, diseñado para facilitar la participación de las mujeres con hijos e hijas. Este espacio, equipado con juegos y cuentos, permite que los menores se entretengan y disfruten mientras sus madres asisten a sesiones o talleres en el mismo espacio, promoviendo la conciliación y reduciendo el absentismo.

Cada mujer participante aporta una historia única de lucha, resiliencia y superación. Los talleres grupales, diseñados para compartir vivencias y reflexionar sobre los desafíos de la migración, han permitido a las participantes reconocerse en las experiencias de otras, transformando el sentimiento de aislamiento en un poderoso sentido de comunidad. Muchas mujeres llegan con expectativas altas sobre su nueva vida en España, que pronto se ven frustradas por las barreras sociales, legales y laborales. Sin embargo, el programa las acompaña en su proceso de reconstrucción, ayudándolas a reencontrar su confianza y a redefinir sus metas.

Una de estas historias es la de una mujer superviviente de mutilación genital femenina y trata de personas. Ésta llegó a España con una historia de sufrimiento marcada por la separación de sus hijos y la pérdida de su pareja. Sus vivencias han afectado profundamente su capacidad de comunicación y aprendizaje, pero su determinación para superar estos desafíos es extraordinaria. Gracias al programa, ha logrado establecer redes de apoyo que la están ayudando a recuperar la confianza. Actualmente, participa en unas prácticas formativas en una empresa que, al ser sensible a su situación, le ofrece un entorno adaptado a sus necesidades, permitiendo que la acompañemos los primeros días o en momentos puntuales, pues también cuenta con la barrera del idioma. Este caso refleja cómo el programa no solo facilita el acceso al mercado laboral, sino que también acompaña de forma integral a las mujeres durante todo el proceso.

“Estas historias reflejan el impacto transformador de ResurgeMujer. A través de talleres grupales y espacios de apoyo mutuo, las mujeres comparten sus trayectorias, enfrentan barreras comunes y encuentran en las experiencias de otras la fortaleza para avanzar. Sin embargo, el programa aún enfrenta el reto de consolidarse en el barrio, trabajando en colaboración con otras entidades”, destacan.
ResurgeMujer continúa creciendo, fortaleciendo alianzas y consolidándose como un espacio donde las mujeres migrantes puedan encontrar apoyo, reconstruir sus vidas y alcanzar nuevas oportunidades.