Un punto de inflexión en sus vidas

Las distintas áreas de trabajo de SAMU coinciden en un objetivo final: ayudar a las personas. Desde traslado de críticos a menores o SAMU Wellness, el equipo de SAMU ha cambiado la vida de cientos de personas. En las próximas líneas rescatamos algunas de estas historias.

Una odisea de 155 kilómetros hacia la vida

Con el objetivo de salvar la vida a una niña de tan solo 20 meses, efectivos de la Guardia Civil y de cuerpos sanitarios, entre los que figuraba SAMU Málaga, llevaron a cabo en la primavera de 2017 una misión extraordinaria cuyos protagonistas difícilmente olvidarán. Consistió en el traslado de la pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación, un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos, y el mejor desempeño de todas las personas implicadas para dar una oportunidad a una vida que tan solo comenzaba.

La pequeña estaba ingresada en el Hospital Materno de Málaga pendiente de unos estudios que debían determinar si necesitaba un trasplante cardíaco. En ese trance, sin embargo, su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, Oxigenación por Membrana Extracorpórea), pero este equipo solo podía ser útil para la paciente durante unos días.

La niña requería su traslado urgente al Hospital Reina Sofía de Córdoba: primero, porque necesitaba un trasplante cardíaco que sólo se realiza en este centro; y, segundo, porque en el Reina Sofía disponían de otro equipo ECMO más sofisticado al que la pequeña podría estar conectada durante más tiempo, mientras esperaba la llegada de un donante compatible.

Las circunstancias eran cualquier cosa menos rutinarias. El ECMO debía instalarse en una UVI Móvil, un procedimiento para el que no existía manual, que nunca se había realizado en Andalucía y que en España sólo había uno o dos antecedentes. Además, el traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

La responsabilidad logística recayó en el Técnico en Emergencias Sanitarias de SAMU Málaga Francisco Guerrero, especializado en traslado de pacientes críticos, que actuó con el apoyo de dos de sus compañeros, Miguel Ángel Maisanaba (TES) y Tatiana Mérida (enfermera). “Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme”, explica Francisco Guerrero.

El TES de Málaga se reunió en el Materno con el equipo de la UCIP (Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos). “Estuvimos cinco horas reunidos intensivistas, perfusionistas, enfermeros de UCIP y un cirujano cardiovascular para estudiar si era posible realizar un traslado con ECMO en una ambulancia. Desmontamos otro ECMO que tenían allí similar al que estaba conectado la niña y vimos dónde y cómo podíamos transformar la UVI para que todo se acoplara y para que su funcionamiento no se viera afectado en ningún momento durante el traslado”, relata.

Equipo de críticos de SAMU Málaga

Equipo de críticos de SAMU Málaga

La problemática se acrecentaba porque todo el material electromédico debía estar conectado a la red eléctrica y ésta debía mantener el abastecimiento de energía durante el trayecto: “consola de la ECMO, calentador, filtros, alrededor de 15 bombas de perfusión, respirador, monitores y un largo etcétera”, enumera el especialista de SAMU Málaga. “Me vi rodeado de grandes profesionales a los que tenía que explicar cómo actuar en mi ámbito, una UVI Móvil, algo que desconocían”.

Además de la UVI Móvil titular, se movilizó una segunda por si la primera sufría problemas eléctricos. El dispositivo se replicó en esta segunda, en la que también se cargó el soporte físico de la ECMO después de que el equipo desmontara “hasta todo lo desmontable” para mantener el soporte de la pequeña. “No podía salir bien, tenía que salir perfecto. No había lugar para el error”. En la UVI que transportaba a la niña estaban operativos dos intensivistas, una enfermera de UCIP, un perfusionista controlando la ECMO, y la enfermera de SAMU Tatiana Mérida y el propio Guerrero. En la otra unidad, otra enfermera de UCIP y un cirujano cardiovascular preparado para actuar en caso de urgencia. Además, participó el 061 Málaga a cargo de un VIR (Vehículo de Intervención Rápida) con un técnico, un enfermero y un médico.

A las 8:00 del 31 de mayo comenzó la operación en el Materno, con salida de los vehículos a las 11:00 y llegada al Reina Sofía alrededor de las 13:00 horas.

Desde Málaga, dos motos de la Guardia Civil abrieron paso a la comitiva a fin de garantizar que el transporte no sufriera ningún tipo de interrupción ni percance, y, ya en la provincia de Córdoba, dieron el relevo a un vehículo de la propia Benemérita que llevó a los sanitarios hasta la misma puerta del hospital cordobés.

En total, fueron 155 kilómetros en unas dos horas de máxima tensión que acabaron en éxito gracias a la coordinación de todos los implicados. Para la pequeña, fue un paso más, impulsado por más de treinta especialistas de los servicios sanitarios y de seguridad, en su particular carrera hacia la vida.

Juan Carlos Moreno: “Mi gran logro es haber podido sacar todo lo malo que tenía desde hace años en mi interior”

Juan Carlos Moreno ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness en el verano de 2020 tras pasar el confinamiento de marzo por la pandemia de Covid-19 en un centro especializado en el tratamiento de adicciones de Sevilla. La suya es una historia de superación personal, con el apoyo de la familia de SAMU Wellness. Recuerda que comenzó a salir con sus amigos de noche a los 17 años y, en torno a los 24, comenzaron sus problemas de adicción, no solo de alcohol, sino también de drogas más duras. Él mismo se define como un consumidor social, aunque admite que el nivel de consumo de alcohol y drogas era mayor al de sus compañeros.

