Sebastián Girón, psiquiatra: “Una buena vinculación afectiva confiere al niño capacidad de resiliencia”

Sebastián Girón es psiquiatra del Centro de Tratamiento Ambulatorio de Drogodependencias de Cádiz. Será uno de los ponentes destacados de la jornada científica sobre el apego y su trascendencia en el desarrollo emocional que organiza Fundación SAMU el 18 de octubre. Hablamos de una teoría desarrollada en la segunda mitad del siglo pasado a partir de los estudios de John Bowlby. Este psicoanalista inglés descubrió que el bienestar psicológico depende fundamentalmente del sentimiento de “sentirse seguro”. La conclusión era evidente: las relaciones tempranas y su “calidad” son determinantes para el desarrollo de la personalidad y de la salud mental. Mary Ainsworth amplió y perfeccionó estos conceptos a partir de diversos experimentos.

Girón explica por teléfono que Konrad Lorenz (premio nobel de Medicina en 1973) ya había descubierto ese vínculo animal con su célebre experimento con gansos: cogió unos huevos y fue el primer ser vivo que vieron las crías, que a partir de entonces le siguieron como si de su madre se tratara. “En los seres humanos ese vínculo tiene la función principal a nivel biológico de garantizar la supervivencia del individuo y la especie, y además sirve para establecer la relación afectiva con el cuidador”, explica Girón, antes de añadir que un apego seguro dará al niño (y al adulto, a largo plazo) la seguridad para afrontar mejor las dificultades que le presente la vida. Por el contrario, el apego inseguro les hará vulnerables al estrés y los traumas.

– ¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo del niño la creación de un vínculo afectivo y una situación de apego “sanos”?

– La relación de proximidad que tienen los bebés con sus cuidadores cubre una doble función: que el adulto esté cercano al bebé para protegerlo en caso de peligro y que el bebé, al ser adecuadamente protegido, se perciba a sí mismo como alguien valioso y perciba a los demás como personas que van a socorrerlo en caso de necesidad. Cuando estas funciones se desarrollan de forma apropiada, el bebé establece un vínculo afectivo, es decir, amoroso, con sus cuidadores. Esa relación primaria y nutricia es básica para el aprendizaje de la autorregulación de los estados emocionales, para el desarrollo cognitivo y para nuestra capacidad de vivir en sociedad. Un bebé que ha establecido una relación de apego segura con sus cuidadores está mejor dotado psicológica y emocionalmente para afrontar situaciones difíciles de la vida. Una buena vinculación afectiva confiere al niño capacidad de resiliencia.

No obstante, la vinculación de apego no depende sólo del bebé. Al principio de la vida dispone de muy pocas conductas de apego, conductas que atraen la atención y suscitan los cuidados maternales (el llanto primero, y luego la sonrisa) por lo que son los adultos que cuidan los que tienen activadas dichas conductas y se mantienen alertas y próximos al bebé. Es imprescindible que el cuidador sea sensible a las señales de necesidad de apego del bebé, sea empático, responda lo mas adecuadamente posible (pida ayuda si se siente incapaz de atender al bebé) y de forma consistente (que la mayor parte de las veces responda de una forma parecida en los momentos en que el niño se estrese).

– ¿Qué trastornos se desarrollan a partir de un apego inseguro?

-En los años 70 y 80 del pasado siglo, un grupo de investigadores liderado por una psicóloga norteamericana, Mary Ainsworth, estudió detenidamente las conductas de apego hacia sus padres de niños de entre uno y tres años en diferentes poblaciones. Sobre dos terceras partes de los niños evaluados exhibían conductas que podían considerarse como seguras, en tanto que el tercio restante, manifestaban conductas que fueron descritas como inseguras, divididas en tres categorías distintas. Niños que no manifestaban ninguna conducta de búsqueda de proximidad en situaciones de estrés; niños que exageraban conductas de búsqueda de proximidad, sobre todo a través del llanto y de rabietas inconsolables; y, por último, un pequeño grupo de niños cuyas conductas de búsqueda de proximidad no estaban organizadas en un patrón predecible de comportamiento. De estos niños que presentaban conductas de apego inseguro, lo que se sabe a día de hoy es que son especialmente vulnerables para afrontar situaciones difíciles de la vida y que algunos de ellos podrán desarrollar en la vida adulta trastornos de la personalidad. Especialmente los niños que presentan conductas de apego inseguro-desorganizado.

– ¿Existen los grupos de riesgo en este tipo de trastornos?

