Rumbo a Chile contra el virus respiratorio sincicial

Una misión de sanitarios de Fundación SAMU partió el viernes 23 de junio desde Sevilla con destino a Chile para sumarse al dispositivo internacional que hace frente a la crisis provocada por un brote de virus respiratorio sincicial (VRS). Hasta final de junio, el virus había causado la muerte de siete bebés lactantes en el país. El brote ha puesto a las autoridades sanitarias en vilo.

Fundación SAMU ha activado esta misión de cooperación como respuesta a la solicitud de apoyo internacional formulada por el Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) y de la PAHO (Organización Panamericana de la Salud) a entidades colaboradoras de todo el mundo.

Cuatro voluntarios forman parte de este primer contingente: dos enfermeras especializadas en pediatría, Julia Ceballos y Alba Molina; un intensivista pediátrico boliviano, Nils Casson; además del director de área de Emergencias de SAMU, Juan González de Escalada, que está al frente de la misión.

Tras las conversaciones mantenidas con la PAHO, los especialistas de SAMU irán destinados al refuerzo de la UCI pediátrica del hospital de Coyhaique, ciudad de la región de Aysén. Es una zona muy poco poblada del sur de Chile, con enormes glaciares, fiordos y montañas nevadas, en la que se ha identificado la necesidad de reforzar las urgencias pediátricas. El proyecto tiene una duración inicial estimada de dos semanas.

Recepción de candidaturas

“Estamos abiertos a la posibilidad de enviar más equipos, aunque la singularidad de esta misión es que necesitamos personal especializado en cuidados intensivos pediátricos, que es el que puede desempeñar un papel decisivo ahora en el país. Tenemos abiertos nuestros procesos de selección”, ha explicado Juan González de Escalada.

En su reporte del miércoles 21 de junio, el MINSAL informó de que, hasta la fecha, un total de siete menores de un año habían fallecido en el país a causa del virus respiratorio sincicial.

“El virus sincicial causa una enfermedad grave, genera una destrucción del tejido de los pulmones y una insuficiencia respiratoria en los niños, especialmente en los menores de un año”, ha explicado el jefe del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, Christian García. “Durante la pandemia, se ha generado una gran población susceptible y esto explica, en parte, la gran cantidad de circulación y de casos detectados por nuestro sistema sanitario”, ha añadido.

Las autoridades chilenas han catalogado el brote como “el más grande de los últimos años” y han anunciado el regreso del uso obligatorio de mascarillas para profesores y niños mayores de cinco años en espacios escolares hasta el término de la alerta sanitaria, fijado para el 31 de agosto.

En el citado reporte del 21 de junio, había un 92% de ocupación de camas críticas en los hospitales tanto en el sistema público como en el privado, que suman 1.386 plazas como dotación excepcional.

Bajas temperaturas

Además, se habían registrado 235 traslados pediátricos desde el inicio de la campaña de invierno. Para los próximos días, los pronósticos no son alentadores: la bajada de las temperaturas y la coincidencia del virus sincicial con otras patologías como la gripe amenazan con congestionar aún más la red hospitalaria.

Las dos últimas misiones internacional desplegadas por SAMU se desarrollaron en 2022 en las fronteras de Ucrania, con motivo de la crisis humanitaria provocada por la invasión rusa, y a principios de este año, en Turquía, tras el terremoto que devastó el sureste del país.

En las dos últimas décadas, SAMU ha desplegado misiones humanitarias en países como Irán, Marruecos, Indonesia, Sri Lanka, Haití, Perú, Sudán, Costa de Marfil, Sierra Leona, Nepal, Filipinas, Francia, El Salvador, Costa Rica, Honduras y República Dominicana.

Turquía 2023: La vida y la muerte bajo los escombros

Alas cuatro horas y diecisiete minutos del 6 de febrero, cuando casi toda la población estaba sumida en el sueño profundo de la madrugada, dos terremotos consecutivos sacudieron las provincias del sureste de Turquía y el norte de Siria, una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Los seísmos, de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Richter, tumbaron ciudades enteras en lo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, definió como la mayor tragedia sufrida en el país desde el terremoto de Erzincan, sucedido en 1939. La devastación fue similar en Siria, país que además cuenta con el agravante de estar sumido en una guerra civil desde hace más de diez años. Poco después del amanecer del mismo 6 de febrero, cuando ya se contabilizaban por miles los muertos y desaparecidos en ambos países, SAMU, en España, activó un gabinete de crisis para valorar su intervención inmediata en la catástrofe.

En la misma mañana se establecieron contactos con los financiadores habituales de la Fundación y con diversas instituciones para recabar apoyos para la puesta en marcha de la misión. SAMU también ofreció su estatus de “disponibilidad” a los equipos Emergency Medical Teams (EMT) de la Organización Mundial de la Salud. La iniciativa EMT tiene como objetivo priorizar y mejorar la capacidad de los equipos locales para responder a las emergencias y fortalecer la red para brindar apoyo en emergencias cuando sea preciso en contextos como el desatado por los terremotos.

Las primeras gestiones dieron como resultado el envío de un equipo cinológico a Turquía formado por tres personas: Juan Gutiérrez Zazo, como responsable del dispositivo, Juan Hidalgo Martínez, como jefe de rescate, y el guía canino Antonio Miranda Escudero. Junto a ellos, un elemento clave en la expedición: Homero, un pastor belga de seis años entrenado para labores de rescate desde que era un cachorro de dos meses. Partieron en dirección a Turquía desde Escuela SAMU (Gelves, Sevilla) en la mañana del 8 de febrero.

