Yassine, un artista en el centro de menores de El Bosque

El artista de El Bosque. Así es como, desde su llegada al ARB El Bosque, llamamos con cariño a Yassine G., un menor procedente de Castillejo muy creativo y con cualidades para la pintura que llegó a España de manera un tanto inusual. Fue de los pocos que logran trepar por los cabos de amarre de un ferry para subir como polizones. Él relata su dramática aventura de la mejor manera que conoce, a través del dibujo: cómo, tras subir al barco, logró esconderse en uno de los botes salvavidas para llegar finalmente a su destino y bajar de la embarcación como si de un tripulante más se tratase.

Yassine G. comenzó a pintar a los ocho años en su colegio. Él mismo recuerda con orgullo el dibujo que realizó en el techo de una de las clases de su escuela en Marruecos. A los diez años dejó la escuela y la pintura para dedicarse a estudiar cómo llegar a España de la manera más económica y segura posible. Tramitó el pasaporte para pasar la frontera de Ceuta. Allí pasó 25 días interno en el centro de menores hasta que consiguió llevar a cabo el plan que con tanta meticulosidad había planeado.

Desde el equipo educativo del Residencial Básico El Bosque nos fuimos percatando de la habilidad artística del chico a través de los dibujos que realizaba en los talleres impartidos en el centro, aunque también nos lo habían advertido desde su anterior residencia en Bornos. Por eso comenzamos a animarle para que volviera a pintar y así lo hizo, tal y como se puede comprobar en las imágenes que ilustran este reportaje.

Nos parece interesante destacar que la esencia de una persona creativa es la singularidad de sus ideas y, por supuesto, su conducta. La personalidad de Yassine es cuanto menos singular. Además de ser muy independiente, ordenado y con un estilo muy propio, sabe sacar lo mejor de él a través de la pintura. Su hermano mayor (Yassine es el cuarto de ocho hermanos) nos confirma que desde siempre ha destacado por su ingenio y habilidad para construir cosas.

Con Yassine G. el equipo educativo tiene un gran trabajo que realizar. Debemos incentivar este área para trasformar y materializar la creatividad en un logro real. Es uno de nuestros objetivos para con el menor.
El primer mural pintado por Yassine fue un mapamundi que representa sus ganas de “comerse el mundo” haciendo lo que más le apasiona, relajarse y evadirse a través de la pintura.

Autora: Macarena Coronil. ARB El Bosque

Un afán insuperable de aprender y trabajar

Tres jóvenes, tres historias, tres sueños y una meta común. Una meta que sólo es posible alcanzar con esfuerzo, con perseverancia, con espíritu colaborador y con afán de aprender y superarse cada día. Ese objetivo vital no es otro que lograr una inserción laboral que les permita su completa autonomía y emancipación.

Hace ya casi un año que estos tres menores, Mohamed F., Abdolay N. y Aboubakar K. llegaron al centro SAMU de estudio y diagnóstico Cortijo, en Jimena (Cádiz). Guinea es el país de origen de Mohamed y Abdolay. Desde Costa de Marfil llegó Aboubakar Keita. Para ellos, llegar a España no fue un camino de rosas. Fue una larga y dura travesía en la que pasaron hambre, frío, soledad y miedo. Cruzaron países en conflicto, sin leyes laborales, en los que eran obligados a trabajar incontables horas al día por un ínfimo sueldo. Todo eso y más tuvieron que soportar para poder por fin conseguir llegar a Europa.

Desde su llegada al centro mostraron un gran interés por aprender y una motivación excepcional por dominar el idioma, esforzándose día a día por mejorar. También mostraron un trato amable y cariñoso, y un espíritu colaborador, educado y alegre. Son un ejemplo para todos los menores que conviven en el centro.

Si todo esfuerzo tiene su recompensa, estos menores se la han ganado. Desde agosto, Mohamed, Aboubbakar y Abdolay están realizando prácticas profesionales no remuneradas en tres empresas de la zona.

Los dos primeros realizan sus prácticas en dos talleres de automoción. Abdolay lo hace en el sector de hostelería, en un hotel en el pueblo. Los tres empresarios acogieron entusiasmados la iniciativa del Centro ED Cortijo para dar una oportunidad laboral a estos jóvenes.