– Se han realizado estudios para conocer si el resultado final de cómo es un vínculo de apego está relacionado con lo congénito o con lo ambiental. Se sabe que hay niños de temperamento fácil y bebés de temperamento difícil. Es evidente que ese temperamento influye en el cuidador. Es mucho más fácil relacionarse con un bebé tranquilo que con uno difícil. Aunque un cuidador tenga buenas cualidades, si un bebé es difícil va a haber mas riesgo de que se pueda desarrollar un apego inseguro. Sin embargo, si cuidamos del cuidador (si se le da tiempo de “recreo” con respecto a los cuidados de estos niños), el riesgo de que se desarrolle un apego inseguro en el bebé disminuye considerablemente, ya que un cuidador “cuidado” es mas tolerante a las dificultades que pueda encontrarse con su bebé.

– ¿Hay una influencia de factores socioeconómicos o culturales?

– Cuando Mary Ainsworth y su equipo realizaron sus investigaciones lo hicieron con diferentes muestras poblacionales, en diferentes lugares del mundo y con distintos estratos sociales y económicos. Y los resultados eran similares en la distribución de proporciones de apegos seguros e inseguros. El estatus económico, por tanto, no es un factor que influya directamente en el tipo de apego. Sí lo es cualquier situación que estrese a los cuidadores y que no sea bien manejada por ellos (crisis de empleo, de economía doméstica, emigración, enfermedades crónicas, muertes prematuras de miembros de la familia, etc.).

– ¿Hay una mayor predisposición a desarrollar estos problemas en los padres que a su vez los han sufrido?

– Numerosos estudios realizados sobre la transmisión intergeneracional de los patrones de apego atestiguan que efectivamente hay una mayor predisposición a que los niños desarrollen un tipo de apego similar al que su cuidador principal tuvo en su infancia. Este conocimiento ha invitado a los investigadores a tratar de averiguar qué medidas se pueden tomar para prevenir esa transmisión intergeneracional.

– ¿Se puede realizar una intervención externa para mejorar el apego?

– Claro. En este sentido, el pionero nuevamente fue Bowlby, quien se dio cuenta en los años 40 del pasado siglo, de que dedicar atención terapéutica a madres que tenían hijos con patrones de apego inseguro se traducía en una mejoría en la conducta de los niños. Parece que la condición para que se pueda revertir el tipo de apego inseguro en un niño es el establecimiento de una relación fuerte, íntima, de calidad afectiva, con un adulto disponible, cálido, consistente y empático. Cualidades que deben tener educadores o monitores que trabaje con niños, así como los profesionales de la psicoterapia. Cuanto más dañado esté el vínculo de apego en un niño, mas complicado va a ser poder revertirlo.

– ¿Se presta atención a estas cuestiones en las fases prenatal o en las primeras fases de la crianza?

– Pienso que en estos casos es mucho más fácil prevenir que tratar (o curar). Sé que en los programas de preparación están incluidos como temas a tratar, pero imagino que dependerá de la importancia y del conocimiento que los profesionales tengan para impartir esta formación. Igualmente, en los programas postnatales (el niño sano), se pueden hacer intervenciones dirigidas a detectar posibles problemas de apego y a ayudar a los padres a mejorarlos o corregirlos. A mi juicio, ese es el contexto preventivo ideal.

Cada familia establece una relación afectiva que considera conveniente con el niño o niña. Esta dimensión tan íntima y personal, de espacio familiar inviolable (excepto en casos delictivos) puede también provocar que no se detecten pautas relacionales “insanas”.

– ¿Puede un educador corregir la relación afectiva establecida en una familia?

– Si no hay constancia de que se produzca un trato que pueda ser calificado como delictivo, no es posible una intervención si los padres no hacen ninguna demanda de ayuda u orientación. Y también es cierto que cada padre, como educador, establece prioridades o criterios educativos que pueden determinar cómo va a ser el futuro comportamiento del niño.

No obstante, yo subrayaría que la función educativa está relacionada, pero es distinta que la función de apego. Un niño que se está vinculando con un apego seguro con sus cuidadores, cuando empezamos el trabajo de educación (socializarlo a través de que interioricen normas) va a protestar cuando sea frustrado en algo, pero acabará asumiéndolo porque confía en que sus cuidadores lo que rechazan de él es una conducta inapropiada. Sin embargo, en un niño con un apego inseguro, el acto de reñirle puede conllevar que lo experimente como un daño añadido al que está sintiendo por esa falta de seguridad en su valía personal. En este caso la trascendencia psicológica del mismo acto de “reñir” o “corregir” al niño es completamente distinta.