“Nunca he consumido todos los días de forma compulsiva, era más bien un consumidor social, pero reconozco que no controlaba la situación”, admite Juan Carlos Moreno, madrileño que hoy tiene 39 años y ha pasado por numerosos centros de desintoxicación. “El estrés, la ansiedad y la frustración me hacían consumir y buscar la evasión a través de estas sustancias. Empezaba con unas cervezas, hasta que se me iba de las manos y mezclaba el alcohol con cocaína”.

Juan Carlos Moreno

Juan Carlos Moreno

Hasta que llegó a la clínica de salud mental SAMU Wellness en julio de 2020, Juan Carlos siempre había recibido terapia para superar sus adicciones pero sin profundizar en el fondo del problema, sin realizar un abordaje integral a su situación. “Yo necesitaba apoyo psicológico, no solo terapia de grupo. Estaba cansado ya de las terapias de grupo, y solo hacía recaer una y otra vez”, reconoce.

Juan Carlos pasó el confinamiento de primavera en un centro de adicciones de Sevilla. Allí conoció a una mujer sumida en una profunda depresión. “No se movía, no interactuaba. Estaba muerta en vida. La trasladaron a SAMU Wellness y cuando volvió tres semanas después era otra persona. Era feliz. Me miró y me dijo: ‘Eso es lo que tú necesitas’. Yo no la escuché, no le hice caso. Me fui a Madrid y volví a consumir”, cuenta el madrileño. “Toqué fondo y fue entonces cuando le pedí a mi compañera que me pusiera en contacto con el equipo de SAMU”.

Juan Carlos ha pasado seis meses en las instalaciones de la clínica en diferente régimen, desde un ingreso hospitalario hasta la convivencia con un compañero en una casa de SAMU, pasando por el Hospital de Día. “En SAMU han ido más allá de mis problemas con las adicciones. Han ido al origen del problema y han realizado un trabajo integral. No han tratado mis adicciones como un problema aislado sino vinculado a otro problema que me diagnosticaron ya de adulto, el TDH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”, explica Juan Carlos Moreno.

“De pequeño, mi familia y mis profesores siempre me consideraron un niño malo e inquieto. Estudiaba en el último minuto y tenía problemas de concentración. Nunca se me dieron bien las Ciencias. Tuve muchos profesores particulares pero cuando llegaba el examen, no era capaz de entender qué me pedían y suspendía. La rabia y la frustración era enorme. Mi familia nunca me apoyó y siempre me han considerado una bala perdida”, relata el joven.

“En SAMU Wellness he logrado soltar todo lo que tenía dentro y me hacía tanto mal. He podido superar el duelo de mi madre. Mi madre murió sin verme bien y eso me ha provocado mucho sentimiento de culpa durante muchos años. He podido hablar de toda mi mierda y me han ayudado a gestionar mis emociones y a controlar mis impulsos”.

Juan Carlos tiene planes de futuro en Sevilla, donde quiere formarse para ayudar a otras personas en una situación similar a la suya. “No quiero volver a Madrid, aunque mi familia esté allí, creo que en estos momentos puede ser perjudicial para mí y para mi evolución. Ahora me encuentro muy bien. Si yo me encuentro bien a nivel psicológico, no tengo necesidad de consumir”.

Juan Carlos Moreno lleva ya casi un año sin consumir, pero, como él mismo asegura, el verdadero logro no es ése, sino haber podido sacar todo lo malo que llevaba años en su interior, ser capaz de afrontar con autonomía sus problemas del día a día y decidir por si mismo no volver a Madrid porque no le va a hacer ningún bien. “Ese es mi gran logro”.

Ismael Kone: “Cuando veo chicos deprimidos, les enseño fotos mías de cuando llegué a España y les cuento cómo es posible salir adelante”

Bounama Sarr e Ismael Kone forman parte de la plantilla del centro de Recepción de Menores Extranjeros no Acompañados (Recep) del Campo de Gibraltar y del Centro Extranjero de Primera Acogida (CEPA) de Pelayo (Algeciras), ambos gestionados por Fundación SAMU. Aquí atienden y ayudan diariamente a los menores inmigrantes que cruzan en patera el Estrecho de Gibraltar en busca de un futuro mejor. Actúan de mediadores, ya que ambos conocen a la perfección qué piensan y qué sienten estos chicos. Hace no mucho tiempo ellos atravesaron la misma situación como jóvenes migrantes.

Hoy han conseguido salir adelante bajo la tutela de SAMU y un extraordinario espíritu de superación.

Ambos jóvenes, hoy amigos, se marcharon de su casa cuando apenas tenían 16 años. Sarr, como todo el mundo conoce a Bounama Sarr, es natural de Senegal. Gracias a los ahorros de su padre, pudo viajar en coche hasta Mauritania y luego en avión hasta Marruecos, donde estuvo ocho meses trabajando como albañil y en un mercado, entre otras cosas, hasta que logró cruzar a España. “Intenté cruzar a España hasta en 14 ocasiones, pero siempre me pillaban. Sufrí mucho, me maltrataron. Nunca me imaginé que viviría cosas así”, reconoce el joven.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

La última vez que intentó cruzar, en marzo de 2018, hacía muy mal tiempo. Era de noche y la tempestad casi hunde la embarcación en la que viajaba. “Nos salvamos gracias a la ayuda de Dios. Estábamos más muertos que vivos”, relata Sarr, aunque no todos sus compañeros sobrevivieron. “Había dos pateras con once personas cada una, y, a los cinco minutos de partir, la embarcación en la que iba yo se pinchó. Nadé como pude hasta la otra embarcación. Pasé mucho miedo. Estaba lloviendo. Mi único objetivo era sobrevivir”. Sarr logró alcanzar la segunda patera, ya de por sí sobrecargada. Sólo él lo consiguió.

