María Luisa Rodríguez, jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU: “Yo soy María Luisa, el ‘comodín’ de SAMU”

María Luisa Rodríguez Águeda (Tarifa, 1974), jefa de logística del área de Infancia y Familia de SAMU, es un ejemplo de afán de superación en su profesión. Posee vocación, profesionalidad, tesón y, sobre todo, compañerismo y capacidad de trabajo en equipo, características decisivas para superar cualquier situación profesional, como ha demostrado desde su llegada a SAMU.

—¿Cuándo comenzó su andadura en SAMU?
—Comencé a trabajar en SAMU en la primera Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) que la organización abrió junto al centro de menores Nuestra Señora del Cobre en Algeciras (Cádiz) en 2007. Allí estuve encargada de la lencería, pero también ayudaba a la cocinera del recurso en la elaboración de los menús. Finalmente, acabé en el puesto de cocinera, turnándome con mi otra compañera. En 2008, SAMU comenzó a gestionar un centro residencial básico y nos trasladamos a Pelayo. Aquí me consolidé profesionalmente hablando. Cocinaba para los menores, además de realizar los pedidos de alimentación y todo lo relacionado con la lencería y limpieza.

—¿Cómo era su relación con los menores?
—Mi relación y trato con los menores era cada vez mayor, lo que hizo que aflorara en mí una vocación hasta entonces oculta a la hora de trabajar en el Sistema de Protección de Menores. Siempre tenía ‘ayudantes en la cocina’. Muchos menores siempre estaban dispuestos a colaborar. Llegó un punto en que ellos solos leían el menú y sabían qué alimentos y qué cantidades tenían que coger para ayudarme a elaborar las diferentes comidas sin necesidad de que yo les dijera nada.

—¿Cómo conoció Fundación SAMU?
—Un vecino que trabajaba en el Centro de Menores del Cobre me habló de la apertura del nuevo recurso que iba a gestionar SAMU y él mismo dejó mi currículum. A los pocos días me llamaron para una entrevista, la cual me realizó el doctor Carlos Álvarez Leiva. Recuerdo con cariño que, al preguntarle cuáles serían mis funciones, don Carlos me dijo que sería “el comodín”, así que el día que me presenté a mis compañeros dije textualmente: “Yo soy Mª Luisa y soy el comodín”. Recuerdo aún como se reía don Carlos.

—¿Qué recuerdos tiene de esos primeros años en SAMU?
—Fueron mis mejores años profesionales. Tengo maravillosos recuerdos de los menores y los compañeros. Ver a un menor llegar al centro y marcharse años después era un motivo de orgullo. La diferencia entre el niño que llegaba y el medio hombre que se marchaba era abismal, y tú sabías que habías formado parte de esa evolución. En cuanto a los compañeros, por ejemplo, trabajar con Nicolás Torres, que por aquel entonces era educador, era muy divertido. Nunca sabías por dónde iba a salir. Sus revisiones de las habitaciones de los menores sin previo aviso eran lo mejor. No quiero decir con esto que lo que hago ahora no me guste. En absoluto. Ahora SAMU me ha dado la oportunidad de crecer profesional y personalmente, y me encanta. Es cierto que el trato directo con los menores ahora es menor, pero sigo disfrutando de ellos cada vez que abrimos un centro. Ellos llegan en patera a España, sin nada, y todos los compañeros nos involucramos en su atención.

—¿En qué otros recursos de SAMU ha trabajado?
—En 2012 nos trasladamos de Pelayo a un nuevo centro en San Roque, pero en 2014, la Junta de Andalucía no renovó la concesión del centro a SAMU, lo que supuso un paréntesis en mi carrera profesional. En 2017, Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU, confió nuevamente en mí y me dio una oportunidad. Para ser sinceros, dudé de si aceptar o no. Fue mi hija la que me alentó a hacerlo. “Mamá, súbete al tren, que el tren solo pasa una vez”, me dijo. Y así lo hice. Cuatro días después estaba haciendo macarrones para 40 menores. Esta vez mi cometido fue otro. Fui auxiliar educativo en el nuevo recurso que SAMU abrió en Jimena de la Frontera. Siempre digo que me alegro de haberme subido de nuevo al tren, pero la verdad es que nunca imaginé que el tren iba a ir tan lleno. Con la crisis migratoria de finales de 2017 y principios de 2018, SAMU experimentó una expansión sin precedentes. El ritmo de apertura de recursos dirigidos a menores era frenético y, para poder cubrir las necesidades de los nuevos menores que llegaban a nuestras costas, me dieron la responsabilidad de llevar la logística de estos nuevos centros en cuanto a la relación y control del cátering, pedidos de alimentación, higiene y limpieza, control y pedido de ropa, y todas aquellas otras necesidades que pudieran surgir. Actualmente, también realizo estas funciones en los centros abiertos recientemente en Canarias.

—Supongo que también habrá vivido momentos duros.
—Creo que eso es inevitable. Muchos de los menores que llegaban a la primera UATE y al primer residencial de SAMU lo hacían en condiciones de desnutrición, con piojos, calvas en la cabeza… Su situación era bastante precaria. Recuerdo también el día de la llegada del barco Open Arms y la mirada de esos niños que estaban a bordo, una mirada que impactaba. En los últimos meses, la llegada de chicos a Canarias también ha sido desmesurada.

—Tengo entendido que tiene un mote cariñoso, ‘La bruja’. ¿Cómo surgió este apelativo?
—Cierto, me llaman ‘Bruja’ o ‘Bruji’. No sabría decirle bien cómo surgió. En la primera UATE, un día regañé a un menor por estar en pijama aún a una hora en la que no se podía según las normas del centro. Años más tarde, ese chico, ya adulto, pasó a formar parte de la plantilla de SAMU y una noche en la que estábamos los dos de guardia me recordó aquella regañina y me confesó que en aquel momento le parecí una bruja. No sé si nació ahí, pero lo cierto es que hasta don Carlos Álvarez Leiva alguna vez se ha referido a mí de esta forma y en tono cariñoso. Hasta mi propia hija me llama así.

—¿Qué le ha ofrecido SAMU en estos años?
—Evolución y mucha satisfacción. Gracias a la oportunidad que me ha dado SAMU, soy como soy hoy en día. Me siento muy orgullosa del crecimiento que ha tenido SAMU, y ver crecer cada uno de los recursos en los que he intervenido es muy satisfactorio, pues sé que yo he formado parte de ese crecimiento. Eso sí: toda esta evolución profesional se la debo a mis compañeros, que día a día me han ido enseñando y ofreciendo su ayuda. Son Laura, Karen, Antonio Rodríguez y Palma. Y especialmente se lo tengo que agradecer a Nico y Juan que han confiado en mí hasta llegar aquí.