Los menores realizan diferentes actividades, tanto teóricas como prácticas, permitiéndoles desarrollar laboralmente lo aprendido y brindándoles una magnífica oportunidad para su desarrollo personal. Ellos se muestran entusiasmados con sus progresos y, sobre todo, con el trato que reciben de sus compañeros. Se sienten parte del equipo.

Los empresarios colaboradores quisieron tener un gesto de agradecimiento con estos tres jóvenes que han mostrado compromiso, implicación y un afán insuperable de aprender y trabajar. Por ello, fueron invitados a disfrutar de un día en el circuito de karts de Tarifa. Acompañados por una trabajadora del centro, disfrutaron de una jornada inolvidable. Emocionaba ver la sonrisa que se dibujaba en sus caras.
Desde estas líneas, queremos mostrar el agradecimiento a los empresarios que de forma tan amable y generosa han dado esta oportunidad a tres de nuestros menores, impulsándoles en este gran paso en su camino a la emancipación.

Autor: AI Cortijo San Román

Dos jóvenes del centro Miguel de Mañara logran sacarse el título de ESO en un tiempo récord

Samuel y Bader llegaron al centro de menores Miguel de Mañara de Montequinto (Sevilla) en agosto de 2018 con un claro propósito: formarse y labrarse un futuro mejor. Así lo están haciendo, y ambos han logrado sacarse el título de Educación Secundaria Obligatoria en sólo un año. Bader, incluso, a sus 15 años, va un curso adelantado y ya ha comenzado un grado medio de Carrocería, mientras que Samuel, de 17 años, estudia un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas, ambos en Dos Hermanas.

Éste también ha sido un gran reto para el equipo de educadores de Miguel de Mañara, que ha ayudado a ambos chicos a obtener el título de ESO. “Su esfuerzo era muy grande. Por ello, se les ofreció una atención más profunda y se les dio la oportunidad de acudir a una academia con profesionales cualificados que les ayudaron en sus estudios”, explica Marina Duque, educadora de ARB Miguel de Mañara.

“La actitud de estos dos menores durante el curso ha sido brillante. Siempre tenían ganas de aprender y ponían todo su esfuerzo para poder estar al mismo nivel que sus compañeros de clase”.

Hemos conversado con ellos para conocer mejor su historia, sus motivaciones y sus objetivos.

Bader: “Mi sueño es ser un buen carrocero”

—¿Cómo era tu vida en tu país?
—Iba al colegio, hacia una vida normal. Vivía con mi familia, que era muy trabajadora. Cuando salí de Casablanca y decidí cruzar la frontera para emigrar a España empezaron los problemas. Estuve un año trabajando limpiando coches para poder sobrevivir e intenté varias veces meterme debajo de los camiones para venir, pero no pude. Varios compañeros y yo tuvimos la idea de comprar una patera para poder llegar a España. Vendimos nuestros móviles y recaudamos dinero trabajando. Yo puse 300 euros. Cada uno entrego el dinero que pudo.

—¿Cómo fue el viaje a España?
—Muy duro. Pasé mucho miedo. No sabía si iba a llegar a España, pues hay mucha gente que muere en el mar y yo podía ser uno de ellos. Salimos sin rumbo, ninguno sabíamos hacia dónde había que navegar. No sabíamos dónde estaba España y no tuvimos ninguna ayuda de aparatos electrónicos. Estuvimos perdidos hasta que vimos un barco de la policía marítima y le pedimos ayuda.

—¿Por qué quisiste sacarte el título de la ESO?
—Emigré a España para poder tener un futuro mejor, y para eso hay que estudiar y formarse. Mi sueño es ser un buen carrocero.

—Lo hiciste en tiempo récord, ¿te resultó muy difícil?
—Sí, me ha costado mucho trabajo y esfuerzo, sobre todo aprender en tan poco tiempo el idioma y poder aplicarlo en el instituto.

—¿Cuál ha sido tu asignatura favorita? ¿Y la que menos?
—Mi asignatura favorita ha sido matemáticas. La asignatura que menos me ha gustado ha sido lengua castellana.