Unas horas antes, de forma paralela, Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, acompañado de efectivos de la ONG estadounidense Project Hope, colaboradora habitual de SAMU, había partido desde España con dirección a Turquía para valorar sobre el terreno la oportunidad de despliegue de una misión sanitaria de la entidad. El objetivo de ambas organizaciones era enviar con la mayor celeridad posible un equipo médico de primera intervención, en coordinación con las autoridades de emergencias locales e internacionales.

El escenario tras el desastre

Con la colaboración de Project Hope y Médicos del Mundo, el equipo cinológico se desplegó en Adiyaman, ciudad al sureste de Turquía con una población de alrededor de 330.00 personas que estaba completamente devastada tras los temblores de la tierra. El escenario, según relató desde allí Juan Gutiérrez Zazo, estaba formado por edificios convertidos en escombros; personas durmiendo en la calle o deambulando sin tener dónde ir después de haberlo perdido todo; hogueras en las calles para aliviar el frío extremo; desabastecimiento de agua corriente y electricidad; puestos callejeros improvisados repartiendo comida o botellas de agua potable, y equipos de rescate intentando mantener la esperanza de encontrar supervivientes en el desastre. “He visto unos niveles de solidaridad muy importantes”, subrayaría Gutiérrez Zazo.

Desde su llegada, la misión del equipo era “encontrar vidas”. “Íbamos allí a rescatar a personas. Nos iban dando avisos de dónde se escuchaban voces, lugares en los que podía haber supervivientes bajo los escombros. Dábamos orden al perro para que buscara dentro del edificio derruido, si es que era posible”, recuerda Zazo.

En medio de la devastación total, el equipo de SAMU solo pudo encontrar cadáveres. “Que no pudiéramos rescatar a personas con vida era una probabilidad que teníamos en mente. El tiempo allí juega en contra del rescate por la magnitud del seísmo y por las condiciones meteorológicas que nos hemos encontrado, que no eran nada favorables”, señala. “Son muchas las imágenes que se quedarán con nosotros, como el cuerpo sin vida de una mujer embarazada que encontramos en su cama junto a otra hija encima, el de una señora muy mayor… Son momentos que serán difíciles de olvidar”.

Tras el rescate, excavadoras

El equipo cinológico dividió sus cinco días de trabajo entre las ciudades de Adiyaman y Antioquía, gracias al soporte de Médicos del Mundo y Project Hope, y también “gracias al pueblo turco, que a pesar de que lo está pasando muy mal, se desvivía por agradecer todo lo que se está haciendo por ellos”, observa Gutiérrez Zazo. La misión finalizó el 13 de febrero, ya sin ninguna esperanza de encontrar supervivientes entre los escombros, y cuando los equipos de rescate eran sustituidos sobre el terreno por las excavadoras y los camiones.

En paralelo al trabajo de este dispositivo, Borja González de Escalada, vicepresidente de SAMU, realizaba tareas de inteligencia a fin de detectar oportunidades para el despliegue de un equipo de sanitarios, en mitad de una ola de ayuda humanitaria. Recorrió zonas afectadas, ciudades “semifantasmas”, como Adiyaman y Antioquía, hasta reunirse con el dispositivo cinológico y unirse a las labores de búsqueda.

Pendientes de autorización

Borja González de Escalada, en contacto permanente con las autoridades locales y con el gabinete de crisis operativo en España, alargó su estancia unos días más en Gaziantep a fin de obtener la autorización para llevar un hospital de campaña con sanitarios españoles a las zonas más afectadas por el terremoto. Esa autorización, sin embargo, sigue pendiente, y todo apunta a que se postergará hasta marzo, aunque las necesidades de ayuda en el ámbito sanitario en el país se prolongarán durante meses.

Al cierre de esta edición de Revista SAMU, el número de víctimas del terremoto en Turquía superaba las 43.500 personas. El ministro del Interior, Süleyman Soylu, precisó que, en la provincia de Hatay, la más afectada por el seísmo, todavía había algunos edificios con personas bajo los escombros. En Siria el número de fallecidos supera los 6.000, pero la cifra está abierta.

Fundación SAMU, entidad especializada en emergencias sanitarias y acción social, ha desarrollado en las dos últimas décadas misiones humanitarias en países como Irán, Marruecos, Indonesia, Sri Lanka, Haití, Perú, Sudán, Costa de Marfil, Sierra Leona, Nepal, Filipinas, Francia, El Salvador, Costa Rica, Honduras y República Dominicana.

Los usuarios de SAMU First Response dan un 10 al servicio

El trabajo del equipo de SAMU First Response en la atención a miles de personas migrantes en Washington D.C. procedentes de los estados fronterizos del sur ha sido ensalzado por múltiples entidades y administraciones públicas. El ejemplo más destacado es el de la propia alcaldesa de la capital de Estados Unidos, Muriel E. Bowser, que declaró al equipo de SAMU “colaborador de confianza” del Gobierno local por su desempeño. Este mes, esta misión recibe otro reconocimiento muy especial: el de los propios beneficiarios, que, a través de las encuestas de satisfacción realizadas por el equipo, conceden las máximas valoraciones a la atención recibida y la calidad del servicio.

El documento Análisis de satisfacción del servicio recibido en el centro de Estados Unidos de diciembre de 2022 recoge los resultados de 277 encuestas realizadas a usuarios durante el mismo mes. En respuesta a la pregunta “¿Cómo valora su seguridad, comodidad y dignidad con el servicio prestado?”, el 97% de los usuarios otorgó la máxima puntuación del formulario, “muy bien o mucho”. De la misma forma, en respuesta a la cuestión “¿Cómo valoraría la atención o el trato que reciben del personal (amabilidad, eficacia, ser escuchados, ser atendidos con rapidez…)?, el 95% señaló la máxima valoración posible, “muy bien o mucho”. Y como contestación a la pregunta “¿Cómo valoraría la atención o el trato que reciben del personal (amabilidad, eficacia, ser escuchados y ser atendidos con rapidez)?, el 97% de los usuarios declaró que “muy bien o mucho”, de nuevo el punto más alto del baremo.