Un equipo preparado para la llamada de Estados Unidos

SAMU, a través de su filial SAMU Foundation, con sede en Washington DC, sigue trabajando con el objetivo de ofrecer sus recursos para hacer frente a la crisis migratoria que vive el país norteamericano, especialmente, en la atención de menores extranjeros no acompañados y sus familias a través de la operación New Comfort. El objetivo de SAMU Foundation es crear un proyecto educativo residencial cerca de Washington DC, pero la entidad está abierta a participar en cualquier otra iniciativa o proyecto que le permita ayudar a paliar el problema actual, según explica Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

Mientras se solventan los trámites administrativos y burocráticos, y a la espera de obtener luz verde por parte de Estados Unidos, SAMU ya ha puesto su maquinaria en marcha y ha empezado a formar a un equipo de 15 personas, todos ellos profesionales del área de Infancia y Familia de SAMU de diferentes puntos de España, en la implantación de centros de menores en Estados Unidos.

“Desde el área de Infancia y Familia hemos seleccionado a 29 profesionales de SAMU que han mostrado su interés en participar en la Operación New Comfort si el proyecto sale adelante y trabajar durante unos tres meses en EEUU. A esas 29 personas las hemos dividido en dos grupos en función de su nivel de inglés y perfil profesional, y ya hemos empezado a formar al primer equipo”, señala Adrián Moreno, coordinador del curso y responsable del proyecto de implantación de un centro de menores en Estados Unidos.

Este curso, de 10 horas de duración, tiene como objetivo principal que los participantes adquieran toda la información necesaria sobre cómo implantar un centro de menores desde cero y fuera de España, así como la documentación y licencias requeridas, y el conocimiento sobre las diferentes tipologías de recursos dirigidos a menores, sus necesidades y gestión. “No es lo mismo poner en marcha un recurso de emergencias y acogida inmediata con 100 ó 150 plazas, que un centro residencial, con 30 ó 50 plazas. El funcionamiento del mismo y las necesidades de los menores son diferentes”, subraya Moreno.

En este curso de nivel avanzado, además de Adrián Moreno, también participan como formadores José Manuel Román, director del JEM Polanco (Sevilla); Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU; y Karen Gil, directora del Recep Campo de Gibraltar. El 11 de mayo se celebró la inauguración del curso, acto al que acudieron Adrián Moreno; Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU; Juan González de Escalada; director de Escuela SAMU y del área de Emergencias; y Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

De forma paralela, este mismo día se inauguró el curso de Especialización en Centros de Menores dirigido a alumnos de Técnico en Integración Social y Técnico en Emergencias Sanitarias, así como a cualquier persona interesada en este campo profesional, con el fin de acercarles a la realidad laboral en los centros de menores y poder cubrir así las ofertas de empleo de Fundación SAMU en este campo. Este curso trata tanto aspectos culturales del colectivo en el que se van a sumergir, así como estrategias de resolución de conflictos emocionales tanto del educador como del residente. Todos ellos son contenidos decisivos para un primer encuentro con menores. El fin de esta formación es que el alumno adquiera los conocimientos, competencias y habilidades necesarias para trabajar en centros de menores.

El curso, que se divide por bloques, tiene una duración de 36 horas (11 sesiones), del 11 de mayo al 24 de junio, y cuenta con la acreditación de Escuela SAMU. El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, se dirigió a los alumnos el primer día de clase junto con el director del curso y del área de Infancia y Familia de SAMU, Nicolás Torres. Este primer día, Abderrahim, mediador en el ARB Miguel de Mañara (Montequinto, Sevilla), fue el encargado de acercar a los alumnos a este colectivo por primera vez.

Otros instructores del curso son Daniel Cobos, director del COISL Motril (Granada), encargado de explicar a los alumnos cuál es el modelo de trabajo en un centro de menores; el bombero Pablo Álvarez, que aborda el tema de la protección personal, extinción de incendios y evacuación; Manolo Calvente, psicólogo del Centro El Bosque (Algeciras, Cádiz), que aborda los problemas conductuales de los menores; Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU, que trata sobre la organización interna de un centro de menores y de temas relacionados con la legislación; Siham Khalifa El Abdi, responsable del PAI SAMU Motril, encargada de los temas relacionados con la inserción socio-laboral de los menores; Palma Díaz, directora del ARB El Bosque, que habla de los trámites administrativos y del trabajo social; Julia Roldán Mariscal, psicóloga del ARB Miguel de Mañara, que aborda la gestión de conflictos en el entorno de trabajo; Ana Solís Cuadrado, psicóloga y docente en Escuela SAMU, que aborda la gestión de emociones; y Lucía Gómez Herrero, pedagoga y docente en Escuela SAMU, que es la encargada de organizar la parte práctica del curso, que consiste en la visita a un centro de menores.

El objetivo general de este curso es mejorar la capacitación profesional del personal de nueva contratación en los centros de menores de Fundación SAMU, además de acercar a las personas interesadas de otros campos profesionales los conocimientos básicos necesarios para poder intervenir con personas en situación de riesgo de exclusión social. También se busca capacitar al alumnado con recursos y estrategias de intervención, resolución de conflictos y socialización de manera que se sienta seguro al desempeñar las labores propias de esta profesión; y transmitir conocimientos sobre los distintos colectivos, para que puedan empatizar y comprender su cultura, así como aquellos aspectos legales y protocolos de actuación que les afectan directamente.

Un horizonte para los extutelados

Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostats), la edad media de emancipación en España es de 29 años. Vivimos en una sociedad en la que, debido a distintas circunstancias socioeconómicas, se ha comprobado y demostrado estadísticamente que el paso a la vida independiente de los jóvenes se produce a unas edades cada vez más tardías. Los chicos y las chicas que proceden del Sistema de Protección de Menores ingresan en los centros con una “fecha de caducidad” marcada por los 18 años. A esta edad, la ley les reconoce oficialmente la mayoría de edad y les exige autonomía demostrable. Poder cumplir esta obligación legal implica numerosas dificultades, ya que estos jóvenes carecen de los apoyos necesarios para afrontar la nueva situación, máxime cuando las circunstancias que originaron su ingreso en el Sistema de Protección de Menores no han desaparecido e incluso se ven agravadas. Dentro de las distintas tipologías de menores atendidos en el Sistema de Protección también se hallan jóvenes inmigrantes que llegaron solos a España, sin adultos de referencia y con un proyecto migratorio erróneo o sin definir.

