Melibea Romero, Tcae en la UATE La Esperanza: “Trabajar con menores en Ceuta me ha hecho renacer”

En mayo de 2021, durante la crisis migratoria de Ceuta, Melibea Romero Carmona (La Puebla del Río, Sevilla, 1989) decidió ir de voluntaria junto con otros profesionales de SAMU para asistir a los menores marroquíes que cruzaban la frontera. Más de un año después, continúa trabajando en Ceuta con estos chicos.

—Actualmente trabaja en la UATE La Esperanza, un recurso de acogida para menores extranjeros de Fundación SAMU en Ceuta, pero tengo entendido que también fue alumna de Escuela SAMU, ¿cierto?
—Sí, estudié el Grado Medio en Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en Escuela SAMU (promoción 2020-2021), aunque también tengo formación relacionada con la intervención social en drogodependencia y otras adicciones. Y, actualmente, estoy cursando el Grado Superior de Técnico en Integración Social.

—¿Qué recuerda de su etapa en Escuela SAMU?
—Para mí fue un reto estudiar en Escuela SAMU, ya que venía de un mundo laboral completamente diferente. Es una etapa que recuerdo con mucho cariño. La empecé un poco perdida, con miedo e incertidumbre, y me fui encontrando cada vez más cómodo en ella conforme pasaban los meses. Me encantaba ir a la escuela. En ella he reído, he llorado, he aprendido, me he puesto a prueba y he sentido admiración por el trabajo que realizaban mis docentes. En la Escuela SAMU conocí una versión diferente de mí. SAMU te enseña disciplina, te enseña valores, te enseña a trabajar en equipo. Siempre digo que SAMU tiene un veneno que engancha, que te incita a querer ser mejor persona, a cuidar de los demás.

—¿Por qué decidió ir de voluntaria a Ceuta en plena crisis migratoria?
—Cuando la crisis de Ceuta, en mayo de 2021, SAMU activó un gabinete de crisis y yo formaba parte de él. Conforme pasaban los días, veía las imágenes que inundaban los medios, el trabajo que íbamos realizando y las necesidades que iban surgiendo. Sentí que tenía que estar ahí, que era el momento de poder brindarle mi ayuda a todas esas personas. Siempre me ha motivado mucho la labor social, ayudar a otros y, en ese momento, ya contaba con conocimientos para ello. Realmente no me equivoqué al sentir que era el momento idóneo.

—¿Cuál fue su primera impresión cuando llegó a Ceuta?
—Pisé Ceuta por primera vez el 22 de mayo de 2021. Me dio respeto la situación, había muchos menores. Se habilitaron campamentos improvisados, polideportivos, naves. Dormían en literas militares, tenían baños portátiles, se montaron carpas que hacían de comedor… Se hizo todo lo posible para que mil menores pudieran tener las condiciones más optimas posibles dada la situación de emergencia hasta que se encontrara una solución a dicha crisis.

—¿Cuál es su labor en Ceuta?
—Principalmente, hago las funciones de sanitaria. Realizo curas, preparo medicación, intervenciones psicosociales con menores con conductas disruptivas y adicciones, documentación sanitaria, realizo test de antígenos, control y seguimiento de pacientes Covid, bioseguridad, gestión y organización de citas médicas, control y stock de medicación, cuidado y seguimiento de menores y siempre apoyo al equipo educativo.

—¿Cuáles son las principales necesidades que tienen los menores cuando llegan a los recursos de SAMU en Ceuta?
—La mayoría de nuestros menores llegan a través del mar, a nado, por tanto, suelen traer erosiones en la piel de las rocas, quemaduras que les hacen las aletas o los trajes de neopreno e, incluso, a veces llegan en una situación de hipotermia. Ellos siempre llegan con mucha necesidad de atención y reclamo. Es muy novedoso para ellos tener un sanitario en el centro de acogida y, por tanto, tienden a decirte la mínima cosa que les suceda aunque no tenga importancia.

—¿Cuáles son los principales aspectos que trabaja SAMU con estos menores?
—SAMU ofrece una atención integral a los menores. Promovemos una educación basada en una rutina saludable, donde los menores aprenden a tener hábitos tanto de higiene personal como de alimentación, de limpieza, reciben clases de español… El principal objetivo es conseguir la inclusión social de estos menores. Todo este aprendizaje, mientras viven en el centro de acogida temporal, les sirve para tener mayor seguridad a posteriori y que les sea más fácil lograr la integración en nuestra sociedad.

—¿Cuánto tiempo lleva trabajando en Ceuta?
—Llevo trabajando aquí un año y seis meses. He pasado por diferentes recursos de SAMU en esta ciudad autonómica, pero actualmente trabajo en el centro La Esperanza.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
—Para mí este trabajo ha sido un renacer. He descubierto una vocación que desconocía y que es muy gratificante para mí. Aunque realmente mi trabajo está más enfocado a la parte sanitaria, me gusta implicarme con los menores. Siempre defendí la idea de que el equipo sanitario no curaba y se iba. A los menores hay que observarles, hablar con ellos, saber de dónde vienen, qué sueños tienen… En definitiva, saber quiénes son y con quién estamos trabajando. Al final, esto es lo que hace que lo menores acaben depositando en ti su confianza y, para mí, esto es muy importante porque cuando llega el momento de que estos chicos se marchan del recurso, se acercan a ti y te dicen: “Gracias. Gracias por siempre tener una sonrisa para mí”, “Gracias por todo lo que has hecho por mí”, “Perdona si alguna vez no me porté bien”. Ahí es cuando sabes que tu trabajo ha surtido efecto.

—¿Qué destacaría de la labor que hace Fundación SAMU en Ceuta?
—Destaco la capacidad de reinventarse, ya que desde el año pasado hemos tenido muchos movimientos de menores, tanto en traslados a la Península como en entradas de Marruecos que no esperábamos. SAMU siempre se ha encontrado la manera de adaptarse a todos estos movimientos aunque a veces hayan sido muy urgentes. Y aun así, el equipo humano de SAMU nunca ha perdido de vista que estamos aquí para velar por el bienestar y salvaguardar a todos nuestros menores, independientemente de los contratiempos que surjan.

—¿Qué retos profesionales se planteas a corto y medio plazo?
—Terminar mis estudios de Técnico en Integración Social y seguir creciendo en este camino profesional porque, como he dicho anteriormente, es vocacional.

Andalucía ensalza la labor internacional de SAMU

Destacados miembros de la Junta de Andalucía visitaron el 22 de febrero las instalaciones de Escuela SAMU y participaron en un desayuno empresarial que se celebró en el nuevo aulario modular de la escuela. Esta visita institucional estuvo encabezada por la viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, María del Carmen Cardosa, y por el consejero delegado de Extenda-Andalucía Exportación e Inversión Extranjera, Arturo Bernal, quienes conocieron de primera mano los proyectos de cooperación internacional en los que está embarcada SAMU, y que la ha llevado a tener presencia en EEUU, Marruecos y Ecuador.

