Los leones de San Jerónimo: la historia del equipo de rugby de Sevilla formado por chicos extranjeros de Fundación SAMU
Para el joven Simo, el rugby es la más virtuosa metáfora sobre su propia vida: “Avanzar, acercarse al objetivo, a la meta, pero ser placado. Levantarse. Luchar para seguir. Volver a caer. Y volver a levantarse. Y así una y otra vez, como en la vida misma”. “Jugar al rugby es lo mejor que me ha pasado jamás”, afirma emocionado este joven migrante, menor de edad y marroquí, que reside en uno de los centros gestionados por Fundación SAMU en Sevilla. Simo es jugador del CR San Jerónimo-Fundación SAMU de Sevilla, el equipo de menas que está revolucionando la vida de sus integrantes y, al mismo tiempo, el panorama deportivo de la Liga Regional Andaluza Sub18 de rugby.
El origen de esta historia se sitúa en abril de 2019, cuando Fundación SAMU firma un convenio de colaboración con el Club de Rugby San Jerónimo, decano de Andalucía con 55 años de historia. El objetivo de este convenio es ofrecer nociones básicas de este deporte a los usuarios de Residencia San Sebastián de Fundación SAMU (personas con capacidades diversas que buscan en el deporte una mejora de sus capacidades físicas, su socialización y su calidad de vida) y también a otros colectivos vulnerables. Es el programa RugbyES SAMU.
Enrique Yrazusta, abogado de la entidad, exjugador y apasionado del rugby, está en esa génesis. Piensa en los 120 menores que están a cargo de Fundación SAMU solo en la provincia de Sevilla en ese momento, jóvenes con unas cualidades físicas excepcionales, y en la necesidad de motivarles, de transmitirles valores y objetivos, de mantenerlos ocupados y focalizados, de que practiquen un deporte de equipo y que sean felices. “Ellos sólo piensan en fútbol pero, ¿y si aprendiesen a jugar al rugby?”.
El rugby es un deporte poco conocido pero pleno de valores: respeto al rival, solidaridad, trabajo en equipo, disciplina, inclusión, esfuerzo, superación. “Es un deporte integrador en el que todos suman, todos cuentan”, relata Yrazusta. Él presenta la idea a los responsables de San Jerónimo y también a los directivos de la Federación Andaluza de Rugby. “¿Y si inscribimos un equipo de menas?”.
Un grupo de 24 chicos de centros como Fuentequintillo, Miguel de Mañara, Valencina, Polancos y Alcalá, todos en la provincia de Sevilla, asumen el reto planteado por sus monitores de Fundación SAMU y por los entrenadores de San Jerónimo. Empiezan a recibir las primeras nociones sobre rugby en verano. Son de Marruecos, Camerún, Senegal, Guinea Conakri… Países en los que este juego carece de tradición. “Empiezan completamente de cero. No han visto un balón de rugby en su vida, y estamos ante una disciplina que tiene una gran complejidad”, argumenta Yrazusta.
Los chicos empiezan entrenando en parques, progresando poco a poco. No pisarán hasta septiembre el verde de un terreno de juego homologado, ya oficialmente como equipo, al crearse la sección sub18 del club San Jerónimo expresamente para hacerles hueco en la competición.
“Ellos están encantados. Se sienten deportistas, se sienten superhéroes. Tienen sus equipaciones, sus entrenadores y fisios, sus campos de juego, sus desplazamientos…”, relata el abogado de SAMU. Cada partido es una fiesta, puesto que los jóvenes de los centros de Fundación SAMU acuden a apoyar a sus compañeros con pancartas y bombos, dándolo todo. “Recuerdo que, tras el primer partido, varios me decían: esto es lo mejor que me ha pasado”.
Y es que esta nueva faceta deportiva ha cambiado las vidas de muchos de estos niños, y no sólo en el aspecto motivacional. Josema Román, responsable del centro de Polancos, explica que han detectado casos de chicos que han reducido su nivel de conflictividad; otros que han aceptado ser escolarizados y están sacando buenas notas. Además, todos han mejorado su español. “Están aprendiendo a controlar sus impulsos, a encajar dentro de una disciplina y un comportamiento deportivo, y además estamos logrando la integración de los chavales de los distintos centros”, relata. Los chicos que más destacan en el terreno deportivo están participando en un proyecto de doble inclusión a través del cual se desplazan periódicamente a la residencia de personas con discapacidad de Cantillana para ofrecer clases de rugby a los usuarios del centro.
Tras una primera vuelta de adaptación y resultados irregulares, los menas de San Jerónimo han ganado los dos primeros partidos de esta segunda vuelta. El segundo, frente al CR Xerez sub18, al que corresponden las fotografías de este reportaje. “Que estos niños ganen un partido de rugby es algo excepcional, increíble. Ellos, que tocaron un balón por primera vez el verano pasado, con 16 ó 17 años, compiten contra niños que están jugando desde que tienen 8 ó 10 años. Esto viene de un lado de las capacidades físicas que tienen, y de otra parte de su entusiasmo sin límite”, apunta Yrazusta.
Desde el punto de vista deportivo, los menas de San Jerónimo son aguerridos, bravísimos, no tienen miedo a nada, nunca se arrugan, nunca desfallecen. A pesar de que físicamente no son tan altos y corpulentos como sus rivales, sus condiciones físicas son tan excepcionales que compensan ese déficit de kilos con otras virtudes. Enfundados en sus camisetas blanquiverdes, los chicos son rápidos, fuertes y fieros, y siempre ponen al límite a quienes tienen enfrente, obligándoles a darlo todo. Así son estos leones de San Jerónimo.
El equipo, con el impulso de Fundación Decathlon, Asociación LLAR y un puñado de micropatrocinadores, ha dado una nueva vida al club San Jerónimo. El decano se ha volcado con la iniciativa y, de la noche a la mañana, se ha encontrado con una cantera de jugadores muy prometedores entre los que podría haber alguna futura estrella de este deporte.