Ante esta situación, y dada la dilatada experiencia que tiene SAMU en la atención a menores tutelados, su fundación, a través del área de Menores y Familia, ha puesto en marcha el Programa Horizontes (Modalidad Alta Intensidad), dirigido a jóvenes procedentes del Sistema de Protección de Menores de Andalucía entre 18 y 25 años con un perfil determinado. Son jóvenes que carecen de apoyo familiar, de vivienda, de los recursos personales, sociales y económicos necesarios para llevar una vida independiente, y presentan una serie de características especiales que les dificultan acceder al mercado laboral, encontrándose en un alto riesgo de exclusión social si no se les presta un apoyo intensivo y un acompañamiento individualizado.

El objetivo principal no es la emancipación en sí misma, sino la plena integración en nuestra sociedad dotándoles de recursos y medidas de discriminación positiva. “Horizontes sigue la misma línea que los Programas de Alta Intensidad (PAI) que SAMU desarrolla desde hace años en diferentes puntos de Andalucía. Pero mientras que éstos están financiados por el Fondo Social Europeo, Horizontes se financia gracias a la subvención con cargo al 0’7% del IRPF, ayuda del Estado dirigida a proyectos sociales”, explica Pilar Laguna, coordinadora del Programa Horizontes.

Este proyecto, de un año de duración, arrancó en enero y cuenta con cinco viviendas, con seis plazas cada una, en las provincia de Granada, Málaga, Sevilla, Córdoba y Cádiz. Sevilla es el único de los cinco centros dirigido exclusivamente a mujeres. Todos los demás recursos son masculinos, con la excepción de Málaga, que varía entre un centro masculino o femenino según la demanda.

“El Programa Horizontes, en su concepción y desarrollo, parte de las necesidades y situación personal de cada joven y, sobre todo, de sus proyectos de futuro, por lo que desarrollamos itinerarios personalizados de inserción”, señala Pilar Laguna. “Una parte de nuestra misión es orientar, facilitar, formar y participar con ellos y ellas en todo este proceso, ofreciendo además un recurso para lograr su plena autonomía y normalización, como son las viviendas que ofertamos, donde tendrán la garantía de cubrir todas sus necesidades. No obstante, es necesario que cooperen y colaboren, pero sobre todo que participen generando grupo y sintiéndose parte de éste. La participación en el programa es voluntaria”.

Según explica Laguna, los profesionales de SAMU trabajan con estos jóvenes en cinco áreas fundamentales: actividades de la vida diaria (tareas domésticas, cómo llevar una casa, facturas, reparaciones básicas…); salud e higiene (enfermedades comunes, cómo funciona el sistema sanitario público, cómo pedir una cita con el médico de familia, qué enfermedades o dolencias incapacitan para ir a trabajar y cuáles no, formación sexual y en relaciones sanas…); economía y recursos (documentación administrativa, contratos de alquiler, empadronamiento, cómo funciona una comunidad de propietarios…); formación laboral (itinerarios personalizados de inserción sociolaboral en función de sus capacidades, actitudes y motivación, búsqueda de prácticas formativas); y personal y relacional (tutorías individuales donde se tratan temas personal como su propia historia y cómo les afecta).

“Todos los chicos viven el mismo proceso, por ello intentamos generar un ambiente de equipo entre todos, y que los éxitos y fracasos de uno de ellos se vivan como algo del equipo”, destaca Pilar Laguna. “Los chicos participan activamente en la toma de decisiones sobre su futuro. Nosotros les acompañamos y los orientamos, pero la decisión final siempre es de ellos. Tiene mucho mérito lo que hacen estos chicos teniendo en cuenta la mochila tan pesada que llevan encima. ¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vidas hemos tomado decisiones erróneas? Muchas. A ellos no se les permite equivocarse”.

A pesar de que el Programa Horizontes sólo lleva cuatro meses en funcionamiento, ya existen casos de éxito, en un contexto de limitaciones en el mercado laboral como consecuencia de la crisis sanitaria.

En el Programa Horizontes de Sevilla hay dos chicas que han conseguido su primera oportunidad laboral. Para estas mujeres -algunas con baja formación académica, otras con dificultad en el lenguaje, y la mayoría sin experiencia profesional- la inserción laboral es un reto complicado que requiere de mucho compromiso y constancia.

Imane ha sido la primera chica del Programa Horizontes de Sevilla en firmar un contrato de prácticas formativas en el sector de la hostelería. “Imane es una joven tímida, sin experiencia profesional, pero con unas inmensas ganas de aprender y de desarrollarse profesionalmente. Su principal objetivo es integrarse en el mundo laboral y regularizar su documentación, algo que ya está logrando. Después de más de un mes de prácticas, Imane es un ejemplo de superación día a día, de motivación y de compromiso. Si sigue por ese camino conseguirá todo lo que se proponga”, destaca Celia López, técnico responsable del Programa Horizontes Sevilla.

Otro ejemplo de éxito en Sevilla es el de Sabrine Essaki. La joven desciende de una familia de peluqueros y, desde su llegada a España siendo menor de edad, tenía claro que quería seguir con esta tradición familiar y formarse para ello. Después de casi dos años de formación teórica-práctica en una academia de peluquería, la joven es consciente de que está un paso más cerca de conseguir su sueño. “Sabrine ha demostrado que la perseverancia del día a día gratifica personalmente. La joven asegura sentirse feliz y realizada con su trabajo. Y a pesar de que se le hace largo este recorrido formativo, nunca ha desistido en alcanzar su meta, y es esta la que la fortalece para no desistir”, señala Celia López. “La constancia es la clave del éxito y estamos seguros que Sabrine va por buen camino para conseguirlo”.

Así funciona un Centro de Orientación e Inserción Laboral

El Centro de Orientación e Inserción Laboral (COISL) de Motril (Granada) comenzó su andadura en octubre de 2012. Tras varias prórrogas del contrato de gestión, finalmente es en diciembre de 2019 cuando empiezan a desarrollarse actividades orientadas a la emancipación y a la autonomía de los usuarios del centro, actividades que se mantienen hoy. El proyecto parte del apoyo del Fondo Social Europeo, que facilitó la incorporación de otros profesionales al equipo de Orientación Laboral. Así, este Programa cuenta con dos vertientes principales que vamos a detallar en este artículo.

