La Universidad Loyola y SAMU ponen en marcha el proyecto VRIME, una herramienta innovadora para proteger a los menores

Un estudio elaborado por Carlos González de Escalada, director general de Fundación SAMU, y publicado en la Revista de Pensamiento Estratégico y Seguridad CISDE (Migratory conditions of unaccompained foreign minors: a quantitative analysis of social vulnerability), que analiza la vulnerabilidad social de los menores extranjeros no acompañados que llegan a España, concluye, entre otras muchas consideraciones, que el 61,3% de estos niños han sufrido algún tipo de abuso, maltrato o negligencia durante el tránsito a España. El estudio afirma, además, que el 67,6% de los menores que llegan solos a España dicen tener miedo, y el 84,4% sufrió privaciones, como hambre, frío y malestar, al no tener cubiertas sus necesidades básicas.

Este tipo de experiencias traumáticas de abuso y maltrato suelen provocar el desarrollo de actitudes y conductas violentas como mecanismos de defensa por parte de los menores, y ello incrementa su vulnerabilidad y dificulta su integración, abocándoles, en muchos casos, a caer posteriormente en las redes de delincuencia.

La detección previa de los perfiles de riesgo, tanto de comportamiento violento como de victimización y vulnerabilidad, puede ser un instrumento fundamental para facilitar la optimización del uso de recursos en los procesos de acogida e inserción por parte de las instituciones correspondientes, y para garantizar la protección de los derechos fundamentales de estos menores.

Ante este contexto, la Universidad Loyola, con la colaboración del área de Innovación (I+D+i) de SAMU y la Fundación EMET- Arcoiris, ha puesto en marcha el proyecto VRIME (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes Residentes en Andalucía). Este proyecto trata de sistematizar este proceso de detección previa mediante el estudio de determinados indicadores conductuales que permiten definir unos perfiles de riesgo, y, la elaboración posterior de unas recomendaciones de buenas prácticas, para ayudar a gestionar mejor los riesgos por parte de los centros de acogida y organizaciones sociales relacionadas con las fases de acogida e inserción de este colectivo.

Así, el proyecto VRIME trata de diseñar una herramienta de recogida de datos (Toolkit VRIME) que permita conocer los perfiles de riesgo de menores extranjeros no acompañados que se encuentran en entidades de acogida como Fundación SAMU y EMET-Arcoiris, así como identificar factores de protección o resiliencia en estos menores.

Manual y guía de buenas prácticas

Una vez diseñado, Toolkit VRIME se podrá sistematizar en una aplicación informática integrable en la Historia Social Única de Andalucía (Proyecto Cohessiona). Con base en ello, se propondrán diferentes escenarios de gestión del riesgo con la intención de optimizar los recursos de acogida residenciales. Finalmente, se realizará un manual de utilización de la herramienta de gestión del riesgo en menores y jóvenes inmigrantes no acompañados, que irá unido a una guía de buenas prácticas que recogerá experiencias de hospitalidad y propuestas de integración.

El proyecto, que se inició en abril de este año, cuenta con cuatro fases de desarrollo: una fase piloto; una fase principal (formación de personal de los centros de acogida y los colaboradores, recogida de datos y análisis de los mismos); una tercera etapa de grupos de discusión y entrevistas con profesionales y menores; y una cuarta fase de creación de manual de uso y buenas prácticas.

Fundación SAMU cuenta con una red de más de 30 centros de acogida, en los que se atienden a más de 1.200 menores extranjeros no acompañados. Además, SAMU mantiene un estrecho contacto con todos aquellos extutelados que han pasado por sus centros, lo que la convierte en un gran colaborador, especialmente para la recogida de datos.

El objeto de la colaboración de la Universidad Loyola con Fundación SAMU se desarrolla en tres fases. En la primera fase, de recogida de datos, los profesionales de Fundación SAMU colaboran en la tarea de diseño proporcionando la información necesaria de los menores bajo acogimiento y de los profesionales que intervienen con ellos. Además, facilitan documentación relativa a los programas de acompañamiento que se están implementando en la actualidad.

En la segunda fase, de implementación, los profesionales e investigadores de Fundación SAMU participarán en los grupos de discusión y supervisión de los campos y protocolos de evaluación de riesgo que serán integrados en la herramienta Toolkit VRIME, en virtud de la experiencia del trato y cuidado de los menores que atesoran y la visión de la gestión integral de la realidad diaria de esta tarea. Además, posibilitarán un grupo de menores y jóvenes migrantes para realizar la fase cualitativa de factores de protección y resiliencia.

Y por último, SAMU participará en la fase de validación y acompañamiento. Se llevarán a cabo en diversas instalaciones de Fundación SAMU las actuaciones de acompañamiento específico durante la ejecución del itinerario integral de la solución informática, con el fin de recabar la información necesaria para poder validar el funcionamiento de la aplicación informática Toolkit VRIME que se desarrollará en el mismo. Posteriormente, se facilitará el acceso a las instalaciones del equipo investigador para realizar el seguimiento de la implementación del Toolkit VRIME y formación para la gestión del riesgo.