Ismael no tuvo mucha mejor suerte. Natural de Boundiali, en Costa de Marfil, el joven llegó a San Fernando el 28 de octubre de 2017, con 16 años. “El viaje no fue fácil porque tuve que pasar por diversos países como Mali, Argelia y Marruecos. No tenía dinero y estaba solo frente a mi destino, joven, asustado y preocupado por mi familia. No tuve tiempo de explicarle a mi madre que pretendía viajar a Europa, ni ganas de decírselo porque me preocupaba su salud y la de mi padre”, confiesa Ismael.

Ambos jóvenes decidieron emigrar para encontrar un trabajo digno y poder ayudar económicamente a sus familias. La hermana de Sarr ya había hecho el mismo camino antes que él y actualmente vive en Mallorca. “España es la puerta de Europa, de ahí que fuese mi destino”, explica Ismael. “Cuando vivía en Senegal, veía vídeos de España. Me gustaba mucho aunque no entendía nada de lo que decían los vídeos. El sueño de mis amigos era ir a Francia, pero yo tenía claro que prefería España”, añade Sarr.

Ismael reconoce que lo que más le llamó la atención cuando llegó a nuestro país fueron las infraestructuras, como los edificios y las carreteras, pero también ver a tantas personas diferentes. “Lo que más me sorprendió fue ver a tantas personas blancas, les miraba y ellos me miraban con incredulidad. No podía creer que estuviera en Europa”. A Sarr, sin embargo, le llamó la atención “el racismo” que sufrió. “No me lo esperaba. Me trataron mal y me sorprendió mucho encontrarme con ese rechazo inesperado”.

Ambos jóvenes fueron derivados a diferentes recursos para menas (Menores Extranjeros no Acompañados). Ismael pasó por el Centro de Menores Juan Ramón Jiménez en Huelva, la UATE Arcos en Arcos de la Frontera y el ARB El Bosque en Algeciras (los dos últimos de SAMU); mientras que Sarr estuvo en los recursos que SAMU tiene en Jimena de la Frontera y Pelayo, ambos en la provincia de Cádiz.

Todo lo que soy lo aprendí en SAMU. Gracias a SAMU he podido aprender el idioma, la cultura española, he estudiado. Me han ayudado muchísimo. Han cubierto todas mis necesidades. Juan Rodrigo Gil, antiguo director del UATE de Jimena de la Frontera, ha sido un padre para mí. Me quería demasiado y yo no sabía por qué. Él siempre me decía, ‘Sarr, tú tranquilo. Sigue trabajando duro como hasta ahora y llegarás lejos. Tienes mucho futuro en SAMU”.

Ismael también tiene palabras de agradecimiento para sus educadores. “En SAMU he aprendido a tener una disciplina, el idioma, la cultura española y las posibilidades que se me brindaba a la hora de legalizar mi situación en España y poder adentrarme en el mercado laboral. SAMU me ha ayudado mucho a la hora de la integración, tanto social como laboral. También he conocido a muchas personas con las que sé que puedo contar a lo largo de mi vida”, destaca el joven marfileño.

“La persona que más me ha ayudado ha sido Laura Rodríguez, ex directora de la UATE Arcos. También Palma Díaz como directora de El Bosque y, por último, Karen Gil, directora del centro donde trabajo en la actualidad. Todas ellas han confiado en mí cuando era menor y ahora como trabajador”.

Al cumplir la mayoría de edad, tanto Sarr como Ismael decidieron ayudar a otros jóvenes en la misma situación que ellos.

“Después de toda la experiencia que viví durante mi estancia en centros de menores creo que puedo ayudar a otros chicos a entender el funcionamiento de un recurso de estas características. También, a través de mi ejemplo, pueden ver cómo uno puede cambiar de vida si tienes un buen comportamiento, si tienes actitud y objetivos. La empatía que puedo llegar a tener con los chicos es más fuerte que otros trabajadores que no han pasado por la situación de tener que emigrar de su país y en las mismas circunstancias que las mías”, explica Ismael Kone, que reconoce que lo que más le gusta de su trabajo es “poder ayudar a los menores en su evolución desde su llegada hasta la salida del centro donde trabajo”.

La voz de la experiencia

“Cuando llegan al centro, les hablo un poco de mi pasado, de cómo era antes de llegar al centro y de mi estancia en él. Les cuento que llegué como ellos, sin nada, y que, en la actualidad, lo que tengo es gracias a SAMU. El idioma, el trabajo, la documentación… Les hablo de todo lo que he conseguido”, explica Ismael. Su compañero Sarr también utiliza la misma metodología. “Cuando veo a los chicos deprimidos, tristes o perdidos, les enseño fotos mías de cuando llegué y les cuento mi evolución hasta ahora y cómo es posible salir adelante”.