Respetando las formas en que cada familia cree que debe educar, lo más importante para que el proceso de socialización sea exitoso, es que cuidemos de que el apego sea seguro. Para lo cual una buena preparación y formación en este tema de los agentes sociales que puedan detectar disfunciones del apego, así como la realización de actividades dirigidas a orientar y ayudar a los cuidadores podrían ser el mejor recurso para prevenir todos los trastornos relacionados con los apegos inseguros.

Sebastián Girón: el apego como vínculo afectivo

Paso a paso hacia una cultura innovadora en Grupo SAMU

Grupo SAMU ha puesto en marcha un departamento de Innovación con el objetivo de minimiza los puntos críticos de la organización utilizando propuestas innovadoras y lograr que la entidad se adapte a los cambios socio-económicos del momento, persiguiendo así su continuidad y excelencia.

Al frente de este nuevo proyecto, que nació el pasado mes de febrero, está Almudena Chávez, actual directora de la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, que cuenta con el apoyo durante esta primera fase de arranque de la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), una entidad que ayuda a empresas a rentabilizar su esfuerzo en I+D+i (Investigación + Desarrollo + innovación).

“La innovación es un engranaje motivador que evita el bloqueo institucional”, subraya Almudena Chávez. “Lo que queremos es crear una cultura innovadora y mejorar todos los servicios, productos y procesos de SAMU, así como fomentar y favorecer nuestra colaboración con otras asociaciones, como Cáritas o Médicos del Mundo, por ejemplo, y visionar más y mejor todas las actividades que se realizan en los diferentes centros y unidades de SAMU y Fundanción SAMU”.

Para conseguirlo, se ha elaborado un Plan Estratégico, que incluye tres grandes retos trasversales: la gestión del talento dentro de la organización, la gestión de la comunicación interna y la gestión del fomento. Dentro de este plan se incluyen más de 100 objetivos operativos con un plazo de ejecución de dos años. También está en marcha la elaboración de un Plan de Acción I+D+i.

A partir de septiembre, se constituirá un comité innovador formado por unas siete personas como máximo, que se renovará cada semestre y que tendrá como objetivo de aportar nuevas ideas al proyecto para liderar el futuro de la organización.

“Éste trabajo es duro y lento, pero con ganas se consigue”, Irene García, Responsable del Programa de Alta Intensidad de Motril

La educadora Irene García (Granada, 1977), licenciada en Psicología por la Universidad de Granada, es desde enero la responsable del programa de emancipación para jóvenes de 18 años sin recursos que SAMU gestiona en Motril.

—¿Desde cuándo está en funcionamiento el Programa de Alta Intensidad (PAI) en Motril (Granada)?

—Tal como lo conocemos hoy, desde el pasado mes de enero. El recurso ya funcionaba antes, pero hace seis meses, SAMU firmó un contrato con la Junta de Andalucía y el programa pasó a obtener subvención por parte del Fondo Social Europeo.

—¿Qué es exactamente un PAI?
—Es un programa de mayoría de edad o emancipación, dirigido a aquellos chicos y chicas que han estado tutelados y en centros de protección o de acogida de la Junta de Andalucía y que ya han cumplido los 18 años. Hay pocos recursos de este tipo y con pocas plazas, por eso sólo se deriva a los jóvenes que han tenido una trayectoria y una evolución positiva y que han demostrado un compromiso. Otro de los requisitos para acceder a este programa, de hecho el más importante de todos, es que estos chicos no cuenten con ningún tipo de apoyo social, familiar o económico. Es un recurso de emancipación para jóvenes que no tienen otro tipo de oportunidad.

—¿Ésta es la primera vez que trabaja con jóvenes?
—No, yo tengo un perfil de educadora, y antes de trabajar en SAMU estuve muchos años en un centro de internamiento de menores con medidas judiciales y un recurso social medio abierto dirigido a jóvenes también con medidas judiciales por violencia familiar.

—¿Cuántos jóvenes se benefician actualmente del PAI de Motril?
—El recurso tiene 4 plazas y estamos completos ahora mismo. Los cuatros chicos son extranjeros y estarán con nosotros aproximadamente un año.

—¿Cómo les ayudáis?
—Éste no es un piso tutelado, más bien es un piso de estudiantes. Les ayudamos a ser independientes y autónomos. Les acompañamos, les asesoramos y les hacemos un seguimiento. Les ayudamos a mejorar sus competencias laborales, a obtener una experiencia prelaboral y a contactar con empresas. El objetivo es ayudarles a buscar unas prácticas laborales en una empresa y que tengan posibilidad de quedarse luego, que no les mareen, prácticas con posibilidades reales de inserción laboral.

