Mamadou Jawara: un ejemplo de lo que es posible

Son muchas las diferentes historias de vida que han pasado por el centro ISL Alcalá (Alcalá de Guadaíra, Sevilla), pero la mayoría de ellas se cruzan en un mismo deseo: el de ayudar a la familia. Es sabido que la inmigración en España se mueve principalmente por el deseo de encontrar un futuro mejor, pero no siempre buscando el progreso vital como objetivo único, pues éstos menores vienen acompañados de la necesidad de mantener a las familias que han dejado atrás en sus países de origen. Jóvenes de entre 15 y 18 años que se ven obligados a asumir la responsabilidad de que sus hermanos pequeños puedan comer. Hablamos de una realidad antinatural, de niños que no pueden serlo.

Muchos de los relatos que nos ocupan cuentan cómo estos chicos abandonan sus estudios o ni siquiera los inician para empezar a pensar como “padres de familia”. Algunos deben paralizar su formación educativa cuando los padres se van de sus casas, desentendiéndose del cuidado de sus hijos. Es entonces cuando las madres no son capaces de conseguir un sustento familiar suficiente y los niños adquieren un rol equivocado. Buscan trabajos en el campo, la construcción, fontanería, tapicería o peluquería. Al final, se convierten en niños que, por supervivencia, han aprendido a desempeñar todo tipo de profesiones al coste de sacrificar su infancia.

Desde Fundación SAMU, en el centro de Inserción Sociolaboral de Alcalá de Guadaíra, caminamos junto a estos menores extranjeros no acompañados, ayudándolos a lograr sus metas.

Su formación educativa y/o laboral se nos presenta como reto principal en el trabajo que realizamos con ellos. La tarea no es sencilla; dificultades con el idioma, una nueva cultura que arrastra costumbres completamente desconocidas para ellos y en muchos casos contrapuestas a todo lo que han aprendido como “lo correcto”. Nuestros chicos deben hacer un gran esfuerzo de construcción para integrarse en nuestra sociedad, la cual no siempre les acepta, señalándoles como intrusos no merecedores de oportunidades.

En el equipo educativo de ISL Alcalá creemos en la meritocracia como motor de motivación. Y aunque la realidad pueda presentar circunstancias que escapen de nuestro control, consideramos este concepto como el pilar imprescindible desde el que deben trabajar los menores.

Mamadou Jawara es un claro ejemplo de perseverancia y sacrificio. Procedente de Mali, con 17 años llegó a España sin saber leer ni escribir. Un chico que dedicó su infancia a trabajar en el campo con su padre, anulando toda formación educativa debido a las necesidades familiares. Desde su llegada a nuestro centro de Alcalá ha demostrado tener claro su objetivo. Su interés por la cocina lo llevó a realizar una formación reglada. Tras adquirir unos conocimientos básicos culinarios, al mismo tiempo que aprendía nuestra lengua, inició sus prácticas como ayudante de cocina en El Paladar, un comercio dedicado a la venta de comidas caseras tradicionales. Sus dos meses de prácticas se le hicieron cortos al empresario que lo dirigía. En poco tiempo se integró con sus compañeros de trabajo y demostró su implicación laboral. La empresa nos expuso su interés por contratar a Mamadou, pero la situación documental del menor no se encontraba acabada para poder aceptar la oferta. Así pues, realizó unas segundas prácticas como auxiliar de lacados y barnizados, hasta conseguir completar toda burocracia.

Hace menos de dos meses que nuestro chico de Mali volvió con unas nuevas prácticas a El Paladar y para nuestra familia de ISL Alcalá es un verdadero orgullo poder decir que Jawara ha conseguido su primer contrato de trabajo en España, que está firmando en la fotografía que ilustra este reportaje. El menor está repleto de felicidad por haber conseguido su propósito y poder continuar ayudando a su familia. Su historia se ha convertido en una satisfacción enorme para nuestro equipo de profesionales y en un referente para el resto de menores de nuestro centro y de otros recursos de Fundación SAMU.

 

MARÍA ARCAS APARICIO.
Educadora de ISL Alcalá