J. Aurelio Ventura, enfermero: “Mi trabajo es cuidar, en su sentido más amplio”

J. AURELIO VENTURA. Enfermero y enlace sindical

En diciembre, el enfermero José Aurelio Ventura (Sevilla, 1984) cumple un año al frente del primer comité de empresa de la residencia San Sebastián de Cantillana, en Sevilla, lugar en el que trabaja desde hace siete años junto a otros 60 compañeros.

—¿Desde cuándo trabaja en SAMU?
—Empecé a trabajar en la residencia de San Sebastián hace siete años. Una compañera de profesión que estaba haciendo el Máster de Emergencias de SAMU me informó de que había un hueco en la residencia de Cantillana, así que eché el currículum y aquí estoy.

—¿Cuál es el perfil de los residentes?
—Son unas 60 personas psicodeficientes y con trastornos graves de la conducta. En la mayoría de los casos no son por daños sobrevenidos, sino más bien por cuestiones genéticas.

—¿Cuáles son sus funciones?
—Una gran parte del trabajo se centra en la administración de medicamentos y la realización de curas, pero yo diría que mi función principal es la de cuidar, en el sentido más amplio de la palabra. Aquí, la experiencia es un grado muy importante. Tienes que conocer muy bien a los residentes. Me refiero en el plano personal. Tienes que saber hasta cuándo va a venir su madre a visitarlo o cuándo no, el por qué está hoy enfadado, por qué hoy está tan contento, que no siempre es bueno, por qué está más eufórico de la cuenta. Y en base a eso, tratarlo. Cuando ellos no reciben la atención o el cuidado que desean, sea justificado o no, acaban haciendo algo para lograrlo. Teniendo en cuenta esos pequeños detalles, tendrás o no un día tranquilo y ellos una vida más apacible.

—Es un trabajo con una carga emocional.
—Por supuesto, y aunque quieras evitar tener una relación afectiva hacia ellos, es imposible. Hay residentes que llevan siete años conmigo aquí. Estamos hartos de vernos las caras. Es imposible no tener sentimientos, pero a veces tienes que cumplir con tu deber porque no siempre tienen un día bueno. Cuesta ser firme, pero sabes que lo que haces es por su bien y que le estás ahorrando peores tragos.

—¿Cómo y por qué surge el comité de empresa de la residencia San Sebastián?
—Nació hace menos de un año. Yo lo veo como un fenómeno casi natural. Cuando una empresa prospera, como la Fundación y Grupo SAMU, y tiene un determinado volumen de trabajadores, el empresario o directivo, por mucho que lo intente, tiene un límite a la hora de satisfacer las necesidades de los trabajadores. Creo que hace falta alguien que venga desde la primera línea de batalla y que transmita de forma rápida y eficaz las necesidades que le surgen al compañero o a él mismo.

—¿Qué carencias había en la residencia que impulsaron la creación del comité?
—Principalmente la falta de información, sobre todo, en torno al convenio, el estatuto de trabajadores, las leyes, decretos… He tenido que habilitar una estantería en mi casa sólo para leyes y papeles de ese estilo. Me dedico a estudiarlo todo para responder las dudas de mis compañeros, pero siempre surge algo nuevo y al final acabas recurriendo a abogados o al sindicato. Y para una respuesta que son 10 segundos, acabas echando tres días.

—¿Cuáles son las principales dudas o preocupaciones de los trabajadores?
—Como llevamos poco tiempo y aún no hemos cogido rodaje, ahora mismo lo habitual son dudas sobre las nóminas o las ausencias justificadas o no. Por ejemplo, una compañera no sabía si le correspondía algún día por el ingreso hospitalario de su tío. Todos creíamos que sí, pero no, el convenio no lo contempla. Hay mucha desinformación en ese sentido.

—¿Cuáles son las principales líneas de negociación actualmente con la empresa?
—Acabamos de llegar a un acuerdo sobre las retribuciones, creo que satisfactorio por ambas partes. Ahora mismo el caballo de batalla lo tenemos en los horarios de trabajo, el calendario, la conciliación laboral. Es algo que se negocia anualmente. Son cosas estructuradas. Todavía no nos matamos. Nos entendemos. Hay mucha desinformación en ese sentido.

