Hasta siempre Charito

La familia SAMU despide a Rosario González Gutiérrez, Charito para muchos, quien falleció el 28 de enero a los 53 años tras una larga enfermedad. Con ella se va una parte fundamental de esta empresa a la que dedicó toda su carrera profesional, pero deja una huella imborrable en quienes tuvieron la suerte de conocerla.

Rosario llegó a SAMU en 1995, con solo 25 años, para ayudar en tareas administrativas. Fue su juventud la que hizo que sus compañeros la llamaran Charito. Lo que empezó como un contrato de tres meses se convirtió en una vida entera de compromiso, trabajo incansable y dedicación. Pasó de compartir escritorio en la Base 7 de SAMU con su “maestro, jefe y amigo” Ignacio Álvarez Leiva, a liderar el departamento de Contabilidad con la confianza absoluta de la dirección. Ella misma recordó en una entrevista publicada en 2022 Revista SAMU con motivo del Día de la Mujer cómo le ofrecieron un contrato en la Diputación de Sevilla al mismo tiempo que SAMU le ofrecía un puesto fijo en la plantilla. En ese momento, decidió apostar por SAMU y nunca se arrepintió: “Entré a formar parte no sólo de una empresa, sino de una familia. Así lo sentía y lo sigo sintiendo. Mi familia SAMU”, dijo en la entrevista.
Durante casi tres décadas fue la persona que veló porque cada número cuadrara, porque cada nómina se pagara a tiempo, porque la empresa funcionara con el rigor y la solvencia que ella misma representaba.

Pero Charito era mucho más que una excelente profesional. Era cercana, generosa, incansable. Siempre con una sonrisa, siempre con una palabra amable, con su particular “vocabulario gongu” y sus particulares expresiones que hacían reír a sus compañeros. Se preocupaba por los demás, leía las miradas y entendía los silencios. Compartió con sus compañeros alegrías, retos y también momentos difíciles, porque en SAMU encontró más que un trabajo: encontró una familia.

Metódica, puntual y eficaz, así era esta mujer. “Marca de la casa, como dice mi jefe”, señalaba ella. Desde que entró a trabajar en SAMU procuró involucrarse en todo: coordinación sanitaria, docencia, la Revista SAMU, dispositivos sanitarios (como las guardias en Isla Mágica), ayudar en misiones humanitarias, numerosas mudanzas…

Muchos de sus compañeras la recuerdan enfrascada en sus hojas de cálculo Excel, esas sábanas interminables y que muchos ni entendían.

Amaba a su Paco, su compañero de vida, y a su hija Raquel, su mayor orgullo. Disfrutaba con los suyos, con su pandilla de San Juan de Aznalfarache, donde se crio, y la de Sevilla Este, porque si algo tenía claro Charito es que la vida estaba para vivirla. “Era el alma de cualquier fiesta”, recuerda su compañera, amiga y ‘hermana’ Emilia García.

El cáncer se interpuso en su camino hace cuatro años, pero sólo en la etapa final dejó de trabajar. “Pese a mi enfermedad, he estado pendiente de mi trabajo en todo momento, ya que me servía de válvula de escape. Todo ha sido posible gracias a la ayuda de mi gran equipo. Estoy muy orgullosa de todos ellos”, comentaba en marzo de 2022 después de un primer tratamiento que duró seis meses. “Lo importante son las ganas porque mis ganas, ganan”, manifestaba.

Nos deja su ejemplo de entrega, su manera metódica y eficiente de trabajar, su sentido del humor y su fortaleza. Nos deja también su recuerdo, que seguirá presente en cada rincón de SAMU, en cada hoja de Excel y en cada anécdota que contemos sobre ella.

Gracias, Charito, por todo. Siempre con nosotros.