—¿Cómo ha sido la convivencia?
—Los primeros días lo pasé muy mal, estaba solo porque no conocía a nadie, pero poco a poco hice muchos amigos y amigas. Los profesores me han apoyado y tratado muy bien.

—Ahora has entrado en un grado medio de carrocería. ¿Cuáles son tus objetivos?
—Desde chico me llaman mucho la atención los coches, siempre quería saber todo sobre ellos, cómo se montan, cómo se arreglan. Ahora quiero aprender todo sobre los coches y sacarme tanto este curso como el siguiente para obtener el título y poder ejercer esta profesión que tanto me gusta. Quiero llegar a ser uno de los mejores carroceros.

Samuel: “Quiero ayudar a mi familia”

—¿Por qué decidiste marcharte de Camerún y emigrar a España?
—Mi ciudad natal, Bamenda, está en guerra. Perdí a mi madre cuando ella tenía 40 años y a mi hermano pequeño, de 12. La guerra se ha llevado todas las oportunidades de tener una vida digna en mi país.

—¿Cómo fue el viaje?
—Bamenda tiene frontera con Nigeria. Una noche, los rebeldes provocaron mucho tumulto y la gente salió corriendo de sus casas. Yo aproveché la situación de caos y me subí a un coche junto a otras personas que huían hacia el país vecino. Allí pasé dos semanas, y luego viajé a Níger, donde estuve cuatro meses. Gracias a un traficante llegué a Argelia, donde pasé un año trabajando de albañil. Conseguí ahorrar dinero para viajar a Marruecos y, de ahí, a Tarifa.

—¿Por qué decidiste sacarte el título de la ESO?
—Uno de los objetivos cuando llegara a España era seguir estudiando y formándome. Sabía que con el título de ESO podría acceder a una formación profesional, y, más tarde, al mundo laboral.

—¿Te ha resultado difícil?
—Nada ha sido fácil, pero todo mi pasado y la muerte de mi madre y mi hermano me daban fuerza para seguir.

—¿Qué ha sido lo que más te ha gustado del instituto?
—Los ordenadores. En Camerún no teníamos salas de informática en la escuela. También me ha gustado mucho el esfuerzo que hacen los profesores para ayudar a sus alumnos, facilitándoles los recursos necesarios para que estudien en las mejores condiciones posibles.

—¿Qué vas a estudiar ahora?
—He entrado en un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas. Estoy muy ilusionado.

—¿Cuáles son tus objetivos?
—Hablando con mi familia por teléfono, siempre me preguntan que qué cosas importantes he conseguido. Sé muy bien que detrás hay muchas cosas ocultas y siento que ellos están esperando mucho de mí. Todo ello me lleva a pensar día y noche qué cosas todavía no he conseguido. Puedo decir que mi preocupación es seguir formándome en instalaciones eléctricas y automáticas y tener la oportunidad del dar el salto al mundo laboral. Poder trabajar con un contrato, labrarme un futuro y poder ayudar al resto de mi familia en el país de origen y a todos los que me han echado una mano para llegar hasta aquí.

 

Un paso más en el camino para Ismail y Salah

“Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Sólo da tu primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida que camines”. Martin Luther King.

El primer paso de Ismail y Salah fue superar el miedo a un futuro incierto y tomar la decisión de emprender un viaje hacia una nueva realidad, con la valentía de dejar atrás su mundo conocido, y cargados de esperanza por alcanzar sus objetivos.

Con 17 años de edad, ambos han dado muchos pasos hacia delante para materializar el sueño de labrarse un camino en España y ofrecer a sus familias los recursos de los que carecen en Marruecos, su país de origen.

Fue en el momento en el que su padre perdió su empleo como camarero cuando, a la edad de 15 años, Ismail decidió dejarlo todo y buscar un futuro mejor para él y su familia. “Somos seis hermanos y, como mi padre no tenía trabajo, en mi casa no había dinero. Mi abuelo nos cedió una parte de su terreno para cultivar, así que mi hermano mayor y yo empezamos a trabajar en el campo. Allí en Marruecos no hay nada, no hay oportunidades. La vida es muy dura”, relata este joven.