—¿Las dificultades a las que se enfrentan son mayores cuando se trata de jóvenes extranjeros?
—Sí, nos encontramos con más dificultades cuando son de otros países. Los trámites para legalizar su situación son lentos y pueden complicarse. A ellos les frustra mucho esto porque llegan a España con la idea de que aquí todo se consigue mucho más rápido. Y cuando pierden la paciencia, llega la frustración y la ira, aspectos que tenemos que trabajar con ellos. Hay que tener en cuenta que muchos ya vienen con experiencias muy duras a pesar de su juventud. El trabajo aquí es duro y lento pero con ganas se consigue.

—¿Qué supone para usted este trabajo?
—Es un reto, tocas muchos palos, muchas áreas y la evolución es lenta, pero cada pasito que consigues es una gran alegría. En este trabajo, con pequeños resultados que obtengas, consigues muchas cosas. La situación que viven estos jóvenes es muy dura y, por desgracia, la sociedad permanece de espalda a esta realidad.

—¿Cómo han evolucionado los cuatro jóvenes del PAI de Motril en estos seis meses?
—Estamos muy contentos con los resultados que hemos conseguido. Tres de ellos están haciendo prácticas laborales. Uno de ellos en un comercio familiar de tapicería y toldos, otro en un almacén hortofrutícola, y el tercero en la hostelería. El cuarto chico está estudiando el grado de Técnico en Emergencias Sanitarias. Son muy responsables y estamos muy orgullosos de ellos.

Idilio Escénico: Sin barreras sobre el escenario

Alba Garrido Gata llegó hace poco más de un año a la residencia San Sebastián, en Cantillana (Sevilla), especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta. Maestra de profesión y formada en danza y expresión corporal, no dudó en aceptar nada más llegar un importante reto: crear una compañía de teatro entre los residentes del centro.

Tras un año de duro trabajo, montaje, muchas repeticiones para que los actores memorizaran sus movimientos y posiciones en el escenario, de nuevas incorporaciones y bajas inesperadas, de tardes buenas pero también malas, la compañía Idilio Escénico debutó con la obra Sinergia en la Casa de la Cultura de Cantillana, a final de año, con motivo del Día de la Discapacidad. El debut fue un gran éxito. A partir de entonces no han cesado de representar la obra en diferentes sitios como La Rinconada, ante los alumnos del CEIP Aníbal González, en Sevilla, en el IES Curro Jiménez o en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, entre otros lugares.

_MG_4701

Hoy es un día especial, no es un ensayo cualquiera, tienen público, una periodista y una fotógrafa, pero la cámara no les intimida. Están nerviosos, se nota en sus risas, pero en el momento que suena la música, todos se meten en su papel. “¿Empiezo ya?”, pregunta Manuel Silva, el primer actor en aparecer en escena con un libro en la mano. “Cuando empiece la música”, le indica Alba Garrido.
Hoy son ocho actores en el ensayo, pero el grupo lo forman 10. “Hay dos actrices que no han podido venir porque no tienen un día bueno”, explica la directora de la compañía. “Uno de los retos que tenía era montar una obra donde si faltaba alguien no nos viéramos obligados a suspender, una obra que se pueda representar con cinco, siete o diez personas sin que se vea afectada”.

Durante la representación, Antonio, Isidoro, Chiquito, Salvador, Fernando, José Antonio y Manuel se despojan de sus defectos y todos los aspectos negativos de su persona. “Agresivo”, grita Chiquito. “Mentiroso”, continúa Isidoro. “Sacamos todo lo malo que tenemos dentro”, explica Antonio Romero una vez finalizada la obra.

“La evolución ha sido muy grande y sorprendente. No actúan, son ellos mismos, así de expresivos, no exageran, todo lo que se ve es verdad”, indica Garrido. “Creo que ahora es cuando están disfrutando de verdad de la obra porque los pasos ya les salen solos, no tienen que pensar, tienen los movimientos interiorizados”.

_MG_4866

Para todos ésta es la primera vez que hacen teatro, excepto Fernando. “Yo sí había hecho antes teatro, cuando estuve en Proyecto Hombre. Me ayuda a perder la vergüenza y la timidez”, asegura. “Cuando me pongo nervioso pienso que no hay nadie delante, que estoy solo”, añade Chiquito.