Una vez implementada la herramienta Toolkit VRIME de valoración del riesgo en menores y jóvenes migrantes se podría discriminar con mayor eficacia a aquellos menores a los servicios o dispositivos acordes a su perfil, recibiendo así los recursos y ayudas que requieran de acuerdo con las necesidades que presenten. El porcentaje de niños y niñas que reciben atención especializada será significativamente superior que aquellos cuya situación de riesgo no ha sido detectada, descongestionando los recursos genéricos de acogida y protección.

Un empleo en el que se respira deporte

Mamadou Malado Barry no deja indiferente a nadie. Un joven decido, con un proyecto migratorio claro y definido: dedicarse al fútbol de manera profesional. Mamadou no concibe su vida lejos del deporte. Conjugar su sueño con el objetivo de un Programa de Alta Intensidad (PAI), conseguir las condiciones óptimas para la emancipación, ha sido su principal reto.

Mamadou nació en Guinea Conakry hace 19 años, en el seno de una familia humilde, en la que la principal fuente de ingreso era la tienda de alimentación regentada por su madre. Creció rodeado de improvisados campos de fútbol donde la portería se marcaba con dos grandes piedras. A los seis años, descubrió su pasión por el fútbol. Solo jugaba al fútbol por diversión, pero eso pronto cambiaría, cuando descubrió que quería dedicarse al fútbol de manera profesional.

Cuando Mamadou planteó esta afición en casa, fue rechazada tajantemente por su madre. Pues doña Mariama Dioulde Diallo, como él la llama, no podía permitirle esa distracción. Lo importante era seguir acudiendo al colegio. Además, es una afición que no está al alcance de cualquiera, como comenta Mamadou: “Ser jugador de fútbol en Guinea está reservado a la gente influyente y con recursos económicos”.

Desde una edad muy temprana, Mamadou ha tenido que encontrar alternativas para compaginar sus obligaciones con la práctica de fútbol. Para acudir a los entrenamientos se inventaba visitas a casa de un amigo que, además, le dejaba asearse para la vuelta a casa tras un partido. Consiguió mantenerlo en secreto hasta que un entrenador le reforzó su valía como jugador profesional y le prestó el apoyo necesario para la equipación y los gastos de movilidad. Siendo adolescente, consiguió hacerse un hueco en el equipo Arsenales FC de Guinea. Comenzaron sus viajes dentro del país con el equipo, participando en partidos amistosos, pero pronto se dio cuenta de que no podía permitirse una academia ni disponía de los contactos necesario para convertirse en jugador profesional. Es ahí cuando, con 15 años, tomó la decisión de migrar, en busca de un sueño.

Mariama comprendió en este momento que su hijo estaba dispuesto a perseguir un sueño y que esta vez lo iba a hacer muy lejos de ella. La relación con su madre es especial. La frase “A mi madre” está grabada en sus camisetas de competición.

Mamadou ha requerido de un trabajo de orientación intenso para alcanzar el ajuste a la realidad de un joven que no dispone de referentes familiares ni red de apoyo social en España, más allá del prestado por el PAI. Ha tenido que realizar un trabajo personal en el que ha sabido conjugar sus aspiraciones en el terreno deportivo, con las condiciones necesarias para la transición a la vida adulta. Como joven procedente del sistema de protección de menores, Mamadou tenía por delante un doble objetivo: completar la formación académica reglada y la formación para el empleo.

El punto de desencuentro siempre ha sido la compatibilidad de estas obligaciones con los horarios de entrenamiento y de competiciones.

Su itinerario de inserción laboral ha estado marcado por altibajos. Si bien, es cierto que se ha mostrado participativo, asumiendo el protagonismo en su proyecto de emancipación. Ha sido difícil, en ocasiones, la toma de decisiones conjuntas. Tras comenzar con las intervenciones de inserción laboral, Mamadou se mostraba reticente, rechazando itinerarios de inserción que no le permitían tener tiempo para sus entrenamientos y los correspondientes partidos. Su pasión por el deporte le ha llevado a anteponer el fútbol a proyectos laborales para los que estaba sobrecualificado y aceptaba trabajos menos cualificados pero que sí eran compatibles con sus entrenamientos.

El equipo del PAI de Motril siempre ha sido consciente del gran potencial de Mamadou. Es un joven risueño, con un gran repertorio de habilidades sociales y de competencias para el trabajo en equipo, muy educado y extrovertido. Como buen deportista, destacaba en aquellas competencias en las se requería un trabajo en equipo. La madurez adquirida en su proceso de autonomía le ha permitido tomar decisiones que han repercutido positivamente en su trayectoria y en la estabilidad emocional alcanzada en el momento. Solo faltaba el pequeño empujón que a todos nos hace falta para salir a volar, arriesgarnos y ganar.

El punto de inflexión de la trayectoria de Mamadou ha sido la primera toma de contacto con la empresa Decathlon. En julio, el joven y su orientadora se embarcaron en la aventura de conjugar la pasión por el fútbol y el futuro laboral. Para el desarrollo emocional de nuestro joven, era necesario sentirse comprendido, estar rodeado de personas que entendieran que su felicidad iba de la mano de la práctica del deporte. Y es en este momento donde Mamadou descubre Decathlon más allá de la tienda preferida para su equipamiento.