Con estancias de entre uno y siete días, los usuarios han pasado principalmente por el centro de SAMU First Response de forma individual (29%) o en núcleos familiares de dos personas (18%) o tres personas (15%).

Este alto grado de satisfacción que reflejan las encuestas es un motivo de satisfacción más para el equipo de SAMU First Response, que trabaja desde mediados del año pasado en Washington D.C. para dar respuesta a la emergencia declarada por la ciudad para recibir a las personas migrantes desplazadas desde los estados fronterizos del sur de los Estados Unidos. La misión de SAMU ha atendido a más de 5.000 personas, formando parte de un entramado institucional público y privado cada vez más sólido.

Entre junio y septiembre de 2022, 13 voluntarios de las áreas de Infancia y Familia, Servicios Socioeducativos y de la Mujer y Dependencia e Inclusión Social de SAMU, además de personal de Escuela SAMU, participaron en esta misión desplazados desde España.

SAMU First Response empieza su trabajo dando apoyo a los migrantes que van llegando en autobuses a la ciudad procedentes del estado de Texas y Arizona. La población atendida procede de Colombia y Venezuela y, en menor medida, de Perú, Nicaragua, Cuba o Haití. Además, se han encontrado casos de otros países como Jamaica, India, Senegal, República Democrática del Congo, Rusia o Siria, entre otros.

A final del año pasado, SAMU logró la autorización necesaria para el montaje y puesta en marcha de un refugio en la localidad de Rockville (Maryland) que lleva por nombre Respite Center (Centro de Respiro).

Santo Domingo, nuevo municipio aliado de SAMU en Ecuador

Fundación SAMU y el Gobierno descentralizado Municipal de Santo Domingo, en Ecuador, han puesto en marcha un convenio de cooperación técnica para desarrollar acciones que promuevan el desarrollo social, económico, sanitario y la protección de colectivos vulnerables en este territorio ecuatoriano.

El convenio fue rubricado en Sevilla por José Antonio Trujillo, director general adjunto de SAMU, y por María Fernanda Betancourt, representante del Consejo Cantonal para la Protección del Derecho de Santo Domingo, que se desplazó a España el 10 y 11 de enero al frente de una delegación del municipio.

En estos dos días, la expedición ecuatoriana, de la mano de responsables de SAMU, pudo conocer a fondo recursos de la organización como Kata Universo Catering, la escuela de emergencias sanitarias Escuela SAMU y la clínica de salud mental SAMU Wellness.

El convenio de cooperación, de dos años de vigencia, se ejecutará a través del establecimiento de programas y proyectos de asesoría, asistencia técnica y gestión compartida, tanto en España como en Ecuador, según señala el documento. Este plan genérico abre una ventana de colaboración en materias en las que trabaja SAMU como salud mental, discapacidad e inclusión social, formación en emergencias sanitarias, infancia y la familia, y socioeducación y mujer.

Las partes se comprometen a “diseñar e implementar de manera conjunta acciones de cooperación internacional que permitan a las instituciones cumplir con los objetivos propuestos en el marco de sus competencias”. “Sobre la base de los principios de solidaridad, igualdad y respeto mutuo, de conformidad con lo establecido en sus ordenamientos internos, los países podrán establecer misiones con carácter voluntario para cumplir con el objetivo del convenio”, señala el texto.

Con este convenio, SAMU sigue afianzando sus lazos con Latianoamérica en materia de cooperación, formación e intercambio de conocimientos y experiencias. En octubre del año pasado, el presidente de la entidad, Carlos González de Escalada, y el director para Iberoamérica, Santiago Llop Meseguer, participaron en una misión institucional en El Salvador y Perú con estos objetivos. El trabajo bilateral con ambos países es intenso y presenta enormes posibilidades de desarrollo.

El año pasado también se firmó un convenio marco de cooperación técnica con el Gobierno Autónomo Descentralizado Provincial del Guayas, en Ecuador, en una estrategia similar a la seguida ahora con Santo Domingo.

Luis Rodríguez-Varo: “Queríamos que los ucranianos tuvieran ropa y comida”

A sus nueve años, Luis Rodríguez-Varo Garrido (2013, Sevilla) ha impulsado, junto con sus compañeros de clase, una iniciativa solidaria para recaudar fondos y así apoyar la misión humanitaria de SAMU en la frontera de Ucrania, que ha estado activa durante más de cuatro meses.

—¿Qué sabes exactamente sobre lo que está ocurriendo en Ucrania?
—Sé que Rusia ha invadido Ucrania y hay muchas personas que han salido huyendo de la guerra, dejando atrás todo lo que tenían.

—¿Quién te lo ha contado?
—Lo he visto en las noticias.

—Tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, SAMU puso en marcha una misión humanitaria en la frontera que ha durado más de cuatro meses y que ha permitido atender a más de 2.000 personas que huían de la guerra. Junto a tus compañeros de 4º de Primaria del Colegio San José Sagrados Corazones (Padres Blancos) de Sevilla, has llevado a cabo una iniciativa solidaria para apoyar esta misión. ¿En qué ha consistido exactamente esta iniciativa?
—Puse en marcha una campaña solidaria con varios compañeros de mi clase. Por un lado, organizamos una master class para explicarles a otros alumnos qué hacía SAMU en Ucrania y en qué consistía su misión humanitaria. Mi amiga Isabel buscó información sobre Ucrania; yo, de SAMU; y mi amiga Cristina hizo unas banderas. Luego, se nos ocurrió recaudar dinero para apoyar la misión humanitaria de SAMU en Ucrania, porque vimos en la televisión que se recogían donaciones y que hacía falta muchas cosas por culpa de la guerra. Así, recaudamos cerca de 50 euros entre todos los compañeros de clase y se lo entregamos a SAMU.