Recientemente, ambos jóvenes estuvieron un mes trabajando en Las Palmas de Gran Canarias como refuerzo en los recursos de SAMU ante la llegada masiva de inmigrantes en 2020, muchos de ellos menores de edad. “Lo que más me llamó la atención fue la cantidad de menores que llegaron a la isla”, apunta Ismael. “Los niños llegaban muy asustados, sobre todo los menores procedentes del Sáhara por los conflictos que se están generando en su tierra. Los menores que proceden de países como Mali también están muy asustados por temas bélicos y terroristas”.

Tanto Sarr como Ismael han logrado regularizar su situación en España y, de momento, no se plantean marcharse del país, aunque no descartan nada. “En la actualidad estoy bien en España pero no descarto viajar a otros países si el destino me lleva a ello. Después de todo lo vivido, ahora estoy centrado en el día a día, vivo el momento. Hoy estoy trabajando para SAMU pero no sé que me puede deparar el futuro. No pienso a largo plazo, pero si me gustaría poder seguir ayudando a los chicos que llegan a España y también me gustaría tener mi propia familia en un futuro, así como un negocio en mi país”, apunta Ismael. Sarr también se muestra muy satisfecho con su trabajo actual, que le está permitiendo pagar los estudios a sus hermanos menores que viven en Senegal para que no tengan que verse obligados a emigrar como él.

Pepi Soult: “Ahora estoy feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos”

Hace más de 20 años que Pepi Soult, natural de Dos Hermanas (Sevilla), venía arrastrando una depresión que condicionaba su vida hasta el extremo. Todo comenzó pocos años después de su divorcio, tras el que ella se quedó a cargo de sus dos hijos menores de edad. En este tiempo, acudió a varios profesionales, pero no lograba superar su situación. La crisis sanitaria del coronavirus y el confinamiento empeoraron su estado hasta que, en septiembre de 2020, decidió ingresar voluntariamente en la clínica SAMU Wellness.

Estaba muerta en vida. Una depresión es algo muy duro. Era una viejecita senil, sin ganas de nada. Sinceramente, me quería morir. No entendía por qué no podía volver a ser la persona que era antes”, relata esta mujer de 65 años. “Yo iba al psiquiatra dos veces al año, pero lo único que hacía era ajustarme el tratamiento, nada más. La pasada primavera lo pasé fatal a causa del Covid-19. Tenía miedo a salir de casa, me daba pánico. La situación se volvió verdaderamente insostenible”.

A finales de septiembre, apoyada por su familia, Pepi Soult ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness, donde estuvo un mes. Después pasó al Hospital de Día. “Estoy muy contenta de haber venido. El personal es excepcional y el trato con los pacientes es extraordinario. Estoy muy contenta, sobre todo con mi psiquiatra, Gabriela”, cuenta la mujer. “Ahora hago ejercicio físico una hora al día, cocino para nueve personas, me mantengo ocupada. Me siento súper feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos. Ahora, incluso, los veo más que antes. Mi vida ha cambiado”.

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Fernando González, Triana: “El personal se desvive por nosotros”

El 19 de enero, Fernando González, más conocido como Triana, dijo adiós a la Residencia San Sebastián tras casi once años. Sus compañeros y los trabajadores del centro se despidieron de él con una gran fiesta en el jardín de la residencia de Cantillana. “SAMU me ha dado la vida. Se lo debo todo. Soy otra persona”, reconoce Triana meses después de su marcha.

Fernando González, natural de Sevilla, ingresó en la Residencia San Sebastián en mayo de 2010. Tenía 32 años. “Yo llevaba muy mala vida. Bebía, me drogaba, incluso tenía problemas judiciales. Mis malos hábitos me ocasionaron muchos problemas con mi familia y mi salud empeoró. Tengo una discapacidad intelectual permanente del 65%”, explica Triana, que ha vuelto a vivir con su madre después de su paso por la Residencia San Sebastián.

“Al principio, me costó mucho adaptarme a la vida en la residencia. No quería estar allí, pero nunca di problemas. Formé parte de la compañía de teatro Idilio Escénico. Mi único propósito era mejorar y salir de allí, recuperar mi vida”.

Triana tiene palabras de agradecimiento para toda la plantilla de San Sebastián, pero en especial para el celador Fran Jiménez, la educadora Estela Garrido y para Alba Garrido, responsable de la compañía de teatro del centro. “Fran Jiménez es un monstruo, es todo corazón. Y Estela me ha dado la vida. Ella ha sido mi educadora. Me ha cuidado, me ha guiado y me ha llevado por el buen camino”.

También guarda un gran recuerdo de algunos de sus compañeros, entre ellos Chiquito, que falleció en 2020. “Era mi socio. Lo hacíamos todo juntos. Éramos una piña”, recuerda. “También echo mucho de menos a Manoli Márquez. Nos hemos ayudado mucho mutuamente. Yo me apoyaba mucho en ella y le daba consejos cuando ella hacía algo que estaba mal”.

Durante su estancia en la Residencia San Sebastián, Triana logró sacarse el título de la ESO. “SAMU me ha dado la vida. Se me saltan las lágrimas cada vez que hablo de la Fundación. El personal se desvive por nosotros. Me lo han dado todo, Soy otra persona. Mi familia está feliz. Ahora vivo con mi madre y le ayudo mucho”.

Triana reconoce que le gustaría seguir vinculado a Fundación SAMU o trabajar como voluntario. Actualmente busca empleo y pronto comenzará una formación que le permitirá realizar prácticas remuneradas a través de la Asociación Paz y Bien.

