El progreso de los niños de Valencina

Como todos sabemos, 2020 no ha sido un año afable. La pandemia mundial, el estado de alarma con su consecuente confinamiento y fases de desescalada, el cierre de negocios y el aumento del paro han hecho mella en nuestra sociedad. Pero nada de esto ha podido aplacar las ganas de superación de los chicos del JEM Valencina SAMU, quienes llegaron siendo menas (término utilizado en política, a mí personalmente me gusta llamarlos niños) y que han ido abriéndose paso en nuestro país.

Todos ellos emprenden un viaje de meses, años o unas pocas horas con el objetivo de cruzar el Estrecho de Gibraltar y llegar a las costas españolas, porque ellos ven en nuestro país una tierra de esperanza. Todos tienen su propia historia pero un objetivo común: alcanzar una vida mejor. La pregunta que cabría hacerse es, ¿y quién no?

Tras un largo aprendizaje del idioma, adaptarse a nuestras costumbres, integrarse y formarse en cursos y diversas formaciones académicas (lo que es un arduo trabajo por su parte) y tras meses en busca de convenios y prácticas laborales por parte del equipo de SAMU, podemos decir que el trabajo ha comenzado a dar sus frutos. Dos de los chicos que comenzaron en el JEM Valencina han conseguido un contrato de trabajo por un año: O. B. como camarero y M. A. como carnicero. Esto les ha permitido ahorrar, independizarse y alquilar su propia vivienda, un sueño que todos tienen y que supone un paso más en su proyecto migratorio.

Las dificultades del idioma, la adaptación a una nueva cultura y las trabas sociales que nos encontramos todavía a día de hoy son superadas por nuestros jóvenes migrantes, quienes con muchos sueños y con predisposición consiguen superar día a día sus retos, y eso es de valientes y luchadores.

Lo bueno no es sólo que estos jóvenes hayan conseguido cumplir su sueño, lo mejor es que ya tenemos otros cinco compromisos de contratos laborales, otras puertas abiertas a la esperanza de tener una vida mejor en un país extranjero, lo que alienta a otros compañeros a seguir luchando y esforzándose en esta carrera que ningún niño o joven debiera iniciar: buscar una vida mejor lejos de su familia porque en su país no puede.

Todo esto no hubiera sido posible sin todo el equipo de profesionales de SAMU que ha acompañado y orientado a los chicos en cada uno de los recursos. Cabría nombrar también a todos los empresarios que depositan su confianza y creen en que las oportunidades hay que darlas, pues ésta es la única forma en la que puede llevarse a cabo una inserción laboral real.

María González Pérez-Vico. Jefa de Unidad de JEM Valencina