—¿Qué os motivó a llevar a cabo esta iniciativa?
—A mis amigos y a mí nos gustó mucho la idea de poder ayudar. El objetivo era que las personas de Ucrania tuvieran comida, agua, ropa, juguetes y medicinas.

—¿Qué personas participaron en el proyecto?
—Mis amigas Cristina e Isabel y yo lo empezamos, pero el resto de la clase también colaboró.

—¿Estáis contento con el resultado?
— Muchísimo, hemos podido ayudar, aunque haya sido un poquito. Hemos aportado nuestro granito de arena con una pequeña donación. Y gracias a Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, que nos hizo una videollamada desde la frontera con Ucrania, pudimos ver en directo la labor de SAMU allí y qué era exactamente lo que estaba ocurriendo.

—¿Qué te dijeron tus padres y amigos cuando le hablaste por primera vez de tu proyecto?
—Me dijeron que les parecía muy buena idea, y me ayudaron.

—¿Qué opinas del trabajo realizado por SAMU en la frontera de Moldavia, Rumania y Polonia con Ucrania?
—Me parece que han realizado un buen trabajo y muy solidario. Creo que es muy importante esa primera ayuda que han recibido los ucranianos que huían de la guerra al llegar a un país diferente, donde no conocen nada ni a nadie.

—¿Te gustaría participar en alguna misión humanitaria cuando seas mayor?
—Sí, me gusta ayudar en las campañas solidarias. Ahora lo hago en las campañas solidarias de mi colegio, como la operación kilo, la carrera solidaria, Domund… Me gusta participar porque es una forma de ayudar a los demás.

—¿Qué te gustaría ser de mayor?
—Me gustan las cámaras, las luces, las grabaciones y el montaje de vídeos, así que a eso me gustaría dedicarme de mayor.

Un equipo internacional para progresar en inclusión

Fundación SAMU, a través de su área de Infancia y Familia, participa de manera activa en el proyecto K2, un curso formativo sobre migración e inclusión a partir de buenas prácticas para el cual cuenta con la colaboración de Fundacione Emmanuel, con sede en Lecce (Italia). Esta iniciativa cuenta con la financiación de la Unión Europea a través de su programa de movilidad Erasmus Plus (+).

Las actividades de Erasmus+ se basan en intercambios formativos de buenas prácticas en el marco de la Unión Europea. Este tipo de actividades ponen en contacto a entidades no gubernamentales y los jóvenes vinculados a estas entidades de distintos países, bien porque son usuarios de los servicios que ofrecen o bien porque forman parte de su personal laboral. En el caso concreto de la iniciativa K2 no se trata solo de población joven, sino que, por el contrario, está dirigido a activos con más experiencia de las distintas entidades.

“El objetivo principal de este tipo de iniciativas es el de establecer redes de comunicación y colaboración en iniciativas globales que potencien la implantación internacional de la entidad, la mejora de las competencias sociolaborales de sus equipos y, por supuesto, los estándares de calidad de las organizaciones participantes”, explica Laura G. Rebolo, coordinadora del recurso de menores DISL Alcalá y de Calidad Técnica de los centros de Andalucía Central de Fundación SAMU.

Para este proyecto, SAMU cuenta como socio principal con la Fundacione Emmanuel, que se dedica desde los años 80 a la recepción, acompañamiento e inclusión social de personas en situación de vulnerabilidad (migrante, menores no acompañados, personas sin hogar, personas con discapacidad, menores y familias sin recursos). Para desarrollar este proyecto, SAMU cuenta también con otras entidades participantes procedentes de Grecia, Portugal, Albania y Túnez.

El objetivo principal de esta iniciativa es contribuir y mejorar las capacidades de organización y proceso social de las organizaciones participantes para la construcción de una Europa capaz de incluir y acoger la diversidad y, en particular, a las personas de origen migrante.

El programa K2 se divide en tres partes que se desarrollarán a lo largo de dos años. La primera de ellas se celebrará en marzo de 2023 y consiste en un encuentro formativo en la ciudad italiana de Lecce. Desde Fundación SAMU asistirán seis personas: un líder de grupo y 5 personas con perfiles en dirección de centros, coordinación de área, trabajo social y documentación, coordinación pedagógica y calidad técnica. Todas ellas, especializadas en el área de Infancia y Familia de SAMU y, en concreto, en la intervención con menores extranjeros. La duración de este encuentro será de seis días, en los que se asistirá a las clases formativas en la mañana y se dispondrá de tiempo para actividades culturales en la ciudad por la tarde.

La segunda pata de este proyecto tendrá lugar en noviembre de 2023 con actividades en cada uno de los países participantes. “En el caso de España, SAMU ha propuesto organizar unas jornadas (presencial y online) con expertos y la presencia de otras entidades donde se haga hincapié en nuestro trabajo en los diferentes centros y recursos en lo que respecta a intervención con menores extranjeros en el marco de la UE”, explica Laura G. Rebolo.

La tercera parte del proyecto K2 es un evento multiplicador que se celebrará en Sevilla en abril de 2024. “Aquí, SAMU es la entidad anfitriona. Asistirán unas 100 personas de todos los países participantes y se realizará un evento de un par de días en donde se pondrá en común todas las experiencias que cada entidad ha realizado en su territorio. Es muy importante, en este momento, estrechar lazos con los embajadores de cada país, pues ellos serán nuestros enlaces para poder poner en marcha futuros proyectos cooperativos en la infraestructura de cooperación de la UE”, continua Rebolo.