La visita fue la antesala de un desayuno empresarial, que estuvo protagonizado por María del Carmen Cardosa, viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía; y por María de la Luz Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID). Ambas responsables reflexionaron sobre El rol de las empresas en la agenda 2030 y las alianzas público-privadas para el desarrollo sostenible.

También participaron en el evento, entre otros, Antonio Sanz Cabello, viceconsejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior; Agustín Muñoz, director general de Emergencias y Protección Civil de Andalucía; Carlos Arturo Bernal, consejero delegado de Extenda; Mauricio Chacón jefe de Costa Rica del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE); José Álvarez Calderón, director territorial del Instituto de Comercio Exterior-ICEX; Blanca Crespo, del Club Multilateral de Extenda; Olga Pozo, jefa de departamento Unidad de Iberoamérica de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo; y representantes de diferentes empresas. Además, también estuvieron presentes diferentes miembros de SAMU como Carlos Álvarez Leiva, presidente y director general de SAMU; Juan González de Escalada, director de Emergencias de SAMU; Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; y José Antonio Trujillo, adjunto a la dirección general de SAMU; entre otros.

Desayuno empresarial en Escuela SAMU

Desayuno empresarial en Escuela SAMU

Esta actividad se enmarca dentro del programa del Club Multilateral de Andalucía de Extenda-Andalucía Exportación e Inversión Extranjera. Este club está constituido por un grupo de empresas andaluzas que destacan por su actividad en el campo internacional, en particular en proyectos financiados por organismos multilaterales y bancos regionales de desarrollo. En su duodécima edición, el club está formado por 26 empresas andaluzas, entre las que se encuentra SAMU.

SAMU, un “extraordinario valor” para las empresas del Club Multilateral

El viceconsejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, fue el encargado de abrir este desayuno empresarial por videoconferencia, momento que aprovechó para alabar el trabajo de la entidad. “SAMU cuenta con una amplia experiencia en la gestión de grandes proyectos sanitarios y sociales. Es un extraordinario valor para las empresas que forman parte de Club Multilateral. Os agradecemos la confianza que habéis depositado en Extenda a la hora de colaborar en vuestro desarrollo internacional y os felicitamos por los 40 años de actividad que habéis cumplido en una época difícil, pero en la que vuestra labor ha sido más necesaria que nunca”.

“Vivimos una época compleja por la crisis sociosanitaria que ha generado la pandemia, con muchos inconvenientes pero también con nuevas oportunidades. Éste es un momento en el que gobiernos e instituciones multilaterales están potenciando proyectos para fomentar el desarrollo sostenible y cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, especialmente en países de Asia, África o Latinoamérica. Todo ello mueve un mercado de grandes dimensiones abierto a la participación de empresas de todo el mundo”, mencionó Sanz durante su intervención.

“Una entidad puntera a nivel mundial”

María del Carmen Cardosa, viceconsejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, también destacó las infraestructuras de Escuela SAMU tras la visita. “No conocía las instalaciones. He intervenido en el desayuno teniendo solo como base la información con la que contamos en la Administración por todo lo que trabajamos con SAMU de manera tan estrecha. Pero después de ver estas instalaciones, me reafirmo firmemente en que SAMU es una entidad puntera, no solo en Andalucía, sino a nivel mundial. SAMU tiene unas instalaciones envidiables para otras muchas empresas. Debe ser el espejo en el que se miren otras muchas entidades como referente porque aporta mucho valor, no solo en Andalucía, sino también fuera de nuestras fronteras. Me voy mucho más firme y convencida de que SAMU es una apuesta segura”.

Cardoso también realizó una reflexión sobre lo importante que ha sido la labor de las empresas del tercer sector durante los momentos más duros de la pandemia. “La Administración llega hasta donde llega, y durante la pandemia se ha demostrado. Hemos sabido reciclarnos y adaptarnos en 48 horas, pero si no hubiera sido por el tercer sector, por todas aquellas entidades, como SAMU, que están a pie de calle, no hubiéramos podido prestar la atención necesaria en esos momentos tan complicados. Por eso es tan importante trabajar en red, es fundamental. Ahí está la clave. Solos no llegamos a ningún sitio y el tercer sector aquí es fundamental para que esto funcione”.

Cooperación internacional

María de la Luz Ortega, directora de la AACID, por su parte, reflexionó sobre el papel de SAMU en particular y de Andalucía en general en la cooperación internacional: “Creo que el papel de las organizaciones y las instituciones andaluzas en la cooperación internacional es muy valioso. Hay una trayectoria muy importante. En comparación con otras comunidades autónomas, nosotros lo tenemos incorporado como principio en el Estatuto de Autonomía, por lo cual no estamos hablando de una voluntariedad, sino de un principio que mana de lo que los andaluces queremos. Estamos trabajando mejor que en otros territorios”
Ortega también quiso destacar los recursos con los que cuenta SAMU: “Las infraestructuras que tiene Escuela SAMU son magníficas. Creo que es importante, desde la perspectiva de la cooperación internacional, poner al alumnado en la piel de lo que se va a encontrar. SAMU interviene en situaciones de emergencias complejas y es muy importante que los profesionales se formen en escenarios lo más reales posibles”.

Un equipo preparado para la llamada de Estados Unidos

SAMU, a través de su filial SAMU Foundation, con sede en Washington DC, sigue trabajando con el objetivo de ofrecer sus recursos para hacer frente a la crisis migratoria que vive el país norteamericano, especialmente, en la atención de menores extranjeros no acompañados y sus familias a través de la operación New Comfort. El objetivo de SAMU Foundation es crear un proyecto educativo residencial cerca de Washington DC, pero la entidad está abierta a participar en cualquier otra iniciativa o proyecto que le permita ayudar a paliar el problema actual, según explica Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

Mientras se solventan los trámites administrativos y burocráticos, y a la espera de obtener luz verde por parte de Estados Unidos, SAMU ya ha puesto su maquinaria en marcha y ha empezado a formar a un equipo de 15 personas, todos ellos profesionales del área de Infancia y Familia de SAMU de diferentes puntos de España, en la implantación de centros de menores en Estados Unidos.

“Desde el área de Infancia y Familia hemos seleccionado a 29 profesionales de SAMU que han mostrado su interés en participar en la Operación New Comfort si el proyecto sale adelante y trabajar durante unos tres meses en EEUU. A esas 29 personas las hemos dividido en dos grupos en función de su nivel de inglés y perfil profesional, y ya hemos empezado a formar al primer equipo”, señala Adrián Moreno, coordinador del curso y responsable del proyecto de implantación de un centro de menores en Estados Unidos.