Así fue la comida de Navidad de SAMU

El Real Círculo de Labradores de Sevilla fue el escenario de la fiesta de Navidad de SAMU 2019, una jornada festiva y de confraternización de toda la organización que se consolida año tras año y que, en esta edición, contó con la participación de más de 250 compañeros llegados de todos los puntos de Andalucía y del país. Junto al Guadalquivir, se sirvió un cóctel amenizado con música para todo el equipo que se alargó, en algunos casos, hasta entrada la noche.

Carlos González de Escalada, director general de SAMU, agradeció a todos los compañeros su presencia para disfrutar de esta jornada de amistad y distensión después de un año, en ocasiones, “convulso”. “Todo lo que conseguimos es posible por vosotros. Sois un equipazo”, enfatizó el director general.
Durante la fiesta, se hizo un reconocimiento a los centros que más han destacado en la reciente campaña de recogida de kilos de comida para el Banco de Alimentos, que se ha saldado con casi una tonelada, con el liderazgo de los centros de La Cartuja (85 kilos), Santa Ana (86) y, de forma destacada, por el centro de menores de El Bosque (522), cuyo equipo se ganó un jamón ibérico como premio por su esfuerzo y lo celebró a lo grande en el salón del Real Círculo de Labradores.

Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, recordó como en 2007 recibió una llamada de la Junta de Andalucía solicitando la ayuda de la organización para atender a los menores que estaban llegando de forma masiva a las playas de Motril. “Aquello significó un gran reto para la familia SAMU. Fue el principio del camino que nos lleva hasta la posición de enorme responsabilidad que ocupamos hoy”, apuntó.

Álvarez Leiva dirigió la entrega de reconocimientos a personas que han destacado por su labor en cada una de las áreas de la organización, y brindó con todo el equipo: “Todos tenemos una familia de sangre, de la que estoy muy orgulloso, y otra familia que es la que te vincula a la vida y a la tierra. Ambas están cargadas de emociones y sentimientos, y hoy todos vosotros formáis parte inequívoca de esa familia. Os deseo lo mejor. Buscad la felicidad interior bruta: será la única manera de hacer felices a las personas con las que trabajamos”.

El Hogar San Lázaro reabre sus puertas gracias al impulso de la Fundación SAMU

SAMU Hogar San Lázaro, centro especializado en Santa Cruz de Tenerife en atención a pacientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental grado 1 y 2, ha reabierto sus puertas tras hacerse la Fundación SAMU cargo de su titularidad, después de las circunstancias personales que obligaron a los anteriores responsables a decretar su cierre, dejando desasistidos a 16 pacientes.

Actualmente, SAMU Hogar San Lázaro puede acoger de manera inminente de 16 a 18 usuarios, y, además, está a la espera de recibir la acreditación del concierto de plazas con el gobierno de Canarias. El proyecto está avalado por la experiencia y fiabilidad de SAMU Wellness, entidad de referencia a nivel nacional en salud mental y bienestar emocional.

Después de reunirse hace unas semanas con el diputado del Común, con el ánimo de desbloquear la situación, la Fundación SAMU se comprometió a hacerse cargo del centro, en el que ha realizado una inversión de 20.000 euros destinada a remodelación de la sede y mobiliario nuevo para adaptar las instalaciones a las necesidades de los usuarios.

El perfil del paciente de SAMU Hogar San Lázaro es el de personas adultas dependientes (grado I y II -Ley 29/2006) con discapacidad intelectual y/o trastorno mental con edades comprendidas entre 16 y 64 años, de gran autonomía, sin necesidad de apoyos médicos constantes y que no tenga trastornos de conducta o personalidad graves. Es decir, que precisan de ayuda, control y supervisión en el desarrollo de las actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, tratamiento y desarrollo personal) y que no pueden ser atendidos por sus familias o tutores por cualquier tipo de circunstancia.

Con este nuevo proyecto, SAMU implanta en este centro un nuevo modelo asistencial para la salud en Tenerife centrado en las personas, con el objetivo de dar apoyo en la normalización e integración social, la mejora de la autonomía personal y la potenciación de las habilidades sociales. Este modelo se caracteriza principalmente por la continua colaboración con equipos de salud mental, telemedicina, vida normalizada, apoyo de las familias, convivencia y desarrollo personal a través de excursiones y saludas, integración comunitaria y calidad asistencial. Para ello, SAMU Hogar San Lázaro cuenta con una experimentada plantilla de cuidadores que trata cada caso de manera especializada apoyado a través de la telemedicina por un diverso equipo de profesionales compuesto de psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales y colaboraciones con equipos privados de psiquiatría en Tenerife.

SAMU, a través de su Fundación, cuenta con una amplia experiencia en atención a personas con discapacidad desde hace más de una década a través de varios centros especializados: Residencia Santa Ana (Sevilla), Residencia San Sebastián (Cantillana, Sevilla), Residencia Santa Teresa (Villafranca de los Caballeros, Toledo), UED San Lucas (Sevilla), y Centro El Alfar (Gijón. En cuanto a las cifras propias de SAMU, es pionero en España en el sector salud, acción social y emergencias, en el que acumula 37 años de experiencia. Tiene 52 centros de trabajo en 8 comunidades autónomas y presencia internacional en Marruecos y Estados Unidos, cuenta con una plantilla de más de 1250 profesionales y ha formado a más de 11.000 alumnos en salud y emergencias.