Su vertiente de inserción se basa en la consecución de la inclusión laboral a través de herramientas que facilitan el acercamiento de los menores al mercado laboral. Una de estas herramientas son los convenios de prácticas formativas no laborales con empresas de Motril y localidades adyacentes. Estas prácticas permiten a los menores no solo aprender un oficio, sino conocer de cerca la realidad laboral del país con el objeto de comprender de primera mano a qué se enfrentan en el reto que supone la emancipación y vida autónoma.

En relación a las actuaciones de inserción, cabe destacar que, durante el año 2020, 32 menores inmigrantes (el total menores atendidos durante el 2020) se han beneficiado del programa, manteniendo abierto sus propios itinerarios de inserción laboral. En estos itinerarios se detallan todas y cada una de las actuaciones que los menores realizan como propios participantes de su proceso de autonomía, recibiendo asesoramiento y acompañamiento sociolaboral dentro del COISL. El área de Orientación Laboral del programa COISL trabaja de manera individualizada con los participantes. De los 32 menores, 31 participan en Programas de Media Intensidad, de los cuales 27 están presentes en el Programa Laboral de la Fundación Diagrama y 15 forman parte de los programas que lleva a cabo la Fundación Don Bosco. Finalmente, 11 de los menores participan en ambos recursos.

En cuanto a asesoramiento y acompañamiento, la tutoría es la principal herramienta utilizada con los usuarios del centro. En ellas se establece una relación de confianza entre menor y orientador/a que permite un diálogo para determinar cuáles son las prioridades formativas y laborales del menor y cómo se abordarán sus objetivos.

Con el objeto de lograr una plena inclusión sociolaboral, el COISL se basa en la construcción de relaciones entre empresas de la localidad y el COISL, mediante un contacto continuado con dichas entidades. Para ello, se realiza una prospección continua del tejido empresarial de Motril y las localidades adyacentes con el fin de mantener un conocimiento actualizado de la realidad laboral que pueda conllevar más adelante una inserción laboral real de los participantes.

En esta prospección se realiza también una labor de concienciación e información sobre el COISL, herramienta que nos permite dar visualización al Fondo Social Europeo, de tal manera que se asegure un comienzo del programa de prácticas. Además, se hace un seguimiento continuo de los menores y empresas en el marco del programa de prácticas formativas no laborales, trabajo cuyo objetivo es obtener un feedback permanente sobre la evolución de cada joven participante.

El programa, en su vertiente formativa, comprende distintas áreas de trabajo con los menores a través de diversos talleres impartidos por los y las profesionales del COISL. Así, forman parte de los contenidos que se imparten las habilidades prelaborales básicas, tales como la imagen personal y profesional; habilidades laborales, como la elaboración de un currículum o una carta de presentación; y habilidades sociales, tales como la resolución de conflictos interpersonales.

Se trabajan competencias relativas al conocimiento de los derechos y deberes de los trabajadores, emprendimiento, comprensión de documentación oficial, contratos, nóminas, y prevención de riesgos laborales o búsqueda autónoma de empleo. En todos ellos se trabajan competencias transversales: competencias idiomáticas y la autonomía personal son los puntos fuertes.

Finalmente, otro de los grandes bloques dentro de la formación para la inserción laboral es el conocimiento de los recursos públicos y privados de búsqueda de empleo a disposición de los usuarios, como pueden ser el Servicio Andaluz de Empleo, el Servicio Estatal de Empleo Público, los portales de empleo o el uso de redes sociales con este fin.

Como parte de una red formativa constituida con otras entidades sociales e instituciones de la localidad y alrededores, el COISL de Motril ha concertado 28 programas de formación externa promovidos por Fundación SAMU. Dentro de esta red formativa se contempla la búsqueda continua de cursos de formación que sirvan para una inserción laboral real a los menores.

Se recurre, en este ámbito, a cursos formativos impartidos tanto por instituciones de la localidad, como por el Ayuntamiento de Motril y otras entidades sociales, tales como Inserta Andalucía y la Fundación Diagrama.

En cuanto a la consecución de la inserción, desde diciembre de 2019 hasta marzo de 2021, el COISL SAMU Motril ha logrado formalizar hasta 98 comunicaciones de prácticas formativas no laborales con hasta 42 empresas de la localidad y alrededores únicamente en 2020, lo que ha conllevado la implicación de los menores en multitud de ámbitos y campos profesionales, desde la agricultura hasta la hostelería, pasando por la carpintería, la mecánica o las ventas. Ello ha significado la firma de numerosos contratos laborales en diversas empresas de Motril y alrededores, con resultados más que satisfactorios para todas las partes implicadas.

 

Autor: COISL SAMU Motril

SAMU en Cataluña: Una muestra de versatilidad

SAMU llegó a Cataluña en plena pandemia de coronavirus, pero en apenas un año ya trabaja en tres proyectos y aspira a la concesión de un cuarto, actualmente en licitación, de gran relevancia precisamente para el control de la pandemia. Se trataría de organizar un recurso de atención a los temporeros que, de julio a septiembre, acuden a Lleida a la campaña de recogida de fruta, según explica Luis Vila, delegado de SAMU en Cataluña. Los otros tres proyectos ya en marcha ponen de manifiesto la versatilidad de SAMU.

SIAD de Esparraguera

Desde noviembre, SAMU presta el servicio de atención psicológica dentro del Servicio de Información y Atención a las Mujeres (SIAD) de Esparraguera (Barcelona). El SIAD, de competencia municipal, ofrece atención psicológica y jurídica individual a mujeres que sufren o han sufrido violencia machista o están en riesgo de padecerla, con el fin de acompañarlas y empoderarlas.

Judith Robles, que ya tenía experiencia prestando este tipo de atención psicológica, explica que la casuística es muy variada: hay mujeres que llegan derivadas de su centro médico, de la policía o de los servicios sociales, que han detectado una situación de violencia. “Algunas llegan con cero conciencia de estar sufriendo violencia de género, por lo que hacemos un trabajo para identificar, marcar los límites o salir de esa situación”, señala.

También hay mujeres que reconocen una agresión o una situación de violencia de género tiempo después de que ocurriera, y empiezan a trabajar para superarla. En otros casos, puede no tratarse de una situación de violencia física, sino un malestar de género ocasionado en el trabajo o en la distribución de roles en el hogar.