Tras un proceso de selección en el que el joven destacó sobremanera y tras varios días de incertidumbre, sonó el teléfono. Era el responsable de la tienda Decathlon Motril. Mamadou cogió el teléfono, se hizo un silencio y, de repente, colgó. “Me han llamado, me han elegido”, se escuchaba mientras el joven corría por el pasillo del centro.

Mamadou es inmensamente feliz desde que le dieron esta noticia. Ha conseguido un puesto de trabajo, y lo ha hecho en una empresa que cree en los sueños de los deportistas, que cree en el sueño de Mamadou como jugador de fútbol del equipo de Motril Tercera División, y lo apoyan. Con Decathlon descubrimos que los sueños se cumplen.

Por Siham Khalifa El Abdi.

Orientadora del Programa de Alta Intensidad (PAI) de Motril, cofinanciado por el Fondo Social Europeo

Un memorable día en la playa para los chicos de SAMU Huesca

E l 11 de septiembre, los chicos del Centro Residencial Fueros SAMU Huesca realizaron un viaje a la playa para despedir el verano y como recompensa por el buen trabajo que realizaron durante el curso escolar 2020-2021. El viaje fue organizado por todo el equipo de SAMU y para el fin de semana estaba todo preparado. Menú completo para disfrutar de la jornada, unas neveras y el material para pasar el día en la playa.

El sábado los chicos se despertaron temprano para llegar puntuales al autobús. Rebosaban alegría y nerviosismo porque tenían muchas ganas de pasar el día en la playa. El viaje fue un poco largo, pero mereció la pena. Al llegar a la playa, buscamos un sitio en la arena donde pudiésemos estar todos juntos. Muchos chicos fueron enseguida a darse un baño, otros jugaron un partido de fútbol junto al equipo educativo e incluso enterraron a alguno de sus compañeros en la arena.

Después de jugar y disfrutar las primeras horas de la playa, nos sentamos en las toallas para comer.

Tras la comida, algunos chicos cogieron un patín de pedales con tobogán que fue una de las cosas con las que más disfrutaron. Cuando se acercó la hora de vuelta, los chicos se dieron una buena ducha en la playa, se cambiaron y fueron a conocer la zona y a tomar un refresco con el equipo. El día fue una gran experiencia para todos, los chicos estaban muy agradecidos y todos participaron. Fue un regalo para comenzar con ganas el nuevo curso escolar ya que todos los chicos estudiarán este año en la ciudad.

Todo esto ha sido gracias al equipo SAMU que permitió que los chicos pasasen un día diferente y que seguro no olvidarán. En su vuelta al centro todos volvieron con una sonrisa y se mostraron muy agradecidos.

Autor: Centro Residencial Fueros SAMU Huesca

Discapacidad o diversidad funcional: el poder de la palabra

La sociedad en la que vivimos está en continuo cambio y evolución. De la misma manera, las palabras deben cambiar y adaptarse a la sociedad en movimiento para definir lo verdaderamente importante. En el tema de reflexión que nos ocupa es muy importante el uso correcto de las palabras porque, aunque discapacidad y diversidad sensorial definen una misma realidad, el término discapacidad pone el punto de atención en la dificultad física, sensorial o psíquica de la persona, creando en la sociedad pensamientos negativos sobre “no ser capaz de”.

Éste es el término que según la ONU es el más adecuado para referirse a personas con deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones en la participación. Sin embargo, este término añade a las personas cualidades negativas haciéndolas inferiores por el hecho de ser diferentes. Pone el punto de atención en la discapacidad y anula el resto de cualidades, habilidades y capacidades de la persona.

Diversidad funcional es un término nuevo para definir la misma realidad que define la palabra discapacidad pero con una gran diferencia: pone su punto de atención en reconocer las capacidades diferentes que existen entre las personas.

Aunque este término no está aún muy introducido en el lenguaje de la sociedad, parece importante sensibilizar y concienciar a la población para que se vaya instaurando en nuestro vocabulario y se integre y normalice su uso.

La evolución de las palabras es necesaria en la sociedad para que haya un cambio real en la actitud de las personas, ya que el poder de las palabras crean pensamientos y actitudes positivas frente a un colectivo que necesita ser conocido por sus capacidades, aceptado y respetado como miembro activo de la sociedad, con iguales derechos y oportunidades. Cambiar el mundo y hacer que las personas con diversidad funcional sientan la inclusión social real está en las manos de todos.

En este nuevo siglo, se sigue debatiendo sobre el uso de este nuevo término y, aún no han llegado a ninguna conclusión. El debate sigue abierto, por ello es importante que todos y, aún más los medios de comunicación que llegan a las masas, usen el término que valore a la persona por su capacidad. Todavía escuchamos expresiones como “un sordo” o “un ciego”, lo que refuerza y visualiza la imagen de la discapacidad y elimina los rasgos individuales de la persona concreta.

El cambio jurídico

Es cierto, bajo mi punto de vista, que el cambio en el lenguaje aportaría un bien social que nos llevaría a estar más cerca de los valores de igualdad, respeto a la diversidad, solidaridad e inclusión social real. Sin embargo, no sólo debe cambiar el lenguaje y el pensamiento colectivo de una sociedad, sino también el jurídico, ya que con el uso del nuevo término más inclusivo puede peligrar los programas sociales que tienen como objetivo ayudar a personas con discapacidad.