La sala de ensayo es pequeña y deciden volver a repetir la obra en el jardín de la residencia. “Os habéis colocado al revés. Isidoro, tú vas en el otro lado”, indica Alba Garrido, que da las últimas instrucciones antes de comenzar de nuevo la representación. “A veces, cuando cambia el escenario, se despistan un poco porque pierden sus referencias, pero es normal. Por lo general, se adaptan muy bien a todos los escenarios, pequeños y grandes”, afirma la directora de la compañía. “Están muy ilusionados con esta actividad y no siempre todos pueden ir a las representaciones. En la furgoneta sólo caben siete y dos monitores, y si todos tienen un día bueno, me resulta muy difícil decidir quién va y quién se queda en la residencia”.

Durante la interpretación, los actores gritan uno a uno “fuego”. “En los primeros ensayos, cuando llegábamos a esta parte, el de mantenimiento venía siempre asustado pensando que había un incendio. Ellos se partían de risa”, comenta Alba Garrido, que ya tiene en mente crear una nueva obra. Aún no tiene claro la temática pero sí que seguirá la misma línea que la primera. “Me reuniré con ellos y hablaremos, a ver qué sale de ahí. Me gusta que sean ellos mismos los que aporten ideas y sean plenos partícipes de este proyecto”.

“Nos mueve un espíritu de aventura, investigación y crecimiento”

Francisco José Ruiz (Sevilla, 1977), compañero de la Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla), asume la responsabilidad de Plan Idilio con el objetivo de dar más visibilidad a la acción social de SAMU.

—¿Cómo y cuándo entró a trabajar en SAMU?
—Mi ‘idilio’ con SAMU surgió en 2008. Me presenté en las oficinas de Cartuja decidido a matricularme en los dos cursos de Técnico en Emergencias Sanitarias que impartía SAMU. Durante ese periodo nos informaron de que la Fundación SAMU abriría un centro destinado al cuidado de personas con discapacidad intelectual en Cantillana. Recuerdo, una vez terminado el curso, hablar con mi querido compañero de promoción, Carlos Casado, docente de la Escuela sobre lo bonito que sería prolongar nuestra relación de amistad compartiendo también espacio de trabajo. Varios meses después, ahí estábamos…

—¿Cuáles son sus funciones en la residencia?
—Programar las actividades que se llevarán a cabo de manera diaria, semanal o mensual, como reuniones con los familiares de nuestros residentes. Diseñar los talleres con un enfoque individual o grupal, dentro del centro o fuera de él. Realizar junto al equipo técnico los PPA de cada usuario. Estar siempre presentes en las horas de comedor, etcétera.

—Háblenos de Plan Idilio.
—Plan Idilio no es más que la evolución natural del trabajo que venimos haciendo en la Fundación desde el 2012. Un paso más, un reto muy bonito a través del cual contribuiremos a dinamizar las actividades que surjan en el seno de los diferentes centros socio-asistenciales de SAMU y Fundación SAMU. Es un camino cuyo objetivo es ilusionante y motivador.

—¿Quién impulsa Plan Idilio?
—Es un proyecto que solo tiene sentido con el impulso y respaldo de todos y cada una de las personas que conforman la Fundación, de todos y cada uno de los centros. Desde nuestra dirección general, pasando por las direcciones de las diferentes unidades hasta el último de los trabajadores. Todos somos protagonistas de este proyecto.

—¿Cuáles son sus objetivos?
—Personalmente resaltaría la voluntad de proyectar la visualización de la marca SAMU, Fundación SAMU, dotando de una mayor originalidad y continuidad a las acciones que llevemos a cabo: actividades, jornadas deportivas, campañas de sensibilización, congresos, jornadas científicas, etcétera. Debemos trabajar transversalmente entre los diferentes recursos residenciales intercentros ideando una estrategia de organización y coordinación que unifique los diferentes servicios socio-sanitarios de la entidad. Además, nuestro objetivo es consolidar los lazos ya existentes con otras instituciones y ampliar los contactos de SAMU y Fundación SAMU con otros actores sociales. Por último, trabajar y abordar las diversas temáticas sociales (cultura, deporte, ocio y recreación, cooperación, etc), contando con todos los agentes comunitarios con el fin de generar un intercambio de recursos, humanos, económicos o tecnológicos.

—¿Qué diferencias hay entre Plan Idilio y Cuatro Estaciones?
—No hay ninguna diferencia. Ambos contienen la misma esencia, la misma raíz. Nos mueve un espíritu de aventura, investigación y crecimiento. Es el sello de la Fundación SAMU. A cada sitio que vamos, la gente nos reconoce, nos pregunta, nos insiste y demanda. Las Cuatro Estaciones por la Integración, Carrera Popular Inclusiva, Aljarafe Integra, Congreso de Discapacidad, Actividad Física y Salud, Disfrutamar, jornadas científicas de diferentes temáticas… Son las bases estructurales que dan vida a Plan Idilio.