Este curso, de 10 horas de duración, tiene como objetivo principal que los participantes adquieran toda la información necesaria sobre cómo implantar un centro de menores desde cero y fuera de España, así como la documentación y licencias requeridas, y el conocimiento sobre las diferentes tipologías de recursos dirigidos a menores, sus necesidades y gestión. “No es lo mismo poner en marcha un recurso de emergencias y acogida inmediata con 100 ó 150 plazas, que un centro residencial, con 30 ó 50 plazas. El funcionamiento del mismo y las necesidades de los menores son diferentes”, subraya Moreno.

En este curso de nivel avanzado, además de Adrián Moreno, también participan como formadores José Manuel Román, director del JEM Polanco (Sevilla); Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU; y Karen Gil, directora del Recep Campo de Gibraltar. El 11 de mayo se celebró la inauguración del curso, acto al que acudieron Adrián Moreno; Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU; Juan González de Escalada; director de Escuela SAMU y del área de Emergencias; y Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort.

De forma paralela, este mismo día se inauguró el curso de Especialización en Centros de Menores dirigido a alumnos de Técnico en Integración Social y Técnico en Emergencias Sanitarias, así como a cualquier persona interesada en este campo profesional, con el fin de acercarles a la realidad laboral en los centros de menores y poder cubrir así las ofertas de empleo de Fundación SAMU en este campo. Este curso trata tanto aspectos culturales del colectivo en el que se van a sumergir, así como estrategias de resolución de conflictos emocionales tanto del educador como del residente. Todos ellos son contenidos decisivos para un primer encuentro con menores. El fin de esta formación es que el alumno adquiera los conocimientos, competencias y habilidades necesarias para trabajar en centros de menores.

El curso, que se divide por bloques, tiene una duración de 36 horas (11 sesiones), del 11 de mayo al 24 de junio, y cuenta con la acreditación de Escuela SAMU. El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, se dirigió a los alumnos el primer día de clase junto con el director del curso y del área de Infancia y Familia de SAMU, Nicolás Torres. Este primer día, Abderrahim, mediador en el ARB Miguel de Mañara (Montequinto, Sevilla), fue el encargado de acercar a los alumnos a este colectivo por primera vez.

Otros instructores del curso son Daniel Cobos, director del COISL Motril (Granada), encargado de explicar a los alumnos cuál es el modelo de trabajo en un centro de menores; el bombero Pablo Álvarez, que aborda el tema de la protección personal, extinción de incendios y evacuación; Manolo Calvente, psicólogo del Centro El Bosque (Algeciras, Cádiz), que aborda los problemas conductuales de los menores; Laura Rodríguez, del departamento de Desarrollo de SAMU, que trata sobre la organización interna de un centro de menores y de temas relacionados con la legislación; Siham Khalifa El Abdi, responsable del PAI SAMU Motril, encargada de los temas relacionados con la inserción socio-laboral de los menores; Palma Díaz, directora del ARB El Bosque, que habla de los trámites administrativos y del trabajo social; Julia Roldán Mariscal, psicóloga del ARB Miguel de Mañara, que aborda la gestión de conflictos en el entorno de trabajo; Ana Solís Cuadrado, psicóloga y docente en Escuela SAMU, que aborda la gestión de emociones; y Lucía Gómez Herrero, pedagoga y docente en Escuela SAMU, que es la encargada de organizar la parte práctica del curso, que consiste en la visita a un centro de menores.

El objetivo general de este curso es mejorar la capacitación profesional del personal de nueva contratación en los centros de menores de Fundación SAMU, además de acercar a las personas interesadas de otros campos profesionales los conocimientos básicos necesarios para poder intervenir con personas en situación de riesgo de exclusión social. También se busca capacitar al alumnado con recursos y estrategias de intervención, resolución de conflictos y socialización de manera que se sienta seguro al desempeñar las labores propias de esta profesión; y transmitir conocimientos sobre los distintos colectivos, para que puedan empatizar y comprender su cultura, así como aquellos aspectos legales y protocolos de actuación que les afectan directamente.

Caixabank impulsa a la Escuela de Oficios

Caixabank, a través de su acción social y en colaboración con la Fundación la Caixa, ha otorgado a la Fundación SAMU una ayuda de 24.000 euros para su Escuela de Oficios. Este proyecto de inserción sociolaboral es pionero y tiene como objetivo ofrecer oportunidades educativas a los jóvenes más vulnerables mediante su capacitación profesional en oficios con alta empleabilidad.

La Escuela de Oficios SAMU surgió en 2019 para atender las necesidades con las que se encuentran los jóvenes que residen en los centros de Fundación SAMU, menores no acompañados cuya mayoría se encuentra en etapa previa a la emancipación. Una vez cumplidos los 18 años, estos jóvenes deben aprender a desenvolverse por sí mismos en el mercado laboral, algo muy complicado debido a su falta de recursos y habilidades profesionales.

En el marco de la estrategia de gestión de los centros de menores por parte de Fundación SAMU, que busca proporcionar a los menores las herramientas necesarias para que puedan llegar a ser adultos responsables y autónomos, la Escuela de Oficios dota a los alumnos de habilidades y herramientas profesionales, en colaboración estrecha con empresas que los acogen en régimen de prácticas.

La Escuela de Oficios se centra en sectores donde existe una alta demanda laboral, tales como la construcción, la agricultura, la hostelería, los servicios sociales u otros muchos, y siempre con un enfoque muy práctico dinámico y participativo, orientado a la inserción.

Aunque inicialmente centrado en los menores no acompañados asistidos por la Fundación, la Escuela de Oficios ha abierto también la oferta a otros jóvenes vulnerables que no pertenecen a los programas de la entidad, atendiendo a un total de 150 destinatarios, entre los que se incluyen centros de chicas inmigrantes.

La Fundación la Caixa ha otorgado a Fundación SAMU esta ayuda en el marco de su convocatoria de ayudas a la inserción laboral 2020. Gracias a este apoyo, Fundación SAMU podrá avanzar de forma sensible en el alcance de su Escuela de Oficios, contribuyendo a la incorporación al mercado de trabajo de personas en riesgo de exclusión.

Andrés Rodríguez Holst, ‘team manager’ de la misión El Salvador: “Mi vida cabe en dos maletas”

El enfermero e instructor de Escuela SAMU Andrés Rodríguez Holst (1986, San José, Costa Rica) se pone al frente como ‘team manager’ del equipo de 30 sanitarios de SAMU que ha viajado a El Salvador para prestar asistencia sanitaria por la Covid-19. Rodríguez ha convertido su trabajo en su modo de vida y El Salvador será su misión humanitaria número 13.

—¿Cuándo y por qué decidió dejar los bosques tropicales y la costa caribeña de Costa Rica por España?
—Llegué a España el 15 de octubre de 2014 con una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para estudiar el máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU. Tras graduarme, trabajé en el Hospital público de San Juan de Dios y fui profesor en la Universidad de Costa Rica, pero quería seguir formándome, sobre todo en logística sanitaria y acción humanitaria. Entonces sólo había dos másteres de estas características en el mundo, uno en Noruega y otro en Sevilla, el de SAMU. Así que me viene a España.