Como observamos, las palabras son un arma potente pero no podemos avanzar en la concienciación social, en el uso de un lenguaje no discriminatorio y respetuoso si se puede perjudicar a nivel jurídico el derecho de las personas.

Después de esta pequeña reflexión sobre el uso adecuado de las palabras para definir a las personas con discapacidad o diversidad funcional para avanzar socialmente en un modelo más inclusivo y solidario, dejo al lector que saque sus propias conclusiones y use con conciencia el término que le resulte más adecuado.

Desde Fundación SAMU, y como entidad comprometida en mejorar el bienestar de los individuos y la sociedad en la que vivimos, se usará el término que sea necesario para no perjudicar a las personas pero siempre con respeto. Nuestra filosofía de trabajo es tener la conciencia de que la discapacidad no define a una persona y que no podemos infravalorar a nadie por tener capacidades diferentes a lo que entendemos como mayoría.

Por Susana Carrera Palacios. Residencia Santa Ana (Sevilla)

Fundación SAMU prestará asistencia a la ciudad de Milagro (Ecuador) para la mejora de su sistema de gestión de las adicciones

Una delegación de responsables de la ciudad de Milagro (Ecuador) ha visitado Sevilla para conocer de primera mano el modelo de gestión de los centros de la Fundación SAMU en materia de adicciones. Esta visita se lleva a cabo en el marco del desarrollo de un proyecto de innovación para la puesta en marcha de un modelo de intervención específico para el municipio de Milagro conforme al diagnóstico de las necesidades de la región en este ámbito.

La visita ha estado encabezada por el alcalde de la ciudad de Milagro, Francisco Asán Wonsang, con la participación de varios técnicos del municipio, quienes han conocido las instalaciones de Fundación SAMU, así como la clínica de Salud Mental SAMU Wellness y la Escuela SAMU, localizada en Gelves (Sevilla). Asimismo, la comisión ha sido recibida en el Ayuntamiento de Sevilla por una representación del Gobierno municipal.

Las autoridades de Milagro están interesadas en introducir innovaciones en los procesos de gestión pública y de atención sanitaria a las conductas adictivas en su municipio, debido a su actual impacto social, familiar y humano, que está produciendo un gran problema en los costes de la atención en salud, seguridad pública, escolaridad, medio ambiente y productividad laboral en esta ciudad. El problema se ha agravado de tal modo que actualmente el consumo de sustancias psicoactivas en menores de edad es uno de los problemas de salud más graves en esta localidad.

La labor desarrollada por Fundación SAMU en distintos países de Latinoamérica ha favorecido el conocimiento de su actividad entre numerosas administraciones públicas de su entorno, lo que finalmente ha llevado al Gobierno del Cantón San Francisco de Milagro a solicitar la colaboración de dicha Fundación.

El proyecto se desarrollará conjuntamente entre la dirección de Desarrollo de la Fundación SAMU, la Clínica de Salud Mental SAMU Wellness y la Escuela SAMU, cuajando en un proyecto de innovación para abordar clínica y socialmente el problema de la adicción a sustancias psicoactivas que se registra en esta ciudad.

Su diseño incluirá un despliegue de acciones complementarias que incluirán desde la prevención de las adicciones hasta la participación de la comunidad y las organizaciones no gubernamentales en la reinserción social, haciendo hincapié en la incorporación educativa y/o laboral.

Asimismo, los responsables de Milagro quieren también impulsar la capacitación y mejora continua de sus profesionales, para lo que contarán con la Escuela SAMU y su cualificada oferta formativa en todos los ámbitos de la gestión sanitaria.

Milagro, también conocida como San Francisco de Milagro, es una ciudad ecuatoriana y cabecera cantonal del Cantón Milagro. Con casi 200.000 habitantes, es una de las ciudades más grandes y pobladas de la Provincia del Guayas.

Pedro Javier Espinosa y su guitarra: maneras de vivir

“Quiero dar ánimo a las personas con discapacidad que tengan una pasión como la tengo yo. Quiero que sepan que se puede seguir disfrutando y aprendiendo de lo que les gusta, en mi caso, de la guitarra eléctrica, y que te puede ayudar a superar muchas cosas”.

Conocer a Pedro Javier Espinosa significa ser consciente de las diferentes rutas que se pueden tomar a lo largo de la vida y que, en ocasiones, elegimos un camino lleno de malas decisiones y actitudes que traen consecuencias no gratas. Esto le sucedió a nuestro entrevistado. Él mismo nos lo cuenta, al igual que su pasión por la guitarra eléctrica.

Pedro Javier Espinosa es una persona con una gran capacidad para la superación de las dificultades y para la música. Un periodo oscuro de su vida lleno de excesos y de consumo de tóxicos llevó a Pedro a un mal estado de salud con grandes consecuencias como la amputación de su pierna izquierda y a una gran descompensación a nivel psicopatológico.

En estas pésimas condiciones tanto físicas como psíquicas llegó a la Residencia Santa Ana, en Sevilla. En esos momentos, cuando su mundo se desmoronaba, Pedro encontró en la guitarra un refugio. “Es donde paso horas y horas, concentrado en los acordes, y no pienso en nada más”.