Huérfano de padre, la madre de Salah tuvo que sacarle a él y a su hermano adelante trabajando en una pequeña tienda que montó en su casa, en la pequeña ciudad de Beni Melal, en el centro de Marruecos, donde la vida, aunque tranquila, carece de oportunidades laborales. Es por ello que, desde los 13 años, Salah y su hermano comenzaron a trabajar junto a su primo como jardineros. “Quería una vida nueva y ayudar a mi familia. En mi país hay gente con mucho dinero y otros con muy poco. No veía salida quedándome allí”, relata Salah al responder sobre cómo surgió su idea de viajar a España.

Cinco meses después de llegar a nuestro centro de protección de menores ISL/ED Guadarranque a primeros de mayo de 2019, ninguno de estos dos jóvenes se arrepiente de la decisión tomada. Siguen mostrando a diario sus ganas de aprender y de continuar su andadura hacia un futuro mejor. Aunque no siempre ha sido un camino fácil. En ocasiones, la melancolía hace acto de presencia al acordarse de sus familias y de su tierra, pero ellos utilizan ese recuerdo como impulso para seguir adelante. “Me acuerdo mucho de mi familia, pero en España estoy bien; he encontrado gente buena que me ayuda. Aquí en España hay gente muy abierta”, comenta Ismail.

Muchas han sido las sesiones realizadas en el centro con los educadores, donde han trabajado la adquisición de habilidades sociales y personales que les permitan una mayor probabilidad de integración social y laboral en condiciones normalizadas en nuestra sociedad. El contexto socioeconómico de España, sumado al aumento de la competencia en la búsqueda de empleo, han convertido encontrar un puesto de trabajo una tarea ardua.

A ello debemos sumarle las dificultades a nivel documental con las que se encuentran estos menores, así como las barreras idiomáticas y la falta de formación que suelen darse en sus candidaturas para aspirar a un puesto de trabajo.

A pesar de los obstáculos, las ganas de seguir delante de Salah e Ismail y la apertura de muchos empresarios y empresarias del Campo de Gibraltar a ofrecer una oportunidad de aprendizaje en sus negocios han hecho posible que estos menores estén aprendiendo un oficio y adquiriendo valiosas habilidades para su futuro.

Desde septiembre, Salah e Ismail están realizando prácticas formativas como camarero y ayudante de cocina en un renombrado restaurante de la localidad gaditana de San Roque. Tendrán un periodo formativo máximo de tres meses.

“Estoy muy contento con las prácticas. Estamos aprendiendo muchas cosas: cómo preparar algunos platos, cómo poner bien una mesa y cómo se debe atender a un cliente”, dice Salah con una gran sonrisa.
“También estoy aprendiendo a llegar a tiempo a los sitios, a respetar a los jefes, a cumplir las normas, y estoy conociendo a mucha gente”. Así se siente Ismail, orgulloso de poder aprovechar esta oportunidad de aprendizaje.

No sólo se trata de adquirir aptitudes profesionales, sino también de la oportunidad que unas prácticas formativas les brindan a estos jóvenes de salir por un momento de la rutina del centro de menores y poder visualizar y aproximarse a ese objetivo tan ansiado: trabajar y ayudar a sus familias.

Tal es el compromiso mostrado por Salah e Ismail, y tan bueno el feedback recibido por parte de los dueños del restaurante acerca del comportamiento y actitud de ambos, que se han ganado la confianza de los responsables. Lo han hecho hasta el punto de tener la llave del local por si, ante cualquier imprevisto, tuvieran que ser ellos los encargados de abrir el restaurante.

Y caminando, siempre adelante, con una sonrisa en sus rostros y una palabra por bandera que ambos repiten mucho, “actitud”, Ismail y Salah van avanzando poco a poco en este camino incierto de la vida, descubriendo a cada paso nuevos retos que superar y que les aproximarán a su futuro soñado y que ya acarician con las yemas de sus dedos.

Autora: Paula Jiménez Maroño. Trabajadora Social – SAMU ISL/ED Guadarranque 

Abre en Tenerife SAMU Hogar San Lázaro

Fundación SAMU SAMU ha puesto en marcha SAMU Hogar San Lázaro, un centro situado en Santa Cruz de Tenerife que aplica un nuevo modelo asistencial para la salud mental, con el aval de SAMU y de SAMU Wellness. Este espacio tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental y sus familias por medio de una atención integral personalizada.