—¿Su intención era volver a Costa Rica una vez finalizado el máster?
—Yo voy donde me lleve el viento. A mi la vida me cabe en dos maletas. Además, estando en Europa comencé a colaborar con Médicos Sin Fronteras, por lo que me muevo mucho.

—Actualmente es profesor en Escuela SAMU, donde usted mismo se formó, y es el coordinador del módulo de Acción Humanitaria del máster de Enfermería. ¿Qué suelen esperar los alumnos de este módulo?
—Por lo general, las personas tienen una visión muy pasional y romántica de la acción humanitaria. Piensan en lo guay que es ser viajero del mundo y lanzarse a la aventura. Eso es lo que les llama la atención. A mis alumnos, cuando les presento el módulo nunca les cuento dónde he estado y qué he hecho, no me gusta ir alardeando, por lo que mis estudiantes, al principio, se muestran un poco escépticos. No esperan mucho y creen que es una chorrada de módulo. Pero al final, cuando nos metemos de lleno y profundizamos en la acción humanitaria, salen muy contentos. Alumnos que han llegado diciendo que su meta en la vida era tener una interinidad en el SAS han salido diciendo que quieren hacer una misión.

—¿Algunos de sus alumnos han ido a alguna misión humanitaria?
—Sí, hay varios que han mostrado interés y han realizado misiones con Cruz Roja, Save the Children, Médicos Sin Fronteras, Enfermeros Sin Fronteras o Bomberos Unidos Sin fronteras, entre otros.

—¿En su caso, cómo entró en contacto con la acción humanitaria?
—En 2009 hubo un terremoto en Costa Rica, concretamente en Cinchona. Necesitaban enfermeros instrumentistas, ya que había muchos traumas, y había que organizar aquello, y allá que me fui. Esa fue mi primera misión fuera de casa. Fui con Cruz Roja y, a raíz de aquello, hice contactos y empezaron a llamarme para otras acciones. Ya en España, en 2016, Médicos Sin Fronteras contactó conmigo para participar en el desarrollo de una unidad quirúrgica, un proyecto humanitario piloto de vanguardia, y ahí sigo.

—¿Cómo logra compaginar su trabajo como enfermero y profesor con sus numerosas colaboraciones humanitarias?
—Hasta el pasado año, dedicaba mis vacaciones de verano a trabajar con Médicos Sin Fronteras. Este año con la Covid-19 no ha sido posible.

—¿Cuántos años lleva sin disfrutar de unas relajadas vacaciones veraniegas?
—(Se ríe) Pues unos tres años, pero eso no significa que no descanse. Cojo días sueltos a lo largo del año. Por ejemplo, en diciembre estuve en una boda en Costa Rica y unos días antes de que se declarara el estado de alarma en España, también estuve en mi país. De hecho, estando allí se registró el primer caso de Covid en Costa Rica y estalló todo en España.

—Este verano se va a El Salvador como team manager de un grupo de intervención de catástrofes de SAMU. ¿Cómo surgió esta misión humanitaria?
—Debido a la crisis sanitaria que está atravesando El Salvador a causa del coronavirus, el Ministerio de Salud salvadoreño envió a principios de julio al doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, una petición de ayuda para dar apoyo asistencial al recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador, en la capital. La misión durará un mes y nos vamos el 29 de julio.

—¿Cuántas personas forman este equipo de intervención?
—Somos 30 personas, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de enfermería y una psicóloga. Diecisiete de estos treinta sanitarios pertenecen a la plantilla de SAMU. El resto ha sido seleccionado tras un llamamiento que hicimos a través de las redes sociales.

—¿Cómo ha sido el proceso de selección de profesionales?
—Lo primero que hemos valorado ha sido la predisposición. Todos se pusieron en contacto con nosotros, no al revés. En total recibimos 127 solicitudes. A todos ellos les mandamos un correo electrónico explicando los objetivos de la misión y lo duro que iba a ser el trabajo allí. Tras este correo, 40 mostraron interés en continuar con el proceso. Es lo que hemos hablado antes, esa visión pasional de la acción humanitaria, pero en el fondo la gente no quiere darse la paliza.

—¿Qué aspectos se han tenido en cuenta para seleccionar al equipo?
—Los perfiles profesionales, los currículos y, sobre todo, la experiencia con Covid-19. También se ha dado prioridad al personal de SAMU.

—¿Se lleva a algún exalumno de Escuela SAMU?
—Sí, me llevo a cinco exalumnos del máster de Enfermería y a cuatro del curso de TES. Todos ellos contactaron conmigo.

—Una vez en El Salvador, ¿cuentan con algún enlace en España en caso de que surja algún problema?
—Nosotros lo llamamos gabinete de crisis y está formado por personal de SAMU íntegramente. La mayoría de estas personas tienen experiencia en el trabajo con Covid-19, como por ejemplo Andrea Luis, que formó parte del equipo de mando del dispositivo del Hotel Alcora en Sevilla, que atendió a personas mayores contagiadas.

—¿Qué se van a encontrar en El Salvador cuando lleguéis?
—Todo es un poco incierto aún. El Gobierno salvadoreño abrió recientemente un hospital con capacidad para mil camas y necesitan ayuda asistencial ante la grave crisis sanitarias que estamos viviendo. A principios de julio, los datos oficiales eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. El 87% de los casos se concentran en la capital. No obstante, amigos y conocidos de la zona me cuentan que la situación es bastante caótica. Hasta que no lleguemos allí no sabremos a qué nos vamos a enfrentar.

—¿Qué es exactamente lo que os pide el Gobierno de El Salvador?
—En concreto, nos piden tres cosas: adiestrar y formar al personal local, ayudar en la organización y ofrecer apoyo asistencial.

—¿Qué supone para SAMU esta misión humanitaria con un grupo de intervención tan numeroso?
—Ésta es la primera vez que SAMU envía un grupo tan grande a una misión. En otras misiones como en Filipinas fueron varios contingentes de unas diez personas cada uno, pero no coincidieron todos allí. La acción humanitaria contemporánea es eso, llevar grupos numerosos de entre 30 y 50 personas, que sean autosuficientes y capaces de gestionar y organizar una situación de estas dimensiones. Con nuestra participación en El Salvador demostramos que SAMU tiene la capacidad y el nivel para estar en las grandes ligas de la acción humanitaria.

—En España, cada días son más numerosos los brotes. ¿Está SAMU capacitado para hacer frente a una segunda ola en España y mantener una misión humanitaria de gran escala en El Salvador al mismo tiempo?
—Sí, SAMU tiene capacidad para ello. La limitación más grande son los recursos humanos. En el caso de El Salvador, no todo el mundo está dispuesto a irse un mes fuera de su casa y a otro país, y más con todo lo que está sucediendo. No es lo mismo combatir una enfermedad como ésta en El Salvador que en casa, por lo que sigue habiendo profesionales cualificados en España para dirigir de nuevo dispositivos de pacientes con Covid-19 si fuera necesario.