Pedro siempre ha tenido pasión por la música y la guitarra eléctrica. “Desde los 13 años escucho grupos heavy y de la movida madrileña. Tocaba en casa con un amigo hasta que ingresé en un hospital durante dos años y medio. En esos años perdí el interés por todo, incluido por la música y mi guitarra”.

Sin embargo, sin saberlo, esta gran afición se convirtió en su mejor recuperación tanto a nivel físico como emocional. Pedro comenta: “Aparte de recuperar la movilidad de los dedos, la mente es muy importante, y la guitarra me ha ayudado a mejorar la atención, tener la mente ocupada en algo que me gusta y con una actitud positiva, estar relajado no pensar en cosas que me estresen sino sólo pensar en hacer bien las escalas y que mi música suene cada vez mejor”.

Ahora, Pedro es una persona que respeta las normas del centro, participa en los diferentes talleres con interés, se relaciona de forma asertiva con sus compañeros y trabajadores y dedica su tiempo de ocio a seguir disfrutando de la música que le apasiona y practicando con la guitarra eléctrica. “Aprendo por mí mismo, soy autodidacta, uso los vídeos de internet (tutoriales) que me enseñan los acordes y escucho cómo suenan las notas. Después repito una y otra vez todo el tiempo que puedo dedicarle. Al principio tenía los dedos deformados y me costaba mucho trabajo poner correctamente las escalas, pero con la práctica y muchas horas diarias he logrado mejorar la movilidad de mis dedos. Ahora me salen mucho mejor las escalas y el sonido, y eso me hace sentirme muy bien, feliz”.

Pedro nos cuenta cómo este año de pandemia ha sido muy duro. No sólo para él, sino para todos sus compañeros. También expresa las ganas que tiene de que vuelva la cultura a revivir y que vuelvan a organizarse conciertos con normalidad. “Me encantaría poder volver a ver en concierto a U.D.O. o Accept. Son grupos que escuchaba cuando era joven y aún los sigo. Son los más molones que he oído y su música no me cansa nunca. Toco algunas partes de sus canciones y me encanta”.

La Residencia Santa Ana y sus profesionales le proporcionan a Pedro esa estabilidad y bienestar que necesita para seguir disfrutando, no solo de su pasión, sino también de la vida.

Por Susana Carrera Palacios / Residencia Santa Ana (Sevilla)

La gestión del tiempo libre en SAMU Motril

Son varios los estudios psicosociales que demuestran que una mala gestión del ocio y el tiempo libre en la adolescencia puede aumentar aspectos negativos como la irritabilidad, la ansiedad y la depresión. Además, un uso inadecuado del tiempo libre puede derivar en aislamiento social en la adultez. Por todo ello, desde el Centro de Orientación Laboral e Inserción Sociolaboral (COISL) SAMU Motril, trabajamos entendiendo que una buena gestión y programación del ocio de nuestros menores aumentará su calidad de vida y sus posibilidades de integración en el país de acogida.

En nuestro recurso contamos con una programación anual de ocio que persigue mejorar la calidad de vida de nuestros menores, facilitar su desarrollo y mejorar su salud mental. Esta programación se lleva a cabo todos los fines de semana del año, que es cuando los menores cuentan con tiempo libre, y días conmemorativos como el Día de la Paz o de Andalucía.

Las actividades que se desarrollan están divididas en seis bloques: educación ambiental, actividades deportivas, ocio en la ciudad, arte, actividades culturales y ocio en casa. Aunque todas las actividades tienen un carácter de entretenimiento, no se pierde de vista la parte educativa.

Mediante estas actividades se desarrollan sinergias positivas tanto individuales como de grupo. Así, se favorecen aspectos como la autoestima, la participación, la motivación, la resolución de conflictos, habilidades sociales, dinamización de grupos y la mejora de hábitos de vida y salud. Además, todas ellas promueven el conocimiento de la cultura del país de acogida y una mayor integración comunitaria.

El COISL SAMU Motril cuenta con una ubicación privilegiada para el desarrollo de estas actividades, pudiendo hacer uso de todos los recursos que la ciudad de Motril ofrece y teniendo buena ubicación para poder desplazarnos a ciudades adyacentes donde la oferta puede ser más diversa. Este hecho se ve reflejado en la cantidad de salidas de diferente índole que han realizado los residentes del recurso en lo que va de año, habiendo visitado Granada, Salobreña, Torrenueva, algunos pueblos de la Alpujarra y la zona metropolitana de Granada. A lo largo del año hemos tenido la oportunidad de visitar la Alhambra, conocer varios museos de la zona de Motril y realizar rutas en la naturaleza.

Por otra parte, como se recoge en el Proyecto Educativo Individualizado (PEI) de cada menor y con el fin de dar una atención basada en el acompañamiento, también trabajamos el ocio de manera concreta con cada chico, usando las tutorías individualizadas como herramienta para conocer sus inquietudes y motivaciones.

Cuando algún chico demanda una actividad concreta se le facilita y acompaña para que pueda realizarla dentro de su tiempo libre. Entre las actividades que nuestros chicos están realizando podemos encontrar Crossfit, atletismo o fútbol. Éstas permiten a los menores establecer nuevos contactos dentro de la ciudad e ir conociendo a diferentes personas que les ayuden a desarrollarse de cara a su futura emancipación. Del mismo modo, nos sirve como herramienta para que trabajen el compromiso y la organización del tiempo, ya que estas actividades nunca pueden ocupar el tiempo de las actividades formativas o laborales.