La residencia Hogar San Lázaro, situada en el barrio de Villa Ascensión, ha funcionado durante los últimos cinco años como centro destinado a las personas con discapacidad psíquica y bajo la gestión de una empresa familiar. Tras el cese de la actividad de la empresa, que dejó en situación complicada a los 16 residentes del centro, Fundación SAMU ha tomado la decisión de poner en marcha este proyecto con una nueva filosofía de trabajo.

SAMU Hogar San Lázaro adopta ahora la tipología de hogar funcional para el alojamiento de usuarios dependientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental, explica Maribel Álvarez Leiva, subdirectora de SAMU Wellness.

Su cartera de servicios está dirigida a usuarios de gran autonomía que precisan de ayuda, control y supervisión en el desarrollo de las actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, tratamiento y desarrollo personal) pero que no pueden ser atendidos por sus familias o tutores.
La estructura personal básica del nuevo centro consta de cuatro profesionales de atención directa y un encargado de la coordinación general y servicios generales. Tras la reforma acometida en octubre, este recurso ya está operativo.

El abismo de los 18

La indefensión (aprendida) es un estado psicológico que se manifiesta cuando una persona comienza a sentir que es incapaz de modificar alguna situación o estado mediante sus conductas. Nuestra conducta no influye en el resultado obtenido. Éste es el estado en el que se encuentran muchos jóvenes migrantes tutelados en la antesala de su mayoría de edad. Uno de los principales interrogantes el día de su 18 cumpleaños es: “¿y ahora qué?”.

En el tiempo que los menores permanecen acogidos en un centro, independientemente de la tipología de éste, interiorizan los objetivos mínimos e imprescindibles que deben conseguir para que su integración sea posible: el aprendizaje del idioma, recibir formación reglada y no reglada, la gestión de su documentación y la motivación por una inserción laboral temprana.

La mayoría de los jóvenes muestran una alta motivación y se esfuerza diariamente para conseguir cumplir el objetivo principal de su proyecto migratorio: la inserción laboral. Con apenas 16 ó 17 años deben tener claro su proyecto de vida, y trabajar para conseguirlo.

En este proceso cuentan con el amparo de la Ley de Protección a la Infancia, protección que prescribe el día que alcanzan su mayoría de edad. Para entonces, se espera que estos jóvenes hayan conseguido los mencionados objetivos que permitirán su integración.

En un contexto social general donde la edad de emancipación y la plena autonomía de la juventud se han visto retrasadas por diversos factores, fundamentalmente por las dificultades para conseguir un primer empleo y que éste sea capaz de dotar a la persona de manutención y vivienda, los jóvenes migrantes se enfrentan a una situación de gran dificultad tras abandonar el sistema de protección.

Cumplir 18 años no es un motivo de alegría para los jóvenes que, estando bajo la tutela de la Junta de Andalucía durante su minoría de edad, conocen los profundos cambios a los que se van a enfrentan a partir de este momento.

La indefensión aparece cuando uno de estos chicos se esfuerza al máximo para aprender el idioma, se forma, no sin dificultades —la mayoría no cuenta a su llegada con un nivel de formación adecuada a su edad—, aprovecha los recursos que les ofrecen las diferentes entidades trabajan con estos menores, y, a pesar de todo ello, no siente un mínimo de seguridad de que su buena actitud y esfuerzo le garantice la integración.

Ellos no tienen ningún poder de control sobre la gestión de su documentación, que, en algunos casos, se dilata tanto, que llegan a cumplir la mayoría de edad sin haber conseguido el pasaporte de su país de origen. Su educación depende de factores que van más allá de sus ganas de aprender y formarse.
Si bien es cierto que el trabajo y el esfuerzo constante conceden mejores resultados, la realidad de estos jóvenes es que para ellos su futuro no depende de una cuestión matemática, sino de la suerte.
Debes tener suerte y cumplir la mayoría de edad cuando haya plazas disponibles en un recurso de emancipación que te garantice la posibilidad de dar continuidad a tus logros.