—¿Podría nombrar otras misiones importantes en las que ha participado SAMU?
—En los últimos diez años, SAMU ha estado presente en Filipinas, Nepal, Marruecos, Haití, Calais (Francia) y Lorca (España). Con anterioridad al año 2000, SAMU ha realizado importantes misiones en puntos como Irán o Bombay (India).

—En su caso personal, ¿en cuántas misiones humanitarias ha participado?
—El Salvador será la número 13. Las que más me han marcado han sido Siria y Libia, porque eran zonas en guerra; y también Calais (Francia), porque fue la primera vez que trabajé con refugiados. Calais fue especial y distinto porque yo estaba acostumbrado a misiones de catástrofes y desastres naturales, y aquí fue la primera vez que estuve en un campamento de refugiados. En los desastres naturales la gente lo pierde todo, hay mucha ansiedad, muchas personas en shock, con conmoción. En Calais era diferente, eran personas sometidas a mucha presión desde hacía mucho tiempo y que estaban desgastadas emocional y físicamente.

—¿Podría explicarnos, desde su experiencia, cómo es trabajar en una zona en guerra?
—He tenido la suerte de estar en acciones humanitarias de diversa índole: desastres naturales, emplazamientos humanos, conflictos civiles, conflictos militares. Cada una tiene sus propias características y hace que las personas se comporten de manera diferente y tú también actúas de manera distinta. En Siria fue la primera vez que estuve en una guerra, un conflicto militar. Vi otra cara de la humanidad. En Libia, el conflicto era civil, mucho más caótico y desorganizado. Arrasan con todo. Tienen a niños de 13 y 14 años con una AK-47 y se creen muy hombres porque tienen esa pedazo de pistola. Libia es un sitio que está olvidado, eso es tierra de nadie. He visto cosas terribles e innombrables.

—En todas estas misiones, ¿ha temido alguna vez por su vida?
—Sí, pero con el paso del tiempo, cada vez tienes menos miedo. Hace mucho que tengo muy interiorizado que si aquí me muero, aquí me muero. No me entrego a la muerte, pero uno sabe dónde se mete. En pocas ocasiones he pensado ‘aquí termina todo’, pero alguna que otra ha habido.

—¿Cómo se prepara para hacer frente a estas situaciones?
—En Médicos Sin Fronteras te preparan mucho psicológicamente en el manejo de situaciones en un entorno hostil. Hay ocasiones en las que tienes que saber cuándo tienes que agachar la cabeza. Hay sitios que por mirar mal a alguien te apuntan con una pistola.

—Antes de la crisis sanitaria, ¿tenía destino cerrado para este verano?
—Sí, Yemen. Tenía que haberme ido el 15 de julio. Ahora todos los esfuerzos se centran en combatir la Covid, todo lo demás se ha parado.

Captación de voluntarios: Una barrera solidaria contra la incertidumbre

En una nueva acción para luchar contra la propagación del coronavirus Covid-19 en España, SAMU a través de su Fundación, hizo el domingo 22 de marzo un llamamiento público para reclutar voluntarios de diferentes categorías profesionales. En sólo dos días, más de 600 personas respondieron a la convocatoria, que se ha convertido en un enorme éxito.

De todos los candidatos presentados, SAMU ha seleccionado a 60 voluntarios, en función de criterios de idoneidad, pertenecientes a los siguientes perfiles: médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de clínica, farmacia, estudiantes de Medicina, especialistas en logística, psicólogos, educadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, conductores, personal de mantenimiento, costureras y monitores.

Fundación SAMU ha habilitado un centro de recepción de voluntarios en la Escuela SAMU de Gelves (Sevilla). En grupos reducidos de en torno a diez voluntarios al día y con las máximas medidas de protección para garantizar la seguridad, los voluntarios van pasando por las instalaciones de la Escuela para recibir formación en autoprotección con el objetivo de que puedan incorporarse cuanto antes a las diferentes labores asignadas dentro de la organización.

La formación que reciben estos voluntarios va desde el esencial lavado de manos hasta cómo ponerse y, lo que es más importante, cómo quitarse sin contaminarse un equipo de protección individual. Aquellos voluntarios con un perfil sanitario reciben una formación más específica a modo de recordatorio de sus propios conocimientos.

Una vez formados, estos voluntarios se están incorporando a un retén al que recurrirá SAMU en el caso de que sea necesario personal para las distintas misiones de la organización, como traslado de pacientes, funciones logísticas o apoyo psicológico, entre otras acciones.

“Nos estamos preparando para una situación que puede empeorar. Todos deseamos que, en los días venideros, la situación mejore, especialmente en Andalucía. Pero SAMU, como institución, está trabajando también en otras comunidades como Madrid, donde la crisis se complica por momentos. Tenemos un equipo de profesionales trabajando ya allí, pero a veces éstos necesitan apoyo”, señala Carlos González de Escalada, director general de SAMU. “Esta formación es fundamental para preservar la seguridad de los voluntarios”.

SAMU agradece a todos los voluntarios su respuesta y ha hecho un nuevo llamamiento para seguir reclutando los perfiles más demandados: profesionales sanitarios o estudiantes de Medicina, de Enfermería, cuidados auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, cuidadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y logistas-conductores.

“Todo voluntariado y ayuda es bienvenida en estos momentos de crisis en los que es necesaria la implicación total de la sociedad. El proceso de selección continúa abierto a través de seleccion@samu.es”, apuntan desde Escuela SAMU.

Lourdes Vázquez: “Vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes”

Licenciada en Pedagogía, Lourdes Vázquez (Fuente de Cantos, Badajoz, 1984) dirige desde su apertura en enero el proyecto de la Escuela de Oficios de SAMU. Durante su carrera profesional ha trabajado con menores en situación de riesgo social, personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta, y como orientadora de Formación Profesional.

—¿Cómo surgió el proyecto de la Escuela de Oficios SAMU? ¿Qué motivó su puesta en marcha?
—SAMU cuenta con numerosos centros de menores en acogida en todo el territorio nacional. La mayoría de estos jóvenes se encuentran en edad de preemancipación y no existen recursos suficientes para acoger a estos chicos cuando cumplen los 18 años. El proyecto de la Escuela de Oficios surgió de la necesidad de ayudar a este colectivo para su inclusión social y laboral, y de la preocupación y labor que realiza SAMU en darles las herramientas necesarias para que puedan llegar a ser personas adultas responsables y autónomas.

—¿No se trabaja este aspecto ya en los Centros de Inserción Sociolaboral de SAMU?
—Sí, pero con la Escuela de Oficios hemos querido dar un paso más en la formación de estos chicos, ampliando la oferta de los programas formativos, su duración teórica y práctica, y estamos trabajando para obtener la acreditación por parte de distintas entidades.