Por otra parte, tenemos presentes las etapas vacacionales y periodos no lectivos cuando las actividades de ocio tienen aún más protagonismo e importancia, siendo, en la etapa veraniega, más abundantes. A lo largo de este verano, los residentes del recurso han visitado diferentes playas, realizado talleres deportivos y actividades de ocio bastante variadas, pero hay que destacar la acampada realizada en las últimas semanas de agosto.

Durante el desarrollo de esta actividad, pudimos visitar el pantano de los Bermejales y convivir durante una noche en un centro de acampada de los Scout de Granada. Los menores del recurso pudieron disfrutar de actividades acuáticas y de una jornada de convivencia bastante gratificante para ellos.

Haciendo una valoración general de la gestión del ocio y tiempo libre en el COISL SAMU Motril, podemos decir que el resultado ha sido gratificante y, aunque es complejo evaluar con datos cuantitativos el impacto positivo en los chicos, puede observarse una clara mejoría en las relaciones grupales, gestión del tiempo libre y hábitos de vida saludables.

Autor: COISL SAMU MOTRIL

El verano en ISL Dúrcal: formación y diversión

Desde ISL SAMU Dúrcal estamos muy orgullosos de todos nuestros menores, pero en especial de aquellos que durante el periodo vacacional han demostrando su interés por progresar en el ámbito formativo-laboral a través de prácticas formativas. Estas prácticas han sido asignadas según el nivel formativo y los intereses de cada uno de los jóvenes, favoreciendo así su motivación.

En total han sido seis los chicos que han realizado prácticas profesionales como reparación de vehículos en un taller automovilístico, mantenimiento de las instalaciones del polideportivo de Padul, vigilancia acuática en la piscina municipal, diseño y corte de cabello en un salón de belleza y, por último, ayudante de cocina.

El objetivo de estas prácticas es que los menores vayan adquiriendo nuevos conocimientos y competencias, lo cual podría abrirles las puertas al mundo laboral en un futuro no muy lejano. Las empresas que han participado en este programa de prácticas se han mostrado muy satisfechas con el trabajo de estos chicos, los cuales han demostrado una actitud proactiva ante el trabajo.

El resto de menores del centro han realizado talleres de refuerzo educativo, haciendo hincapié en mejorar la lectura comprensiva, la escritura, la expresión oral y las nociones de matemáticas, con el fin de que inicien el nuevo curso escolar con bases académicas sólidas.

Pero como no todo es estudiar y trabajar, en ISL Dúrcal hemos aprovechado también el verano para que nuestros chicos disfruten de salidas a la playa, excursiones a parajes naturales, campeonatos de fútbol, torneo de bolos y baños refrescantes en la piscina municipal de Padul.

Por Mª Jesús Padial Pérez. Auxiliar Técnico Educativo de ISL SAMU Dúrcal

Ayuda más allá de cualquier frontera

El 14 de enero del 2010, un terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter arrasó el país caribeño de Haití. Fueron 36 segundos letales que provocaron más de 200.000 muertos y aproximadamente 1,5 millones de personas afectadas. Inmediatamente, tras conocerse la noticia, SAMU convocó un gabinete de crisis para acudir al auxilio de los damnificados.

Haití se convirtió de este modo en la primera misión humanitaria en la historia de SAMU. Desde entonces, la organización ha participado en 11 misiones humanitarias, 10 de ellas internacionales. La última fue en junio de 2021, cuando un grupo de 20 profesionales de SAMU viajaron a Costa Rica para apoyar a los sanitarios locales ante la incesante expansión del Covid-19.

Haití fue una de las misiones más largas emprendidas por SAMU, sólo superada por la misión en Filipinas, en 2013. En total, cinco contingentes diferentes formados por 45 personas (11 médicos, 25 enfermeros, 3 arquitectos, un psicólogo, un farmacéutico y una persona de logística) viajaron hasta el país caribeño. La misión arrancó el 14 de enero de 2010 con la creación de una comisión aposentadora y finalizó el 16 de abril de ese mismo año, con la llegada del quinto contingente a España, tres meses en total. SAMU se centró principalmente en atender a la población de Jimani y Puerto Príncipe. En total se asistieron a 9.973 personas.

En esta primera misión, SAMU contó con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, BUSF (Bomberos Unidos Sin Fronteras), Farmamundi y Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo).

Un año después de Haití, SAMU actuó en Lorca (Murcia), donde la tarde del 11 de mayo de 2011 se produjo un terremoto de magnitud 5,1 que tuvo múltiples réplicas (131). Este sismo ocasionó 9 muertos y más de 300 heridos.

Dos días después del terremoto, SAMU recibió por parte del teniente coronel del EMAT (Escalones Médicos Avanzados de Tierra) del ejército de Tierra Félix Conde la solicitud de una célula de refuerzo de personal sanitario para asistir a las víctimas del terremoto. SAMU respondió a esta solicitud enviando cinco enfermeros y a un médico. Este personal se incorporó a las órdenes del teniente coronel, bajo los auspicios del Escalón Médico Avanzado, el día 13 de Mayo y permanecieron en el lugar hasta el 20 de Mayo del 2011.