K2 es un evento que persigue el intercambio de buenas prácticas y ampliar la red de contacto con otras entidades no gubernamentales en el ámbito europeo y de países fronterizos. Es un paso importante para ir afianzando relaciones con posibles activos que permitan a SAMU crecer en red.

Un nuevo aliado en Marruecos para la acción social

Fundación SAMU ha firmado recientemente un convenio de colaboración con la Asociación Hanane, una organización de origen marroquí dedicada a la protección de menores con discapacidad y cuya sede principal se encuentra en Tetuán. Las dos entidades han acordado aunar sus esfuerzos dentro del ámbito de sus respectivas competencias para llevar a cabo acciones conjuntas en la ejecución de proyectos tanto en el ámbito público como privado, nacional e internacional, que repercutan en el desarrollo de sus fines.

La Asociación Hanane tiene entre sus objetivos lograr la inclusión social de las personas con discapacidad, promover y difundir la atención temprana en la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas, fomentar la educación inclusiva en el sistema educativo nacional, la capacitación e integración laboral de los jóvenes con discapacidad, prestar servicios de educación especial y rehabilitación a niños que presentan un grado de discapacidad severa y profunda, y coordinar y colaborar con las autoridades públicas y los agentes sociales para conseguir la plena inserción social de las personas con discapacidad.

A través de este convenio firmado por Fundación SAMU y Hanane, ambas entidades acuerdan crear equipos de trabajo para el desarrollo de iniciativas y proyectos en las líneas anteriormente mencionadas. También colaborarán en materia de sostenibilidad, accesibilidad universal y desarrollo de iniciativas conjuntas en el ámbito de la economía social.

Para ello, tanto la organización española como la marroquí han acordado el desarrollo de acciones formativas, teóricas y prácticas; el establecimiento de programas de estudio en materia de cooperación internacional al desarrollo, la formación y el voluntariado; y el desarrollo de acciones de difusión de la labor realizada por ambas entidades en pro de la cooperación internacional al desarrollo, la formación y el voluntariado, del empleo y de la inclusión social y laboral de todas las personas, con el fin de que la sociedad conozca las diferentes actuaciones que se llevan a cabo, y que las personas puedan participar en estas iniciativas.

Los principales ámbitos de actuación son la organización conjunta de actividades; la participación conjunta en convocatorias de cooperación internacional y acción humanitaria para África, el Golfo Árabe y Europa; el desarrollo conjunto de proyectos de desarrollo local, participación ciudadana y derechos humanos; la constitución de equipos conjuntos de investigación; la participación en conferencias, seminarios, coloquios, webinars y exposiciones, entre otras actividades académicas; y el intercambio de materiales de investigación, de documentos científicos y pedagógicos y de otras publicaciones.

Este convenio marco fue firmado el 12 de octubre por el presidente-director general de SAMU, Carlos González de Escalada, y el presidente de Hanane, Abdeslam Bakouri. El acuerdo tiene una vigencia de tres años, hasta el 31 de diciembre de 2025, aunque podrá se prolongado anualmente hasta un máximo de cinco años si ambas partes así lo acuerdan cuando llegue el momento.

Oikos Onlus, un socio para la cooperación internacional

Representantes de la asociación italiana Oikos Onlus, que apoya proyectos de cooperación internacional, han visitado las instalaciones de SAMU y Escuela SAMU en Sevilla, y se ha reunido con la dirección de la organización con motivo de la firma de un convenio de colaboración para futuros proyectos conjuntos.

En los últimos años, Oikos Onlus ha participado activamente en proyectos de crecimiento y desarrollo en África y América Latina. Con el tiempo, la asociación ha crecido y hoy Oikos Onlus no solo se ocupa de la cooperación internacional, sino también de la educación global, la integración, la formación y el voluntariado.

Por otro lado, la expansión de los servicios que presta Fundación SAMU ha llegado a varios países de Latinoamérica también en los últimos años para brindar atención humanitaria en urgencias y emergencias, acciones sociosanitarias, atención de servicios especializados de salud y formación académica de postgrados conforme a las necesidades identificadas en los propios modelos de intervención.

Las líneas de actuación y zona de actuación de ambas entidades, la italiana y la española, complementarias todas ellas, hacen que Oikos Onlus y SAMU puedan convertirse en perfectos aliados.

SAMU cuenta, además con Escuela SAMU, y con dispositivos de inclusión sociolaboral (DISL) para jóvenes menores migrantes, y, en su hoja de ruta hacia la internacionalización, está presente el objetivo de trabajar proyectos europeos desde su departamento de Desarrollo Internacional.

Así, desde junio, SAMU y Oikos Onlus colaboran en diferentes proyectos europeos, en concretamente en el proyecto Eco Tur Inka, en el departamento de Nariño, en Colombia, aportando protocolos de bioseguridad.

Reforzar relaciones

Dada la buena relación entre ambas entidades y ante el propósito de firmar nuevos convenios de colaboración, SAMU invitó a la dirección de Oikos Onlus a visitar España, con el objetivo de que los máximos representantes de la asociación italiana conocieran las instalaciones de Escuela SAMU, el funcionamiento y la labor que se realiza desde el área de Infancia y Familia de SAMU, sus fortalezas y lo que la organización española puede aportar a futuros proyectos conjuntos de cooperación internacional. Además, se abordó la intervención de SAMU en el proyecto europeo Eco Tur Inka y la voluntad de reforzar las relaciones para futuras colaboraciones.