—¿Sigue en marcha el proyecto Cuatro Estaciones? ¿Qué objetivos persigue?
—Sí. Este año hemos retomado el proyecto Cuatro Estaciones por la Integración, haciéndolo más sostenible, eso sí, pero manteniendo la misma originalidad e intentando crear nuevos lazos de amistad con diferentes instituciones. El pasado mes de abril celebramos la estación de primavera y pronto iremos desvelando las sorpresas que nos deparan las próximas estaciones. Nuestra máxima, la inclusión, además de mejorar la calidad de vida del colectivo de personas con discapacidad intelectual, que adquieran un hábito de vida saludable, la integración de los valores del trabajo en equipo, la amistad, el compañerismo, la superación, motivación y que aumenten su autoestima.

—¿Qué perfil atienden en la Residencia San Sebastián?
—A nuestro cargo hay 60 residentes, todos ellos personas con algún tipo de discapacidad o diversidad funcional intelectual que presentan trastorno de conducta.

—¿Cómo es trabajar con personas con discapacidad intelectual?
—Para mí, no hay trabajo más bonito y enriquecedor que éste. Las personas con discapacidad son un colectivo muy agradecido que reciben con mucho entusiasmo todo el trabajo que se hace con ellos. Se ilusionan con cualquier proyecto o actividad que se les proponga, por lo tanto, el feedback que recibes por el trabajo realizado es positivo al 100% y muy motivador.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
—Las muestras explícitas de cariño que recibo por parte de los chavales y pensar que el trabajo que realizamos les aporta felicidad y una mejora en su calidad de vida.

Fundación SAMU organiza una jornada científica sobre el apego

La Fundación SAMU, en colaboración con la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, la Fundación CEU San Pablo Sevilla y SAMU Wellness, organizará en octubre una jornada científica sobre el apego como vínculo afectivo en la que diferentes profesionales y expertos compartirán experiencias en infancia y adolescencia.

Este encuentro está dirigido a profesionales que trabajan en atención a la infancia en áreas como los servicios sociales, servicios psicojurídicos, equipos psicopedagógicos, personal docente o de salud mental (psicólogos, médicos, trabajadores sociales, titulado en enfermería, pedagogos, sociólogos, técnicos en educación infantil, educadores), así como todas aquellas personas interesadas en los contenido de las jornadas.

Entre los ponentes participantes destacan Sebastián Girón García, psiquiatra del Centro de Tratamiento Ambulatorio de Drogodependencia de Cádiz; Pepa Horno Goicoechea, responsable del departamento de Promoción y Protección de los Derechos de la Infancia de Save de Children; y la profesora de la Universidad de Sevilla Maite Román, del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, entre otros.

Las inscripciones están abiertas en la página web www.samucongresos. También es posible solicitar más información en info@samucongresos.es.

La fiesta de la primavera en los centros de Fundación SAMU

Sevilla y la Feria de Abril son dos conceptos inseparables. Se trata de una de las fiestas más importantes de la capital andaluza, y, como tal, los diferentes centros de Fundación SAMU ubicados en la provincia de Sevilla organizaron el mes pasado una serie de actividades lúdicas y culturales en torno a esta fiesta de la primavera.

Usuarios de la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, de las residencias Santa Ana y San Sebastián -todas ellas especializadas en la atención de personas con discapacidad intelectual con o sin trastorno de conducta o con daños cerebrales sobrevenidos- y los chicos del Centro de Acogida de Menores Miguel de Mañara acudieron al recinto ferial los días de fiesta para disfrutar del ambiente y de las atracciones de la conocida como Calle del Infierno.

La Residencia Santa Ana, ubicada en el barrio de Triana, fue un paso más allá y montó su propia caseta de feria en las instalaciones del centro, donde no faltaron la buena comida, farolillos, flores de flamenca, lunares y sevillanas en una jornada de diversión y convivencia.

Aniversario de UED San Lucas: Una celebración de diez

La Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas de SAMU está de aniversario. Hace diez años abría sus puertas por primera vez en el barrio sevillano de Bellavista. Hoy San Lucas atiende a más de 40 personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta, principalmente, pero cuando empezó sólo había 13 usuarios.