La siguiente misión humanitaria de SAMU no llegó hasta 2013: Filipinas. El 7 de noviembre de 2013 el tifón Haiyan (también conocido como Yolanda) azotó la isla de Bantayan, causando muertes y dejando la isla devastada a su paso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 16 millones de personas sufrieron las consecuencias de este fenómeno a su paso por las islas del archipiélago de Filipinas.

Esta es la misión más larga que ha experimentado SAMU. En ella participaron 27 personas divididas en cinco contingentes. La misión duró cinco meses, del 15 de noviembre de 2013 al 25 de abril de 2014. Durante la estancia de SAMU en Filipinas se realizaron múltiples misiones sanitarias tanto en bases temporales como con equipos itinerantes, y se realizaron colaboraciones con otras organizaciones presentes en la zona en el reparto de alimentos y gestiones logística así como acciones de formación en materia sanitaria dirigido a la población local.

La misión arrancó en el norte de la Isla de Cebú y se acudió a más de 30 poblaciones distintas. En total se asistieron a más de 7.300 personas.

En 2015, SAMU participó en dos misiones humanitarias, Katmandú (Nepal) y Calais (Francia), ambas en colaboración con la Fundación británica Bridge 2.

Tras el grave terremoto de Nepal en abril de 2015, Fundación SAMU envió a un grupo de profesionales y alumnos de Escuela SAMU para atender a la población afectada. Esta intervención fue posible gracias a la colaboración de Obra Social La Caixa, Rotary Internacional, Menarini Responsable, Universidad de Sevilla, Instituto Municipal de Deportes de Sevilla y el Colegio Rural Agrupado El Carracillo de Segovia, así como a infinidad de personas que a título individual hicieron llegar a SAMU recursos para poder atender a la población nepalí.
Una vez en la zona, el equipo de Fundación SAMU se fusionó con voluntarios de la organización Bridge 2 Nepal, especializada en el reparto de víveres, kits de higiene y primeros auxilios. Esta colaboración reforzó las capacidades de ambas instituciones para mayor eficiencia de esta misión.

Ese mismo año, en noviembre, otro equipo de SAMU actuó en el campamento de refugiados de Calais, en el norte de Francia, bautizado como La Jungla. Aquí malvivían más de 6.000 inmigrantes a la espera de poder cruzar de manera irregular el Canal de la Mancha hasta Reino Unido ante la grave crisis migratoria.

En 2016 también se desarrollaron dos misiones de cooperación médica, ambas en Marruecos: El Aaiún y Tan-Tan. Entre los objetivos de estas dos acciones destacaban la formación a sanitarios locales en cirugía laparoscópica y en atención prehospitalaria, reforzar las relaciones con instituciones locales privadas y públicas del ámbito de la salud, talleres formativos dirigidos a la población y la atención sanitaria.

Con estas misiones, especialmente la de El Aaiún, existía el objetivo de explorar las posibilidades de implantación de un programa de urgencias y emergencias dentro del programa de salud del Reino de Marruecos. Estas acciones permitieron la apertura en 2017 de una base de emergencias en Tánger gestionada por SAMU, que se consolidó con la celebración de dos caravanas escolares solidarias en el norte de Marruecos en 2019.

En 2020, SAMU llevó a cabo dos misiones humanitaria: El Salvador y Honduras. En la primera de ellas, SAMU respondió en agosto a la solicitud de ayuda por parte del Gobierno salvadoreño ante el aumento de contagios en plena pandemia mundial de Covid-19. La misión marcó un hito por su repercusión mediática e institucional en ambos países. Ese mismo año, en diciembre, un equipo de SAMU acudió a Honduras para dar respuesta a las necesidades de la población tras el paso de dos fuertes huracanes.

Costa Rica ha sido la última misión humanitaria llevada a cabo por SAMU hasta el momento. En junio de 2021, una veintena de enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias acudieron al país centroamericano para apoyar a los sanitarios locales ante la incesante expansión del Covid-19. SAMU estuvo trabajando durante más de tres semanas en dos hospitales de campañas levantados en las inmediaciones del Hospital de San Vicente de Paúl de Heredia.

Área de Discapacidad de SAMU: La conquista de la autonomía

En 2005, SAMU abrió la residencia de mayores San Isidoro en el centro de Sevilla. Hasta el momento, la labor de la organización se centraba en servicios y formación en el ámbito de las emergencias. Con esta residencia de mayores, ya extinta, SAMU daba su primer paso en el campo de la acción social. Tres años después de esta experiencia, en 2008, SAMU tendió su mano a las personas con discapacidad y abrió dos nuevos recursos: la Unidad de Estancia Diurna San Lucas y la Residencia Santa Ana, ambas en Sevilla capital.

“La residencia de personas gravemente afectadas Santa Ana, con capacidad para 36 personas, nace porque SAMU le propone a la Administración andaluza crear un servicio que atienda a personas con daño cerebral sobrevenido, ya que no había ningún servicio en la región que atendiera a las personas con necesidades derivadas de su situación”, explica María José Tinoco, directora del área de Discapacidad de SAMU. Algo similar ocurrió con la UED San Lucas, con 41 plazas. “Este recurso nació porque no había un servicio que apoyara a las familias en el día a día, atendiendo a las personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta sin necesidad de una institucionalización. Así, permanecen en el domicilio y pueden contar con la reeducación profesional a las personas usuarias y la orientación profesional a las familias”.