—¿Qué cree que es lo mejor y lo peor de SAMU?
—Lo mejor y lo peor de SAMU es el compañerismo. Lo mejor porque todos tiramos del carro. Hoy por ti y mañana por mi. SAMU te somete a un alto nivel de estrés. Trabajamos 24 horas los 365 días, pasamos juntos la Navidad, y no siempre estás al 100%. El compañerismo se valora mucho. Quizás, esto sea también lo peor. Cuando a un compañero le pasa algo, te afecta a ti. No puedes desvincularte de alguien con el que pasas tanto tiempo.

130 menores al cobijo de SAMU

La continua llegada masiva de inmigrantes en pateras a las costas andaluzas durante todo el verano ha puesto en alerta a todas las entidades sociales implicadas en este fenómeno, entre ellas la Fundación SAMU, que actualmente acoge a 130 menores de edad que han llegado de forma clandestina a España sin la compañía de de un adulto.

El pasado 17 de agosto, SAMU puso en marcha una nueva Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) en la provincia de Cádiz, concretamente en Tarifa, y así poder dar cobijo a los menores extranjeros que habían llegado días antes al país tras un duro viaje a través del mar. En total, la Junta de Andalucía envió a Tarifa 60 niños de entre 12 y 17 años y procedentes, principalmente, de Marruecos y Costa de Marfil.

Esta unidad se suma a los otros tres recursos puestos en marcha a finales de junio también por encargo de la Junta de Andalucía. En aquella ocasión fueron 70 menores de edad, que se distribuyeron entre la unidad creada en Motril (Granada) y las dos de Jimena de la Frontera (Cádiz).

Al igual que en los casos anteriores, el proceso de montaje y puesta en marcha de la UATE de Tarifa se realizó a contrarreloj. El personal de SAMU fue advertido el 17 de agosto a las diez de la mañana de la llegada de 60 menores. En este momento, todo el equipo de SAMU se movilizó, especialmente el presidente de la Fundación, Carlos Álvarez Leiva, y ocho horas después, a las seis de la tarde, ya llegaron los primeros niños.

La UATE de Tarifa dispone de tres carpas habilitadas con literas para la zona de descanso de los menores extranjeros, además de módulos que contemplan doce duchas, nueve lavabos y baños, un módulo para el almacén y otro habilitado como sala de educadores y coordinación. También hay acotado un terreno donde los menores pueden realizar deporte y actividades socioeducativas y ocio. Con ellos trabajan técnicos educativos, técnicos en emergencias, traductores y una mediadora.

Igualdad de oportunidades en el ADN de SAMU

La Fundación SAMU apuesta por la elaboración de un Plan de Igualdad propio que fomente el desarrollo de políticas que integren la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, sin discriminar, directa o indirectamente, por razón de sexo, además de medidas que permitan lograr la igualdad real en el seno de la organización, estableciendo las mismas oportunidades entre ambos sexos. Este plan incluye, también, un protocolo de actuación en caso de acoso y la creación de un comité para su prevención e investigación de los posibles casos denunciados.

Grupo SAMU pertenece al sector sanitario y está especializado en la asistencia de emergencias, la formación profesional en ciencias de la salud y la atención de personas gravemente afectadas (psicodeficientes) durante las 24 horas, así como residencias de día y atención a mayores, a inmigrantes y acogida de menores. Esta organización cuenta con cerca de 600 trabajadores y está presente en todo el territorio andaluz, además de en Valencia, Toledo, Alicante y Gijón. Fuera de las fronteras españolas, desde hace un año, SAMU también está presente en Marruecos con un equipo de profesionales en Tánger.

Actualmente, las mujeres en SAMU representan más del 65% de la plantilla. La presencia del colectivo femenino es especialmente significativa en determinados servicios como la Residencia Santa Ana, en Sevilla, en la que se atiende a personas con daños cerebrales, la Unidad de Día San Lucas, y las fundaciones de Cádiz y Jaén.