“El objetivo es establecer plan terapéutico con cada usuaria e ir viendo su evolución para la recuperación emocional y psicológica, tomar conciencia de la posición que ocupa, o incorporarla como algo que forma parte de su historia de vida”, detalla la psicóloga.
Cada quince días, Robles atiende a seis mujeres, priorizando los casos de violencia explícita. “Desgraciadamente, hay una demanda constante, pero por otro lado, es positivo que se conozca el servicio, que es gratuito y especializado”, concluye la psicóloga de SAMU.
El SIAD está también integrado por una coordinadora y una asesora jurídica, y se coordina con el SIE a nivel comarcal, para casos de seguimiento a largo plazo o en los que hay menores implicados.

Proyectos en el ámbito educativo

Los otros dos proyectos de SAMU en Cataluña están vinculados con el ámbito educativo. El primero de ellos es un servicio que da cobertura en dos escuelas infantiles de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) durante el periodo que va desde después del almuerzo hasta que los padres llegan a recoger a los menores.

Concepción Pérez, jefa del área de Servicios Educativos de SAMU, lo llama “velar el sueño”: “Si algún bebé está intranquilo lo acunan, le cambian el pañal, lo toman en brazos o le dan algún tipo de suplemento”. Esta labor la realizan diez personas con amplia experiencia por haber prestado el servicio durante años, a las que se ha formado adicionalmente en primeros auxilios orientados a niños de 0 a 3 años.
Por último, el servicio de cardiopatías congénitas atiende a los alumnos con este tipo de enfermedades que cursan la enseñanza básica obligatoria en centros educativos de toda Cataluña, así como al profesorado y al resto de profesionales que los atienden. Se trata de un servicio que aúna las áreas educativas y hospitalaria de SAMU.

El objetivo es que el alumno o alumna lleve una vida escolar lo más normalizada posible, facilitando su inclusión. Por ejemplo, aunque se suele pensar que en este tipo de pacientes la actividad física está absolutamente desaconsejada, puede ocurrir que en algunos casos esté indicada, pero con precauciones o hasta cierta intensidad. Además, las cardiopatías pueden estar asociadas a retrasos madurativos, en otras patologías del habla o en síndromes asociados.

A veces, estos niños han sufrido una intervención que puede dejarles secuelas físicas como deformidades en el esternón o en la columna. En otras ocasiones, se les ofrece apoyo a nivel psicológico. “Existe una sobreprotección de algunos, que merma la capacidad de sociabilizar. En esos casos, se hace un asesoramiento para explicar que el hecho de sufrir una cardiopatía no implica determinadas limitaciones”, explica Pérez.

SAMU ya ha contactado con unos cien menores, de tres a cinco años y, aunque se calculaba que había unos 400 alumnos con estas necesidades en Cataluña, la jefa del área de Servicios Educativos asegura que están detectando más casos. Dada la variedad de casos y la necesidad de adaptar cada intervención a cada situación concreta, el servicio es muy personalizado. “Cada alumno requiere una toma de contacto con el centro y con la familia, para adaptar la intervención a las necesidades de cada uno”.

Discapacidad: Sostenibilidad con dedicación y entusiasmo

Las personas con discapacidad que forman parte de los recursos de Fundación SAMU están muy presentes en los planes para la consecución de objetivos de desarrollo sostenible. A través de charlas y actividades, se intenta acercar a los usuarios a esta visión del mundo, y de cómo cada uno de nosotros somos los principales causantes del calentamiento global y de muchos de los problemas medioambientales que sufre nuestro planeta. Todos tenemos el derecho y la obligación de garantizar a las generaciones venideras un mundo sostenible, en el que exista un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

El estigma social que sufren las personas con discapacidad hace que, entre muchas otras cosas, se considere que ellos no entienden o no pueden entender qué es la sostenibilidad. Por extensión, también se considera que no son capaces de contribuir a mejorar el mundo. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario.

Una persona con diversidad funcional puede aportar a la mejora del mundo tanto como se proponga. Estas personas aportan dedicación por todo lo que hacen. Aportan amor; un cariño por sus proyectos y acciones que pocas veces se ve en otras personas. Aportan entusiasmo, cualquier acción para contribuir a cambiar la realidad se convierte para ellos en un momento único y emocionante. Aportan honestidad, su sinceridad les hace no tener problemas a la hora de decir las cosas como son. Aportan valentía, no tienen problema para ponerse manos a la obra, sin temer a situaciones complicadas, siendo directos en lo que hacen. Y sobre todo, aportan felicidad y generosidad. Ayudar con alegría es algo que no hace cualquiera.

Como reza la frase ‘Es de bien nacido, ser agradecido’, muchas de las personas con discapacidad reconocen y valoran la ayuda que ellos mismos reciben de otros en su día a día. Por eso, aportar su granito de arena con acciones sociales de cualquier calibre es una forma de devolver parte de la ayuda que reciben. Esto les da una sensación de confianza en sí mismos y hacia los demás, una confianza que, a veces, pierden por el hecho de tener discapacidad.

La acción social sirve a estas personas para eliminar el estrés, liberando ciertos neurotransmisores que les ayudan a sentirse más felices y tranquilos. Actuando también aprenden a valorar más lo que tienen y a darle más importancia a cosas que tal vez antes no les daban. Cualquier pequeño gesto puede influir de forma positiva en la vida de estas personas.

En nuestro centro, el voluntariado está a la orden del día. Colaboramos con diferentes asociaciones y a beneficio de diversas causas. Entre otras iniciativas, colaboramos con asociaciones de animales ayudándoles a pasear a los perros, limpiar los cheniles, o donando los premios que hemos ganado en diferentes concursos.

Hemos acudido a cenas solidarias. También limpiamos nuestras calles y espacios naturales. Aportamos alimentos para campañas solidarias. Participamos en la lucha por recuperar la biosfera de nuestras lagunas. Reciclamos cada día. Luchamos por la igualdad de la mujer. En éstas y otras causas, su aportación suma pasos hacia el camino del cambio y, al mismo tiempo, les permite avanzar también hacia la inclusión.
El mundo es un poco mejor gracias a las personas con discapacidad. Tienen multitud de cualidades que hacen que todas las personas que estamos a su alrededor mejoremos y aprendamos cada día a disfrutar y respetar el mundo en el que vivimos. Por eso son excepcionales.