SAMU, a través de su Fundación, continuó creciendo y en 2010 abrió sus puertas la Residencia San Sebastián, en Cantillana (Sevilla), con capacidad para 60 personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta. “Este recurso residencial se distingue de los demás porque es temporal. El objetivo es estabilizar a la persona, proveerla de las herramientas personales necesarias para que pueda convivir en un contexto normalizado (domicilio, otra residencia, unidad de día…). Hasta que esta situación no se da, no disponen del alta terapéutica. Cuando llega ese momento, es cuando se ve el sentido del trabajo de los profesionales. Esto supone una gran satisfacción para el equipo”, apunta Tinoco.

En un afán de crecimiento y de apertura de fronteras, llegan a SAMU a través de licitaciones administrativas públicas tres nuevos proyectos. Así, en 2015, se pone en marcha en Gijón (Asturias) el proyecto de viviendas tuteladas El Alfar, dos pisos destinados a 10 personas con discapacidad intelectual leve que solo necesitan una supervisión para el desarrollo de las actividades de la vida diaria, así como la ejecución de actividades fuera del domicilio buscando su inclusión en la comunidad.

La inclusión como prioridad

Ese mismo año abrió también la Residencia Santa Teresa, en Villafranca de los Caballeros (Toledo), un recurso con 34 plazas que ofrece los apoyos necesarios para que las personas con discapacidad intelectual sean lo más autónomas posible. Uno de los mayores logros relacionados con la inclusión fue cuando tres de los residentes de este recurso se convirtieron en los primeros miembros de Protección Civil con discapacidad de Castilla La Mancha. La vida en la localidad se ha transformando, siendo un pueblo donde la inclusión es una prioridad. El propio alcalde de Villafranca de los Caballeros ha llegado a decir: “Este pueblo es mejor desde que los residentes del centro Santa Teresa están junto a nosotros”.

A principios de 2020, SAMU dio un paso más con el centro de atención a personas con discapacidad física grave El Sauzal, que atiende a 37 personas en régimen residencial y a 19 en régimen de unidad de día. Con El Sauzal, Fundación SAMU incorporó su primer centro dirigido a personas con discapacidad física.

“SAMU es una entidad valiente, que le gusta afrontar retos y atender aquellas situaciones que requieren de una madera especial en los profesionales que se dedican a ello. Es una organización que ve la necesidad de las personas y la ocasión de atenderlas. Es una entidad que sirve a las personas”, explica María José Tinoco.

“Desde el inicio de la atención sociosanitaria en SAMU, los equipos profesionales han sabido crecer, unas veces equivocándose, y muchas otras aumentando sus conocimientos a través de la formación. Los equipos del área de Discapacidad son equipos maduros, asentados, con buenos procedimientos, motivados y conocedores de la importancia de su quehacer diario. Han desarrollado competencias adaptadas a las necesidades de los colectivos que atienden y han perfeccionado sus métodos y protocolos. Han sabido mejorar la profesionalización de su atención”, apunta Tinoco.

El respeto como base

“La relación con personas que presentan algún tipo de discapacidad es más fácil cuanto más respetuosos seamos con ellas, entendamos sus necesidades y deseos personales. Los tratamos como iguales y reconocemos los derechos que le asisten como personas y ciudadanos. Aunque el equipo vaya a trabajar a ‘su puesto de trabajo’, en realidad el equipo se traslada a la ‘casa de las personas usuarias’ para ayudarles a ser más autónomos, a tener una vida digna y merecedora del respeto de todas las personas”, continua María José Tinoco.

“Todo ello puede verse dificultado si la discapacidad es principalmente física, y cognitivamente procesan todo lo que ocurre a su alrededor, siendo más sensibles a las relaciones establecidas y pudiendo exigir en pleno uso de sus facultades mentales cualquier cuestión relacionada con su atención”, relata.

En los centros de Fundación SAMU especializados en la atención a personas con discapacidad física o intelectual trabajan 233 profesionales y por ellos han pasado desde 2008 531 usuarios.

En este tiempo, esta gran familia ha sufrido la pérdida de 42 de sus miembros, dos de ellos por coronavirus. Muchos de ellos han dejado un enorme vacío. Es el caso de José Manuel Martín García, más conocido como ‘Chiquito’, el residente más carismático y querido de la Residencia San Sebastián. Cuando ingresó era muy agresivo, incluso se llegó a escapar del centro en varias ocasiones. Sin embargo, su actitud cambió y se convirtió en un gran apoyo tanto para trabajadores como para usuarios. “Siempre decía que nosotros éramos su familia”, apuntan desde el recurso de Cantillana.

En Santa Ana tampoco olvidan a Manuel Mata Luque, y en Gijón a Enrique Busto Álvarez, víctima del Covid. También ha habido grandes trabajadores que han dejado una gran huella, como Paulino Caro Suárez (Residencia de Santa Ana); Jacobo, técnico en emergencias sanitarias y celador en la Residencia San Sebastián; y Manuel Hidalgo Heredia, conductor del autobús de SAMU durante 10 años y muy vinculado a la UED San Lucas.