Abre en Tenerife SAMU Hogar San Lázaro

Fundación SAMU SAMU ha puesto en marcha SAMU Hogar San Lázaro, un centro situado en Santa Cruz de Tenerife que aplica un nuevo modelo asistencial para la salud mental, con el aval de SAMU y de SAMU Wellness. Este espacio tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental y sus familias por medio de una atención integral personalizada.

La residencia Hogar San Lázaro, situada en el barrio de Villa Ascensión, ha funcionado durante los últimos cinco años como centro destinado a las personas con discapacidad psíquica y bajo la gestión de una empresa familiar. Tras el cese de la actividad de la empresa, que dejó en situación complicada a los 16 residentes del centro, Fundación SAMU ha tomado la decisión de poner en marcha este proyecto con una nueva filosofía de trabajo.

SAMU Hogar San Lázaro adopta ahora la tipología de hogar funcional para el alojamiento de usuarios dependientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental, explica Maribel Álvarez Leiva, subdirectora de SAMU Wellness.

Su cartera de servicios está dirigida a usuarios de gran autonomía que precisan de ayuda, control y supervisión en el desarrollo de las actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, tratamiento y desarrollo personal) pero que no pueden ser atendidos por sus familias o tutores.
La estructura personal básica del nuevo centro consta de cuatro profesionales de atención directa y un encargado de la coordinación general y servicios generales. Tras la reforma acometida en octubre, este recurso ya está operativo.

Sebastián Girón, psiquiatra: “Una buena vinculación afectiva confiere al niño capacidad de resiliencia”

Sebastián Girón es psiquiatra del Centro de Tratamiento Ambulatorio de Drogodependencias de Cádiz. Será uno de los ponentes destacados de la jornada científica sobre el apego y su trascendencia en el desarrollo emocional que organiza Fundación SAMU el 18 de octubre. Hablamos de una teoría desarrollada en la segunda mitad del siglo pasado a partir de los estudios de John Bowlby. Este psicoanalista inglés descubrió que el bienestar psicológico depende fundamentalmente del sentimiento de “sentirse seguro”. La conclusión era evidente: las relaciones tempranas y su “calidad” son determinantes para el desarrollo de la personalidad y de la salud mental. Mary Ainsworth amplió y perfeccionó estos conceptos a partir de diversos experimentos.

Girón explica por teléfono que Konrad Lorenz (premio nobel de Medicina en 1973) ya había descubierto ese vínculo animal con su célebre experimento con gansos: cogió unos huevos y fue el primer ser vivo que vieron las crías, que a partir de entonces le siguieron como si de su madre se tratara. “En los seres humanos ese vínculo tiene la función principal a nivel biológico de garantizar la supervivencia del individuo y la especie, y además sirve para establecer la relación afectiva con el cuidador”, explica Girón, antes de añadir que un apego seguro dará al niño (y al adulto, a largo plazo) la seguridad para afrontar mejor las dificultades que le presente la vida. Por el contrario, el apego inseguro les hará vulnerables al estrés y los traumas.

– ¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo del niño la creación de un vínculo afectivo y una situación de apego “sanos”?

– La relación de proximidad que tienen los bebés con sus cuidadores cubre una doble función: que el adulto esté cercano al bebé para protegerlo en caso de peligro y que el bebé, al ser adecuadamente protegido, se perciba a sí mismo como alguien valioso y perciba a los demás como personas que van a socorrerlo en caso de necesidad. Cuando estas funciones se desarrollan de forma apropiada, el bebé establece un vínculo afectivo, es decir, amoroso, con sus cuidadores. Esa relación primaria y nutricia es básica para el aprendizaje de la autorregulación de los estados emocionales, para el desarrollo cognitivo y para nuestra capacidad de vivir en sociedad. Un bebé que ha establecido una relación de apego segura con sus cuidadores está mejor dotado psicológica y emocionalmente para afrontar situaciones difíciles de la vida. Una buena vinculación afectiva confiere al niño capacidad de resiliencia.

No obstante, la vinculación de apego no depende sólo del bebé. Al principio de la vida dispone de muy pocas conductas de apego, conductas que atraen la atención y suscitan los cuidados maternales (el llanto primero, y luego la sonrisa) por lo que son los adultos que cuidan los que tienen activadas dichas conductas y se mantienen alertas y próximos al bebé. Es imprescindible que el cuidador sea sensible a las señales de necesidad de apego del bebé, sea empático, responda lo mas adecuadamente posible (pida ayuda si se siente incapaz de atender al bebé) y de forma consistente (que la mayor parte de las veces responda de una forma parecida en los momentos en que el niño se estrese).

– ¿Qué trastornos se desarrollan a partir de un apego inseguro?

-En los años 70 y 80 del pasado siglo, un grupo de investigadores liderado por una psicóloga norteamericana, Mary Ainsworth, estudió detenidamente las conductas de apego hacia sus padres de niños de entre uno y tres años en diferentes poblaciones. Sobre dos terceras partes de los niños evaluados exhibían conductas que podían considerarse como seguras, en tanto que el tercio restante, manifestaban conductas que fueron descritas como inseguras, divididas en tres categorías distintas. Niños que no manifestaban ninguna conducta de búsqueda de proximidad en situaciones de estrés; niños que exageraban conductas de búsqueda de proximidad, sobre todo a través del llanto y de rabietas inconsolables; y, por último, un pequeño grupo de niños cuyas conductas de búsqueda de proximidad no estaban organizadas en un patrón predecible de comportamiento. De estos niños que presentaban conductas de apego inseguro, lo que se sabe a día de hoy es que son especialmente vulnerables para afrontar situaciones difíciles de la vida y que algunos de ellos podrán desarrollar en la vida adulta trastornos de la personalidad. Especialmente los niños que presentan conductas de apego inseguro-desorganizado.