Entre los objetivos del Plan de Igualdad está promover procesos de reclutamiento, selección y contratación en los diferentes centros del grupo en condiciones de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, evitando desarrollar procesos que generen segregación horizontal y eliminando el lenguaje sexista de estos procesos. Con él también se persigue garantizar el acceso a la formación en igualdad de condiciones para fomentar el desarrollo de la carrera profesional de cada uno; facilitar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de hombres y mujeres, sin que se vea afectada su promoción profesional; y establecer medidas efectivas de prevención y protección frente al acoso sexual y la violencia de género. Otro de los objetivos es integrar la perspectiva de género en la actividad de prevención de riesgos laborales y sensibilizar a toda la plantilla sobre la igualdad de trato y oportunidades mediante la comunicación periódica de las acciones que se lleven a cabo y otras medidas de sensibilización, con el fin de que todos se impliquen en el proceso.

El plan incluye la creación de un Comité de Igualdad, que estará integrado de forma paritaria por seis miembros de la Dirección de la Fundación SAMU y seis representantes de los trabajadores. Su fin, además de hacer un seguimiento del plan, es velar por la no discriminación por razones de sexo en el ámbito laboral.

En la selección y contratación de personal, por otro lado, garantizará que en las ofertas de empleo no se utilice un lenguaje sexista y a igualdad de condiciones, se contratará a la persona del género infrarrepresentado en el colectivo que se trate (menos del 40%).

Con respecto al protocolo de actuación en caso de acoso, éste se aplicará al conjunto de personas que prestan servicios en la Fundación SAMU en todo el país y albergará desde el acoso sexual (físico o verbal), al acoso por razón de sexo u orientación sexual y acoso psicológico (mobbing). Para prevenir y evitar estas situaciones, se divulgará el protocolo entre todos los trabajadores y se creará un comité de prevención, que será el encargado de estudiar, investigar y valorar cada uno de los casos denunciados, además de proteger a la víctima.

Juan Rodrigo Gil, educador: “En SAMU siempre estás en alerta”

JUAN RODRIGO GIL. Educador

 

El educador Juan R. Gil (Algeciras, Cádiz, 1979) dirige desde finales de junio los dos recursos de acogida temporal de menores extranjeros (UATE) puestos en marcha en Jimena de la Frontera (Cádiz) ante la llegada masiva de inmigrantes a través del Estrecho de Gibraltar

 

—¿Cómo fueron sus comienzos en SAMU?
—Empezé a trabajar en SAMU en 2009 como educador. Hasta el pasado curso, la Fundación SAMU, a través de un concurso de la Junta de Andalucía al que optó, cubría las necesidades educativas especiales de los alumnos de más de 130 colegios en la provincia de Cádiz. Yo era el coordinador de los educadores. Fue terminar el curso y empezar a poner en marcha la Unidad de Acogida Temporal de Emergencias (UATE) en Jimena.

—¿Dejará el cargo de jefe de la UATE de Jimena y volverá a los colegios en septiembre?
—Iré donde me necesiten. Ahora mismo, la urgencia está aquí, en Jimena. Con SAMU siempre estás en alerta.

—¿Cómo surgió la UATE en Jimena?
—En junio hubo una llegada masiva de inmigrantes, muchos de ellos niños sin la compañía de un adulto. Los centros de la Junta de Andalucía están desbordados, al 200% de su capacidad y no paran de llegar menores. SAMU ya había trabajado con la Junta en el pasado en una situación similar y nos pidieron que abriéramos un recurso para acoger a estos menores de manera temporal. Fue todo muy rápido, pero no nos cogió de imprevisto.

—¿Por qué?
—Sabíamos que iban a salir a concurso varias plazas para centros de acogida de menores, algunas de ellas para el Campo de Gibraltar, así que nos movimos para buscar un recurso, una vivienda, para optar a ellas. En ese momento, nos llamaron de la Junta pidiendo ayuda. Fue un viernes. Nos dijeron ‘prepararse que os vamos a mandar a 40 niños’ y en dos horas estábamos listos. Trabajamos a contrarreloj. Aún estábamos sacando la cosas de la casa que alquilamos y metiendo las literas, cuando llegaron los primeros niños.