Autor: Alberto Beldad Calatayud. Integrador Social de la Residencia Santa Teresa

Conocer la condición física de personas con discapacidad

SAMU, a través de su Fundación, y en colaboración con el departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Universidad de Sevilla, han realizado la primera batería de valoración de la condición física y motriz de personas con discapacidad intelectual realizada en España sobre una muestra de este colectivo. Esta iniciativa, que se enmarca dentro de la estrategia general de I+D+i de SAMU, es pionera a nivel internacional, producto de un trabajo de investigación promovido por ambas entidades y dirigido por la doctora Ruth Cabeza Ruiz.

El proyecto, cuyos resultados han sido publicados por dos revistas científicas (concretamente, Disability and Health Journal, e International Journal of Enviromental Research and Public Heath), ha requerido dos años de trabajo y la realización de más de 5.000 tests a personas con discapacidad. SAMU DIS-FIT, que es el resultado de la investigación, es la primera batería de valoración de la condición física de personas con discapacidad intelectual basada en pruebas sobre personas con discapacidad en nuestro país.

La batería SAMU DIS-FIT surge como respuesta desde el ámbito académico y de la atención a las personas con discapacidad intelectual a la necesidad de mejorar la calidad y esperanza de vida de estas personas a través de la actividad física. La herramienta creada pretende orientar a profesionales de atención a la discapacidad sobre los parámetros físicos de personas con diversidad cognitiva, a través de tablas que por primera vez son el resultado de la actividad física de estas personas, y no una adaptación de tablas físicas de personas normalizadas.

“Es la primera vez que se crea una herramienta que evalúa la condición física de las personas con discapacidad intelectual a partir de pruebas realizadas por el mismo colectivo. Hasta la fecha, lo que se hacía era utilizar herramientas que se basaban en datos de personas sin discapacidad, y se hacían equivalencias. Ahora hemos creado una batería ex profeso para ellos, a partir de sus datos, y además, muy sencilla de realizar”, explica Almudena Chávez, directora del departamento de Innovación de SAMU y de la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas, cuyos usuarios ilustran este reportaje. La batería, en todo caso, no es definitiva, sino que está abierta a la mejora en función de su uso por parte de personas con discapacidad intelectual.

Este proyecto de investigación ha sido dirigido por la profesora y doctora de la Universidad de Sevilla Ruth Cabeza, que en total ha llevado a cabo dos investigaciones en este campo junto a SAMU. “Mi colaboración con SAMU surgió a raíz de un congreso sobre discapacidad intelectual que se celebró en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla en 2015. Yo presenté una ponencia sobre investigación y actividades físicas adaptadas a personas con discapacidad intelectual. Aproveché mi intervención para pedir colaboración y Carlos González de Escalada, director general de SAMU, que también participaba en el congreso, fue el único que dio un paso al frente”.

A raíz de este primer contacto surgió la primera de las dos investigaciones llevadas a cabo. “Era un proyecto discreto, económicamente hablando, pero fue un primer paso muy importante. Consistió en valorar la condición física de personas adultas con discapacidad intelectual. No su rendimiento deportivo, sino su estado de salud física. Evaluamos a más de 150 personas de Sevilla. Para ello, aprovechamos el programa de deporte inclusivo de SAMU Cuatro Estaciones, que organiza SAMU Idilio, para incluir una batería de test de valoración de la condición física como una estación deportiva más. En esta actividad participaron numerosas asociaciones de personas con discapacidad intelectual”, explica Ruth Cabeza.

“Las principales conclusiones fueron más o menos las que nos esperábamos. Las personas con discapacidad intelectual tienen peor condición física que las personas sin discapacidad. Incluso los más jóvenes, entre 20 y 30 años, tenían un estado de forma física similar al de una persona de 60 ó 70 años sin discapacidad. Se trata de una población que, a nivel físico, está muy envejecida, lo que conlleva una serie de enfermedades”.

Usuarios de la UED San Lucas de SAMU hacen ejercicio físico al aire libre.

Usuarios de la UED San Lucas de SAMU hacen ejercicio físico al aire libre.

Cabeza y su equipo querían hacer ver a las entidades la gravedad de la situación de las personas con discapacidad en relación a su estado de forma y las consecuencias patológicas vinculadas con el sedentarismo. Sin embargo, durante las valoraciones del primer proyecto se dieron cuenta de que la herramienta que estaban utilizando no era la apropiada, ya que eran pruebas testadas para personas sin discapacidad. “Nos dimos cuenta de que los resultados estaban sesgados, dadas las características específicas de las personas con discapacidad. Así surgió nuestra segunda investigación, que consistió en diseñar una herramienta que fuera fiable y viable para las personas con discapacidad. Tras un estudio bibliográfico y un análisis de todos los test validados que pudimos encontrar, realizamos en un año más de 500 evaluaciones para valorar la viabilidad y efectividad de las diferentes pruebas en personas con discapacidad intelectual. El resultado fue la Batería SAMU DIS-FIT, compuesta por ocho ejercicios”, explica Ruth Cabeza.

Aunque existían algunas experiencias previas en Estados Unidos, todas eran para personas con discapacidad profunda y de edad avanzada, o bien para determinados colectivos con discapacidad como las personas con Síndrome de Down. A nivel europeo, Eurofit llevó a cabo una batería específica para personas con discapacidad cognitiva, pero era una batería fallida, carente de solvencia estadística. Esta es la primera vez que se realiza una batería específica para personas con discapacidad intelectual moderada y con edades comprendidas entre los 20 y los 65 años. Su pretensión es que sea una batería utilizable en el ámbito sanitario y asistencial, y que sirva de guía para la implantación de programas de actividad física para personas de este perfil.

Un aspecto relevante de la batería es la sencillez en el planteamiento de las pruebas físicas. Ya que uno de los principales obstáculos a la hora del diseño de tests físicos para este colectivo es la dificultad a nivel cognitivo de las pruebas. Con SAMU DIS-FIT, se intenta hacer asequible su práctica para todos los niveles de la discapacidad intelectual.

Asimismo, la investigación ha permitido llegar a interesantes conclusiones sobre la situación física de las personas con discapacidad intelectual. Así, se ha descubierto que la condición física de estas personas es equiparable a las personas sin discapacidad con más de 60 años.

“Las personas con discapacidad intelectual sufren un deterioro físico muy significativo y de forma prematura -explica la doctora Ruth Cabeza, del departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Universidad de Sevilla-, y es por ello que el ejercicio físico debe constituir una prioridad en su desarrollo”.