Los principales factores que podrían explicar las dificultades en los procesos de transición son: bajos niveles académicos, abandono prematuro de los estudios, y falta de aspiraciones y expectativas.
En la inmensa mayoría de los casos estos jóvenes cuentan con pobres entornos sociales y escaso apoyo social. De un día para otro, se encuentran con una situación administrativa inestable y escasos recursos para afrontar la transición a una vida adulta, viviendo un estado de incertidumbre permanente.
No sólo se enfrentan a la falta de recursos, también a un cambio en el régimen jurídico que afectará a todos los ámbitos de su vida, pasando de la protección por su condición de menor, a la normativa de extranjería donde su condición migratoria pesa con toda su fuerza. Son, a su salida del sistema de protección, personas extranjeras a todos sus efectos.

Nos enfrentamos a una etapa complicada en la que deben seguir formándose, regularizar su situación administrativa, acceder a un empleo y mantenerlo (porque de ello va a depender su continuidad en el país), gestionar adecuadamente su economía, construir su red social de apoyo y construir una historia de vida en la que sepan combinar pasado y presente.

Urge la necesidad de buscar respuestas eficaces que garanticen el pleno desarrollo de la autonomía e inclusión en la transición a la vida adulta de estos jóvenes. Y urge la necesidad de habilitar más plazas en programas específicos orientados a jóvenes extutelados, donde puedan dar continuidad a sus proyectos y a sus sueños.

Autora: Siham Khalifa El Abdi – SAMU Dúrcal

RECEP Campo de Gibraltar: el primer abrazo

Nuestro centro de recepción del Campo de Gibraltar (RECEP) ha llegado en septiembre a la cifra de 3500 menores atendidos. Desde nuestra apertura en octubre de 2018, y sin haber llegado al año de actividad, este recurso se ha convertido en el primer apoyo de estas 3500 personas que llegan a nuestro país en precarias condiciones tanto de salud como psicológicas.

RECEP Campo de Gibraltar es el centro de referencia en la provincia de Cádiz. Desde allí se recibe a todos los menores extranjeros no acompañados (Menas) que entran en nuestras costas. Es el primer eslabón de todo el entramado de centros por el que un menor pasa desde su llegada hasta su salida del servicio de protección de menores, al cumplir la mayoría de edad.

Desde este centro se les ofrece una atención integral para cubrir todas sus necesidades, sobre todo médicas y psicológicas, que tienen al llegar a España, fruto de las condiciones de viaje con el que dan comienzo a su proyecto migratorio.

Desde el RECEP se les atiende con humanidad y dignidad para cubrir esas carencias físicas, psicológicas, emocionales, sociales, lingüísticas y culturales.

Para los responsables de este centro, es una satisfacción ver a menores que han llegado al centro y, tras pasar por el proceso de estudio y diagnóstico, actualmente se encuentran escolarizados en cursos de formación y son parte de los centros de inserción sociolaboral de la Fundación SAMU.

Fundación SAMU es líder en España en la atención de Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). En la actualidad gestionamos más de 30 centros en todo el país.

La Feria de la inclusión

Las Cabezas de San Juan (Sevilla) celebró su feria en la segunda semana de septiembre y, como cada año, los vecinos de este municipio se engalanaron para disfrutar de un espacio de encuentro, gastronomía, diversión y cultura.

El centro de estudio y diagnóstico Las Cabezas, gestionado por Fundación SAMU, se sumó a esta festividad e hizo partícipes a los menores que residen en este recurso. Durante el fin de semana, los menores visitaron la Feria, siempre bajo supervisión de los trabajadores de la Fundación SAMU. Además, se trasladó un poco de esa esencia ferial al propio centro, decorando zonas comunes y preparando música y comida propia de la fiesta.

Para los menores que visitaron el pueblo, en su mayoría procedentes de Marruecos, aunque también de otros países como Guinea, Bangladesh y Mali, fue un privilegio vivir estos días festivos. Pudieron disfrutar de las atracciones de la feria y de la alegría de los cabecenses en las distintas casetas del recinto.

