Discapacidad: Sostenibilidad con dedicación y entusiasmo

Las personas con discapacidad que forman parte de los recursos de Fundación SAMU están muy presentes en los planes para la consecución de objetivos de desarrollo sostenible. A través de charlas y actividades, se intenta acercar a los usuarios a esta visión del mundo, y de cómo cada uno de nosotros somos los principales causantes del calentamiento global y de muchos de los problemas medioambientales que sufre nuestro planeta. Todos tenemos el derecho y la obligación de garantizar a las generaciones venideras un mundo sostenible, en el que exista un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

El estigma social que sufren las personas con discapacidad hace que, entre muchas otras cosas, se considere que ellos no entienden o no pueden entender qué es la sostenibilidad. Por extensión, también se considera que no son capaces de contribuir a mejorar el mundo. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario.

Una persona con diversidad funcional puede aportar a la mejora del mundo tanto como se proponga. Estas personas aportan dedicación por todo lo que hacen. Aportan amor; un cariño por sus proyectos y acciones que pocas veces se ve en otras personas. Aportan entusiasmo, cualquier acción para contribuir a cambiar la realidad se convierte para ellos en un momento único y emocionante. Aportan honestidad, su sinceridad les hace no tener problemas a la hora de decir las cosas como son. Aportan valentía, no tienen problema para ponerse manos a la obra, sin temer a situaciones complicadas, siendo directos en lo que hacen. Y sobre todo, aportan felicidad y generosidad. Ayudar con alegría es algo que no hace cualquiera.

Como reza la frase ‘Es de bien nacido, ser agradecido’, muchas de las personas con discapacidad reconocen y valoran la ayuda que ellos mismos reciben de otros en su día a día. Por eso, aportar su granito de arena con acciones sociales de cualquier calibre es una forma de devolver parte de la ayuda que reciben. Esto les da una sensación de confianza en sí mismos y hacia los demás, una confianza que, a veces, pierden por el hecho de tener discapacidad.

La acción social sirve a estas personas para eliminar el estrés, liberando ciertos neurotransmisores que les ayudan a sentirse más felices y tranquilos. Actuando también aprenden a valorar más lo que tienen y a darle más importancia a cosas que tal vez antes no les daban. Cualquier pequeño gesto puede influir de forma positiva en la vida de estas personas.

En nuestro centro, el voluntariado está a la orden del día. Colaboramos con diferentes asociaciones y a beneficio de diversas causas. Entre otras iniciativas, colaboramos con asociaciones de animales ayudándoles a pasear a los perros, limpiar los cheniles, o donando los premios que hemos ganado en diferentes concursos.

Hemos acudido a cenas solidarias. También limpiamos nuestras calles y espacios naturales. Aportamos alimentos para campañas solidarias. Participamos en la lucha por recuperar la biosfera de nuestras lagunas. Reciclamos cada día. Luchamos por la igualdad de la mujer. En éstas y otras causas, su aportación suma pasos hacia el camino del cambio y, al mismo tiempo, les permite avanzar también hacia la inclusión.
El mundo es un poco mejor gracias a las personas con discapacidad. Tienen multitud de cualidades que hacen que todas las personas que estamos a su alrededor mejoremos y aprendamos cada día a disfrutar y respetar el mundo en el que vivimos. Por eso son excepcionales.

Autor: Alberto Beldad Calatayud. Integrador Social de la Residencia Santa Teresa