Siham Khalifa: “Guiamos a los jóvenes hacia su vida adulta”

Siham Khalifa El Abdi (Tetuán, Marruecos, 1978) es desde enero la responsable de los programas de Mayoría de Edad de SAMU en Motril (Granada), además de psicóloga y orientadora del programa de Alta Intensidad de Motril cofinanciado por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo.

—Algunas voces critican la falta de recursos para jóvenes inmigrantes que llegaron a España siendo menores y cumplen la mayoría de edad. Usted que trabaja con este colectivo, cuál es su opinión?
—Rotundamente es así. Desde el sector, siempre hemos demandado más plazas para la atención de los jóvenes que provienen del Sistema de Protección de Menores (SPM) y que han alcanzado la mayoría de edad. En la provincia de Granada, actualmente, sólo hay 80 plazas para estos chicos. Algo insuficiente si tenemos en cuenta el elevado número de menores bajo guarda, tutela o atención inmediata de la Junta de Andalucía.

—¿Qué ocurre cuando un menor inmigrante no acompañado (mena) cumple la mayoría de edad?
—Cuando un joven cumple los 18 años, el SPM de la Junta de Andalucía activa un protocolo de actuación del procedimiento de acceso al Programa de Adquisición de Competencias Socio-laborales (PACs). Previamente, el equipo técnico de cada centro de protección valora a los menores que están próximos de alcanzar la mayoría de edad y estudia cuáles son sus opciones más adecuadas. A continuación, emite un informe de Mayoría de Edad a la delegación territorial, que finalmente resuelve teniendo en cuenta el compromiso que mantiene cada joven con su proyecto educativo y laboral, la ausencia de apoyos familiares, su situación administrativa. La Junta es la que decide si se le deriva o no a un programa de mayoría de edad. La pertenencia a estos programas es voluntaria, pero exige un alto compromiso e implicación por parte de las personas beneficiarias.

—¿Por qué es tan necesario que existan recursos y programas dirigidos a estos jóvenes mayores de edad?
—Los jóvenes que salen del SPM, por lo general, se encuentran en una situación de vulnerabilidad y alto riesgo de exclusión social debido a las dificultades para acceder al mercado laboral y la falta de redes de apoyo. Cuando un centro de protección de menores acoge a un chico, extranjero o no, estamos ante una persona que necesita una especial protección debido a las circunstancias que han motivado su ingreso. Son personas que han vivido situaciones vitales de desprotección y desamparo. Esto implica una atención integral que requiere tiempo.

—Supongo que la situación se complica aún más cuando se trata de jóvenes extranjeros.
—En el caso de los jóvenes migrantes, el desconocimiento del idioma y del sistema educativo agrava estas circunstancias, afectando a su percepción de autoeficacia y a su motivación de logro. Son personas que suelen carecer de hábitos de estudio y de un recorrido académico estable y exitoso, probablemente porque no han recibido una adecuada instrucción, apoyo y acompañamiento en este sentido. A esto hay que sumar las dificultades que encuentran en la Administración para regularizar su situación. Y esta es la norma, no la excepción, por lo que, a mi criterio, la mayoría de los menores necesitaría de un tiempo de transición y acceder a un programa de Alta Intensidad.

—¿Cuáles son las principales necesidades que tienen estos chicos?
—Apoyo, asesoramiento, orientación, acompañamiento. Son jóvenes que no cuentan con formación previa ni experiencia laboral. No han podido acceder a un primer empleo que garantice un mínimo de ingresos para su manutención. Y sin medios económicos ni apoyo social y/o familiar, no se pueden emancipar. Les exigimos una plena emancipación a los 18 años cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa la emancipación de los españoles cerca de los 29 años. De ahí que el acceso al empleo sea el motor de su inclusión.

—Antes ha mencionado el Programa de Adquisición de Competencias Socio-laborales (PACs). ¿Qué es exactamente esto?
—El PACs es un Programa de Alta Intensidad enmarcado en la contratación del servicio de atención en Inserción Social y Laboral de Jóvenes con Necesidades Específicas procedentes del Sistema de Protección de Menores. Está cofinanciado por el Fondo Social Europeo en el marco operativo 2014-2020.

—¿Cuál son sus objetivos?
—La inclusión social y laboral, garantizando la emancipación en igualdad de oportunidades. En el programa del Fondo Social Europeo se realiza una intervención por áreas que van desde la personal, atención psicológica, social y de convivencia, formativa, laboral y de emancipación. En la fase inicial de este programa se trabaja en el proyecto educativo y laboral del chico hasta conseguir los objetivos diseñados con el joven en su Plan Personal de Vida. Una vez alcanzados, pasan a fase de seguimiento. En este punto, oficialmente, ya no están de alta en el programa pero siguen recibiendo atención y asesoramiento para garantizar que los objetivos alcanzados se mantengan e incluso se puedan mejorar. En definitiva, se trata de acompañar y guiar a los jóvenes en su transición a la vida adulta.

—Durante su participación en este programa, ¿dónde residen estos chicos?
—En los llamados ‘pisos de autonomía’, donde se les proporciona una atención integral cubriendo sus necesidades de alojamiento, manutención, formación, de manera que puedan alcanzar su primera experiencia laboral en un entorno formal y estable.

—¿Durante cuánto tiempo pueden beneficiarse de este programa?
—Pueden permanecer en el programa un año y, solo en circunstancias excepcionales, se podrá prorrogar su estancia, previa solicitud de la delegación territorial y la aprobación de la Dirección General de Infancia y Familia. En ningún caso puede superar los dos años.

—¿Cuántas personas disfrutan actualmente de este recurso en Motril?
—El programa dispone de cuatro plazas que en la actualidad están ocupadas.

—¿Qué personas pueden disfrutar de este programa de SAMU?
—Nuestro programa está dirigido a personas jóvenes refugiadas no acompañadas que llegaron a Andalucía siendo menores de edad y que proceden de países en conflictos bélicos, así como, aquellos jóvenes procedentes del Sistema de Protección Solicitantes de Asilo; jóvenes procedentes del SPM sobre los que se tengan fundadas sospechas de ser posibles víctimas de trata de seres humanos o vulnerables de serlo; y jóvenes con circunstancias personales y/o sociales especiales, que dificultan y condicionan su integración social y laboral.

—¿Cuántos programas de estas características gestiona SAMU?
—En la actualidad contamos con tres Programas de Alta Intensidad. Uno de cuatro plazas en Motril, otro con doce plazas en Jaén y un tercero con seis plazas en Almería.

—¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra en su día a día?
—El principal escollo con el que nos encontramos es la regulación administrativa de la situación de estos chicos. Esto retrasa en exceso el inicio de acciones eficaces de cara a la inserción social y laboral de los jóvenes.

—¿Cuál es la actitud de los jóvenes beneficiarios de estos programas?
—En la inmensa mayoría de los casos, excelente. Participan activamente en su proyecto de inserción, con voluntariedad, motivación y compromiso.

—¿Qué aspectos cree la Administración y la sociedad en general debería mejorar para poder ayudar de manera más eficaz a estos chicos?
—Es fundamental visibilizar a este colectivo dándole valor a la diversidad. Hoy esto es más necesario que nunca debido a la criminalización injusta que han sufrido en los últimos meses.