– ¿Existen los grupos de riesgo en este tipo de trastornos?

– Se han realizado estudios para conocer si el resultado final de cómo es un vínculo de apego está relacionado con lo congénito o con lo ambiental. Se sabe que hay niños de temperamento fácil y bebés de temperamento difícil. Es evidente que ese temperamento influye en el cuidador. Es mucho más fácil relacionarse con un bebé tranquilo que con uno difícil. Aunque un cuidador tenga buenas cualidades, si un bebé es difícil va a haber mas riesgo de que se pueda desarrollar un apego inseguro. Sin embargo, si cuidamos del cuidador (si se le da tiempo de “recreo” con respecto a los cuidados de estos niños), el riesgo de que se desarrolle un apego inseguro en el bebé disminuye considerablemente, ya que un cuidador “cuidado” es mas tolerante a las dificultades que pueda encontrarse con su bebé.

– ¿Hay una influencia de factores socioeconómicos o culturales?

– Cuando Mary Ainsworth y su equipo realizaron sus investigaciones lo hicieron con diferentes muestras poblacionales, en diferentes lugares del mundo y con distintos estratos sociales y económicos. Y los resultados eran similares en la distribución de proporciones de apegos seguros e inseguros. El estatus económico, por tanto, no es un factor que influya directamente en el tipo de apego. Sí lo es cualquier situación que estrese a los cuidadores y que no sea bien manejada por ellos (crisis de empleo, de economía doméstica, emigración, enfermedades crónicas, muertes prematuras de miembros de la familia, etc.).

– ¿Hay una mayor predisposición a desarrollar estos problemas en los padres que a su vez los han sufrido?

– Numerosos estudios realizados sobre la transmisión intergeneracional de los patrones de apego atestiguan que efectivamente hay una mayor predisposición a que los niños desarrollen un tipo de apego similar al que su cuidador principal tuvo en su infancia. Este conocimiento ha invitado a los investigadores a tratar de averiguar qué medidas se pueden tomar para prevenir esa transmisión intergeneracional.

– ¿Se puede realizar una intervención externa para mejorar el apego?

– Claro. En este sentido, el pionero nuevamente fue Bowlby, quien se dio cuenta en los años 40 del pasado siglo, de que dedicar atención terapéutica a madres que tenían hijos con patrones de apego inseguro se traducía en una mejoría en la conducta de los niños. Parece que la condición para que se pueda revertir el tipo de apego inseguro en un niño es el establecimiento de una relación fuerte, íntima, de calidad afectiva, con un adulto disponible, cálido, consistente y empático. Cualidades que deben tener educadores o monitores que trabaje con niños, así como los profesionales de la psicoterapia. Cuanto más dañado esté el vínculo de apego en un niño, mas complicado va a ser poder revertirlo.

– ¿Se presta atención a estas cuestiones en las fases prenatal o en las primeras fases de la crianza?

– Pienso que en estos casos es mucho más fácil prevenir que tratar (o curar). Sé que en los programas de preparación están incluidos como temas a tratar, pero imagino que dependerá de la importancia y del conocimiento que los profesionales tengan para impartir esta formación. Igualmente, en los programas postnatales (el niño sano), se pueden hacer intervenciones dirigidas a detectar posibles problemas de apego y a ayudar a los padres a mejorarlos o corregirlos. A mi juicio, ese es el contexto preventivo ideal.

Cada familia establece una relación afectiva que considera conveniente con el niño o niña. Esta dimensión tan íntima y personal, de espacio familiar inviolable (excepto en casos delictivos) puede también provocar que no se detecten pautas relacionales “insanas”.

– ¿Puede un educador corregir la relación afectiva establecida en una familia?

– Si no hay constancia de que se produzca un trato que pueda ser calificado como delictivo, no es posible una intervención si los padres no hacen ninguna demanda de ayuda u orientación. Y también es cierto que cada padre, como educador, establece prioridades o criterios educativos que pueden determinar cómo va a ser el futuro comportamiento del niño.

No obstante, yo subrayaría que la función educativa está relacionada, pero es distinta que la función de apego. Un niño que se está vinculando con un apego seguro con sus cuidadores, cuando empezamos el trabajo de educación (socializarlo a través de que interioricen normas) va a protestar cuando sea frustrado en algo, pero acabará asumiéndolo porque confía en que sus cuidadores lo que rechazan de él es una conducta inapropiada. Sin embargo, en un niño con un apego inseguro, el acto de reñirle puede conllevar que lo experimente como un daño añadido al que está sintiendo por esa falta de seguridad en su valía personal. En este caso la trascendencia psicológica del mismo acto de “reñir” o “corregir” al niño es completamente distinta.

Respetando las formas en que cada familia cree que debe educar, lo más importante para que el proceso de socialización sea exitoso, es que cuidemos de que el apego sea seguro. Para lo cual una buena preparación y formación en este tema de los agentes sociales que puedan detectar disfunciones del apego, así como la realización de actividades dirigidas a orientar y ayudar a los cuidadores podrían ser el mejor recurso para prevenir todos los trastornos relacionados con los apegos inseguros.