Para celebrarlo, el centro, con el apoyo de Fundación SAMU, organizó una jornada de convivencia y llena de actividades lúdicas en el Parque del Alamillo de Sevilla a la que acudieron tanto los trabajadores y usuarios de la unidad como sus familiares, así como los residentes del resto de centros sociales gestionados por SAMU y la directiva de la entidad. El presidente de la Fundación SAMU, Don Carlos Álvarez Leiva dio un discurso al principio de la jornada. De él partió el proyecto original, que, en un principio iba a estar dirigido a personas mayores, pero la necesidad social del momento hizo que el Dr. Álvarez Leiva aceptara una petición por parte de la Junta de Andalucía para la apertura de un centro que atendiese a personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta.

_R9A9471

Las actividades deportivas, de sensibilización e inclusión fueron las protagonistas de la jornada. Además, se desplegó una gran sábana para que todas las personas invitadas mostrasen su apoyo al proyecto San Lucas dejando la huella de sus manos en ella.

La UED San Lucas cuenta con 31 plazas para personas con discapacidad intelectual con trastorno de conducta (asociado en algunos casos a una enfermedad mental), 9 para personas con daño cerebral sobrevenido y 3 plazas especiales para un perfil de discapacidad intelectual sin trastorno de conducta. “Las personas que vienen aquí presentan generalmente un perfil más autónomo que los atendidos en la Residencia Santa Ana de SAMU”, explica Almudena Chávez, actual directora de la UED San Lucas, tras la trabajadora social Rocío Álvarez y el enfermero Nacho Ávila, hoy en el servicio de SAMU Huelva, además de las enfermeras María Vargas y Paola Mora, ésta última actual subdirectora de la clínica de salud mental SAMU Wellness.

“La atención especializada de personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta es muy nuevo. Antes eran atendidos en manicomios si además padecían una enfermedad mental o en asociaciones de personas con discapacidad intelectual sin trastornos de conducta, que no les hacía ningún bien porque estos centros no estaban preparados para atender correctamente a estas personas”, continúa Chávez, directora del centro desde hace ocho años.

_R9A9233

Uno de los aspectos que caracteriza a esta unidad desde sus comienzos son las rutas. A San Lucas acuden personas de Camas, Gelves, Alcalá de Guadaíra, Coria del Río y Sevilla, principalmente. Cada mañana, desde las ocho, trabajadores de la unidad realizan una ruta por la provincia de Sevilla recogiendo a los usuarios lo más cerca posible de sus domicilios. “Si no fuera por el servicio de ruta, muchas personas no asistirían porque sus familiares no pueden traerlos todos los días”, indica la actual directora de San Lucas.

El centro tiene por delante nuevos retos y ya trabaja en la mejora de su servicio con el objetivo de dar mayor difusión a la labor que aquí se realiza e impulsar nuevos proyectos relacionados con la ayuda a domicilio y el respiro familiar.

Almudena Chávez, directora de UED San Lucas: “Todos los que trabajamos aquí somos unos valientes”

Almudena Chávez Peinado (Sevilla, 1980), dirige la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas desde hace ocho años, especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual con trastorno de conducta. Chávez es trabajadora social y antropóloga, además de alumna de Psicología de la UNED.

—¿Cómo fueron los primeros años de la UED San Lucas?
—Muy complicados. Hace diez años la información y la formación que se tenía sobre cómo atender a las personas con discapacidad intelectual con trastornos de conducta era muy escasa. San Lucas ha ido creciendo a la par que el propio conocimiento acerca de este tipo de personas.

—¿Cómo ha evolucionado el centro estos diez años?
—Muchísimo, sobre todo en seguridad a la hora de trabajar con ellos y la capacidad de crear pautas nuevas donde no las había. Aquí cada día es diferente y cada persona es diferente. Todo puede cambiar en cuestión de segundos, por lo que tenemos que desarrollar una gran resilencia.

—¿Cuáles son los retos de San Lucas para los próximos años?
—Como objetivo de mejora del centro, estamos impulsando unos proyectos muy específicos de ampliación de servicios, sobre todo, dirigidos a la familia. Todos los años queremos mejorar en la formación a los profesionales, además estamos trabajando para difundir mejor nuestra labor en las redes e ir más allá con programas de respiro familiar y acompañamiento en los domicilios que son algunas de las patas que le falta a San Lucas.