La comitiva estuvo formada por Giovanni Tonutti, presidente de Oikos Onlus; Rosella Marvulli, responsable de Comunicación de Oikos Onlus; y José Antonio Trujillo, adjunto a Dirección General; además de Isabel Dato, Elena Becerra, Lucero Hernández y María Teresa Muñoz, del departamento de Desarrollo Internacional de SAMU.

Primero se celebró una reunión en las instalaciones de SAMU en la Isla de la Cartuja de Sevilla para compartir objetivos, expectativas y metodologías de trabajo. A continuación, se procedió a la visita de las instalaciones de Escuela SAMU y del centro de menores en acogida de Alcalá de Guadaíra (DISL Alcalá).

Dos meses en la frontera de Ucrania

Hace ya dos meses que SAMU inició una misión humanitaria en la frontera con Ucrania para atender a los miles de damnificados por la invasión de Rusia a Ucrania. El 2 de marzo, un equipo de ocho personas lideradas por Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, se convirtió en el primer contingente de la organización andaluza que viajaba al este de Europa tras el inicio de la guerra. Su destino inicial fue la frontera de Rumanía con Ucrania. Dos meses después, SAMU tiene presencia en tres países fronterizos distintos (Rumanía, Moldavia y Polonia) y, recientemente, ha enviado un tercer contingente. La misión de SAMU en Ucrania no tiene, de momento, fecha de finalización. De hecho, según confirman fuentes de la organización, ya hay preparado un cuarto equipo que viajará a la zona en las próximas semanas, y no se descarta constituir un quinto grupo.

El último contingente de voluntarios que ha viajado hasta la fecha a la frontera con Ucrania lo hizo el 11 de abril. Este equipo de relevo está formado por siete personas, entre las que se encuentran enfermeros, médicos y técnicos de emergencias sanitarias, y el destino inicial ha sido Tulcea (Rumanía). Con ellos, el despliegue de SAMU en la zona será de 10 voluntarios, que se dividen en campamentos situados en la frontera de Ucrania con Rumanía y también en la frontera con Moldavia.

La labor de SAMU sobre el terreno consiste en atender a las personas que llegan a los campamentos a través de las fronteras con el país ucraniano. Las patologías más atendidas por parte de los voluntarios, que prestan ayuda a refugiados de todas las edades, son problemas de hipertensión, episodios de infarto o hipotermias.
Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU y jefe de este tercer contingente, ha sustituido sobre el terreno a su hermano Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU y, hasta ahora, jefe de esta misión humanitaria.

Juan González de Escalada explica que este tercer contingente ha desplegado sus actuaciones de nuevo en Tulcea, ciudad de Rumanía próxima a la frontera con Ucrania, y en Moldavia, que también linda con el país invadido por las tropas rusas. Del mismo modo, señala que SAMU cuenta con “una persona de referencia” en Polonia ante “la posibilidad” de instalar en este país un centro de acogida para mujeres y niños procedentes de Ucrania.

Los efectivos de SAMU están “perfectamente integrados en la estructura de respuesta” humanitaria desplegada en las fronteras de Ucrania, que de por sí cuentan con “equipos suficientemente nutridos con toda la logística sanitaria necesaria”, según apunta el director del área de Emergencias de SAMU.

González de Escalada también comenta que los refugiados que llegan hasta estos dispositivos gozan de “buena situación física”, con lo que las actuaciones de los efectivos de SAMU suelen tener en estos momentos un cariz más social que sanitario. No obstante, el equipo humano movilizado cuenta con “capacidad para soporte vital básico, intermedio y avanzado”, incluyendo además a “dos ginecólogos de dilatada experiencia” para hacer frente a las posibles contingencias sanitarias.

Un albergue para refugiados en Polonia

Desde que el viernes 5 de marzo el primer contingente de SAMU llegara a Issacea, su primer destino, estos profesionales no han dejado de atender a las personas provenientes de Ucrania que huyen de la invasión rusa. En ese punto, Issacea, los refugiados atraviesan el país por el río que hace de frontera natural entre ambos estados del este de Europa. “En la mayoría de los casos, atendemos problemas menores de salud. Muchos son infecciones respiratorias y algunas heridas superficiales. Si detectamos patologías mayores, derivamos al hospital más cercano de la zona”, explica Borja González de Escalada. “La presión humanitaria que veíamos hace unas semanas se ha ralentizado en Rumanía. Después del éxodo de tres millones de personas, el flujo de personas parece disminuir”. Sin embargo, para esta decena de valientes no hay descanso.

Al poco tiempo de llegar a Rumanía, cuatro de las ocho personas del equipo de SAMU se desplazaron a Ivancea (Moldavia). Allí recorrieron y visitaron albergues y refugios improvisados para acercar la clínica lo máximo posible. “Muy especialmente en un país tan pobre como Moldavia, cuya población se ha quintuplicado con la llegada de refugiados de Ucrania”, continúa Borja González de Escalada.

“Ahora mismo, el equipo de Moldavia se ha instalado en un albergue de 400 personas de Chisináu, su capital. Y nos vamos apañando con traductores on line y personales porque aquí nadie habla inglés”, subraya el vicepresidente de SAMU. Allí, la presencia de menores ucranianos es mayor, por lo que consultan constantemente a un pediatra de un equipo suizo ante cualquier posible complicación. “Ya nos estamos haciendo un nombre y la población confía en nosotros”.

El siguiente gran reto es Polonia. En este país la recepción de refugiados ucranianos en Polonia es “diez veces superior a la que soporta Rumanía”, según destaca Borja González de Escalada. Por esta razón, y observando que existen pocos albergues para acogerlos, SAMU está trabajando y haciendo las gestiones oportunas para habilitar un edificio que dé cobijo “a entre 100 y 150 personas durante, mínimo, un año”.