Sebastián Girón: el apego como vínculo afectivo

Fundación SAMU organiza una jornada científica sobre el apego

La Fundación SAMU, en colaboración con la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, la Fundación CEU San Pablo Sevilla y SAMU Wellness, organizará en octubre una jornada científica sobre el apego como vínculo afectivo en la que diferentes profesionales y expertos compartirán experiencias en infancia y adolescencia.

Este encuentro está dirigido a profesionales que trabajan en atención a la infancia en áreas como los servicios sociales, servicios psicojurídicos, equipos psicopedagógicos, personal docente o de salud mental (psicólogos, médicos, trabajadores sociales, titulado en enfermería, pedagogos, sociólogos, técnicos en educación infantil, educadores), así como todas aquellas personas interesadas en los contenido de las jornadas.

Entre los ponentes participantes destacan Sebastián Girón García, psiquiatra del Centro de Tratamiento Ambulatorio de Drogodependencia de Cádiz; Pepa Horno Goicoechea, responsable del departamento de Promoción y Protección de los Derechos de la Infancia de Save de Children; y la profesora de la Universidad de Sevilla Maite Román, del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, entre otros.

Las inscripciones están abiertas en la página web www.samucongresos. También es posible solicitar más información en info@samucongresos.es.

Maribel Álvarez: “La formación en igualdad para todo el sector sanitario es clave”

Desde octubre, Maribel Álvarez Leiva (San José de la Rinconada, Sevilla, 1957) ostenta el cargo de presidenta del Comité de Igualdad de SAMU, rol que compagina con sus funciones como directora de posgrados de la Escuela SAMU y subdirectora de la Clínica de Salud Mental en Sevilla Samu Wellness.

—¿Qué significa SAMU para usted?
—Para mí, SAMU es una gran escuela. Es una empresa familiar en la que he trabajado mucho y que me motiva laboralmente. Me aporta ilusión a la hora de emprender nuevos proyectos y, lo más importante, me ofrece un aprendizaje continuo .

—¿Cuándo se incorporó a SAMU?
—En 2004 , cuando se abrió la residencia de mayores San Isidoro, en el centro de Sevilla. Yo soy enfermera y mi función era apoyar a la dirección en el montaje de la unidad de enfermería. Ahora tengo varias funciones, estoy en varios sitios. En la Escuela SAMU me encargo de la dirección de los posgrados y en la clínica de salud mental SAMU Wellness, de la subdirección del centro. También soy responsable de la gestión y puesta en marcha de los nuevos proyectos de SAMU hasta que dan sus primeros pasos.

—Recientemente ha sido nombrada presidenta del Comité de Igualdad de SAMU. ¿Cuándo se creó este comité?
—Se configuró en octubre de 2017 a raíz de la elaboración por parte de la empresa de un Plan de Igualdad y está formado por nueve personas, cinco mujeres y cuatro hombres. SAMU está muy comprometido con la igualdad de oportunidades y era necesario establecer un instrumento que incorporara este compromiso en el funcionamiento y gestión diaria de SAMU.

—¿Cuáles son los principales objetivos de este comité?
—Velar para que en la empresa se cumpla el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombre, y sensibilizar a la plantilla sobre la importancia de incorporar la igualdad de oportunidades en la política de la empresa y la necesidad de que los trabajadores participen activamente en el desarrollo de las diferentes fases que va a poner en marcha el Plan de Igualdad y velar por el cumplimiento de dicho plan, entre otros.

—¿Cuáles son las principales demandas de la plantilla de SAMU en este sentido?
—Lo primero que hice como presidenta de este comité fue realizar una encuesta entre los trabajadores que nos permitió saber qué opinan sobre la igualdad en la institución y ver en qué debemos mejorar. Los resultados de esta encuesta mostraron una alta demanda en formación en igualdad por parte de los trabajadores.

—¿Y qué opinan los empleados?
—Un alto porcentaje cree que el lenguaje que se utiliza no es sexista, que se contrata y promociona a los trabajadores en igualdad de condiciones, que no existen desigualdades retributivas por razones de género y que la empresa favorece la conciliación familiar y laboral. Aunque, como contrapartida, opinan que los criterios de promoción no se hacen suficientemente públicos y que existen dificultades para el acceso de la mujer a puestos directivos. Además, proponen el fomento de actividades deportivas dirigidas a las mujeres residentes en los centros de la Fundación SAMU y la elaboración de un procedimiento público de promoción interna basado en la meritocracia.

—¿Cuántas mujeres forman parte de la plantilla de SAMU?
—En Grupo SAMU, las mujeres representan el 50,93% del total de trabajadores. Este porcentaje es mayor en la Fundación SAMU, que engloba los centros de menores y las residencias de personas con discapacidad. Aquí el dato es del 73,23%.

—¿Cree que existen desigualdades en el sector sanitario en general?
—No creo que haya desigualdades por razón de género en el sector sanitario ni en el ámbito de las emergencias, aunque en el campo de los Técnicos de Emergencias Sanitarias (TES) si se ven más hombres que mujeres trabajando. Uno de los motivos creo que puede ser el tipo de trabajo que estos profesionales desarrollan, más físico, como el traslado y transporte de pacientes, y por el hecho de que pocas mujeres disponen del carné necesario para manejar ambulancias.

—¿Qué aspectos cree que deben mejorar dentro del sector sanitario?
—Para mí es clave la formación en igualdad de todo el sector, desde la dirección hasta el último trabajador, así como la realización de una fotografía de la opinión de los trabajadores de la empresa. De este modo, se podrá crear conciencia en igualdad y mejorar los aspectos que cada sector considere oportuno.