Algunos de estos chicos llevan ya tiempo en el centro. Realizan salidas diarias por el pueblo y tienen amistades entre los vecinos de la localidad con las que pudieron compartir estas fiestas.

Los menores que no pudieron asistir al pueblo colaboraron en el diseño de los elementos decorativos del centro. Convirtieron el comedor en una auténtica caseta de feria. Fue en este espacio del centro donde se concentró la mayoría de las actividades de la fiesta, con bailes de sevillanas y la degustación de platos típicos. Todos estos platos fueron elaborados por el fantástico equipo de cocina del Catering Ilevel Media, empresa que colabora con la Fundación SAMU.

“La mayoría de estos chicos no han tenido una vida fácil. Algunos han crecido entre guerras. Otros, tuvieron que dejar sus estudios para trabajar y así ayudar a sus familias. Y eso sin contar con su travesía migratoria, que, en alguno de los casos, ha llegado a durar años, dejando atrás a familiares, amistades y su propia infancia. Cuando desde el equipo de SAMU Las Cabezas proponemos este tipo de acciones, tenemos dos objetivos claros. En primer lugar, una faceta lúdica y de diversión. Y, en segundo lugar, una faceta de aprendizaje social y personal, incentivando la participación de los diferentes recursos disponibles de la localidad”, explica Manuel Ramos, educador del Centro ED Las Cabezas de SAMU.

Este tipo de eventos son una parte muy importante dentro de los diferentes procesos migratorios de los menores. Sirven de nexo de unión en la intermediación de las costumbres y tradiciones propias y ajenas, y fomentan así la inclusión real de estos chicos y su adaptación al lugar de acogida.

Un artículo del Equipo educativo ED Las Cabezas

Del Parlamento al centro de menas

El centro de menores extranjeros no acompañados (menas) que gestiona Fundación SAMU en el sevillano barrio de la Macarena, ISL Polancos, recibió el 17 de septiembre a una comitiva muy especial: la formada por la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, Rocío Ruiz, los diputados de la comisión sobre políticas de protección de la Infancia del Parlamento andaluz, y el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu. En total, sumaban alrededor de 20 personas que recorrieron el edificio durante unas dos horas.

La visita estaba programada en la agenda del Parlamento con el objetivo de conocer más a fondo las instalaciones y el funcionamiento de este espacio. En esta “casa”, porque parece una casa familiar y funciona como tal, reside una veintena de jóvenes. Cuando, entrada la tarde, llegaron los políticos, ellos se distribuían en dos de sus clases cotidianas: la de español y la de orientación para la búsqueda de empleo.

Este edificio de acogida e integración para menas es de titularidad de la Junta de Andalucía y está gestionado por Fundación SAMU. La Administración organizó la visita de la comisión parlamentaria de Infancia para que los diputados de todo el arco político tuvieran la oportunidad de “superar el prejuicio de asociar inmigración con delincuencia” y cultivar “una política que no viva de los estereotipos”, en palabras de la consejera.

Ruiz se mostró encantada con el acondicionamiento de esta casa de tres plantas, con un gran salón central y azotea disfrutable, “que se podría haber alquilado y seguir ahondando en la turistificación de los barrios del centro” y, sin embargo, tiene “un uso social extraordinario”.

Tras un primer brote xenófobo de oposición a la apertura del centro, contrarrestado por una concentración solidaria de respaldo a los menas a la que acudieron unas 300 personas, la situación se ha normalizado por completo. Los jóvenes están perfectamente integrados en el barrio. No ha vuelto a haber protestas en contra. Los responsables del centro aseguran que no se ha registrado ninguna incidencia. Ninguna queja vecinal.

Los menores inmigrantes que viven en la Macarena, como en otros centros, no están en situación irregular, puesto que el sistema de protección de menores de la Junta de Andalucía no discrimina entre personas españolas y extranjeras: todos ellos son menores. Los menas están bajo tutela y amparo del Gobierno andaluz hasta los 18 años, aunque su situación al cumplir esa edad se complica, tal y como constataron los responsables de SAMU y de la propia Consejería.

