Frente al duelo migratorio: la pérdida de tu vida anterior
E n multitud de ocasiones, los profesionales de SAMU que trabajamos en el campo de la intervención social nos encontramos ante personas que están sufriendo por un proceso de duelo migratorio. En este contexto, lo que para algunos puede ser una crisis, para otros es la oportunidad para construir una nueva identidad y conocerse más a sí mismos.
El duelo migratorio se define como la asimilación de múltiples pérdidas asociadas a la experiencia migratoria. Estas pérdidas pueden ser respecto a su lengua, cultura, familia y amigos, estatus social, grupo étnico o su país de origen. Pero, en el duelo migratorio, no sólo existen estas pérdidas sino que, además, el o la migrante debe adaptarse a un contexto cultural nuevo.
¿Qué impide la adaptación en muchas ocasiones en el proceso? Hay factores individuales, propios de la persona migrante, como la falta de habilidades sociales o de estrategias de afrontamiento emocionales y personales, que se convierten en factores de riesgo para la salud mental del inmigrante. Otros tienen más relación con la historia de vida del mismo, ya que la migración reactiva, en muchas ocasiones, problemas psicológicos no resueltos como traumas vividos en sus países de origen.
Otros factores están más relacionados con los vínculos que el migrante ha mantenido en su país de origen. Según muestran los estudios, parece que hay un peor pronóstico en la adaptación del migrante cuando los vínculos sociales se han visto interrumpidos de manera abrupta y no se ha mantenido el contacto. También existen, proporcionalmente, un mayor número de trastornos psíquicos y físicos en esa población.
Hay otro tipo de factores más relacionados con el país de acogida. Variables como la inestabilidad, la ilegalidad, la falta de trabajo o la explotación laboral complican también la adaptación de la persona migrante.
Tiempo de preparación
Por último, existe un factor clave en esta adaptación y es si ha habido en el migrante una amenaza a su vida o a su supervivencia. Éste es, por desgracia, el caso de las personas que solicitan a España protección internacional. En esos casos, no han tenido tiempo para preparar esa migración, lo que supone un mayor riesgo en su salud mental.
A pesar de que muchos de estos factores no son controlables por los profesionales del Tercer Sector, queda mucho por hacer desde la psicología. Para empezar, podemos ayudar al migrante a normalizar su situación y permitir la expresión de diferentes emociones que aparecen en el proceso como la rabia, el miedo o la tristeza. Es importante contener sus diferentes emociones, reflejándoselas mediante el diálogo. Además, es necesario normalizar también su preocupación y ansiedad por los cambios y el temor a la pérdida de identidad.
La aceptación emocional de la pérdida parcial, la gratitud hacia la sociedad de acogida o la constitución de nuevos apegos, pueden ser indicadores de que la persona se encuentra en la fase final del duelo migratorio. A nivel cognitivo, también es interesante ayudarles a no idealizar las condiciones de su país de origen ni el de acogida y encontrar un sentido en su vida al proceso migratorio.
Asimismo, aunque el psicólogo puede ser una figura de referencia clave en España en su proceso, es importante que el migrante establezca otros vínculos en España en los que pueda apoyarse y pedir ayuda. Por ello, es necesario mejorar y aumentar los apoyos con los que cuenta en España ya que, muchas de las personas que inmigran lo hacen solas o cuando llegan a España tienen problemas de relación y convivencia con las personas que las han acogido en un primer momento.
Es importante que no interrumpan el contacto con la familia que han dejado en el país de origen aunque, en algunos casos, resulta un alivio para ellas poder escapar de una situación de violencia familiar o de una comunidad en la que se le ha discriminado y acosado por su condición sexual.
Por último, el uso de metáforas y ritos que pueden ayudar a despedirse parcialmente y lograr la integración es una herramienta poderosísima en terapia.
Un ejemplo de ello, son los rituales de preparación que se usan en personas inmigrantes, sobre todo, con solicitudes de protección internacional, donde se trabaja a través de una línea de vida el hito migratorio y se reflexiona sobre ello. Estos rituales de preparación, aunque ya se realizan posteriormente a la migración, ayudan a la adaptación y a entender los diferentes sentimientos, a veces contradictorios, que aparecen en el duelo migratorio.
En definitiva, entender el duelo migratorio valorando los factores que lo facilitan y los factores que impiden su progreso, nos ayudará como trabajadores a transmitir a los usuarios la idea de que el proceso migratorio, lejos de resultar una crisis o una amenaza, se constituye como una oportunidad para mejorar sus vidas.
MARÍA LUISA JUÁREZ MÉNDEZ.
Psicóloga en el Centro de Participación e Integración de Inmigrantes de Alcalá de Henares (Madrid)