“Las personas con discapacidad -continúa-, por lo general, llevan una vida muy sedentaria, lo que influye en su deficiente desarrollo físico orgánico, y que se hace muy palpable en aspectos como la motricidad, el sistema muscular, el sistema endocrino o el aparato circulatorio. E incluso influye también en el nivel cognitivo”. Este es el punto de partida para un nuevo estudio que podría promoverse de forma conjunta en el futuro entre la Fundación SAMU y la Universidad de Sevilla, sobre la relación entre la condición física y la capacidad cognitiva.

Aunque se ha trabajado en ámbitos muy específicos como los enfermos de Alzhéimer o demencia, nunca se ha estudiado para una población más amplia de personas con discapacidad cognitiva. “Sería interesante poder responder a algunas preguntas -explica la doctora-: ¿Si yo mejoro mis condiciones físicas puedo mejorar mi capacidad cognitiva? ¿Si yo mejoro mis condiciones cognitivas mejoro mi capacidad física? ¿Hay alguna relación, por ejemplo, entre la mejora de la fuerza y la memoria, o entre la mejora de la capacidad aeróbica y la atención? Sería interesante averiguarlo, sobre todo en las personas con discapacidad que tienen problemas de aprendizaje. Si conseguimos mejorar su capacidad de aprendizaje a través del ejercicio físico, estaríamos consiguiendo dos cosas: que estén más saludables a nivel orgánico y que tengan más facilidades para aprender”.

Para la elaboración de la batería SAMU DIS-FIT, la Fundación SAMU consiguió implicar no sólo a sus propios centros de atención a personas con discapacidad intelectual sino también a numerosas asociaciones relacionadas con este segmento, entre las que se encuentran la Fundación Rocío de Triana, Special Olympics, Apedis, Anidi, ASAS, Aspanri o Albatros. En total, 48 asociaciones, de las que participaron 260 usuarios, permitiendo 5.000 tests.

Según Carlos González de Escalada, director general de SAMU, SAMU DIS-FIT es “un instrumento que nos permite valorar la condición física de los individuos cuyos hábitos de vida saludable queremos potenciar. Nuestro reto es generar la transferencia de conocimientos necesaria para que esta herramienta pueda ser utilizada por organizaciones similares a la nuestra”. Se trata de una muestra del compromiso de la Fundación SAMU con la discapacidad intelectual a través de la investigación científica y también de su apuesta por la actividad deportiva como herramienta de inclusión y mejora de la calidad de vida de este colectivo, ya patentes en proyectos como Cuatro Estaciones, Disfrutamar o Rugby Inclusivo.

La batería SAMU DIS-FIT se materializa en un manual, disponible en la web www.samu.es para cualquier entidad interesada en la actividad física de personas con discapacidad, que incorpora ocho pruebas, dos de composición corporal (cálculo de IMC y cálculo de perímetro de cintura) y seis de evaluación motriz (equilibrio dinámico, amplitud de movimiento de tronco, fuerza muscular de la mano, fuerza-resistencia de la musculatura del tronco, fuerza-resistencia de extremidades inferiores y resistencia cardiorrespiratoria). La batería establece para cada prueba unas tablas con valores de referencia, para que cualquier profesional pueda realizar comparativas con las pruebas realizadas a personas con discapacidad cognitiva y así conocer su nivel de condición física.

“Nuestra idea -explica Almudena Chávez- es que los profesionales de la discapacidad, con sus propias pruebas, vayan incrementando la muestra de la batería, para perfeccionar así sus resultados y hacerlos más precisos. Por ello, se está acondicionando un espacio en la propia web SAMU para que otros profesionales del sector puedan registrar los resultados obtenidos en sus pruebas, enriqueciendo el muestreo de la investigación y facilitando la transferencia del conocimiento relativo a la condición física de personas con discapacidad cognitiva”.

Una apuesta por la I+D+i

SAMU DIS-FIT se enmarca dentro de la estrategia desarrollada por SAMU en el ámbito de la I+D+i, en la que la entidad viene trabajando desde hace varios años, a través de un comité de Innovación responsable de desarrollo de las acciones.

Uno de los principales hitos de este departamento, junto a la creación de esta batería pionera, ha sido la obtención de la norma de calidad 1660002 de I+D+i. “Esto -sostiene Almudena Chávez- nos coloca en el grupo de entidades que trabajamos por y para la innovación, consolidando una línea de trabajo específica en la entidad y visibilizando una actitud que ya veníamos teniendo. Es una identificación que asegura a terceros que podemos y sabemos trabajar en I+D+i con todas las garantías, por eso es un sello para la organización.”.

Asimismo, SAMU ha finalizado la tercera fase de desarrollo de SAMS, un software de gestión integral que esperan comercializar externamente entre empresas del tercer sector, una vez que concluya la cuarta fase, prevista para finales de 2021.

Durante todo el 2020, el área de I+D+i trabajó en el desarrollo de soluciones específicas contra el Covid-19, aprovechando su experiencia en este ámbito, ya que SAMU desplegó a lo largo de los peores momentos de la pandemia diversos dispositivos contra la pandemia por toda España e incluso a nivel internacional. Así, diseñó proyectos como una infraestructura de atención médico-sanitaria en los hogares, una APP para personas mayores o la creación de una caravana específica de test Covid.

De cara al presente ejercicio, la entidad, que este año alcanza su cuarenta aniversario, está trabajando en su acreditación como Agentes del Conocimiento de la Junta de Andalucía y prevé la creación de un grupo de investigación específico de SAMU en colaboración con el ámbito universitario.

Una atención especial para los alumnos con cardiopatías en Cataluña

Fundación SAMU ha puesto en marcha recientemente un nuevo servicio gratuito de Atención al Alumnado con Cardiopatías en los centros educativos de enseñanza obligatoria de Cataluña a través de su área de Servicios Educativos. La propuesta, que se presta para la Dirección General de Currículum y Personalización del departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña, nace para dar cobertura a los cerca de 400 alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria identificados por el departamento de Educación Inclusiva de la Generalitat con esta patología, más los nuevos casos que se detecten. Aunque el servicio apenas lleva funcionando dos semanas, el equipo de Fundación SAMU ya ha comenzado la intervención de más de 40 alumnos.