—¿Cuántos recursos hay en funcionamiento en Jimena?
—Dos, con 20 menores cada uno de entre 13 y 17 años. Uno de ellos es un chalet con cinco habitaciones. Es bastante grande. Allí comemos todos juntos y se realizan las actividades. El otro es una casa más pequeña que está a unos 50 metros.

—¿Cómo es la convivencia con los vecinos de Jimena?
—Por ahora perfecta. Al principio me preocupaba un poco meter a 40 menores extranjeros en un pueblo pequeño como Jimena, pero lo primero que hice fue hablar con el alcalde, que nos ofreció todo tipo de facilidades, como acceso gratuito a la piscina municipal. También hay muy buena relación con el centro de salud y la Guardia Civil, ya que algunos de ellos se fugan.

—¿Por qué se fugan?
—Algunos vienen con una idea clara, tienen un destino fijado. Bilbao, Barcelona.En la mayoría de los casos porque tienen familiares allí. Ese es su objetivo y van a hacer todo lo posible por conseguirlo.

—¿Cómo se controlan esas fugas?
—Puedes controlarlas hasta cierto punto. Esto es un centro abierto, no una cárcel. La normativa me impide cerrar el centro con llave y el que tiene claro que quiere irse se va a ir. A veces viene alguien y dice que es familiar de algún niño. Yo le pido que lo demuestre, hay que seguir un protocolo, y en cuanto lo hagan, el menor podrá irse con ellos. Me dicen que vale, pero en cuanto me doy la vuelta, el menor se ha ido. Esto ocurre en todos los centros de este tipo.

—Éste es un centro temporal de emergencia. ¿Cuánto tiempo deben quedarse? ¿Y después, a dónde van?
—No puedo decirte hasta cuándo. El sistema está taponado. Los Centros de Acogida Inmediata de Menores (CAI) y los centros residenciales están a tope. No hay plazas libres. Ni siquiera nosotros tenemos plazas libres. Todas las mañana mando un registro de menores, tras contar las fugas, y al día siguiente ya tengo niños nuevos. Estamos hasta la misma bandera. Las administraciones tienen que buscar una solución.

Fundación SAMU acoge en Motril y Jimena a 70 menores extranjeros

LA Fundación SAMU acoge desde finales de junio, a petición de la Junta de Andalucía, a 70 menores de edad que han llegado de forma clandestina a las costas andaluzas procedentes del continente africano tras un duro viaje a través del mar.

La presión migratoria por vía marítima se ha disparado con respecto al año pasado. Según datos de la Delegación del Gobierno en Andalucía, la llegada de inmigrantes en pateras a las costas andaluzas en junio se multiplicó por cinco con respecto al mismo mes de 2016. Sólo en las costas gaditanas, Salvamento Marítimo rescató a 900 personas, muchas de ellas menores de edad extranjeros sin acompañamiento.

La Junta de Andalucía hizo entonces un llamamiento a diferentes entidades sociales, entre ella SAMU, que puso en marcha tres unidades de acogida temporal de emergencia (UATE), una en Motril (Granada), con 30 plazas, y dos en Jimena de la Frontera (Cádiz), con 20 plazas cada una. La mayoría de estos menores, entre 12 y 17 años, proceden de Marruecos, aunque también los hay de otras nacionalidades como Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso y Chad.

La Fundación SAMU ya ha colaborado en otras ocasiones con el gobierno andaluz en la acogida de menores extranjeros de manera urgente, principalmente en Granada, Almería y el Campo de Gibraltar. La primera vez fue en 2007. Posteriormente, la Junta volvió a contar con los profesionales de SAMU en 2009, 2011, 2012 y ahora en 2017.

En las diferentes unidades de SAMU, a estos jóvenes se les ofrece una atención integral y aprenden hábitos sociales, de higiene personal y de alimentación sana. Participan en diferentes talleres de limpieza y organización del centro, cómo hacer una cama o cómo dejar de fumar, además de actividades deportivas, clases de español, fundamental para su integración, y excursiones a la playa o al campo. Desde SAMU se trabaja para que estos menores tengan una rutina que les de seguridad y puedan alejar de su mente lo que han sufrido y han dejado atrás.