Mari Carmen encuentra empleo estable gracias al programa de inserción laboral de Fundación SAMU en Cádiz

Del paro al empleo estable: una historia real de los Proyectos Integrales de Empleo de Fundación SAMU en Cádiz

En la recta final de un programa de empleo, el trabajo se acumula. Toca recopilar evidencias, redactar memorias y cerrar todos los cabos sueltos. También llega el momento de hacer balance, de poner nombre y rostro a esos ‘objetivos’ que, en realidad, siempre fueron personas.

El programa al que se refiere esta historia es el de Proyectos Integrales de Empleo, financiado por el Fondo Social Europeo y desarrollado por Fundación SAMU en Cádiz. Como el resto de los programas de inserción laboral, responde a necesidades concretas del mercado y a circunstancias difíciles en la vida de quienes buscan trabajo. Tiene un inicio y un final, pero en cada persona deja una huella.

El mes pasado, esa huella se hizo visible. Mari Carmen Sánchez Sánchez llegó a la oficina con una caja de bombones. Quería compartir la noticia de que la habían hecho indefinida en la empresa donde trabaja, gracias a la intermediación del programa. Comenzó como alumna en una formación que, al principio, no era su elección. Sin embargo, el equipo técnico vio en ella un potencial claro. Aquello que parecía una vía secundaria terminó por convertirse en su vocación.

Mari Carmen había trabajado desde los 16 años en la misma empresa. Nunca había tenido que buscar empleo. Tampoco había realizado estudios profesionales. Su constancia y sus habilidades personales la llevaron a ser encargada de una pastelería durante 36 años. Todo se detuvo con un traspaso. De pronto, se encontró en la calle, desconectada del mundo laboral y sin herramientas para enfrentarse a un mercado cada vez más cambiante. Lo cuenta con claridad: “Me sentía como una analfabeta, sin saber de tecnología ni de empleo, y pensaba que a mi edad ya no volvería a sentirme útil”.

Al principio se inscribió en el curso de Auxiliar de Almacén, por parecerle una opción cercana a su experiencia anterior. Pero el análisis del equipo técnico reveló otra cosa. Su perfil competencial encajaba mejor con la formación en Ayuda a Domicilio. Esa capacidad para leer la relación entre persona, ocupación y contexto es una de las claves del trabajo de orientación que desarrollan los técnicos de empleo. Mari Carmen aceptó el consejo y dio el paso.

Confiesa que, en un primer momento, tenía una visión equivocada del empleo en ayuda a domicilio. Lo asociaba a tareas de limpieza por horas. Hoy reconoce que ha descubierto una profesión que le permite acompañar, cuidar y dar sentido a su desempeño diario. “Es un trabajo muy gratificante. He podido poner en práctica competencias personales que no sabía que valían tanto”, afirma.

Uno de los aspectos que más valora del programa ha sido el acompañamiento. “No pensaba que me enseñarían a buscar empleo. Me he sentido acompañada en todo el proceso y he aprendido a manejarme en la búsqueda de trabajo”, explica. Ahora trabaja de forma estable en el servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Cádiz, a través de una empresa privada. Tiene planes. Quiere seguir formándose, especializarse y compartir su experiencia con otras personas que puedan estar pasando por lo mismo.

Mari Carmen lo resume sin rodeos. Se sintió “debajo de un puente” en el sentido más crudo del término. Hoy agradece la oportunidad de reformular su vida en un momento en el que creía que ya no había margen. Ha logrado reengancharse a la sociedad y sentirse útil de nuevo.

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