—¿Cuál es su labor como directora de este proyecto?
—Mi principal labor es de coordinación: tener en cuenta a todas las partes implicadas en el proyecto, diseñar los programas formativos que mejor se adapten al perfil de los alumnos, tener en cuenta la visión de los especialistas en cada sector, sentar las bases pedagógicas de la Escuela, apoyar y coordinar al equipo docente, y marcar los protocolos de actuación para que exista buena comunicación entre la escuela y los centros de inserción sociolaboral.

—¿Cuál es el principal objetivo de la Escuela de Oficios?
—El proyecto nace con la convicción de que es necesario desarrollar acciones que favorezcan la integración social y laboral de nuestros alumnos. El objetivo final es conseguir la contratación de los chicos en empresas colaboradoras.

—¿Cuál es el perfil de los alumnos?
—Son jóvenes de 16 y 18 años. Algunos tienen dificultades con el idioma, pero se están esforzando mucho, tienen muy claro lo que quieren y están muy motivados.

—¿Qué tipo de oficios se enseñan en esta escuela?
—En enero arrancamos con dos cursos: auxiliar de albañilería y atención sociosanitaria a personas dependientes. Ahora estamos trabajando en los próximos cursos: auxiliar de jardinería, mediador intercultural, auxiliar de cocina y soldadura.

—¿Cuál está siendo la actitud de los alumnos?
—Los alumnos están muy motivados. Los docentes me han transmitido que se muestran muy participativos, hacen preguntas, comparten sus experiencias, e incluso bromean en las clases, generando así muy buen ambiente. En algún momento, incluso les han pedido más material de estudio a los profesores. Se han adaptado muy bien a la escuela, son un grupo más en Escuela SAMU.

—¿Cómo transcurrieron los primeros días?
—Me quedo con la cara de los chicos el día de la inauguración. Se les notaba nerviosos e ilusionados, mirando lo que hacían otros alumnos en la escuela. Me encantaron las palabras de agradecimiento de uno de los chicos, en las que contaba su experiencia de vida y la oportunidad que suponía para él esta escuela.

—Tras dos meses, la primera promoción ya ha terminado su formación teórico-práctica. ¿Cuántos alumnos se han graduado?
—Se han graduado 10 alumnos en auxiliar de atención sociosanitaria a personas dependientes, y ocho en auxiliar de albañilería. Los alumnos están muy agradecidos, valoran mucho la formación, se sorprenden al conocer todo lo que hacen los profesionales en los centros y se han establecido unos vínculos muy bonitos entre profesores y alumnos.

—¿Dónde están desarrollando los alumnos sus prácticas profesionales?
—En centros de SAMU. Los alumnos de auxiliar de albañilería están colaborando en las obras de SAMU Wellness y las del centro ISL de Alcalá de Guadaíra. Por otro lado, los chicos de auxiliar en atención sociosanitaria están trabajando en la Unidad de Estancia Diurna de San Lucas y en la Residencia Santa Ana, ambos en Sevilla capital, y especializados en la atención de personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Los alumnos están muy implicados, muestran una actitud ejemplar, quieren colaborar en todas las tareas y aprender todo lo que pueden de los profesionales de SAMU. El feed-back de los tutores de prácticas está siendo muy positivo.

—¿Cómo está afectando el estado de alarma decretado por el Gobierno de España como consecuencia de la expansión del virus Covid-19 a la formación y las prácticas de estos chicos?
—Nuestros alumnos solo han podido disfrutar de dos semanas de prácticas. Al igual que en todos los centros educativos, hemos tenido que parar nuestra programación. Ahora mismo, los chicos siguen las programaciones de sus centros, no pueden salir. La escuela adaptará el calendario cuando todo esto acabe para que no pierdan esta oportunidad.

—¿Qué está significando este proyecto para usted?
—Es un proyecto que me enamoró desde el primer día. Es todo un reto que estoy viviendo con mucha ilusión. Si lo hacemos bien, vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes. Y a nivel profesional, me está ayudando a seguir creciendo y aprendiendo, tener experiencias nuevas, y a reilusionarme con el trabajo. Cuando sabes que con tu trabajo estás poniendo un granito de arena para ayudar a alguien, todo el esfuerzo merece la pena

—¿Cuáles son los retos futuros que se plantea la Escuela de Oficios?
—A corto plazo, nuestros retos son ampliar la oferta formativa y ofrecer los cursos a todo aquel que esté interesado en participar en nuestra formación. Y, a largo plazo, crear una amplia red de empresas colaboradoras para las prácticas y futuras contrataciones, y convertir nuestros cursos en certificados de profesionalidad.

El taller de mascarillas de SAMU: todos en acción contra el coronavirus

Ante la situación general de desabastecimiento de mascarillas y equipos de protección individual, SAMU ha dado un paso rápido y decidido en la búsqueda de soluciones concretas para la crisis con la habilitación exprés de un taller de fabricación de este tipo de recursos dirigidos tanto a la propia organización como a diferentes entidades que los requieran.

El 18 de marzo, solo cuatro días después de la implementación del estado de alarma en nuestro país, la entidad abrió una convocatoria de empleo para seleccionar a seis personas con experiencia en la costura industrial y con altos niveles de conocimientos y experiencia en el traslado de patrones. Solo dos días después, el viernes 20 de marzo, las seis expertas seleccionadas estaban produciendo a jornada completa las primeras mascarillas en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla). Una semana después, al cierre de esta revista, el equipo ya estaba formado por doce profesionales, todas mujeres con una enorme pericia e implicación, y la producción se situaba en 500 unidades diarias.

Borja González, vicepresidente de Fundación SAMU, ha explicado que los primeros días fueron de pruebas constantes: materiales, tallas, diseños y patrones para hacer la mascarilla más cómoda y práctica posible.

“Es un taller con finalidad altruista pensado para aliviar la escasez de equipos frente a la crisis del coronavirus”, ha señalado. Las mascarillas no serán comercializadas ni tampoco destinadas a uso sanitario. “Teníamos tanta necesidad dentro de la propia entidad, que hemos distribuido las primeras remesas en nuestro equipo a lo largo y ancho del país. Ha sido un pequeño respiro para todos, puesto que se trata de un primer medio de protección para personas que están en entornos de riesgo constante. Después hemos empezado a distribuir a otras entidades, y la acogida es excepcional”.

Las mascarillas son 100% algodón, lavables y reciclables, fabricadas con un material muy agradable que permite llevarlas todo el día con comodidad. El objetivo es producir entre 3.000 y 5.000 mascarillas cada mes con el sello de Fundación SAMU.

SAMU, en estado de alerta para cuidar de las personas

Hace un mes no podíamos imaginar dónde estaríamos en este raro comienzo de primavera. La crisis del coronavirus ha cambiado las pautas de trabajo y las costumbres domésticas de todos. Vivimos bajo confinamiento y en estado de alarma, y todos los esfuerzos se dirigen a evitar los contagios, especialmente en la población de riesgo.