—Son proyectos dirigidos a los familiares, al cuidador.
—Las crisis de tipo conductuales en las personas con discapacidad intelectual que atendemos, se deben en el 95% de los casos por una inadecuada dinámica familiar, la poca o mucha aplicación de límites dentro del hogar. Sin límites, las malas conductas se descontrolan, van a más y comienza el deterioro del cuidador hasta que éste pide ayuda. Generalmente, cuando nace un niño o una niña con discapacidad intelectual, se pueden dar una serie de sentimientos en la familia, normalmente de pena, de culpa y de rechazo. Hay que saber sobrellevar estos sentimientos porque pueden generar una mala praxis dentro de la dinámica familiar. Por ejemplo, Se suele ceder mucho a este tipo de personas sin necesidad ninguna. Eso va generando una dinámica que a veces deriva en una agresión verbal, física, psicológica, de cualquier tipo, y por eso pueden llegar a este tipo de recursos, sin olvidarnos por supuesto, ni darle menos importancia, a las posibles causas orgánica de estos trastornos.

—Como profesional, ¿aprecia un rechazo por parte de la sociedad hacia este tipo de personas?
—Por supuesto, están estereotipados. Incluso en el propio ámbito profesional se producen situaciones de inseguridad y desconfianza, como por ejemplo cuando, tras años de trabajo vemos que ha remitido el trastorno de conducta de un usuario y creemos que es conveniente su traslado a un centro normalizado. A veces, cuando vamos a hacer ese traslado, los propios centros de acogida sienten desconfianza a la hora de aceptarlos porque este tipo de personas sigue dando miedo, sigue provocando rechazo, no gusta porque se cree que genera mucho trabajo.

—¿Qué se puede hacer para evitar este rechazo?
—Lo que hacemos en San Lucas. Incluirlos en muchos proyectos en la comunidad, fomentar una buena visión cuando hacemos los traslados, no dar un mensaje equivocado, dar la voz de alarma cuando se produce una broma no adecuada o un lenguaje poco apropiado, hacernos autocrítica permanentemente para no caer en actuaciones viciadas, sabiendo que es algo de lo que nadie está exento de cometer. Por ejemplo, en los primeros años de este centro hubo un trabajo intensísimo para evitar que a estas personas se les llamara niños y que fueran vestidos como niños o que trajeras cosas de niños. Esto fue un gran paso. Yo fui una gran defensora de ese cambio. Eso limitaba mucho el pensamiento hacia ellos. Son personas adultas y debemos tratarlos como adultos, independientemente de que tengan una discapacidad intelectual. Y, como éstas, hay muchas más barreras que el equipo de San Lucas ha conseguido derribar y otras muchas que aún nos quedan por eliminar.

—¿Le gusta trabajar en San Lucas?
—Mucho. Todos los que estamos aquí somos valientes y nos gustan mucho los retos. Valientes no porque nos atrevamos a estar delante de ellos aunque nos puedan agredir, que eso ya lo tenemos interiorizado, sino valientes porque somos capaces de hacer frente a la incertidumbre. Éste no es un trabajo cómodo, pero me encanta.

El debut de Idilio Escénico

La compañía de teatro Idilio Escénico, formada por usuarios de la Residencia San Sebastián, de Cantillana (Sevilla), especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual, debutó el 23 de abril en el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Aníbal González de Sevilla con la obra Sinergia.

Este grupo de teatro fue fundado en enero por Alba Garrido Gata, educadora social de la Residencia San Sebastián y directora de la compañía, con el apoyo de Fundación SAMU. Idilio Escénico tiene como objetivo principal dar a conocer y desplegar las manifestaciones artísticas producidas por personas con discapacidad intelectual de la Fundación SAMU. Para ello, se organizan talleres creativos dirigidos por profesionales en las artes escénicas y las artes plásticas.

Discapacidad, arte, participación e inclusión social. Éstas son algunas de las piezas fundamentales del puzle que Idilio Escénico se ha propuesto montar a través de un proyecto con el que crear un espacio en el que se unan el mundo de las artes y el de la discapacidad. Un trabajo común entre profesionales de ambos sectores con el que contribuir al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad intelectual.

“Idilio Escénico, promueve y organiza representaciones para dar a conocer a los actores y su obra, convirtiéndose en participantes de pleno derecho en el mundo del arte. Es una nueva forma de mediación e inclusión en las artes diferenciadas”, señalan desde la Fundación SAMU.

Sinergia es la opera prima de esta compañía de teatro, que debutó el 23 de abril ante los alumnos de 6º de Primaria del Colegio público Aníbal González. “La obra se centra en la idea de que las personas pueden cambiar y eliminar los aspectos más negativos de sus vidas y su personalidad”, explica la directora de la obra, Alba Garrido.

La compañía también participó el 30 de abril en el programa de actividades con motivo del Día Internacional de la Danza organizado por el Ayuntamiento de San José de la Rinconada (Sevilla).