Muchos de ellos aún no tienen documentación de sus países debido a que las dificultades burocráticas con los países de origen cada vez son mayores. En casos como el de Marruecos, se demoran hasta un año. La tramitación de documentos se ha ralentizado porque han proliferado las denuncias por falsificaciones (adultos que se hacen pasar por menores para evitar ser devueltos en caliente) y la verificación es más exhaustiva.

Carlos González de Escalada, director general de SAMU, que recibió a la comitiva parlamentaria, explicó que el gran reto en la tutela de estos jóvenes es conseguir su inserción laboral. “Su compromiso con el trabajo es extraordinario. Son extremadamente responsables porque no entienden su proyecto migratorio sin trabajar y generar recursos para enviar a sus hogares. Gestionamos muchos acuerdos con empresas para que puedan realizar prácticas, y quienes cuentan con ellos siempre están muy satisfechos. Están tan motivados que superan cualquier expectativa”, relató González de Escalada.

Hay trabas como el idioma o la carencia de vínculos familiares. “Tenemos que trabajar desde todos los ámbitos para crear una sociedad de acogida real”, coincidieron los presentes. El Defensor del Pueblo Andaluz se sumó a la convocatoria de la consejera y a esta reivindicación.

Maeztu avanzó que está promoviendo una iniciativa en defensa de la integración de los menas en un encuentro de los Defensores del Pueblo en todas las comunidades que se celebrará este mes. Buscará una declaración institucional consensuada que fije la responsabilidad de cada Administración en el asunto de los menores inmigrantes.

El número de ingresos de menores extranjeros no acompañados en el primer cuatrimestre de 2019 se ha incrementó en más de un 60% en relación al mismo periodo de 2018 (hasta 1.257). Entre enero de 2015 y mayo de 2019 han sido atendidos en la comunidad autónoma 15.693 menores, de los que solo 83 han tenido medidas judiciales de internamiento por comisión de algún delito, es decir, el 0,52%. En España hay más de 12.300 menas, según el Ministerio de Interior.

La tutela de los niños es de las comunidades, que no pueden impedir que los menores se desplacen de unas a otras o que abandonen España.

El centro de la Macarena gestionado por Fundación SAMU, con 25 plazas, forma parte de las nuevas 1.200 plazas habilitadas por la Junta para la atención de menores extranjeros no acompañados antes del verano.

El poder de un par de ‘derbukas’

Es fin de semana. La tarde se presenta fresca y tranquila en este pequeño y encantador pueblo de la Sierra de Aracena (Huelva). Los menores del ISL Corteconcepción (centro de inserción social y laboral) salen a pasear y a disfrutar de la calma que regala las calles de esta localidad, la cual les ha acogido con todo el respeto y familiaridad que se merecen nuestros chicos, esa familiaridad que les ayuda a acercarse, un poco más, a sus lugares de origen y les hace sentir menos lejos de sus familias y su cultura.

Para el desarrollo de las actividades del turno de tarde, una de las educadoras ha traído un par de derbukas, instrumento de percusión de origen árabe, usado en todo el Oriente Próximo y el Magreb. Para nuestra sorpresa, hay algunos chicos en el grupo que saben tocar con destreza este instrumento. Los menores comienzan a hacerlos sonar con timidez. El resto del grupo observa entusiasmado. Poco después, comienzan a relajarse y sentirse más confiados para expresar lo que sienten al escuchar los ritmos de su tierra. Finalmente, se da lo inevitable, la alegría de compartir: los chicos comienzan a bailar.

Desde una visión de intervención integradora y terapéutica, en el ISL Corteconcepción trabajamos con la firme convicción de que la música es un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje y movilización de nuestro menores. Usamos la música como una herramienta, un canal hacia la libertad y el empoderamiento que nuestros chicos necesitan, ahora más que nunca, por estar viviendo una situación personal complicada y muy dura al estar lejos de sus familiares y su cultura. Nuestro equipo educativo, tiene la firme convicción de que la música es un vehículo que ayuda a mejorar el estado de ánimo de los menores y la expresión de sentimientos, así como favorecer el desarrollo emocional y afectivo de nuestros chicos.

Música que sana, que cura, que une.

Autora: Aurora Carrasco. Jefa de Unidad ISL Corteconcepción (Huelva)