SAMU, como organización que aspira a la excelencia en la atención médico sanitaria y a colectivos vulnerables, está en la primera línea de la batalla contra el coronavirus en todos sus servicios, centros y delegaciones. Además de nuestro servicio de ambulancias, a cuya actividad hemos dedicado un capítulo especial de esta edición, hemos hablado con responsables de los recursos de la organización, todos son esenciales en estas semanas: la Escuela SAMU, los centros de menores extranjeros no acompañados, los centros para personas con discapacidad intelectual y los pisos para menores extranjeros no acompañados. Todos están dando lo mejor de sí mismos para, en el ámbito de sus responsabilidades, ayudar a contener el coronavirus.

Centros de menores: un “vuelco total”

¿Cómo convencer a un adolescente de que durante unas semanas no podrá salir con sus amigos? ¿Cómo concienciarle de que su contribución es clave para parar al virus? Los centros de menores de SAMU trabajan con decenas de menores que, de la noche a la mañana, han tenido que cambiar radicalmente sus costumbres: no más salidas, no más colegio, no más prácticas.

Los directores de los centros de El Castillejo (en El Bosque, Cádiz), Miguel de Mañara (en Montequinto, Sevilla) y de la Unidad de Acogida Temporal de Emergencia de Ceuta aseguran que los chicos han comprendido la gravedad de la situación y respetan las nuevas normas. “Es un vuelco total, pero hasta ahora su comportamiento está siendo excelente. Me tienen sorprendido”, admite Javier Olier, director de un centro para 24 chicos (de entre 16 y 18 años) en El Bosque.

Los centros son estos días un “búnker” en el que han cambiado horarios y actividades. En Ceuta, donde hay un grupo de 15 niños de entre 10 y 15 años (de un total de 80), los monitores han tomado el relevo del colegio en las tareas de alfabetización. “También estamos haciendo el juego del coronavirus, pintar un virus en la parte de arriba de la mano. Por la noche, cuando se acuesten, tienen que tener el muñeco borrado”, añade Rafael Gallardo, director del centro.

Todos prestan especial atención a las medidas higiénicas. En Miguel de Mañara han tenido que tomar especial precaución con un niño que sufre una enfermedad del sistema inmune: pasa estos días en una habitación para él solo y, si sale, es con mascarilla y guantes.

Por la tarde, los centros suelen programar talleres especiales sobre las tareas más variopintas, casi siempre útiles para luchar contra la pandemia: cómo elaborar mascarillas con camisetas, manualidades de murales y pancartas, risoterapia, música en directo, autoestima, cinefórum con películas y reportajes sobre el coronavirus…

En el centro de Inserción Socio-Laboral de Corteconcepción, en la Sierra de Aracena de Huelva, por ejemplo, el equipo educativo combate el sedentarismo y la inactividad con talleres de movimiento expresivo. “A través de esta actividad, los chicos desarrollan la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la espontaneidad y la creatividad, con el objetivo fundamental de ayudar a gestionar el estrés diario”, explican desde el centro.

“Tener a los niños todo el día encerrados nos obliga a darnos a la imaginación”, explica Julia Almeida, directora del Miguel de Mañara (25 niños de 12 a 18 años), que detalla una actividad muy especial: consiste en que cada chico exponga un objeto personal y cuente la historia de ese objeto. Así se trabaja el arraigo, la autoestima y el conocimiento de los compañeros.

En el caso de El Bosque tienen la suerte de que cultivan sus propias verduras en un huerto que estos días los chicos miman con especial cariño. Producen cebollas, lechugas de roble, escarola, pimientos… “No hemos llamado al frutero, las verduras han salido de aquí”, cuenta con orgullo Olier.

Pero si algo tienen claro en todos estos centros es que para seguir en la buena línea será esencial trabajar la motivación y la disciplina. “De nada vale que lo hagan dos días y luego se les olvide”, advierte Gallardo. “Todas las mañanas, antes de desayunar, durante el recuento, me siento con ellos y les cuento la situación para que sean conscientes de que hay que continuar con las medidas”, concluye Olier.

Pisos de acogida: el papel de los referentes

Si es difícil concienciar a un grupo de adolescentes de un centro, la situación es aún más compleja cuando los chavales viven en un piso con mayor libertad de movimientos. “Al principio el confinamiento fue complicado. La mayoría están acostumbrados a entrar y salir a sus centros escolares, sus prácticas o su ocio. Son adolescentes y algunos rompían la norma”, admite Juan Carlos Rodríguez, responsable de tres pisos para un total de 40 menores no acompañados (de 12 a 18 años) en Coslada, Rivas y Fuencarral (Madrid).

Sin embargo, el esfuerzo del equipo educativo está logrando revertir la situación: “Poco a poco, hablando mucho con ellos, están cumpliendo. Están entendiendo que, aunque a ellos no les afecte considerablemente, pueden generar una situación muy compleja”, añade Rodríguez.

Es el momento de poner en práctica estrategias y habilidades de negociación y mediación y de echar mano de cualquiera que pueda ayudar. Es el caso de Allae y Salah, dos chicos que acaban de cumplir la mayoría de edad, pero que siguen en los pisos por la alerta sanitaria. Su ayuda está siendo esencial: “Cuando son modelos positivos se convierten en referentes muy fuertes. Se les escucha bastante ante cualquier crisis o frustración, a veces más que a un educador, porque los chicos se identifican con ellos”.

Centros para personas con una discapacidad intelectual: “Gracias por ser la sonrisa”

Hace unos días los usuarios de la residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo) grabaron un vídeo en el que demostraban que ellos también saben lo que nos estamos jugando: “Tenéis que ser responsables, quédate en casa”. “Tenéis que lavaros las manos con frecuencia”, decían. Son personas con una discapacidad intelectual entre leve y moderada, y un día antes habían grabado otro vídeo para agradecer el trabajo de sus cuidadores. “Fue emocionante. No hacemos más que nuestro trabajo, pero llevamos unos días de muchos nervios y tensión para intentar protegerlos”, cuenta Sonia Oliver, directora del centro, que da servicio a 34 personas.

Estos días los pasacalles, las obras de teatro, los paseos con los perros que acoge la protectora de animales, el coro, los partidillos de fútbol o los cafés con las mujeres de este pequeño pueblo manchego se han sustituido por actividades de interior. Según Oliver, un cambio “brutal” que empezaron a aplicar dos días antes de que se decretara el estado de alarma.

“No salir es lo que peor llevan, porque lo asocian con una falta de premio”, confirma María José Tinoco, que dirige la residencia San Sebastián en Cantillana (Sevilla), con 56 usuarios. En este centro están documentando estas semanas en un diario fotográfico de la cuarentena. Los residentes tienen ahora menos tiempo para pasar fuera de sus habitaciones y se han configurado grupos de trabajo más reducidos para las actividades.

“Desde el momento en que hay una discapacidad intelectual podemos intuir que hay dificultad para gestionar determinadas situaciones o emociones”, resalta Tinoco. En Cantillana realizan talleres de emociones, donde aprenden a gestionar las emociones de estos días. De momento, funciona: cada día la hora del aplauso se adelanta unos minutos, porque todos quieren empezar a aplaudir los primeros.