Según el vicepresidente de Fundación SAMU, tanto el cuerpo de Policía, como el de bomberos rumano es “amabilísimo”. El campamento base es algo muy provisional, “pero allí hay tiendas de campañas con calefacción a tope y urinarios químicos. Además, algunas personas llegan con pasaporte y otras no. Las autoridades rumanas están facilitando todos los trámites a los refugiados con gran celeridad”.

“No todo el pueblo ucraniano que llega a la frontera conoce su destino siguiente. Allí mismo, sobre la marcha, lo deciden, pero no suelen pernoctar en el punto fronterizo. Lo más habitual es solicitar ir a Bucarest y de ahí a otras ciudades de Europa”, explica Borja González de Escalada, que regresó a Sevilla el 15 de abril tras un mes y medio en la zona. A pesar del frío y el cansancio, los voluntarios de SAMU han podido comprobar que muchos ciudadanos de Ucrania creen que su desplazamiento es algo temporal. “Esperan volver a casa en unas cuantas semanas. Lo están deseando”.

En primera persona

Miguel Ángel López y Clara Ávila, enfermeros y estudiantes del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Fundación San Pablo Andalucía CEU, formaron parte del primer contingente que envió SAMU para asistir a los refugiados ucranianos. Ya de regreso, cuentan su experiencia: “En un mes hemos sido conscientes de la parte más cruel del ser humano, pero también de la más bondadosa, las ganas de ayudar y los voluntarios que se ofrecen constantemente”, declara López. “Nosotros no somos héroes ni nada de eso. Hemos hecho lo que sabemos hacer”.

Este primer equipo atendía a los ucranianos que llegaban a Isaccea en un ferry que cruzaba el río Danubio. Cada día supervisaban a entre 100 y 300 refugiados. Los enfermeros aclaran que la mayoría de estas personas llegaban con crisis de ansiedad o estrés, crisis hipertensivas o descompensaciones crónicas como consecuencia de no haber podido continuar con su medicación habitual. “El peor caso que tratamos fue el de una pareja de jóvenes. Ella había sido madre primeriza por cesárea hacía cuatro días. Estaban en shock. Desde el hospital cogieron el ferry. No sabían dónde iban a ir ni cómo actuar como padres, tenían un desconocimiento absoluto y padecían una fuerte crisis de ansiedad”, explican los enfermeros.

Recursos disponibles

Ambos coinciden en que les ha sorprendido la cantidad de recursos que tenían los refugiados al cruzar la frontera. “Llegaban y les daban una tarjeta SIM para el móvil, autobuses gratuitos hacia diferentes destinos, pasaportes rumanos, comida, alojamiento…”, señala Miguel Ángel López, al que le llamó la atención que eran muchas las familias que llegaban con sus mascotas, a las cuales se les proveía con un chip europeo.

“Una de las cosas que más me ha impactado ha sido ver cómo las madres gestionaban sus emociones delante de sus hijos para tratar de ocultarles el dolor. En la ambulancia atendíamos a mujeres que estaban llorando y, cuando se giraban, se ponían a jugar con sus hijos de manera alegre”, comenta Clara Ávila.

Miguel Ángel López reconoce que, al menos durante el primer mes de la misión, tiempo en el que ellos estuvieron trabajando en esta zona, era más necesaria la ayuda social que la sanitaria. “Es como si nosotros tenemos que salir de casa mañana mismo con lo puesto. Los refugiados que llegaban a Rumanía estaban bien de salud, lo que necesitaban era alojamiento, transporte o un trabajo”. El enfermero asegura que los primeros desplazados que llegaron los primeros días tras la invasión a Rumanía eran personas de clase media o alta.

“Para coger el ferry había que pagar unas tasas, por lo que quienes tenían dinero han ido saliendo antes. Ninguna de las personas que llegaban tenían entre sus pensamientos volver a su país, pero en Moldavia, que está cerca de una zona prorrusa ucraniana, la situación era diferente. Las personas que llegaban a este punto sí tenían la idea de retornar a sus casas cuando acabe la guerra”, apunta López.

La importancia de las donaciones

Para continuar con este dispositivo, SAMU mantiene una línea abierta de solicitud de voluntarios a través del correo electrónico voluntariado@samu.es. También está abierta a la realización de donaciones de medicación y/o material fungible y a las donaciones económicas.

Gracias a la donación de 12.000 euros realizada en marzo por el Ayuntamiento de La Rinconada, SAMU ha podido enviar nuevos contingentes y materiales sanitario a Rumanía y Moldavia.

Respecto a la ayuda económica, se ha habilitado una cuenta corriente (ES78 0075 3018 24 0665001543), a la vez que se pueden hacer donaciones directas a través del Bizum de Fundación SAMU.

Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU: “Los refugiados ucranianos llegan traumatizados y con miedo”

Borja González de Escalada (Sevilla, 1973) ha regresado recientemente del este de Europa donde ha liderado durante un mes y medio la misión humanitaria puesta en marcha por SAMU para atender a los miles de refugiados por la invasión de Rusia a Ucrania

 

—Como vicepresidente de Fundación SAMU, en los últimos años ha participado en la puesta en marcha de numerosos proyectos tanto en España como en Marruecos, ¿cómo lleva estar lejos de casa?
—La verdad es que me pesa un poco estar separado de los míos, pero es cierto que hay ciertas funciones que no son fácilmente delegables, y que requieren la autonomía de gestión de la que disfruto.

