Un paso más en el camino para Ismail y Salah

“Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Sólo da tu primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida que camines”. Martin Luther King.

El primer paso de Ismail y Salah fue superar el miedo a un futuro incierto y tomar la decisión de emprender un viaje hacia una nueva realidad, con la valentía de dejar atrás su mundo conocido, y cargados de esperanza por alcanzar sus objetivos.

Con 17 años de edad, ambos han dado muchos pasos hacia delante para materializar el sueño de labrarse un camino en España y ofrecer a sus familias los recursos de los que carecen en Marruecos, su país de origen.

Fue en el momento en el que su padre perdió su empleo como camarero cuando, a la edad de 15 años, Ismail decidió dejarlo todo y buscar un futuro mejor para él y su familia. “Somos seis hermanos y, como mi padre no tenía trabajo, en mi casa no había dinero. Mi abuelo nos cedió una parte de su terreno para cultivar, así que mi hermano mayor y yo empezamos a trabajar en el campo. Allí en Marruecos no hay nada, no hay oportunidades. La vida es muy dura”, relata este joven.

Huérfano de padre, la madre de Salah tuvo que sacarle a él y a su hermano adelante trabajando en una pequeña tienda que montó en su casa, en la pequeña ciudad de Beni Melal, en el centro de Marruecos, donde la vida, aunque tranquila, carece de oportunidades laborales. Es por ello que, desde los 13 años, Salah y su hermano comenzaron a trabajar junto a su primo como jardineros. “Quería una vida nueva y ayudar a mi familia. En mi país hay gente con mucho dinero y otros con muy poco. No veía salida quedándome allí”, relata Salah al responder sobre cómo surgió su idea de viajar a España.

Cinco meses después de llegar a nuestro centro de protección de menores ISL/ED Guadarranque a primeros de mayo de 2019, ninguno de estos dos jóvenes se arrepiente de la decisión tomada. Siguen mostrando a diario sus ganas de aprender y de continuar su andadura hacia un futuro mejor. Aunque no siempre ha sido un camino fácil. En ocasiones, la melancolía hace acto de presencia al acordarse de sus familias y de su tierra, pero ellos utilizan ese recuerdo como impulso para seguir adelante. “Me acuerdo mucho de mi familia, pero en España estoy bien; he encontrado gente buena que me ayuda. Aquí en España hay gente muy abierta”, comenta Ismail.

Muchas han sido las sesiones realizadas en el centro con los educadores, donde han trabajado la adquisición de habilidades sociales y personales que les permitan una mayor probabilidad de integración social y laboral en condiciones normalizadas en nuestra sociedad. El contexto socioeconómico de España, sumado al aumento de la competencia en la búsqueda de empleo, han convertido encontrar un puesto de trabajo una tarea ardua.

A ello debemos sumarle las dificultades a nivel documental con las que se encuentran estos menores, así como las barreras idiomáticas y la falta de formación que suelen darse en sus candidaturas para aspirar a un puesto de trabajo.

A pesar de los obstáculos, las ganas de seguir delante de Salah e Ismail y la apertura de muchos empresarios y empresarias del Campo de Gibraltar a ofrecer una oportunidad de aprendizaje en sus negocios han hecho posible que estos menores estén aprendiendo un oficio y adquiriendo valiosas habilidades para su futuro.

Desde septiembre, Salah e Ismail están realizando prácticas formativas como camarero y ayudante de cocina en un renombrado restaurante de la localidad gaditana de San Roque. Tendrán un periodo formativo máximo de tres meses.

“Estoy muy contento con las prácticas. Estamos aprendiendo muchas cosas: cómo preparar algunos platos, cómo poner bien una mesa y cómo se debe atender a un cliente”, dice Salah con una gran sonrisa.
“También estoy aprendiendo a llegar a tiempo a los sitios, a respetar a los jefes, a cumplir las normas, y estoy conociendo a mucha gente”. Así se siente Ismail, orgulloso de poder aprovechar esta oportunidad de aprendizaje.

No sólo se trata de adquirir aptitudes profesionales, sino también de la oportunidad que unas prácticas formativas les brindan a estos jóvenes de salir por un momento de la rutina del centro de menores y poder visualizar y aproximarse a ese objetivo tan ansiado: trabajar y ayudar a sus familias.

Tal es el compromiso mostrado por Salah e Ismail, y tan bueno el feedback recibido por parte de los dueños del restaurante acerca del comportamiento y actitud de ambos, que se han ganado la confianza de los responsables. Lo han hecho hasta el punto de tener la llave del local por si, ante cualquier imprevisto, tuvieran que ser ellos los encargados de abrir el restaurante.

Y caminando, siempre adelante, con una sonrisa en sus rostros y una palabra por bandera que ambos repiten mucho, “actitud”, Ismail y Salah van avanzando poco a poco en este camino incierto de la vida, descubriendo a cada paso nuevos retos que superar y que les aproximarán a su futuro soñado y que ya acarician con las yemas de sus dedos.

Autora: Paula Jiménez Maroño. Trabajadora Social – SAMU ISL/ED Guadarranque