La receta de Sonia Oliver es clara: “Darles información de lo que está sucediendo, que lo entiendan y que sepan que, si pasa algo, estamos preparados para cualquier urgencia. La sensación de que están protegidos es fundamental”.

El otro pilar debe ser la familia, estos días en la distancia. Hace unos días, Tinoco recibió una carta dirigida a todo el personal de su centro: “Gracias por ser la sonrisa, el apoyo, la motivación, la alegría, la calma, el paño de lágrimas, el cuidado de todos los residentes, que por desgracia sus familias no podemos darles en persona ahora”.

Unidad de Estancia Diurna San Lucas (Sevilla): el cierre, un “impacto para las familias”
Las unidades de estancia diurna están entre los centros cerrados por orden de las autoridades. Rocío Álvarez, directora en funciones de la unidad para personas con discapacidad intelectual de SAMU en Sevilla, cuenta que antes del cierre intensificaron los talleres de higiene de manos (adaptados a sus características) y enviaron una carta a las familias con recomendaciones para estos días.

El cierre es un impacto para las familias, porque deben reordenar su vida con una persona con discapacidad”, destaca Álvarez. Algunas se han agrupado para poder atender a personas con discapacidad que hasta ahora hacían uso de los centros de estancia diurna. Otros han reducido su jornada o reestructurado sus horarios.

Para el personal, el impacto también ha sido grande. Sin usuarios y por mucho trabajo que puedan hacer a distancia, hay servicios que no tiene continuidad. Álvarez asegura que el talante sigue siendo positivo: “Entendemos en lo que estamos”.

Escuela de SAMU: contribución a los gabinetes de crisis

Escuela de SAMU también ha alterado drásticamente su funcionamiento. Como todos los centros educativos del país, la formación presencial se ha sustituido por la educación a distancia mediante el uso de plataformas virtuales. Pero si algo distingue a SAMU es su experiencia en situaciones difíciles. Por eso, los alumnos del Máster de Enfermería se han volcado en la contribución a varios gabinetes de crisis.

“Es un grupo de alumnos bien formado y acostumbrado a trabajar de esta forma. Están prestando un gran apoyo a la rama sanitaria y prevención de riesgos”, apunta Thomas Couyotopoulo, responsable de la escuela.

Desde días antes de la declaración del estado de alarma, estos estudiantes trabajan sin descanso para recoger información de utilidad para los profesionales de SAMU, que sirve para actualizar los protocolos de prevención. Además, la Escuela está colaborando con la Junta de Andalucía en el estudio de un posible despliegue de un hospital de campaña. “En el máster estamos acostumbrados a hacer gabinetes de crisis y preparamos a los alumnos para estas situaciones”.

Escuela de Oficios de SAMU: una profesión para el futuro

SAMU inauguró el 7 de enero la Escuela de Oficios SAMU, un pionero programa formativo para personas en riesgo de exclusión social con el objetivo de proporcionar les un oficio y favorecer su inclusión laboral.

Una veintena de menores extranjeros no acompañados procedentes de centros de Sevilla gestionados por Fundación SAMU forman la primera promoción de alumnos de esta nueva escuela, cuya formación se centra en oficios con alta empleabilidad en nuestro país como mantenimiento, construcción, jardinería, metal, hostelería y servicios sociales. Así, los cursos que se imparten son de aprendiz de peón de mantenimiento, pintor, albañil, jardinería, soldador, pinche de cocina y auxiliar de monitor de apoyo a personas con discapacidad intelectual.

El acto inaugural, que se celebró en Gelves, contó con la presencia del delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla, Ricardo Sánchez Antúnez; el director general del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), David Morales Zamora; y la directora general de Infancia, de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, Antonia Rubio González; además del director general de SAMU, Carlos González de Escalada; el director de Escuela SAMU, Juan González de Escalada; y la directora de la nueva Escuela de Oficios, Lourdes Vázquez, junto a otros representantes de SAMU, la Diputación de Sevilla y otras instituciones.

“Podéis contar con el Instituto Andaluz de la Juventud para lo que necesitéis. Os invito a que nos visitéis y podáis ver todas las actividades que realizamos y en qué podemos ayudaros”, animó a los alumnos el director general del IAJ, David Morales.

Escuela de Oficios de SAMU

Antes, uno de los alumnos leyó un breve manifiesto en representación de sus compañeros en el que agradecía la oportunidad que les ha brindado SAMU y que les permitirá formarse en un oficio.
Tras la presentación, los asistentes realizaron una visita por las instalaciones de la Escuela SAMU y su nueva clínica de simulación, de la cual podrán disfrutar durante sus prácticas los alumnos de la Escuela de Oficios.

Los cursos que aquí se imparten, de una duración de cuatro meses, incluyen prácticas en empresas, lo que supondrá de media el 75% de la duración de la formación. La etapa teórico-práctica corre a cargo de profesionales del sector en coordinación con el equipo pedagógico de la Escuela SAMU y el equipo de integración socio-laboral del Área de Menores. El alumnado tiene un papel muy activo en su formación, persiguiendo conseguir la motivación, autonomía, iniciativa y responsabilidad necesarias para el desarrollo profesional y personal.

Con este proyecto, SAMU pretende recuperar la filosofía y objetivos de las antiguas Escuelas de Artes y Oficios de España, promovidas en el siglo XIX, y responder a la preocupación como entidad por dotar a estos menores, y en general a los jóvenes andaluces desempleados, de herramientas para favorecer su autonomía y ayudarles a incorporarse con éxito al mercado laboral para que, en definitiva, puedan llegar a ser personas adultas y responsables; incrementar las competencias y habilidades sociales de los destinatarios del programa; y apoyar la contratación a través de empresas colaboradoras.

El proyecto de la Escuela de Oficios SAMU se desarrolla en las instalaciones que la entidad tiene en Gelves (Sevilla), un complejo con 18.000 metros cuadrados con 15 aulas de formación y multitud de espacios de simulación donde ya se imparten otros programas formativos relacionados con el ámbito de la salud y los servicios sociales, como el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) y el Máster en Medicina de Urgencias.

De momento, los alumnos de esta Escuela de Oficios son menores extranjeros que han llegado a España de manera irregular y que habitan en algunos de los centros de menas gestionados por Fundación SAMU, pero el objetivo final es que ésta sea una Escuela abierta a la que pueda acceder todo tipo de jóvenes que quieran formarse en un oficio.

SAMU cuenta con un total de 952 menores en acogida en todo el territorio nacional y, la mayoría, se encuentra en la etapa de pre-emancipación. Además, no existen recursos de mayoría de edad suficientes para acoger a estos niños cuando cumplan 18 años, de ahí la importancia de formarles en un oficio que les permita incorporarse y mantenerse en el mercado laboral para ser autosuficientes.