—No sólo ha liderado la apertura de nuevos recursos, también ha participado en varias misiones humanitarias. ¿Podría citarlas?
—La primera misión en la que participe fue en la del terremoto de Haití, desde el gabinete de crisis, sin ser desplegado en zona. Más tarde, sí participé en un despliegue de larga duración, en concreto, durante seis meses, en Filipinas, tras el paso del huracán Yolanda. Después, estuve en dos misiones de ayuda en la cordillera del Atlas de Marruecos y en otra misión en Calais (Francia), en un campo de refugiados. Por último, estuve en el terremoto de Nepal y, recientemente, en diferentes puntos fronterizos con Ucrania tras la invasión rusa a este país.

—De todas ellas, ¿cuál ha sido la que más le ha impresionado?
—Filipinas. La primera misión siempre es la que más impresiona. En mi caso, además, tuve la suerte de coincidir con don Carlos Álvarez, fundador de SAMU.

—¿Y la más complicada?
—Nepal. En aquella misión no contábamos con el apoyo del Gobierno nepalí, nos consideraban hostiles en zona por motivos políticos. Aquella misión no fue fácil.

—Recientemente ha regresado de la misión que SAMU tiene activa en el este de Europa para atender a los refugiados ucranianos. ¿Cómo se está desarrollando esta misión?
—Acudimos tan pronto como surgió el conflicto a tenor de los millones de desplazados por la guerra. SAMU siempre ha estado presente en todas las crisis humanitarias que han acaecido en los últimos años, desde la erupción del volcán de la Palma a la crisis de los refugiados de Bielorrusia. Ésta no iba a ser menos.

—¿En qué puntos está trabajando SAMU exactamente?
—Por un lado, estamos en la frontera de Ucrania con Rumania, en la provincia de Tulcea, en el puesto fronterizo de Issacea. El segundo punto de atención es la capital de Moldavia, Chisináu. Allí hay un equipo atendiendo a los refugiados en un palacio de exposiciones y congresos que han transformado en albergue temporal, con una ambulancia UVI móvil. Además, en proyecto está la apertura de un refugio en Polonia, más concretamente en la ciudad de Cracovia, que es la localidad polaca que más refugiados ha recibido.

—¿Qué acciones está llevando a cabo SAMU en la zona?
—Proporcionamos asistencia médica básica a los desplazados y consulta de atención médica primaria y de urgencias a aquellas personas que cruzan en el ferry hasta Rumanía o están alojadas en albergues, para que tengan sus necesidades sanitarias cubiertas. En los puntos en los que trabajamos en Rumanía tenemos consulta tanto médica como de enfermería. En Moldavia, también hacemos traslados de pacientes que cruzan la frontera o de aquellos que necesitan traslado hospitalario.

—¿En qué condiciones llegan los refugiados ucranianos?
—Las personas que huyen de Ucrania no son pacientes, en principio, con traumatismos por el conflicto salvo excepciones. Sí llegan psicológicamente muy traumatizados, estresados y con miedo. Los problemas más comunes son la hipotermia y los problemas respiratorios, especialmente en niños.

—El 11 de abril, SAMU envió un tercer contingente a la zona ¿Por qué se ha decidido prolongar la misión?
—El conflicto aún no ha terminado, las necesidades, aunque menos acuciantes, siguen estando presentes. Y los donantes han confiado en SAMU para desarrollar una actividad más duradera. El peligro de que el conflicto escale a mayor nivel sobre las zonas más próximas a la frontera está presente. De ahí que sigamos en los mismos puestos. Las necesidades a nivel asistencial no han cambiado, una consulta de asistencia primaria. Donde hemos detectado una mayor necesidad de apoyo en el área de alojamiento y tratamiento psicológico es en Polonia, de ahí nuestro interés en abrir en este país un centro de apoyo a mujeres que hayan sido víctimas de abuso.

—¿Cuál es el perfil de los refugiados?
—El 95% son mujeres y niños. Los hombres que cruzan son personas mayores o extranjeros, el resto se tienen que quedar obligatoriamente en el país salvo que sean cabeza de familia monoparental.

—¿Cuáles son las principales dificultades que os habéis encontrando en la zona?
—El clima adverso fue una de las dificultades a las que tuvimos que hacer frente al principio. La necesidad de traductores de varios idiomas fue la segunda. Además, las relaciones con las autoridades locales no siempre son fluidas pero son muy importantes. El resto de las dificultades son solventadas con facilidad por el equipo, como el equipamiento, la logística y el abastecimiento.

—¿Qué destacaría de los sanitarios que forman parte de los contingentes de SAMU?
—Los profesionales que llegan son personas muy motivadas y entrenadas, con un alto grado de resiliencia ante las dificultades y muchos de ellos con experiencia previa, con espíritu de ayuda, de cooperación y de iniciativa. Llegan y permanecen con la moral muy alta, es fácil trabajar con ellos.

—En el último contingente que SAMU ha enviado al este de Europa ha viajado su hermano Juan González de Escalada, que lo ha sustituido como jefe de la misión. ¿Le ha dado algún consejo?
—El principal problema que tenemos los no sanitarios es entender nuestro papel en las misiones. Puedes no sentirte tan útil pero nuestra labor es distinta, más diplomática, ofrecer seguridad al equipo, mantener los miles de contactos institucionales y políticos. Tomar decisiones y procurar la máxima operatividad y confort del equipo.

—¿Qué ha sido lo que más le ha llamado la atención de esta misión?
—El despliegue de un gobierno como el de Rumanía, que tiene grandes instalaciones en todos los puestos fronterizos, así como la solidaridad europea con los refugiados, especialmente en Polonia, donde los ciudadanos han puesto a disposición de las familias ucranianas miles de viviendas.

—¿Tiene pensado regresar?
—Mi idea es regresar a Polonia en el momento en el que el proyecto del albergue en el que estamos trabajando salga adelante.