El objetivo del equipo, compuesto por dos profesionales psicopedagogos tutelados por el área Hospitalaria y la dirección de Servicios Educativos de Fundación SAMU (según las necesidades, podría duplicarse la plantilla) tiene como finalidad dar apoyo no sólo a los alumnos con cardiopatía congénita sino a todo su entorno, asesorando también al profesorado y al resto de profesionales que atienden a estos estudiantes, así como a su familia.

Según Concepción Pérez Carrera, directora del área de Servicios Educativos de Fundación SAMU, el tipo de intervención es muy diversa y se acometen labores globales formativas, de recomendaciones, de dotación de recursos y orientación de manera muy individualizada. “Tras una valoración inicial de toda la información y documentación clínica y la apertura de la ficha y registro del alumno, se procede a realizar diferentes acciones. Se ejecuta el plan de apoyo al menor según su edad y etapa madurativa en la realización de actividades de la vida diaria, relativas a higiene, alimentación, control de esfínter o vestido; se activan las intervenciones de información, asesoramiento y orientación de los profesionales de la educación y el seguimiento de las Necesidades Específicas de Apoyo Educativo del estudiante; se coordinan con los profesionales externos las actividades habituales de ocio y tiempo libre de los menores para adaptarlas a las actividades escolares y de recreo; se ofrecen las pautas de actuación, con reuniones y sesiones de trabajo a los profesionales directamente implicados con el alumno”, indica.

Además de ese trabajo directo con el estudiante, los profesionales de SAMU realizan charlas y sesiones para informar al resto de la comunidad educativa en relación a la enfermedad y sus repercusiones, se apoya la elaboración de informes psicopedagógicos que realiza el Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EPA) y se dota de los recursos humanos necesarios para la demanda asistencial.

La siembra en el huerto Corteconcepción

Se entiende por “sembrar” la acción llevada a cabo con el fin de obtener frutos o resultados en un futuro cercano. En el centro ISL/JEM SAMU Huelva sembramos verduras y hortalizas en nuestro huerto Corteconcepción, y, al mismo tiempo, también sembramos junto a nuestros chicos su propio futuro personal y laboral.

Al igual que una semilla que se planta en un pequeño recipiente, nuestros menores llegan al centro indefensos y débiles. Como abono y agua, el equipo educativo prepara y acomoda el contexto para garantizar su crecimiento. Poco a poco, esa semilla brota, y puede llegar a crecer y florecer. Pero será necesario acompañar este proceso con valores y actitudes tan positivas y necesarias como la constancia, el compromiso, la paciencia o el esfuerzo.

La metáfora de sembrar en el huerto nos es de enorme utilidad para explicar a nuestros jóvenes el significado que posee para nosotros su paso por nuestro centro y la importancia que tiene para nosotros, como profesionales, ejercer nuestra vocación con ellos. Nuestro objetivo, como quien siembra las mejores hortalizas, es dotar a nuestros chicos de valores prosociales y actitudes que les permitan sostenerse frente las adversidades.

Hortalizas como el pepino, la zanahoria o el calabacín, y especias y plantas aromáticas como el perejil, el jengibre o la lavanda ya brotan en el huerto Corteconcepción del Centro ISL/JEM SAMU Huelva. El nombre del huerto y del espantapájaros que lo custodia han sido idea de nuestros chicos, y hace referencia a la localidad donde se situaba anteriormente el centro ISL/JEM Huelva.

La cosecha se ha sembrado en el ISL Huelva. Algunas semillas ya se han convertido en plantas que ofrecen sus frutos. Pero el trabajo es duro, largo y constante. Si algo hemos aprendido de nuestros chicos es que la rendición es solo una palabra, por lo que el equipo seguirá sembrando, regando y cosechando futuro con el propósito de alcanzar una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva.

Autor: Adrián Santos. ISL JEM SAMU Huelva

Hamza y la décima historia de emancipación en El Castillejo

Hamza es un chico responsable y trabajador nacido en la localidad de Daward Jadid, del reino de Marruecos. Desde muy joven tuvo que abandonar sus estudios primarios debido a la falta de recursos económicos. Estuvo un tiempo trabajando en el campo marroquí con un empleo precario y decidió dejar su tierra y su entorno familiar para buscar una vida mejor. Su familia le ayudó económicamente para realizar el viaje de Marruecos a España en patera. Cuenta que la experiencia fue muy traumática para él. No se le olvidará nunca la fuerza del mar al golpear la embarcación, lo que le causó una tremenda angustia y mucho miedo. Felizmente pudo llegar a nuestras costas y se sintió feliz porque había conseguido su primer gran objetivo: abandonar aquella vida llena de dureza y penurias.

Tras pasar como menor por el Recep de San Roque (donde estuvo dos días) y por el ISL de Arcos de la Frontera (donde residió durante diez meses), y habiendo cumplido la mayoría de edad, ingresó en el JEM El Castillejo, en El Bosque (Cádiz). Sin referencias de la localidad de El Bosque y viniendo de Arcos de la Frontera, población en desmesura mayor, se sintió un poco desorientado y emocionalmente decaído.

Según comenta Hamza, con el paso de los días en nuestro centro fue descubriendo el compañerismo que había entre los residentes, y su adaptación fue rápida. “Comprendí que trabajar en equipo y adquirir una formación era el camino para seguir cumpliendo mis objetivos”. Ya solo era cuestión de esperar una buena oportunidad. Tras un breve tiempo de espera, en septiembre de 2020 comenzó un periodo de prácticas en el Horno Artesa de Arcos, donde se desplazaba desde la localidad de El Bosque a diario.

Le costó adaptarse al ritmo de horarios y de trabajo. No fue tarea fácil afrontar un trabajo del que no tenía conocimientos previos. Según relata, los primeros días de trabajo estaba un poco desconcertado, pues no tenía mucha idea de las labores a realizar. Ahora dibuja su situación laboral expresando que desde su incorporación todo ha sido un aprendizaje continuo y agradece a la empresa las buenas enseñanzas que le han aportado. Como él bien define: “¡una experiencia única y difícil de olvidar!”. Finalizado dicho periodo de prácticas consiguió un contrato, después de las gestiones realizadas desde este JEM y por nuestra trabajadora social, Estefanía, la cual realiza una labor encomiable a diario, como la tramitación del alquiler de la vivienda de Hamza.

Desde que El Castillejo comenzó su andadura ya hay diez chicos que han logrado su emancipación. Hamza se marcha para vivir su propia vida independiente en Arcos, lo que supondrá un nuevo reto para él. Para Fundación SAMU, su éxito es también el de todo el equipo.

Autor: ISL El Castillejo